4. La extradomesticidad barrial y las tensiones urbanas
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- Categoría: Número 7 / Noviembre
- Publicado el Martes, 01 Junio 2004 21:00
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Por el Arq. Ricardo de Sárraga
Sede: Promun, UBA 1
SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN URBANA:
"EL NUEVO MILENIO Y LO URBANO"
intención fundamental es la puesta en juego de la influencia de concepciones urbanas restrictivas sobre la vida de un barrio, Parque de los Patricios, histórica y actualmente.
Las primeras representaciones urbanas nos hablan del dominio sobre la pampa en el plano del Censo de 1822 encomendado por Rivadavia, a través de imposiciones de las Leyes de Indias ya aceptadas por parte de los Patricios. La cultura dominante que se extiende desde un foco hacia el infinito (Ramos: 1993 y de Sárraga: 1996) nos habla desde nombres foráneos institucionalizados, cuarteles, iglesias, en síntesis la imaginería de un mapa impuesto donde el territorio es solo una facilidad para el asentamiento. Solo en las orillas decae levemente la influencia a través de contradicciones que evidencian un incipiente deshilachamiento.
En las afueras de la retícula fundacional para 1817 se observa el pleno desorden criollo que daba cuenta de cierta cultura previa: quintas, los Corrales del Alto (nombrados por Echeverría), la presencia fuerte de barranca en el dibujo estableciendo posiciones: al norte y al sur del Zanjón de las Quintas (hoy Caseros) marcando diferencias en la manera de tomar las tierras y en calles que no continúan. Esta hegemonía criolla sub-oficial denotan lastimaduras previas: caminos frecuentados de las vacas, el tránsito al Paso Chico, el Zanjón de las Quintas, el Hueco de los Sauces, apellidos de terratenientes, otra imaginería de cicatrices institucionalizadas propicias para el desarrollo de la cultura subalterna.
En 'Vivir en familia' (compilación de Wainerman: 1994) Cicerchia explica que la familia -empresa de la elite pregonaba modalidades aprobadas por la usanza europea, pero que sufrían al llegar a las clases subalternas, tamizadas por la policía del distrito, una serie de modificaciones locales relacionadas con comportamientos de los moradores suburbanos: había mandatos a cumplir, pero también una forma de adecuarlos y una legalidad policial que oficializaba la situación.
Podemos inferir un rol femenino diferente al actual que incluiría el plantar papas, cuidar animales, fabricar y procesar la comida en forma casi íntegra dentro del dominio, comprando al vendedor ambulante en su puerta; y a un hombre dominador de la escena extradoméstica, obligado a salir a buscar el sustento con su percepción del espacio exterior domando caballos y otras faenas duras.
En 'La casa colonial porteña', Schávelzon (1994) observa diferentes tipologías con adición de piezas repetibles que nos permite reflexionar sobre la actitud de poblar obsesiva, similar a aquella trama urbana infinita, desde piezas muy cerradas para crear lugar propio entre los fondos indefinidos. Tal vez exista un lazo de continuidad con la casa chorizo de fin de siglo, de disposición lineal, con la misma actitud de poblar, ya en terrenos más angostos.
Para fin de siglo y Buenos Aires ya establecida como capital la aldea reticulada comienza a extenderse, intentando absorber desde su cuadrícula hegemónica toda marca de irracionalidad. Pero no se observa la misma perfección; si no que fuera del sector fundacional hay giros hacia el Norte; se ve que si bien la trama se mantiene homogénea hacia el Oeste, los ángulos ya no son rectos, denotando una adecuación a elementos previos. Es hacia el Sur donde la imaginería regularizadora hace mayores excepciones.
