Circuitos productivos regionales: estado de la cuestión de una herramienta analítica para reflexionar en el siglo XXI
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- Publicado el Sábado, 22 Abril 2023 19:19
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Circuitos productivos regionales: estado de la cuestión de una herramienta analítica para reflexionar en el siglo XXI
Bordalejo, Milagros
CONICET-CEUR
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García Tarsia, Aldana
CONICET-CEUR
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RESUMEN.
El artículo se propone, a través de una revisión bibliográfica, recuperar los aportes latinoamericanos en torno a la herramienta analítica que constituyen los “circuitos productivos regionales”. Surgida en la década de 1970, se constituye como una forma de analizar la dinámica de la acumulación productiva en diversos territorios. Esta herramienta posee un valor significativo al momento de indagar las relaciones de poder en torno a la acumulación y distribución del excedente en los diferentes encadenamientos productivos.
El artículo se organiza en cuatro apartados. En primer lugar, se realiza una introducción de la temática en la que se expone la importancia de la mencionada herramienta analítica. En segundo lugar, se recuperan los aportes realizados por diferentes autores/as en relación a los circuitos productivos regionales. En un tercer momento se avanza con el análisis del circuito productivo de la yerba mate. El texto se cierra con reflexiones en relación a la mencionada herramienta, sus posibles usos y se realizan apreciaciones finales.
Palabras clave: circuitos productivos regionales - economías regionales - sistemas de acumulación - yerba mate
SUMMARY
The article proposes, through a bibliographical review, to recover the Latin American contributions around the analytical tool that constitutes the "regional productive circuits". Emerged in the 1970s, it is established as a way of analyzing the dynamics of productive accumulation in various territories. This tool has a significant value when investigating the power relations around the accumulation and distribution of the surplus in the different productive chains.
The article is organized into four sections. In the first place, an introduction of the subject is made in which the importance of the aforementioned analytical tool is exposed. Secondly, the contributions made by different authors in relation to the regional productive circuits are recovered. In a third moment, progress is made with the analysis of the yerba mate productive circuit. The text closes with reflections in relation to the aforementioned tool, its possible uses and final appreciations are made.
Key words: regional productive circuits - regional economies - accumulation systems - yerba mate
1.Introducción
La categoría de “Circuitos Productivos Regionales” comenzó a ganar relevancia hacia mediados de la década de 1970. La misma ha sido abordada por diferentes autores con perspectivas que ponen el foco en distintas variables. En el transcurso de los años desde su formulación inicial, la cuestión teórica-metodológica que brinda este enfoque ha sido incorporada por académicos/as latinoamericanos/as y en especial argentinos/as en sus investigaciones sobre la dinámica de acumulación productiva en diversos territorios. A pesar de esto, la eventual aplicación de esta herramienta analítica como modelo de programación territorial ha alcanzado, según nuestro conocimiento actual, sólo expresiones propositivas desde el punto de vista de los diagnósticos de las tramas socio-productivas evaluadas.
El análisis de los circuitos productivos regionales tiene, según los principales exponentes de la temática, un enfoque multidimensional y relacional. Esta conceptualización no descarta completamente los enfoques de tipo sectorial, sino que parte de considerar que estos resultan insuficientes para comprender las relaciones que explican el funcionamiento de las conformaciones territoriales, es por eso que proponen integrar al análisis otros elementos. Al pensar a los circuitos productivos como subsistemas con autonomía relativa, se reconoce la existencia de procesos endógenos que se vinculan con elementos fuera del mismo circuito (Bordalejo, et al. 2020) . Así, se torna indispensable un análisis de la coyuntura y de la inserción estructural, la posición y la acción de los agentes sociales intervinientes. Incorporar el circuito nacional es central para explicar al regional, ya que resulta necesario considerar las determinaciones externas.
En relación a las potencialidades de esta herramienta, la misma es utilizada para reflexionar en torno al estudio de diferentes casos productivos. El objetivo de la misma se dirige a realizar un análisis integral de las tramas socio productivas, para ofrecer perspectivas desde las cuales abordar problemas de estructuras productivas desequilibradas. Es decir, poder generar diagnósticos que faciliten la planificación regional.
