5. Ciudades de fin de siglo: el paisaje de la inclusión y de la exclusión.

Reflexiones desde la Psicología Social

Lic. Andrea Bonvillani
Lic. María Silvina Paladini

Algunas categorías teóricas

Nos posicionamos desde una Psicología Social interesada en el estudio sistemático de los mecanismos por los que la estructura social organiza materialmente y otorga significación a la experiencia de los sujetos, en tanto a través de este proceso fundamental se construye la subjetividad.
Las condiciones en que esta construcción ha de producirse son esencialmente psico-sociales, esto es, para que el proceso pueda darse siempre ha de haber un otro, "como modelo, rival o ayudante", dice Freud en "Psicología de las masas y análisis del yo". Pero ocurre que, -y este punto comienza a ser significativa la categoría "Paisaje"- esta internalización de un otro no se hace como si este fuera abstracto o aislado, sino que, siendo parte de un contexto, se incluirán los objetos inanimados que lo forman; el hábitat en su totalidad. Aportado por Enrique Pichón Riviere, el concepto de "internalización ecológica" es clave en tanto viene a poner de relieve que el mundo interno no sólo está habitado por relaciones intersubjetivas, sino también por objetos significativos de la historia personal, por las características del paisaje donde nacimos, crecimos, morimos...
Profundizando en esta línea nos encontramos con los desarrollos de Marc Augè desde la Antropología y Alain Lipietz desde la Ecología. Ambos hacen aportes de interés respecto de la relación significativa entre el hombre y los espacios en que habita.
Marc Augè ha definido el "lugar antropológico" como la construcción concreta y simbólica del espacio, que reúne tres cualidades básicas:
· "identificatoria", en tanto posibilitan a los colectivos humanos simbolizar aquellos elementos constituyentes de la identidad compartida;
· "relacional", ya que la filiación del sujeto en el lugar siempre es con otros y, al mismo tiempo, sujeta a reglas, constituyéndose en la práctica en un conjunto de posibilidades, prescripciones y prohibiciones. En este sentido se destaca una característica del lugar: delineando fronteras -materiales y psicológicas- ofrece límites;
· "histórica". Además de conjugar identidad y relación, el lugar se define por una "estabilidad mínima" en el "tiempo subjetivo", es decir en el tiempo significado por el habitante del lugar, lo cual le permite reconocer "señales" propias de ese lugar aunque objetivamente este se modifique por el paso del tiempo cronológico.
Como puede verse, en el concepto del lugar cobra una importancia decisiva la cuestión del "sentido". Para que la materialidad del espacio sea considerada "lugar" tiene que significar algo para alguien:
"lugar es un espacio cargado de sentido, se constituye a partir de ser habitado, vivido, cargado con orientaciones y memorias, con afectos y liturgias"
1
En este punto, estos aportes en torno al concepto de lugar presentan interesantes coincidencias con lo trabajado por Lipietz respecto del "Paisaje", categoría que construye para dar cuenta de la relación hombre/naturaleza y de la representación que el hombre tiene de ella.
El paisaje es la plasmación en una imagen del entrecruzamiento Naturaleza/Cultura: naturaleza apropiada y transformada por la mano del hombre.
El paisaje puede ser abordado desde distintos aspectos.
Por un lado tiene materialidad, es decir que presenta aspectos aprehensibles sensorialmente; se ofrece a la percepción directa del observador.
Puede ser considerado como una fotografía del producto de la praxis humana y de la heterogeneidad de la vida cotidiana, imagen que convoca tanto la mirada humana como el establecimiento de un nombre: "necesita, le es suficiente, entregarse a la mirada humana (sin la cual no es más que morfología). El paisaje puede ser totalmente mineral, puesto que la mirada humana lo humaniza, lo bautiza, lo antropocentriza"
2
La nominación es una operación social por la cual se clasifican, se tipifican realidades (Bourdie, 1994). El nombrar implica una atribución de sentido por medio de la cual se ordena el mundo social.
No debemos dejar de tener presente que esta costrucción se lleva a cabo en el ámbito de la vida cotidiana, "verdadera esencia de la instancia social, del acontecer histórico" (Heller, 1985); enmarcada en el sistema capitalista moderno, estructurada de manera heterogénea y jerárquica, en cuanto a su contenido y siginificación.
Heterogénea, en tanto el sujeto debe procurarse diferentes actividades para su autopreservación, y a la vez posee diversidad de necesidades, a veces contradictorias, y conflictivas.
Jerarquía espontánea como condición de organicidad, determinada históricamente por la división social del trabajo; por lo que no es eterna ni inmutable, sino que se modifica por la producción, por la época, por la sociedad, por el lugar del individuo en ella.
Intimamente relacionados a estas categorías se encuentran los conceptos de hado y contingencia. En el primero las condiciones de vida se consideran definitivas, inmutables, negándole al hombre las posibilidades de elegir modificarlas libremente. En cambio, la conciencia de la contingencia le permite darse cuenta que puede revertir las condiciones en las que ha nacido.
A continuación reflexionaremos acerca de las subjetividades construidas en dos paisajes propios de las ciudades de fin de siglo así como de las posibilidades de inclusión/exclusión social que ambos representan.