La avenida Patagones no existe, la reemplaza Caseros, que es recta solo en las primeras cuadras ya que luego se mancomuna con el Zanjón de las Quintas delimitador de la barranca. Aún figuran los Mataderos y Corrales, el Tren de las Basuras (creado por Sarmiento), el Cementerio del Sur de 1871, la Calle de la arena y Arena (o Segunda Arena), Caridad y Camino Nuevo. Ellas connotan con sus nombres un contenido consustanciado con modalidades propias que parecen resistirse a ser englobadas. También es de sumo interés recalcar que las delimitaciones de las secciones de policía de 1887 coinciden exactamente con las trazas históricas de lo que más de un siglo después se vive como barrio, lo que demuestra que la sensibilidad del plano no es algo formal, aunque aparezcan nuevos órdenes proyectados. Desde los suburbios comienza a difundirse una mixtura de numerosas vertientes. Una cultura creada en el bar, más bien de noche, denominada Tango, que no nace inspirado en la trama homogénea, sino que crece como la hierba en los sitios más insospechados.
En próximos Censos se relegan estas representaciones urbanas por simples dibujos de densidades con gráficas apropiadas para solados sanitarios, acompañada por cuadros de hectáreas por metro cuadrado: imaginería tan oficial como las censales anteriores de 1822 y 1887 pero totalmente alejada del terreno. Expresa además cambios de nomenclaturas y superficies, evaporando la clara relación de 1887 mencionada, ubicando la Circunscripción Electoral como referente cuanti y cualitativo. Ya el barrio no interesa desde el seguimiento oficial estadístico, borrándose violentamente la historia, los órdenes locales y sus historias no oficiales que forman parte del ADN de una población. El Censo de 1904 conserva todavía un plano no operativo desplegable, sin relación estadística y simple adición al final del volumen. Allí se detalla cómo la trama urbana minuciosamente continúa su plan de regularización sobre expresiones populares suburbanas, que aún expresan potencial.
En el área Sur apreciamos la nomenclatura Arena, ahora avenida. Amancio Alcorta también figura como Camino a Puente Alsina; la zona de las basuras muestra un posible proyecto no realizado, al igual que otras áreas cercanas. Ya no interesa la barranca de atrás de Caseros. Se destacan otras zonas más homogéneas más cuadriculadas, proyectos del centenario, dos diagonales que no se construyeron, el Paseo 9 de Julio.
Se sugiere la masividad con que fue tratada la ciudad, pero con la detección microscópica de persistencias: detalles internos de identidad suburbana en las contradicciones de la regla, con el marco de fuerte euforia progresista oligárquica. Es la época que comienza la difusión masiva del Tango, nacido en los suburbios, en las quebradas, en los quintones y fondos de conventillos. Hay pequeñas orquestas primero, conservando relación con payadores en la forma de tomar la guitarra inclinada muy cerca de la cara, la vestimenta similar aunque un poco más urbanizada, facciones expresivas y reconcentradas.
Interesa la interacción entre la otredad barrial y la elite hegemónica fabricándose un producto con matices, de gran difusión que se exporta y comercializa. Este discurso nacido en los suburbios matiza o modifica la hegemonía político cultural; y en esta aceptación ocurre el enriquecimiento mutuo. En épocas donde el proyecto de nación territorialmente había cobrado forma definitiva.
En el orden doméstico la casa chorizo enlaza la repetitividad urbana con el Arbol Genealógico Afectivo: ¿quiénes son los convivientes? ¿los que duermen? ¿los que comen? ¿los que van de visita? Las mesas podían albergar cuarenta comensales, pero no duermen cuarenta, y tampoco entran y salen cuarenta por día. Familias con cuatro hijos de promedio, pero frecuentemente podían ser hasta ocho; adeptos a morar en una casa en un estado de familia eterna en una vivienda que tomaba todos los ciclos vitales de varias generaciones.
Se privilegiaba la posición de un hombre dominador de la escena pero con un gran desarrollo en el área externa y la mujer en la cocina-fogón-mate al fondo junto con el sanitario y los depósitos, separada de la calle por muchas puertas y paredes moviendo los hilos de la intradomesticidad, encerrada y protegida. Los chicos un poco solos en esas piezas tan grandes y a la vez resguardados en la calle, entonces ámbito intradoméstico ampliado. Solo a veces los abuelos sobrevivían el tiempo necesario como para hacer un hogar de tres generaciones. Tener la abuela en casa significaría algo así como poseer las joyas de la reina, o un jarrón chino de una antigua dinastía.