2. Circuitos productivos regionales como herramienta analítica
El enfoque de circuitos regionales es más que un corpus teórico-metodológico cerrado. Ofrece diversas perspectivas desde las cuales abordar problemas que ligan estructuras productivas desequilibradas y políticas estatales. Para observar estas especificidades, se abordarán los aportes de: Pablo Levin (1981), Cecilia Cariola y Miguel Lacabana (1986), Lacabana (2001 y 2020), Gerardo Mario De Jong (2008), Ariel Garcia y Alejandro Rofman (2020), Rofman (2020) y Rofman y Mabel Manzanal (1989). Otros/as autores/as también realizan sus aproximaciones a través del enfoque de circuitos, aunque se estima que en los escritos de los/las investigadores/as citados se halla una muestra representativa del mismo.
Entre los antecedentes encontrados, se han identificado los aportes de Pablo Levin (1981), quien en su texto se dirige a conocer el enfoque metodológico para la realización de diagnósticos regionales en los cuales basar la planificación regional. Desde un enfoque marxista, Levin (1981) parte de considerar que los problemas regionales no pueden ser abordados meramente desde un enfoque estrechamente económico, sino que deben ser pensados como una totalidad concreta, y abordados desde un enfoque integral e interdisciplinario. No se descarta completamente el enfoque sectorial sino que se propone integrarlo al análisis, para profundizarlo y complementarlo a través de la incorporación de otras dimensiones.
Propone que la realización de los diagnósticos regionales y el consecuente análisis de los circuitos de acumulación, deben ser realizados desde un enfoque de subsistemas para su correcta comprensión. El autor plantea que deben analizarse las condiciones concretas del subsistema a estudiar mediante métodos inductivos. Así, se considera que este enfoque resulta de utilidad para el trabajo con casos concretos, para luego sí realizar una comparación con las supuestas “leyes generales”.
El diseño de un subsistema parte de la delimitación de una actividad productiva (primaria o secundaria). Esta debe ser puesta en relación con otras actividades que se agrupan en el subsistema, así como también con los condicionantes identificados a nivel nacional y global. Asimismo, Levin (1981) resalta que se debe tomar en consideración las acciones de los agentes que se desenvuelven en el subsistema, según el grado de control que ejercen sobre el mismo.
Este enfoque supone entonces evaluar cada circuito como un subsistema, en donde algunos eslabones pueden intervenir sobre otros a partir de la cuota de poder que detentan. De facto, el subsistema funciona como una empresa única, en la que el eslabón dominante subordina al resto de los actores desde el interior del circuito. Esta empresa única toma una decisión que, por el gran grado de poder que detenta, influye en los demás eslabones productivos. El grado de poder está determinado por el control de la plusvalía, absoluta y relativa de los distintos agentes. Pueden establecerse dos grandes estratos dentro de un subsistema: a) el fragmentado, que tiene dificultades para acceder al crédito bancario y a la tecnología moderna y donde predominan el trabajo familiar y/o domiciliario, con diversas formas de contratación precaria, y b) el moderno, con empresas multisectoriales y multiterritoriales, incluso multinacionales.
En otra dirección, al preguntarse por el problema de los senderos de acumulación de un circuito -es decir, las condiciones generales de acumulación del subsistemas así como las circunstancias que afectan el comportamiento de las variables globales de la economía nacional-, el autor sostiene que está condicionado tanto por las condiciones sectoriales y como por las condiciones que brotan de la estructura del subsistema en su conjunto. El espacio económico es un lugar con determinaciones propias según las acciones recíprocas entre factores generales y particulares de localización, que determinan históricamente la configuración del mismo y su comportamiento. De igual manera, el autor evalúa los condicionantes que implican tanto las acciones como las omisiones estatales.
El principal objetivo de utilizar este tipo de instrumentos es la identificación de un conjunto de agentes económicos que se relacionan bajo la forma de condicionamiento mutuo. Además, se busca caracterizar las problemáticas centrales de un sistema en particular (problemática que, según el autor, define al sistema como tal) para luego reflexionar acerca de los condicionamientos que explican esa problemática. A través de la realización de un diagnóstico preliminar, se releva la información necesaria para proponer una planificación regional para resolverla.
Por su parte, Cecilia Cariola y Miguel Lacabana (1986) coinciden con Levin (1981) en considerar central el análisis de los fenómenos regionales desde un enfoque integral (económico, social y político) en el que se tenga en cuenta el contexto histórico. Al igual que Levin, reconocen que la planificación regional y el ordenamiento territorial suelen tener problemas técnicos y metodológicos, en parte debido a la interacción de personas provenientes de diferentes disciplinas y también por tratarse de un análisis predominantemente sectorial. Frente a esto, Cariola y Lacabana (1986) proponen entonces un enfoque integral que articule los procesos regionales con aquellos de carácter global y que a su vez permita identificar a los agentes que impulsan dichos procesos y las relaciones contradictorias que resultan de los mismos, entendiendo que el objetivo final del análisis es la elaboración de políticas.
