4. Expansión territorial del gran San Miguel de Tucumán desde 1990

Por Sandra L. Mansilla y Federico Soria

Introducción

En esta última década se produjo una importante modificación del proceso tradicional de urbanización de San Miguel de Tucumán. Este proceso, que fue característico entre 1940 y 1980, puede resumirse, en una exagerada generalización, de la siguiente manera:

- loteo por subdivisión de antiguos terrenos de gran extensión en áreas contiguas a la planta urbana, sin infraestructura básica, debido fundamentalmente a que las redes se limitaban a cubrir el área ya urbanizada y, por otro lado, no existía un código que regulara tales loteos.

- adquisición individual, por compra o por invasión, de una fracción de terreno

- autoconstrucción de la vivienda

- lento proceso de incorporación a la red de servicios básicos

- incorporación a la estructura urbana por consolidación de los barrios, cuanto más lejanos al centro, tanto más baja la clase social.

Hasta este momento, la política estatal de producción de espacio habitacional urbano, se limitaba a algunos casos puntuales, que no llegaban a modificar notoriamente la superficie urbanizada.

La disminución del poder adquisitivo de grandes grupos sociales, la incapacidad operativa de las gestiones municipales, la política empresarial de las grandes constructoras e inmobiliarias, las nuevas políticas de créditos hipotecarios, así como el crecimiento vegetativo diferencial de la población urbana, se pueden señalar como causas fundamentales de tal modificación.

De la observación de tal fenómeno ha surgido una gran cantidad de interrogantes que, a la fecha, sólo permiten plantear una urgente necesidad de organización espacial del crecimiento de la ciudad.

Expectativas y marco teórico

El análisis de las características de la expansión urbana reciente nos interesa por cuanto el mercado de la vivienda, así como los procesos ecológicos, y los comportamientos socioeconómicos, siempre a nivel agregado o a gran escala, contribuyen a definir la estructura de la ciudad.

En este sentido, nos interesa verificar mediante este trabajo las siguientes hipótesis:

  • Entre 1990 y 1998 se produjo una expansión de la construcción en el Gran San Miguel de Tucumán que afectó fundamentalmente a los municipios conurbados.
  • Tal expansión está destinada fundamentalmente a uso residencial intensivo.
  • Se está acentuando en esta ciudad el proceso de segregación social residencial.

Partiendo de la base de que la relación con la estructura urbana puede servirnos como punto de partida para el análisis de la relación existente entre proceso socioeconómico y configuración del paisaje urbano, seguimos a Whitehand (1977) en el sentido de que etapas de estancamiento o expansión de la construcción de viviendas se manifiestan en el espacio por la disminución o el aumento del valor de la tierra y, consecuentemente el avance o estancamiento de la urbanización.

Por otra parte, nos interesa verificar el proceso que Harris señala como típico de las ciudades americanas, según el cual "como la población urbana aumenta, las ciudades se expanden hacia fuera generando fuerza centrífugas, presionando en los límites, por lo cual las ciudades centrales pierden población y las áreas colindantes, separadas políticamente, incrementan dramáticamente en población, funciones y poder político" (Harris 1992:43)

El método utilizado

Se utilizan imágenes Landsat TM, bandas 3-4–5, de fechas mayo de 1990 y octubre de 1997, en formato digital (BSQ), procesadas para poder trabajar en formato ILWIS (MPD, MPI), con el que se combinan las bandas 4–5–3 para la composición Falso Color.

La etapa siguiente es la georeferenciación de las imágenes obtenidas, para lo que se utiliza un archivo gráfico de 164 puntos georeferenciados.

Luego se plotearon la imágenes (figuras 1 y 2), con las cuales se puede hacer directamente una primera valoración de la expansión de la mancha urbana, lo que permite establecer los pasos siguientes.

En nuestro caso, la etapa inmediata posterior, fue la verificación en el campo de las áreas más significativas, lo que, a su vez permitió un relevamiento expeditivo de las características de los cambios ocurridos en cada una de ellas.

Luego, mientras se analizaban las estadísticas demográficas existentes (Población y vivienda por radios y fracciones para 1991), se procedía al cálculo digital de la superficie expandida. Esto es, sobre las imágenes satelitales se hizo la delimitación de la superficie urbana, luego se la digitalizó, utilizando el programa PCArc Info, obteniéndose dos coberturas de polígonos, que, al unirse permiten calcular automáticamente el área.

Es posible también utilizar el método de clasificación multiespectral supervisada, pero lleva más tiempo/máquina y los resultados son idénticos, o con un pequeño margen de diferencia, por lo que se lo desestimó en esta oportunidad.

El uso de las imágenes Landsat se debe a que son apropiadas para el análisis de uso del suelo, en tanto y en cuanto superficie urbana es aquella de uso intensivo, con gran parte de la superficie cubierta por estructuras edilicias. En este sentido, nos sirve para delimitar adecuadamente la extensión real de la planta urbana.