Esa idea comunitaria se va restringiendo hacia mediados de siglo con una familia diferente más reducida e individualista. Uno o dos hijos de promedio donde madre y padre se ven empleados por igual; perdidos en la fuerte trama; casi sin patio como condensador social, y una unidad de cocina más funcional e higiénica.
Realizando un salto hacia la urbe actual tenemos la homogeneidad de manzanas que incluyen, degluten y disimulan las marcas previas, transformando nuestra ciudad heredada en algo distinto, un palimpsesto contínuo, donde parece existir bastante desconocimiento en el texto raspado. En Parque Patricios pretendimos observar la relación doméstica cercana entre barrio y actores. Para ello nombramos como grupos intradomésticos a todas las modalidades de convivencia -genéricamente familias- de cualquier índole que comparten su vida por propia elección; y grupos extradomésticos a aquellas agrupaciones no intradomésticas que se desenvuelven en el ámbito barrial más amplio (esto es cercano a intradomiciliario y extradomiciliario, pero no es exacto). En el caso de este barrio, las prácticas intradomésticas actuales se desenvuelven bastante en el propio 'satélite domicilio' -y en varios casos se amplía al universo barrial (es muy común este desarrollo), en una reproducción social ligada al bien de las unidades intradomésticas-. Las prácticas extradomésticas se realiza con las mismas personas de esos satélites reorientadas en un 'universo barrial', junto con otras tantas que no pernoctan pero tienen su influencia decisiva. Pero, recordemos, hay vida intradoméstica (en menor porción) en el universo barrial, así como se 'filtra' extradomesticidad en el satélite domiciliario. También de aquí el concepto relacional: no hay universo sin satélites y viceversa.
Para el análisis de la intradomesticidad 2, obviando las concepciones conocidas de familia, los aspectos particulares de los tipos convivientes en la zona se marcan por el filtrado de la extradomesticidad en el marco íntimo: en este caso hacen a ciertos valores típicos de vecindad y contacto cercano que en la zona se desarrollan también internamente.
Relato entre vecinas "El año pasado venían acá y una de ellas estaba haciendo un curso de gimnasia nos daba clases de gimnasia así ella practicaba y a nosotros nos venía fantástico así practicábamos todos y de paso tomábamos un cafecito, charlábamos. Hay otra de ellas cose muy bien, y si me aparece alguna cosa para hacer aprovecho para hacerla y de paso charlábamos".
Hay familias que, habiendo vivido en un barrio legítimo como Caballito, buscaron en Parque de los Patricios ese sentido comunitario; poseen familia muy numerosa, tienen cumpleaños seguidos y festejan hasta tarde. "Aquí hay reglas del juego que vos tenés que respetar. El vecino un día hace una fiesta o el de atrás que es paraguayo y te meten música paraguaya a todo lo que dá y te la tenés que bancar, y otro día le hacés la devolución. Después nos matamos de risa, y le digo -¿Hasta qué hora estuvieron a puro chamamé ustedes?".
Hay algunos aspectos cuantitativos de interés en la intradomesticidad. Si bien las modalidades unipersonales aquí tendrían muy baja representación, el 80% son ancianos y adultos mayores de 50 años, generalmente mujeres, en un promedio del 14% para nada bajo y con alto grado heterogeneidad. Existen fracciones con un altísimo 27% y otras que alcanzan 15% 3. Las más altas obedecen a implantaciones nuevas, monobloques de la zona de los hospitales y la cárcel (con una densidad impresionantemente alta), y sobre la avenida Caseros se tiene casi un 23%, en zonas de departamentos comunes (detrás del Parque tenemos cerca del 16% en muchas fracciones; u otras con 24% cerca de Zavaleta con alto índice de inquilinatos, aspecto atípico). El caso de la ancianidad sobre Caseros se verifica simplemente como viejitos que viven solos en departamentos, que han vendido sus casas antiguas, las que sirvieron para apartamentalizar la zona en edificios altos o en forma de dúplex ("horrendos", según ellos); mientras que detrás del Parque conservan sus casas manteniendo estoicamente estructuras, caserones, que superan en mucho sus posibilidades de recorrido. No se observa como promedio la presencia fuerte de adolescentes y jóvenes, que parecería suelen emigrar a otros barrios; y es relativamente bajo el promedio de hijos.