Los autores conceptualizan a cada circuito de acumulación como un “subsistema de relaciones” (relaciones que dan sentido a un recorte territorial), que se denomina “subsistema regional”. Los circuitos de acumulación son, en sus palabras, “ámbitos de circulación restringidos donde operan las leyes de competencia capitalista que definen las relaciones de dominación y subordinación entre los distintos capitales que operan en el mismo” (Cariola y Lacabana, 1986:71).
Se constituyen así como una herramienta de análisis que consiste en identificar las cadenas de producción de bienes que dan cuenta de los principales procesos económicos del ámbito en estudio. A partir de estas últimas:
(...) rescatar las distintas formas como se origina, traslada y apropia el excedente generado en el circuito así como de las contradicciones y conflictos que de este proceso se derivan. A su vez, permite reconocer los vínculos entre los procesos económicos y organización socio-política de los agentes, sus reivindicaciones y la acción del Estado. (Cariola y Lacabana, 1986:68)
Así, destacan la “inserción diferencial de los agentes económicos en el proceso de acumulación y en el proceso de dominación social” (idem, p. 73). Reconocen que los actores dominantes no lo son de una vez y para siempre, sino que las relaciones de poder pueden verse afectadas por cambios en la política económica global y también por la intervención estatal. En relación a esta, los autores reconocen cuatro momentos analíticos: a) la participación directa como agente en la cadena productiva, b) la participación en la regulación económica del circuito, c) la participación en la regulación social del circuito y d) la participación en la regulación económica global.
Asimismo, para Cariola y Lacabana (1986), los “circuitos de acumulación” posibilitan el abordaje metodológico para aprehender el proceso de acumulación a nivel regional. Estos autores también plantean que el estudio de la acumulación de un circuito productivo regional requiere de un análisis coyuntural, así como del tipo de relaciones que se gestan en el mismo. A su vez, postulan un abordaje histórico para comprender un determinado sistema articulado de relaciones, sus tendencias y posibles transformaciones. En definitiva, el objetivo del conocimiento de este sistema de relaciones es la formulación e implementación de políticas estatales relacionadas a los problemas que la propia sociedad civil organizada evalúe como cruciales en el ámbito territorial.
Las ideas de Miguel Lacabana, un autor referente en la temática se recuperan tanto a través de un texto de 2001 como a través de una conferencia realizada en el “Ciclo de la periferia”[1] (2020). En esta última explicita la necesidad de comprender la economía en la realidad a partir de un instrumento analítico: las redes de alta integración económica/ los subsistemas de producción y circulación o los circuitos de acumulación.
Este autor considera necesario posicionarse en un enfoque económico no ortodoxo e incorporar una perspectiva interdisciplinaria para poder analizar los flujos de materiales y energía que se intercambian al interior de un subsistema como con el exterior, ya que entiende a los sistemas económicos como sistemas abiertos, con interrelaciones dinámicas entre los sistemas económicos, sociales y físicos (Lacabana, 2001). Los entiende como sistemas complejos en los que:
(...) interactúan diversos subsistemas dando lugar a una estructura de relaciones entre ellos y a unas condiciones de contorno o de frontera que lo definen. A su vez, cada subsistema estará compuesto por un conjunto de elementos y por una estructura de relaciones que lo define como tal y cuyas características están estrechamente asociadas a la estructura del sistema. (Lacabana, 2001, s/n)
Lacabana (2020) parte por considerar que la economía se ubica dentro de redes de integración económica en donde participan agentes heterogéneos. Estas redes pueden visualizarse como subsistemas articulados de autonomía relativa, es decir, que están relacionados con otros subsistemas. Por lo tanto lo que ocurra dentro de ellos, estará condicionado por sistemas del mismo o diferente orden y con sistemas mayores, por elementos endógenos y exógenos. Dichas redes, pueden verse como ámbitos de acumulación restringidos donde operan las leyes de mercado y donde se expresan las relaciones de dominación y subordinación. En esta dirección, el autor afirma que para comprender el funcionamiento de la economía a partir de este instrumento es necesario identificar las estructuras; los procesos económicos locales, nacionales y globales y las estrategias de reproducción de los agentes económicos.
Desde esta perspectiva, la definición y reconstrucción de un subsistema (así como sus relaciones internas) parten de considerar los distintos eslabones que componen la cadena de producción, los diferentes agentes económicos con desigual nivel de dominación, distinto poder de negociación y capacidad de apropiarse de forma diferencial sobre la tasa de ganancia (y de apropiación del excedente económico). La reconstrucción de las relaciones de los agentes, así como con las instituciones y el Estado, permitirá comprender el funcionamiento de la economía.