Una experiencia de trabajo: "El lugar donde vivimos"

Este proyecto realizado desde la Cátedra de Psicología Social de la Universidad Nacional de Córdoba forma parte de la propuesta de la O.N.G. francesa Música Esperanza y se lleva a cabo en un Barrio periférico de la ciudad de Córdoba. Tiene como eje de trabajo realizar, desde el marco disciplinario de la Psicología Social , un diagnóstico psico-social que aporte a una "mejor calidad de vida".
Para ello se trabaja con dos abordajes diferentes:
1- observación y entrevistas a los pobladores;
2- reuniones grupales de adolescentes y adultos en el Comedor de Caritas.

Breve descripción del lugar

Se ubica en el sector sur de la ciudad, a dos cuadras de un puente que cruza la avenida Circunvalación (que demarca el perímetro urbano). Dicho barrio se encuentra a una cuadra de la Avenida Vélez Sarfield (una de las más importantes de la ciudad). Amedida que uno de aleja de esta avenida la precariedad de las viviendas es cada vez mayor. Paralelamente a la misma corre el canal, centrándose en sus costas las viviendas más precarias.

A través de estos tres años de trabajo podemos compartir algunas consideraciones acerca de la vida cotidiana de este Paisaje.
En el sistema capitalista moderno, el principal modo de integración social es el trabajo asalariado, pero remitiéndonos a este barrio, podemos decir que casi en su totalidad, los trabajos que ellos realizan son "changas", (es sorprendente la cantidad de letreros ofreciendo servicios y oficios) y "trabajo basura" (cirujeo, prostitución y tráfico de drogas).
Esta situación no les permite la inclusión en este sistema de consumo, excluyéndolos del mismo; por lo tanto la heterogeneidad se basa en llevar a cabo diferentes actividades como: trocar, hacer quinta, pedir colaboración de los vecinos, robar, etc. para satisfacer las necesidades básicas de la familia.
En cuanto a la jerarquía podemos decir que además de saberse pertenecientes a la clase baja -"somos pobres, no tenemos para comer"-, entre mujeres y hombres existen diferentes accesos a los espacios del barrio: por ejemplo el kiosco es para que los hombres se reúnan a tomar, las canchas de fútbol son para que ellos mismos jueguen. A su vez, el uso de la misma está determinada por el tiempo: a la siesta y a la tarde, los días de semana juegan los niños y jóvenes; los sábados y domingos, los adultos.
Los almacenes y comedores que allí funcionan son exclusivos de las mujeres-madres, y asisten en este último a los niños.
Asimismo, los medios de movilidad (bicicletas, motos, automóviles), son manejados por los hombres, siendo las tareas domésticas exclusivas de las mujeres: el "afuera" de la casa es de los hombres y el adentro de las mujeres.
Se observan espacios que están cargados de sentido por los pobladores; así el canal que atraviesa esta barrio es un fuerte referente de la pertenencia que ellos han construido: los une y a la vez los diferencia (material y simbólicamente); es lo pobre y lo más pobre; es lo limpio -porque muchos se sirven de sus aguas para regar y limpiar las casas- y lo sucio -en él depositan residuos y todo material desechable-; es amenaza -en él han muerto niños ahogados y ha habido diversos accidentes- pero a la vez es seguro -es el lugar no requerido por nadie, por lo tanto dicho asentamiento no será erradicado. Por esto mismo es vida y es muerte.
Del mismo modo el puente delimita el estar dentro o fuera de la ciudad.
Otros lugares que han perdurado a través del tiempo son la plaza que representa para los adolescentes el lugar de encuentro y de expresión del amor y la canchita, antes mencionada.
Las organizaciones allí presentes, como la Capilla de "Catequesis", el Comedor de Caritas y el de Medea también son referentes que agrupan y a la vez dividen, la participación en uno de ellos los distingue y excluye de los demás.