En cuanto a las convivencias familiares (englobando los tipos y subtipos) tenemos un alza significativa. Esto no está dado solo por las modalidades nucleares, sino más bien se evidencia fuertemente por un 19% de convivencias extendidas bastante más alto que el común, esto incluye la presencia del abuelo compartiendo en la familia. Tenemos una franca disminución de esto en la zona de los implantes mencionados (ejemplo del Conjunto Rioja con un 12%), mientras que atrás del Parque se supera ampliamente con un 22%, lo que tiene su lógica fundamental desde el punto de vista histórico.
Podemos inferir inicialmente que los implantes, ya sean en los conjuntos de fuerte densidad como la fuerte construcción de apartamentos sobre la avenida Caseros producen cambios relevantes en las medias estadísticas, en los imaginarios urbanos, materializándose una globalización urbana en materia de vivienda, donde se pierden lentamente el aporte de las diferencias que caracterizan un sector de la ciudad.
Se puede agregar además que los implantes apartamentales también poseen una imaginería inmobiliaria muy potente y aceptada (lo cual no es índice positivo) basada en la proliferación de unidades de 2 y 3 ambientes para familia nuclear típica con dos hijos; pero un análisis más profundo nos habla que las convivencias familiares nucleares se componen de subgrupos distintos, dentro del cual la Unidad de pareja con dos hijos abarca solo un 30% del total, por lo que se impulsa a todo el 70% restante a pervivir del modo típico inexistente. La misma lógica permanece en las convivencias multipersonales no familiares atípicas: en zonas de implantes responde al promedio de la Capital, pero detrás del Parque es casi nula.
En la caracterización extradoméstica, inicialmente en la reorientación de los actores intradomésticos en su carácter urbano, hemos detectado tres grandes áreas significacionales o comportamientos extradomésticos. Los que se identifican mucho con cierto cúmulo de ideologías barriales, que adhieren y trabajan por la vecindad como sentimiento, apego a la historia local, sus actores pasados y costumbres tradicionales del barrio como símbolo y sus relaciones totalizantes; también se menciona a los grupos ajenos al interés barrial, que tienen una actitud casi opuesta, de aceptación mínima, de no adhesión y hasta de rechazo o incluso de no reconocimiento de la lógica anterior; suelen tener mayor pertenencia en otros ámbitos específicos o en muchos a la vez, y casi siempre adhieren con un consumo más general urbano, regional, globalizado. Por otro lado los grupos mixtos son los que adhieren en parte a la lógica identitaria barrial, solo toman aspectos o segmentos en relaciones más o menos parcializadas; a la vez comparten la lógica de los grupos de ajenidad también en un desarrollo urbano ampliado; adecuen códigos de uno y otro lado a la vez mixturando 'su barrio' en interacción con su ciudad y su cultura massmediatizada. Es de interés mencionar que los campos se definen desde la propia conciencia de identificación ideológica, dentro de un cierto grado de heterogeneidad, en interacción con el afecto efectivo eficaz de los otros grupos. A estos tres sumaremos luego otras influencias o agentes que están en el barrio aunque no formen parte de la intradomesticidad.
Posee gran interés las áreas de intersección de dos o más grupos, ya que existen poderes capitales en pugna pero hay partes de campos en coincidencia relativos (en el caso de dos grupos) o valores compartidos fundamentales (cuando son los tres).
Como ejemplo de grupos de identificación barrial tenemos detectada una 'isla' urbana, de relaciones bastante endogámicas o cerradas (según Bott) detrás del Parque, casi en Nueva Pompeya, donde todos los fines de año se cierra un tramo de calle para realizar una festividad con quema de muñecos tales como 'la mishiadura', brindis, comida, baile, lucecitas en los árboles; en un área de influencia de 5 a 8 cuadras. Y dio lugar a otras prácticas: un año se produjo la Fiesta Tango, para la muerte de Gardel, declarada de interés Municipal donde incluso inventan un teatro usando la gomería de la esquina como escenario, los colegios y otras entidades con muestras corales, los comercios cercanos pusieron dinero, aparentemente se hicieron videos, muchos vecinos expusieron su vivienda como un museo, y demás actividades comunitarias de interés. Esto dio lugar posteriormente a un gran mural pintado en la calle, las Casas Tango y las Serenatas a los que cumplía 80 años. Además se produjo la murga 'Pasión quemera', que hoy exporta su actividad. Cercana a esta isla se encuentra la Cofradía de los Corrales Viejos, donde dicen ser descendientes de los antiguos habitantes de los Corrales, pero no poseen interés en los otros vecinos. Del otro lado de Caseros se encuentra 'La casa cultural', un emprendimiento del peluquero que hoy logra autofinanciarse, con revista y recitales de rock. Un cura del barrio tiene una academia de Tango. Hay bares muy característicos, y un señor que cuida las plantas y árboles del Parque, les realiza inventario, etc.