Algo diferencial en el análisis de Lacabana (2020) es que él mismo considera primordial examinar la dimensión ambiental: las relaciones entre los humanos y la ecología en los subsistemas de producción y circulación como expresión de la relación economía-ecología. Para ello, el autor plantea un modelo termodinámico de la economía.
Por su parte, Gerardo Mario De Jong (2008) propone abordar metodológicamente a los fenómenos regionales en su totalidad desde un enfoque integral que aborde de forma complementaria el sistema económico, el medio social y el medio natural. Este autor reflexiona en torno al enfoque teórico regional de Alejandro Rofman (1974) y lo considera como un punto de inflexión respecto a la comprensión de la cuestión regional desde una mirada integradora. Asimismo, De Jong (2008) analiza a la “región” tanto a partir del proceso de producción que se genera de modo endógeno como también a través de los fenómenos ligados a la circulación, la producción y el consumo. Siguiendo esta línea de pensamiento, concibe que las formaciones sociales regionales pueden ser aprehendidas en tanto subespacios de la formación social nacional y al mismo tiempo, como subespacios de la formación social mundial. El autor resalta que, sin embargo, las primeras detentan cierto grado de autonomía respecto de estos últimos.
De igual forma, el autor evalúa como oportuno indagar el papel de los agentes económicos en el proceso productivo, así como su posicionamiento de clase. A partir de esta indagación, concluye que, mediante una evaluación de estas variables externas, se podrá arribar a descripciones que permitan idear instrumentos para el cambio estructural. Según el autor, toda transformación debe ser gestada desde el conocimiento.
Esta visión integradora se opone a la perspectiva de planificación tradicional, es decir, a aquella a la que considera como parcializadora del objeto de estudio Por el contrario, desde la postura de De Jong (2008) se apuesta entonces a una mirada integral, que analice y contemple las contradicciones, para aproximarse al objeto de estudio en cuestión para planificar estrategias que se dirijan hacia la transformación del mismo.
Por último, Ariel Garcia y Alejandro Rofman (2020) definen a los circuitos productivos regionales como:
(...) el conjunto de unidades de producción, distribución y consumo que operan intervinculadas a partir de una actividad común a todas ellas (...), un recorte analítico que da cuenta de un ámbito de crecimiento del proceso productivo global, nucleado alrededor de una actividad clave. (Garcia y Rofman, 2020:3)
Para abordar este concepto y definir la unidad de análisis observable, los autores toman la noción de “subsistema” de Levin (1974), el cual se dirige a visualizar cuales son los condicionantes los procesos de acumulación, lo que implica tomar en consideración las relaciones directas entre las unidades productivas.
Para estos autores, en los enfoques con pretensión territorial usualmente se desestima que en cada espacio, además de tener lugar un proceso de crecimiento referido a una sola actividad productiva, también son variados y complejos los fenómenos económico-sociales que se producen y entrelazan en el seno de los circuitos. Al primer encadenamiento secuencial se le agregan otros (con distintos agentes económicos) que, por motivos diversos y cambiantes, resultan afectados o inciden en los demás. Cada uno de estos conjuntos de eslabonamientos en que se puede desagregar el proceso de crecimiento recibe, en la dimensión espacial, la denominación de "circuito productivo regional". Cabe resaltar que este circuito integra uno mayor, que es el de escala nacional. Si el análisis se centrara en la escala regional, sería más apropiado llamarlo “subcircuito productivo regional".
Desde el enfoque propuesto, en cada circuito productivo el excedente económico global generado se distribuye de manera diferenciada en distintas regiones, generando la ampliación o reducción de las tasas de ganancia de los agentes económicos dominantes. Este fenómeno debe ser analizado, según Garcia y Rofman (2020), teniendo en cuenta las circunstancias estructurales (el contexto en que el proceso de producción se desarrolla) y coyunturales (factores que alteran los valores referidos); los comportamientos y vinculaciones entre agentes económicos y sociales con desigual poder y capacidad de negociación y de influir sobre el mercado, que reproducen y refuerzan las situaciones de subordinación de agentes peor posicionados; y la acción u omisión del estado en su capacidad de regulación de la actividad productiva.