El shopping: ¿Un nuevo paisaje en la ciudad?

Otra mirada esta puesta en un Paisaje propio de las ciudades de fin de milenio: un shopping center. Es el resultado de una investigación de tipo exploratoria realizada con motivo de mi Trabajo Final de Licenciatura . La pregunta central apunta a las condiciones de posibilidad que se ofrecen desde un determinado shopping para la construcción de representaciones sociales acerca de este objeto, para lo cual se seleccionaron dos analizadores:
- "espacio materialización"; forma concreta y particular que asume la morfología y distribución de los elementos en el aquí y ahora. Los objetos físicos que se ofrecen a la percepción directa del observador.
- "nombres"; con los que el shopping se bautiza.
Es decir que a partir del análisis de estas dos dimensiones (espacio-nombres) que asume la oferta simbólica de este paisaje se procuró hipotetizar acerca de las posibles imágenes mentales que podrían representarse los sujetos es relación del objeto social "shopping", recordando la doble función de las representaciones sociales: comprender y explicar los hechos y orientar comportamientos.
Empecemos por el nombre "NUEVOCENTRO".
Qué representa para los cordobeses el significante "centro"?
Durante mucho tiempo, el lugar preponderante para realizar las compras en todos los rubros; pero además está unido a la memoria, a las tradiciones, a la ceremonia del encuentro y a todos los símbolos que basamentan la pertenencia de los cordobeses a su ciudad.
Según el propio gerente de Arquitectura y Marketing, este shopping busca producir un trasvasamiento de clientes del viejo-centro (de la ciudad) al NUEVOCENTRO, intencionalidad manifestada en la manera de tramitar su relación con la historia de la ciudad: un delicado equilibrio entre el adentro y el afuera.
A modo de ejemplo se destacan:
* el "Nivel Plaza de la Fuente" (uno de los pisos que lo componen) se caracteriza por su tranquilidad y silencio, sólo matizado por el ruido del agua. Como su nombre lo indica, procura recuperar la vivencia propia de una plaza, pero anulando los peligros de la vida urbana actual: mientras se lee el diario, la amenaza de un asalto es borrada por la presencia cercana, atenta y constante del guardia.
* el "mini-pasillo" del Nivel Duarte Quirós está hecho a la imagen de las típicas galerías del centro de la ciudad, pero con la diferencia que está alfombrado.
* la "cúpula transparente del Nivel Alto", permitiendo que ingrese la luz y el calor natural, crea una atmósfera de calle protegida.
Por momentos es posible imaginar que se está en plena área peatonal.
Pero al percibir que la temperatura siempre es benigna, independientemente de los cambios climáticos que pueden registrarse afuera, la confusión se disipa: el shopping, es una operación arquitectónica básicamente cerrada, aislada de su contexto. Su relación de indiferencia respecto de la ciudad en la que emerge sólo se modifica en la medida en que esta puede aportar un beneficio para el logro de sus objetivos comerciales.
El área peatonal, la galería, la plaza, son "lugares conocidos" para los cordobeses; espacios que, a fuerza de ser vividos, se han transformado en lugares donde, en menor o mayor grado, hay pertenencia.
El shopping lo sabe. Por eso, recuperando esos significantes y plasmándolos en el diseño de determinados recursos arquitectónicos, busca capitalizar sus significados: "lo familiar", "lo conocido"... "la pertenencia".
De esta manera, la propuesta se ancla en las representaciones que tienen los cordobeses acerca de la compra, de la recreación, del encuentro.
Simultáneamente, agrega a la oferta tradicional del centro algunos valores que, en un caso, este nunca tuvo -la protección contra las inclemencias del tiempo- y, en otro, coherente con una tendencia casi universal de degradación de las áreas centrales, ya no puede brindar eficazmente: el orden , la limpieza, la seguridad, el confort:
"El centro ya no sugiere lo que podía sugerir en los años 50' o 60' o mucho antes, desde principio de siglo, el centro deja de ser un espacio privilegiado de la oferta material y simbólica". 3
Así, puede decirse que el shopping maneja las relaciones adentro/afuera como si tuviera una "membrana semipermeable" que deja pasar sólo aquello que es funcional a la norma que materializa: el consumo.
Justamente la puerta simboliza el lugar de paso entre dos espacios -el adentro y el afuera- entre lo conocido y lo desconocido, la necesidad y los satisfactores disponibles.
Las puertas funcionan como referencia material principal de los mecanismos de inclusión/exclusión que se observan en el shopping.
Espacial y normativamente se puede caracterizar a la edificación como abierta, es decir carente de restricciones de tipo físico o abstracto, como puede ser el requisito de la presentación de una credencial u otro documento para el ingreso.