Pero, la configuración espacial de la ciudad ofrece algunas dificultades para efectuar la delimitación por cuanto, por ejemplo, la ciudad jardín de Yerba Buena, con su gran cantidad de espacios verdes se confunde con los alrededores de bosques naturales de la sierra de San Javier. Asimismo, la intensidad de calor producida por la gran cantidad de industrias de la Banda del Río Salí semeja una intensidad de urbanización mayor a la real en ese sector. Por esto, cada clasificación necesita una verificación en el terreno.

Para el desarrollo de este trabajo, además, debido a la carencia de estimaciones estadísticas adecuadas, el trabajo de campo resulta imprescindible.

El Gran San Miguel de Tucumán

El aglomerado urbano está compuesto por 5 municipios y varias comunas, conformándose la planta urbana como se puede observar en el plano 1.

Si bien se considera al aglomerado desde 1970, el cálculo de la superficie realmente urbanizada desde entonces se complica porque la Dirección de Estadística no contempla en 1980 y 1991 la superficie efectivamente amanzanada sino la superficie total de los radios censales incluidos. Por eso, en la tabla 1 se considera solamente la superficie calculada para 1970 (en manzanas en la fuente).

 

Tabla 1: Crecimiento demográfico y espacial del GSMT

Año

Superficie

Población

Has

Variac.

% Crec

Habitantes

Variac.

% Crec

1970

7100

   

361506

   

1990

9972

2872

40,4

622348*

260842

72,1

1998

12582

2610

26,2

712362**

90014

14,5

Fuentes: 1970 Direcc. Pcial. de Estadísticas

1990-1998 Cálculo propio

* 1991 ** Aplicac. de la tasa de crecimiento absoluto 80-91

 

Se observa que la expansión de la planta urbana no se corresponde con el crecimiento demográfico en el mismo período, con oscilaciones que se pueden explicar por la incidencia de distintos factores, especialmente económicos. Sin embargo, es importante señalar que en el último período considerado, la expansión del área urbanizada ha superado notablemente a la de la población, lo que se manifiesta como consecuencia de los procesos enunciados en la introducción. Esto permite suponer, que en el próximo censo los indicadores de hacinamiento (> 4,5 en 1991) habrán disminuido en esta ciudad.

Sin embargo, también permite prever un aumento de la presión social hacia los municipios para proveer a sus necesidades de saneamiento básico, para lo cual se está observando una lamentable incapacidad dinámica de gestión.

Resultados

En general, mediante nuestro método de trabajo se han detectado gran cantidad de áreas cuyo uso se ha modificado en el período de estudio, aunque ha sido posible observar que existen similitudes en grandes sectores, por lo que los hemos agrupado (ver plano 2) de la siguiente manera:

      • SudEste: incluye las áreas de expansión localizadas tanto en el municipio de la Capital como de la Banda del Río Salí, al este del río. En el primer caso es un área de crecimiento espontáneo de grupos marginales, debido a la instalación del Mercado de Concentración Frutihortícola y del Vaciadero Municipal de basura de la Empresa Concesionaria 9 de Julio, a ambos lados de la Avenida de Circunvalación. En el segundo caso, corresponde a instalaciones fomentadas por el Estado, unas indirectamente y otras oficialmente, destinadas a grupos de muy bajos recursos las primeras, y las otras a grupos capaces de pagar las cuotas del Fonavi. Este sector es significativo debido a que, si bien en 1991 registraba las menores densidades del aglomerado, también presentaba los indicadores más altos de NBI desde 1980, especialmente hacinamiento. En los últimos años, a esto debe agregarse la situación de riesgo ambiental dado que los nuevos barrios se han asentado sobre el lecho de inundación del río Salí, de la misma manera que se ha favorecido la densificación de los asentamientos al lado del vaciadero de basura. De este modo el típico periurbano de San Miguel de Tucumán, reservado históricamente para espacios verdes (Guido, 1941), está cediendo rápidamente ante la expansión de los barrios más pobres de todo el aglomerado.

 

      • Extremo Sur de la Capital: una serie de conjuntos habitacionales construidos por el Estado, en terrenos que estaban en desuso desde el cierre de los ingenios Amalia y San Felipe. En 1991 este sector presentaba alta densidad y hacinamiento (plano 3), pero, dada la cantidad de barrios construidos en los últimos años, se puede esperar que ambos indicadores disminuirán, a la vez que aumentará la población absoluta cuando se terminen de ocupar todos los barrios.

 