En palabras de los autores, los circuitos regionales, al ser una:
(...) herramienta analítica que refleja las interrelaciones entre agentes y sus respectivas actividades productivas, cualquier modificación interna o externa de la estructura del circuito en sus diversos encadenamientos repercute sobre el resto de los eslabones y los correspondientes protagonistas que en ellos se hallan insertos”. (García y Rofman, 2020:23)
Así, se destaca nuevamente la importancia de hacer un análisis espacial del proceso productivo, sin considerar de forma aislada a los sectores productivos sino revisar la articulación de las actividades de producción, industrialización, logística, comercialización y financiamiento que forman parte del circuito.
En este sentido, se puede observar en una compilación organizada por Rofman (2020) en el marco de la línea de investigación Desarrollo Regional y Economía Social (CEUR-CONICET) que en las primeras décadas del siglo XXI la interrelación entre agentes y sus actividades productivas, atraviesa procesos de transformación, siendo habitual la desestructuración y extranjerización de los agentes económicos regionales y la creciente reorientación de diversos circuitos hacia los mercados de exportación.
Las investigaciones recién expuestas permiten comprender la singular articulación entre tiempo, espacio y producción. En su libro de 1989 titulado "Las economías regionales de la Argentina. Crisis y desarrollo", Alejandro Rofman y Mabel Manzanal analizan los principales procesos productivos regionales: algodón, arroz, azúcar, yerba mate, fruticultura, entre otros. El estudio de los circuitos productivos parten de ser analizados con una metodología similar, es decir, considerando las diferentes fases del proceso productivo y destacando los diferentes actores sociales y agentes económicos intervinientes. Es decir, se presenta el proceso productivo con sus eslabones (la producción agrícola, industrial, la comercialización, el rol del Estado, etc). Si las producciones tienen diferente localización espacial, se destacan también sus especificidades.
Generalmente, el análisis de un circuito productivo se realiza con el objetivo de establecer ciertas consideraciones sobre el mismo y repensar qué propuestas podrían realizarse para impulsarlos a través del desarrollo de políticas públicas.
Los autores reconocen algunas características comunes en los mencionados circuitos que hacen referencia a su inserción desigual en el mercado, a las trabas de acceso a canales de comercialización, a las dificultades de reconversión productiva, entre otras, que explican su desigual poder de negociación en los encadenamientos productivos. Todo lo anterior requiere, según Rofman y Manzanal (1989), que se efectúe una revisión de las formas organizativas y técnicas de cada producción y de sus procesos de comercialización, para que las propuestas a realizar sean económica y socialmente eficientes. Algunas de estas especificidades surgirán en el análisis correspondiente a cada circuito productivo. En el siguiente apartado, se ejemplifica la utilización de la herramienta analítica de los circuitos a partir del análisis del circuito yerbatero.
3. El circuito productivo de la yerba mate: un caso de análisis
La provincia de Misiones, ubicada en la región nordeste de Argentina, posee una estructura agraria[2] caracterizada por una fuerte presencia de pequeñas y medianas explotaciones agropecuarias, en su mayoría familiares.
En el siguiente cuadro basado en información recopilada a partir del Censo Nacional agropecuario realizado en el 2018 (CNA 2018), se presenta una distribución de las EAPs por cantidad y superficie.
Tabla N°1: Provincia de Misiones: cantidad de EAPs y superficie en Has. por estrato de superficie (2017)
Estratos en Superficies en Has. |
Superficie total en Has. |
% por estrato |
Explotaciones agropecuarias |
% por estrato |
Hasta 50 has. |
603,971 |
21,92 |
18,425 |
79,9 |
De 50,1 a 1.000 Has |
606,605 |
32,3 |
4.459 |
25,8 |
De 1000,1 a 7500 Has |
322.238,1 |
10 |
132 |
0,95 |
De 7500 o màs Has |
522.570 |
27,8 |
25 |
0,11 |
Fuente: Elaboración propia a partir del Censo Nacional Agropecuario 2018.
A partir de la información brindada por el Censo se puede visualizar la existencia de una desigual distribución de la tierra en tanto que los estratos de menor y de mayor superficie concentran aproximadamente la misma extensión de superficie total, pero la cantidad de explotaciones agropecuarias que allí se desarrollan es diferente: en los estratos de menor extensión hay un gran número de explotaciones mientras que en los de mayor superficie, el número se reduce considerablemente.
Entre los principales cultivos de la provincia se identifica en primer lugar la yerba mate, destacándose también los de tabaco, té, citrus, hortalizas y frutas tropicales como la banana y la piña.