Durante la realización del trabajo de campo no se observó ninguna situación en la cual el personal de seguridad apostado cerca de las puertas impidiera el acceso a persona alguna, lo cual avala la caracterización anterior.
Pero no es menos cierto que hay determinados actores que están ausentes en esta geografía: mendigos, linyeras, cirujas...
Estos son, en términos de Bourdieu, los que de ninguna manera pasarán esta línea que instaura una división, estas puertas que consagran la separación entre el adentro y el afuera.
Pero un dato interesante lo aporta la Memoria del Proyecto que dio origen a este shopping:
"En la calle X, manteniéndose su carácter barrial, se darán los accesos al área depósitos y servicios".
Se trata de una de las puertas que da a una calle lateral (Caseros), permitiendo de esta manera, el acceso desde el barrio más cercano, donde antiguamente había una villa miseria.
De lo cual se puede hacer el siguiente análisis:
a) Si para mantener el "carácter barrial", se coloca el acceso al depósito y a los servicios, se puede interpretar que lo primero (el barrio) se concibe relacionado de alguna manera con todo lo que resulta de las actividades mencionadas (movimiento de camiones, residuos, aceite derramado en el piso, cajas y envases diseminados, etc.)
b) Si la Puerta de la que estamos hablando está ubicada a pocos metros de donde se observa toda esta "materialidad del paisaje", se puede ir pensando en qué medida se considera a los que ingresan por esta puerta.
Por ejemplo, no resulta conveniente estacionar el auto cerca en esta zona: no sería seguro dejarlo a la par de camiones y demás vehículos que cargan y descargan en este sector.
El "RITO DE PASAJE", que tiene como soporte material a las puertas, viene a consagrar e instituir como legítimo un límite que no es natural, sino arbitrario.
Como todo rito, "marca solemnemente el paso de una línea que instaura una división fundamental del orden social" 4
En este caso, una división entre quienes son aptos para entrar en el shopping y los que no lo son.
El límite que marca el rito es arbitrario en la medida en que no obedece a propiedades de "naturaleza natural", sino a propiedades de "naturaleza social", que, en todo caso, aparecen naturalizadas en virtud de un mecanismo de repetición que en el seno de la vida cotidiana reproduce sin cesar la diferencia, y así la refuerza y legitima.
De esta manera puede resultar normal, -cuando no pasar inadvertido- que en el interior del shopping haya determinados actores sociales ausentes: hay un conjunto escondido en relación al cual se define el grupo instituido, dice Bourdieu. Pero las condiciones de inclusión/exclusión al paisaje no son del orden de lo biológico o lo natural, sino de lo socio-cultural: corresponden a la inclusión/exclusión de los sujetos al sistema de producción, distribución y consumo que caracterizan al Capitalismo.
El shopping no las produjo, pero si -como plasmación acabada de la tendencia consumista- contribuye a su sostenimiento y reproducción.
Por último, examinemos una de las definiciones referidas al shopping que da uno de sus ejecutivos: "nuestra idea es que no sea un mero mercado, sino un ágora"5.
Para resaltar cuan sugerente puede ser esta expresión recordemos que el ágora es el nombre que se le daba en la antigüedad al lugar donde se discutían y decidían los asuntos concernientes a toda la comunidad, es decir era el escenario donde se ejercía la participación política: encuentro, debate y decisión de lo público.
El significante ágora viene a sugerir, entonces, el ejercicio de la ciudadanía en un orden democrático.
Paralelamente el contexto del fin del milenio puede caracterizarse por el fuerte cuestionamiento que está sufriendo la política como práctica por la cual es posible decidir aquellas cuestiones que son de interés común. Esto por múltiples razones: descreimiento, disminución de la vida pública/retracción hacia lo privado, subordinación de la acción política a su espectacularización en los medios, a la vez que se reduce la participación en espacios sociales tradicionales (partidos políticos, sindicatos, universidades, "la calle", etc.).
Con este panorama, cabe preguntarse: ¿qué significa ser ciudadano hoy?.
Con García Canclini sostenemos que este interrogante "(...) se contesta más en el consumo privado de bienes y de los medios de comunicación que en las reglas abstractas de la democracia o en la participación colectiva en espacios públicos" 6
Si la lógica que rige esta participación es la del consumo parece del todo coherente que el shopping se ofrezca como ágora: "monumento de un nuevo civismo" (Sarlo, 1994), ya no sostenido en los derechos adquiridos por el sólo hecho de ser ciudadano de un Estado, sino por el derecho que sólo otorga el dinero: comprar y vender.