En cuanto a los de ajenidad son muy difíciles de detectar, dado que no se hacen sentir. Dicen: 'yo no sé porque no estoy nunca, no me interesa'. Aparecerían imaginarios encontrados y comentan como queja de los imaginarios de otros: 'Hay una idiosincrasia barrial, los que son de este barrio y los que no lo son (...) te dicen -yo nací acá, ¿entendés?- como si esperase que le diera un diploma por esto'. Y también con desdén: 'aparecería como único destino ser esposa y ser madre; y yo me siento mirada por vivir sola'. Roles de género diferentes, desplazamientos urbanos distintos, modalidades de encuentro totalmente opuestas, vinculaciones personales más parciales, mayor relación con redes de consumo, visiones no endogámicas.
Los mixtos expresan que a pesar de conocer al ferretero de toda la vida, el almacenero que le ofrece mate y charlan de política denotan un nivel de relación no tan indiscriminado; sus relaciones son más parciales. No tanto como los de ajenidad. Puede que hasta se vinculen en alguna actividad, pero luego tienen un desplazamiento urbano, laboral, personal y afectivo que contiene una semblanza más itinerante.
Se corrobora un valor compartido fundamental, que estaría dado por cierto carácter de vecindad. Dice la misma señorita desinteresada: 'Hoy por hoy sí, tengo vecinas con las que puedo compartir una receta (...) boludeces como prestar un huevo o algo para un casamiento'. También comenta un señor muy identificado con el barrio que habita de día muy intensamente la isla de las Casas Tango aunque pernocte a diez cuadras en un departamento que no aprecia tanto. Sobre su área de nocturna dice: 'Con los vecinos lo más cercano... pero poco', evidenciando ese mínimo necesario. Expresa con más fuerza lo que le pasa en esa isla: 'Lo del barrio es difícil de explicar, es la cosa fuerte, la sensación de caminar y encontrarte con gente, que hay un tipo a 60 metros que te pega un chiflido y vos levantás la mano (...) esta responsabilidad de escuchar qué dice la gente'. Cada grupo vive ese valor compartido fundamental a su manera, pero es real.
Pero habíamos comentado que hoy no se define la extradomesticidad de este barrio solo por los que duermen y poseen vivienda. Muy posiblemente en otros tiempos la extradomesticidad y los habitantes coincidirían en incluirse todos en los tres grupos. Hoy se dan un gran número de factores que no se inscriben en este proceso. En un nivel de influencia relativamente bajo de la modificación de la interacción de los tres grupos tenemos a la educación, que ya no se comporta solo en la escuela del barrio.
En la misma 'isla' mencionada hay una escuela con comedor que concurren chicos de muy lejos, de un corte socioeconómico mínimo: La Salada y más lejos aún. También está el Instituto Bernasconi, de un nivel más elevado que recibe a alumnos de afuera del barrio. También hay comerciantes que para sobrevivir sobre una avenida comercial como Caseros tuvieron que reciclar sus usos por la presencia de mercados de escala intermedia.
Hay verdaderos fenómenos puntuales que tienden a modifican bastante la relación vecinal, la esencia del valor compartido por los habitantes cotidianos. Hay un antiguo cine, que antes era un elemento aglutinador de los tres grupos, que fue adquirido por un importante canal de TV solo para realizar programas de Bailantas. Hubo un empresario que buscó colocar un Shopping desplazando al monumento a Monteagudo frente al Parque, recibiendo una defensa vecinal de protestas y marchas que se lo impidió, la Química Iguazú contaminó el ambiente y recibió idéntico efecto. Son muchos ejemplos puntuales que tienen influencia actual y cotidiana.