En lo referente al principal cultivo, el circuito productivo yerbatero (desde la producción primaria hasta el consumo final), involucra distintos actores económicos sociales altamente diferenciados y heterogéneos en cada etapa. Estos pueden diferenciarse según la “ tecnología utilizada, el tamaño de la unidad de producción (tanto en yerbales como en secaderos y molinos), el destino de la producción (comercio mayorista, minorista, exportación), la capacidad económica financiera y la integración de distintos eslabones en una sola empresa”(Sena, 2017:81).
Entre las características generales de la producción primaria que señala Sena (2017) se ubican: i) una gran cantidad de pequeñas explotaciones, con baja productividad por hectárea, con una ocupación de superficie menor a 10 hectáreas y con utilización mayoritaria de mano de obra de carácter familiar, ii) explotaciones medianas, con mayores productividades unidad de superficie, con extensiones de hasta 25 hectáreas, que entregan a cooperativas o empresas privadas y contratan asalariados transitorios o servicios de cosecha, y iii) grandes explotaciones y empresas integradas, con productividades superiores y superficies de 26 hectáreas o más, emplean trabajadores asalariados y contratan servicios de cosecha. A partir de estos datos es que el autor arma su tipología depequeño, mediano y gran productor.
3.1.Etapas de la producción: producción y comercialización
Algunos autores como Rodríguez (2016), proponen dividir la producción de yerba en dos etapas, en las que se hallan actores diferentes. Por un lado, la etapa productiva y por otro la de comercialización.
En relación a la primera etapa productiva, el circuito de la yerba mate se inicia con la siembra e implantación del plantín de yerba mate, proceso que es llevado a cabo en mayor medida por los colonos propietarios de su propia finca. Una vez crecido el árbol, se procede a la poda de despuntes. La cosecha de puede clasificar en cosecha tradicional mejorada, semimecanizada y mecanizada integral. Generalmente el trabajo al interior de las pequeñas explotaciones familiares es realizado por la familia, mientras que las grandes contratan mano de obra para realizar la misma y poseen mecanización de procesos para llevarlos a cabo.
Una vez cosechada/podada la planta, la misma es trasladada por los socios hacia sus cooperativas de yerba. Las hojas de yerba mate son descargadas manualmente desde las camionetas o camiones hacia una balanza en la que se pesa la cantidad de producción que es llevada hasta allí. Las cooperativas pagan a sus socios según el peso de la misma.
Veinticuatro horas después de su poda debe iniciarse el proceso de sapecado y secado de la yerba. El sapecado “consiste en la exposición de las hojas, en un proceso primario y rápido, de 20 a 30 segundos a la acción directa del fuego vivo que inactiva el protoplasma, destruyendo las enzimas responsables de los procesos biológicos de degradación. Esto impide la oxidación de las sustancias tánicas contenidas en la hoja, asegurando la conservación de su color verde” (Sena, 2017:66).Este se realiza en un horno rotativo cilindro con aletas en su interior, en el que los humos calientes ejercen su accionar, extrayendo más de la mitad del agua al interior de la hoja.
Las veinticuatro horas siguientes al sapecado, el material es sometido a un proceso de secado para reducir aún más, su contenido de humedad. Una vez secada la yerba y con el fin de facilitar el embolsado, se somete a la misma a un proceso de trituración tosco, llamado canchado (reduciendo hasta 3 veces el tamaño que ocupa).
Una vez cocinada la yerba, se estaciona para su maduración y es envasada en bolsas de arpillera entre 40 y 50 kg durante mínimo un año. Este estacionamiento es el natural, pero también existe el acelerado, realizado en cámaras, proceso que toma 30 días (principalmente usado por la agroindustria vinculada a la yerba mate).
Luego la materia prima es colocada sobre cintas transportadoras que la conducen hacia una zaranda circular de alambre, donde se eliminan ramas muy gruesas, cuerpos raros, etc. Para luego someter a las hojas a una trituración más. Finalizadas estas operaciones, se procede al envasado del producto final, quedando el producto listo para su comercialización.
La segunda etapa, la de la comercialización, se inicia una vez obtenida la yerba mate, canchada y estacionada.
A continuación se expone en formato tabular un detalle de los pasos mencionados:
Tabla N°2: Transformaciones productivas sobre la yerba mate.