Algunas consideraciones finales

Es menester destacar que se trata de dos realidades que objetivan las diferencias de clase, a la vez que contribuyen a su perpetuación. Estos dos paisajes anteriormente analizados responden a dos realidades distintas, ubicándose estratégicamente en la trama urbana: el primero en la periferia, lejos del "centro" y el segundo a apenas cinco cuadras.
Como se dijo al principio, el paisaje es capaz de condensar en una imagen las transformaciones que el hombre hace de la naturaleza para poder vivir, transformaciones que en el momento actual están regidas por la lógica del Capitalismo.
En estos dos paisajes puede visualizarse, con algunos matices, de qué manera esta lógica produce y reproduce sin cesar la exclusión social.
En el Barrio, más brutalmente porque se trata de una situación de pobreza debido a la imposibilidad de acceder a bienes (materiales y simbólicos) por la falta de poder adquisitivo, consecuencia de una exclusión anterior: al mercado de trabajo.
En el shopping se trata de una exclusión más sútil; pero que tiene una intencionalidad, un plus de sentido: si los pobres no están adentro, ¿será porque no existen?.
Junto con la procuración del máximo confort, seguridad y placer estético, una apuesta fuerte a la evitación de la expresión del conflicto social, de las desigualdades.
Respecto de la experiencia del lugar observamos que en el barrio existe mayor posibilidad de identificarse con un colectivo: lugares claves de pertenencia, a los que se puede acceder aún sin consumir -la plaza, la canchita, una esquina, son lugares públicos- y en algunos hasta se recibe alimento, recreación, contención, sin pagar. Pero simultáneamente esta situación genera ambivalencia puesto que al "no pagar" no se sienten propietarios de lo que consumen y, por lo tanto, no lo valoran en su real dimensión.
Esto último puede responder a la no conciencia de su contingencia, de pensar y sentir que son capaces de transformar su realidad y que ellos también son merecedores de una mejor calidad de vida, siendo esta una característica de los excluidos.
Estos lugares son, además, referentes de una historia compartida, capaces de ser cargados con sentidos propios por los vecinos.
En el shopping la pertenencia parece estar sujeta a la capacidad de consumir, ya sea objetos materiales, ya sea símbolos que pueden dar a quien los porta cierto prestigio dentro de su grupo.
Cierto es que al menos este shopping procura evocar lugares que históricamente significan mucho para los habitantes de la ciudad, pero al quedar negado "lo otro" como diferencia (el cuarteto, el vendedor ambulante, los chicos de la calle, el vendedor de praliné) genera una imagen que, aunque limpia, prolija y segura es forzada e irreal.
¿Qué pertenencia puede desarrollarse en un ámbito donde el usuario no participa más que consumiendo?
¿Qué memoria de lo que nos constituye como ciudad puede construirse en un espacio que se nombra a sí mismo como lo NUEVO, aspirando a ser el "nuevo centro de la ciudad de Córdoba"?


Bibliografía

Augé, Marc. (1995); Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Barcelona. Gedisa.

Bourdieu, P. (1994; ¿Qué significa hablar?. París. Editorial Akal/Universitaria.

García Canclini, N. (1995); Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización. México. Grijalbo.

Heller, A. (1985); Historia y vida cotidiana. Barcelona. Grijalbo.

Lipietz, A. (1994); "El paisaje, país y mirada: un punto de vista ecologista". En Revista Monumentos históricos, Núm. 192. París.

Sarlo, B. (1994); Escenas de la vida postmoderna. Buenos Aires. Ariel.

Referencias

1 Margulis, M.; La cultura de la noche. Buenos Aires.
2 Lipietz, A. (1994); "El paisaje, país y mirada: un punto de vista ecologista". En Revista Monumentos históricos, Núm. 192. París.
3 Sarlo, B. (1990); "Ideas para pensar la ciudad donde reinan las imágenes". En Diario Página 12.
4 Bourdieu, P. (1994); ¿Qué significa hablar?. París. Editorial Akal/Universitaria. Pág. 79.
5 "Una obra para quedar" (1995); reportaje al Gerente de arquitectura y marketing de Nuevocentro Shopping. En Revista El Arquitecto, N° 19. Córdoba. Pág. 24.
6 García Canclini, N. (1995); Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización. México. Grijalbo. Pág. 13

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