Pero los fenómenos de construcción masiva quizá tengan un efecto más pernicioso, vivencial y temporalmente: los cambios de escala globales ya no solo en la avenida, sino en todas las partes circundantes (y hasta la proliferación de dúplex, según los entrevistados); siguen casi siempre el esquema de comprar terrenos a personas desfavorecidas y ancianas instalando aparatos que la ciudad habilita. La modificación masiva de la densidad instala a nuevas personas muy imposibilitadas de integrarse a ese imaginario barrial; y no pertenecen a ningún grupo, siguiendo a Canclini y Barbero, son simples intérpretes del mercado en busca de oportunidad.
A este cataclismo se le suman problemas coyunturales y estructurales: la falta de presupuesto para reparar, por ejemplo las esculturas, y para apoyar las actividades que se reproducen en el sitio donde se vive, esto es presupuesto para la gente. Un cambio en la significación no debiera por sí resultar a priori negativo, pero cuando las empresas tienen la posibilidad de combinar su marketing en aparatos para operar legalmente (aunque a veces sin ley) y los vecinos no tienen apoyo para cuidar su cultura, se roban las esculturas, no hay apoyo edilicio aunque se lo solicite, o más sintéticamente, no se colabora en la consideración de sus valores capitales compartidos fundamentales -o sea la consideración de su modo de vida en las operaciones futuras, esto es crear efectos no deseables, aunque haya modernización y empresas que se beneficien. Se desdeña la vecindad, nuevamente se borra la historia. No se crean signos vitales ni se posibilita la tensión del encuentro sano de diversos discursos, sean estos cuales fueran. Solo se fomenta la competencia desleal. Y los aparatos de mercado resultan en práctica una matriz idéntica al plano de 1822, pero aquí resulta tener tres dimensiones, sin tener demasiada conciencia de la dimensión temporal.
Urgen estudios sobre las ideologías barriales, sus historias, sus intra y extradomesticidades, para aportar a las modificaciones urbanas. No nos interesa un respeto obcecado de la cultura popular como cosa congelada en algún momento; interesa en cambio el conocimiento del habitar cotidiano en la ciudad.
'El problema no está en saber lo que piensa un grupo [conciencia real], sino cuáles son los cambios susceptibles de producirse en su conciencia [conciencia posible] sin que haya ninguna modificación en la naturaleza esencial del grupo (...) cuál es el campo de conciencia [posible] en cuyo interior tal o cual grupo de hombres puede, sin modificar su estructura, variar sus maneras de pensar (...) cuáles son los límites que su conciencia de realidad no puede rebasar sin una profunda transformación previa (...) su conocimiento no puede llegar hasta un límite máximo compatible con su existencia (L. Goldmann: 1980)
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Manrique Zago y col: Benarós, Couselo, Etchegaray, Federico, Vázquez Lucio (Siulnas), Ben Molar, Pesce, Rascovsky, Sábato, Salatino, Zago. 1986. "Buenos Aires Ciudad Tango" (Bs As: Ed. Zago/ Secr. de cultura de la MCBA)
Referencias
1 Esta ponencia engloba sintéticamente dos trabajos previos: "La ciudad, la vida doméstica y la calle; continuidades y discontinuidades para el enfoque proyectual" (1996, publicado) y "Identidad y cambio en los grupos intra y extradomésticos barriales" (1998, inédito); ambas realizadas en las Jornadas de Investigadores de la Cultura, Fac. Sociología, UBA en fechas mencionadas.
2 En el 'Programa del conjunto habitacional Ciclo Vital' (Sarquís y colaboradores: Pomar, Kaplansky, Spadoni, de Sárraga: 1995) se verifica en un capítulo específico distintas Unidades de Convivencia. Ese texto está referido a la Capital Federal entera, mencionar cuales son sus aspectos centrales nos retrotraería a estudiar las convivencias genéricamente.
3 Pedido especial al INDEC, Ver bibliografía.