Producción primaria |
1º Transformación: Secanza |
2º Transformación: Molienda y Fraccionado |
Principales actividades: Siembra, implantación, podas de despunte (artesanales con tijeras), formación, cosecha y traslado. |
Principales actividades: |
Principales Actividades: alimentación y mezclado, limpieza, trituración y separación, molido de palitos, molido de hojas, almacenamiento, fraccionamiento y empaquetado. |
Producto: Hoja verde de yerba mate. |
Producto: Yerba mate canchada y estacionada (2 años aprox). |
Producto: yerba mate fraccionada y empaquetada. |
Fuente: Elaboración propia en base a Sena (2017)
El destino de la producción, su comercialización varía según el actor encargado de venderla. Los productores de menos de 30 hectáreas principalmente venden la yerba a los secaderos más grandes, ya que no poseen tecnologías para poder procesarla. Estos pequeños productores como estrategia de reproducción han ido diversificando sus producciones, tanto para la venta como para el autoconsumo.
Por otro lado, las empresas más integradas -aquellas que obtienen los mayores rindes de la yerba- sí poseen las tecnologías para hacerlo, y por la densidad y calidad de las plantaciones que poseen, logran llegar a vender yerba mate lista para el consumo. El destino de su producción es principalmente el consumo minorista, mayorista, exportación y supermercados.
En resumen, se percibe una oferta atomizada de productores con escaso poder de negociación y escasa influencia en la formación de precios, y por otro lado un sector industrial concentrado con alto poder para definir precios.
En el siguiente cuadro se puede apreciar los distintos actores que entran en escena a partir de la segunda industrialización de la yerba mate. Se percibe el origen del que obtienen materia prima, asi como el destino de la misma.
Tabla N°3: tipología de la segunda industrialización (molinos y fraccionadores)
Tipo de Molinos y Fraccionadores |
Cooperativas |
Molinos Yerbateros |
Empresas Yerbateras Integradas |
Empresas Productoras de alimentos e infusiones |
Cadenas de Supermercados e Hipermercados |
Origen de la materia prima (Yerba mate canchada- YMC) |
Propia Compra a Secaderos |
Propia Compra a Secaderos |
Propia Compra a Secaderos |
Compra a molinos yerbateros y fracciona |
Compra a molinos yerbateros y fracciona |
Destino de la Yerba Mate Molida o Producto Final |
Consumo minorista Consumo mayorista Exportación |
Consumo minorista Consumo mayorista Exportación Empresas Productoras de alimentos e infusiones Cadenas de Supermercados e Hipermercados |
Consumo minorista Consumo mayorista Exportación Cadenas de Supermercados e Hipermercados |
Consumo minorista Consumo mayorista Exportación Cadenas de Supermercados e Hipermercados |
Consumo minorista a partir de sus cadenas de Supermercados e Hipermercados propios |
Fuente: tomado de Sena (2017)
A partir del recorrido realizado en torno al circuito de producción de la yerba mate se pueden ir visualizando los diferentes actores al interior del mismo: productores, acopiadores, comercializadores, prestadores de servicios de cosecha y flete, secaderos, fraccionadores y molineros.
Por un lado, los productores son los agricultores que cultivan la yerba mate en sus campos y suelen estar ubicados en las regiones productoras de yerba mate. Estos venden su producción de yerba mate a los acopiadores. Por otro lado, los secaderos son las empresas que procesan la yerba mate para reducir su humedad y prepararla para el envasado. Mientras que los molineros son empresas que muelen la yerba mate y la preparan para la elaboración de productos como el mate cocido y el té de yerba mate. Por su parte, los acopiadores son intermediarios que compran la yerba mate de los productores y la almacenan en grandes depósitos llamados acopios, y suelen ser empresas que compran grandes volúmenes de yerba mate para vender a los comercializadores. Luego, las comercializadoras se caracterizan por ser empresas que compran la yerba mate a los acopiadores y la venden a los fraccionadores y molineros. Finalmente los fraccionadores son empresas que se ocupan del envasado de la yerba mate y venta al por menor. También se pueden identificar empresas prestadoras de servicios de cosecha y flete, las cuales ofrecen servicios de cosecha y transporte de la yerba mate desde las plantaciones hasta los acopios.
En resumen, mientras que los productores más pequeños, con menos hectáreas y con escasa tecnología, producen la materia prima de la yerba mate y entregan sus producciones a cooperativas o venden la misma a grandes empresas, lo que puede leerse como una transferencia del excedente generado a las empresas más integradas. En este sentido, la situación más desfavorable la tienen las pequeñas explotaciones ya que al verse imposibilitados de procesar la materia prima y vender el producto final, no logran apropiarse del excedente generado.
La historia[3] La producción de la yerba mate se ha caracterizado principalmente por vaivenes económicos que han rondado entre la sobreproducción hasta la escasez de la materia prima, lo que ha ido delimitando el precio de la misma, haciendo estallar diversas crisis económicas. Sin embargo, la tendencia a la concentración económica se profundizó fuertemente en la primera década del ‘90ante el avance del neoliberalismo. En este periodo de mercado desregulado, los grandes ganadores del circuito yerbatero fueron los molinos y las empresas de distribución y, los grandes perdedores, los pequeños productores.
4. Conclusiones
A partir de haber recuperado los aportes de diferentes autores en torno los circuitos productivos regionales, hemos podido llegar a considerar que este enfoque se constituye en una herramienta metodológica que contribuye a generar diagnósticos regionales. A partir de la misma, es posible elaborar un análisis integral de las tramas socio productivas para ofrecer perspectivas desde las cuales abordar problemas de estructuras productivas desequilibradas. Es decir, poder generar diagnósticos que faciliten la planificación regional, con el diseño y puesta en marcha de políticas públicas para contribuir al equilibrio de las estructuras productivas.
La utilización de la herramienta de los circuitos se centra en generar un recorte analítico que dé cuenta de un ámbito de crecimiento del proceso productivo global, nucleado alrededor de una actividad clave. Para ello parte de delimitar dicha actividad, la cual define la unidad de análisis observable.
Si bien los/as autores/as recuperados/as han construído su propia forma de concebir el concepto de circuito productivo, se han podido identificar similitudes entre ellos. La mayoría coincide en que el análisis de los fenómenos regionales debe ser integral, considerando las facetas económica, social, histórica y política. No se debe dejar de abordar el mismo dentro de un determinado contexto (nacional y global). Asimismo, es central considerar la dimensión territorial en el abordaje de los mismos.
El análisis realizado en torno al circuito productivo de la yerba mate buscó considerar la forma en que se origina, traslada y apropia el excedente generado en el circuito. Para abordarlo, se consideraron los distintos eslabones de la cadena de producción: siembra, implantación, cosecha, traslado, secado, canchado, estacionamiento, limpieza y trituración, molienda, almacenamiento, fraccionado y empaquetado. Asimismo, se propuso diferenciar dos grandes etapas: la de la producción y la de la comercialización, ya que en estas distintas fases del proceso productivo se ubican distintos agentes económicos con desigual nivel de dominación, poder de negociación y por ende, distinta capacidad de apropiarse de forma diferencial sobre la tasa de ganancia.
En este contexto, resulta central también tener en cuenta el rol del Estado a lo largo de la historia de la producción yerbatera, haciendo énfasis en el debilitamiento del Estado en su función reguladora durante el periodo neoliberal, lo que redobló la concentración económica.
En este sentido, es que se considera que el rol del Estado, sus acciones y omisiones, son un elemento central para considerar en el abordaje del circuito.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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[1] Ciclo de lectura organizado por la línea de investigación de Desarrollo Regional y Economía Social (DRyES) del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR-CONICET).
[2] Se entiende que la estructura agraria es el resultado de un proceso histórico que depende de las relaciones sociales de producción y sus luchas de intereses internas entre la fuerza de trabajo y medios de producción (Sena. 2017).
[3] La producción de yerba mate se remonta al periodo jesuítico (hasta 1767), momento de inicio de las primeras plantaciones en Reducciones Jesuìticas, con la posterior expansión del consumo y finalmente abandono del mismo. Para 1876- 1930 momento en que Corrientes enajena y vende el 70% del territorio de Misiones a 29 compradores. Se inicia con un proceso de colonización y constitución de la estructura agraria a través de procesos de colonización oficial y privada. Ya en 1900- 1930 se produce la primera plantación de importancia, y se comienza a expandir el cultivo de yerba mate, estableciendo la obligación del colono de residir, plantar y cultivar. En 1935 – 1955 estalla una crisis de sobreproducción, ante lo que se instalan cupos de cosecha y prohibición de nuevas plantaciones. Este escenario conlleva la producción de la sobreproducción a la escasez de materia prima (1955-1980), y el consecuente aumento de la demanda y por ende de los precios. Por lo que se vuelve a autorizar la cosecha total sin limites. La década de 1980 – 1991 se caracteriza por la intervención de la Comisión Reguladora de la Yerba Mate y el Mercado Consignatario (CRYM) (1984), la implantación de nuevos yerbales y el incremento de los precios por escasez (1987/88). Seguido de un aumento de la producción y de la caída de los precios. Finalmente para 1991- 2001, comienza una etapa de desregulación total del sector. Se disuelve la CRYM, y se comienza un proceso de implantación de yerbales de alta densidad. Se produce una fuerte disminución del precio de compra de la materia prima, que desemboca en movilizaciones sociales (Sena,2017).