    • SurOeste: en el municipio de la Capital, corresponde a un área mixta, en donde se combinan soluciones habitacionales oficiales con privadas, planificadas con autoconstrucción, y también legales con semilegales e ilegales. Este sector se considera una síntesis de la gran cantidad de estrategias de producción de espacio habitacional urbano para las clases sociales de menores recursos. Ya en el período 80-91 había manifestado un crecimiento demográfico superior al 80%. Actualmente, existen en el área 14 barrios, de los cuales tan sólo 3 figuran en la cartografía censal del ’91. La superficie recientemente ocupada tenía uso agrícola y ha sido vendida por sus propietarios a la CGT y a SMATA para los cuatro barrios (más de mil viviendas) que los mismos han construido mediante una operatoria del Instituto Provincial de Vivienda, con fondos del Estado. Hay que hacer notar que estos barrios se construyeron sin contar con la correspondiente aprobación de la Municipalidad, por lo que revisten la categoría de semilegales. El resto de la superficie la constituyen asentamientos de distintos grados de irregularidad. , Tanto la carencia de infraestructura de los barrios autoconstruidos, como la inaccesibilidad de los planificados generan un área de muy mala calidad de vida.
  • Extremo Oeste: corresponde al área de Yerba Buena, en donde el Estado ha permitido la construcción de barrios de gran cantidad de viviendas, incluso con fondos Fonavi, en sectores no urbanizables por el riesgo de inundaciones. Este es el caso más significativo de la influencia que ejercen las empresas constructoras sobre el Estado, a la hora de imponer no tan sólo el tipo de vivienda a construir, sino también la localización de las mismas, todo en función de sus propios intereses económicos.
  • NorOeste: Este es el caso de urbanización más reciente, en parte planificada y en parte espontánea, originada por la apertura y construcción de una avenida que une el NW de la Capital con Horco Molle, al NW de Yerba Buena. La histórica expansión de las clases más aventajadas de Tucumán hacia el oeste, a lo largo de la avenida Mate de Luna, parece tener ahora un nuevo eje paralelo. La avenida Presidente Perón se abrió sobre antiguos cañaverales, generando una nueva perspectiva de desarrollo y urbanización para los mismos, que está presentándose también como apta para grupos de altos ingresos. Hasta la fecha, sin embargo, el proceso difiere del histórico en que los emprendimientos los están realizando empresas constructoras, que generan barrios privados y urbanizaciones de alta calidad.
  • Norte: en el municipio de Las Talitas, el proceso de urbanización está siendo planificado e incluye barrios Fonavi y urbanizaciones privadas, según un mercado de tierras municipal. Este municipio es de reciente creación (1990), por lo que no cuenta aún con una gran variedad de funciones (educación de nivel medio, salud, recreación, comercio especializado) y el mercado laboral está muy relacionado con las actividades citrícolas. De este modo es que la infraestructura aún está incompleta y, por lo tanto tiende a ocuparse con población de bajos recursos.
  • Noreste: área del municipio de la Capital, tradicionalmente dedicado a la horticultura y floricultura que, debido a gran cantidad de factores económicos de la actividad ha ido cediendo espacio a nuevas actividades como clubes, cementerios, asentamientos precarios y urbanizaciones estatales. La especulación inmobiliaria está dejando áreas en desuso, aunque las redes de servicios básicos no están expandiéndose a la misma velocidad que la población. El valor de estos terrenos no los está haciendo aptos para uso residencial, por lo que se constituye en el área natural de expansión de la zona industrial del Acceso Norte.
  • Este: en el municipio de Alderetes, corresponde a loteos privados que responden al natural crecimiento de la población, pero también a los problemas económicos de las tradicionales actividades agrícolas del área. Este municipio se caracteriza por la inexistencia de una fisonomía y funciones urbanas. Asimismo, la infraestructura está incompleta y el mercado laboral está significativamente ligado a la actividad agrícola, por lo tanto, la urbanización aparece como un fenómeno impuesto por las estadísticas.

Los sectores así descriptos son los más significativos por cuanto implican aumento de la superficie urbanizada, sin embargo, en el interior de la ciudad Capital, se ha observado durante el mismo período de tiempo un importante proceso de remodelación urbanística, que incluye no sólo al área central, sino también a sectores alejados del centro. En el primer caso está representado por la renovación edilicia especialmente del Barrio Norte, en donde se construyeron numerosos edificios residenciales lujosos y oficinas de muy buena calidad, destinados a población de muy buenos recursos y empresas de servicios. En los sectores más alejados, en cambio, corresponde a instalaciones de hipermercados, supermercados y shopping centers, que abarcan grandes superficies e incluyen nueva infraestructura. Es necesario hacer notar que estos cambios de uso del suelo urbano en el interior de la ciudad, en ningún caso representaron aumento de la densidad de población, que ya había disminuido en el período intercensal anterior, aunque sí un notorio cambio social.

Producción de espacio urbano y estructura socio espacial de San Miguel de Tucumán

Según Mertins (1996), la estructura de San Miguel de Tucumán incluye zonas con estructura radial, zonas con estructura sectorial y zonas con estructura celular y, por lo tanto, se puede explicar mediante el Modelo de la Diferenciación funcional y socio espacial de las ciudades de América Latina, elaborado por él y Bähr en 1981. Según este modelo, la zona con estructura radial corresponde a la ciudad antigua, colonial, en la que los grupos sociales se instalaban a partir del centro, con gradiente social negativo hacia la periferia. A una etapa más moderna corresponde la expansión de las clases altas a lo largo de un eje igual que la localización del sector industrial en relación con las principales vías de acceso a la ciudad (zonas sectoriales). Mientras tanto, independientes como células, han ido apareciendo centros urbanos y barrios o urbanizaciones planificadas en la periferia de la ciudad.

De acuerdo con este trabajo habrá de revisarse tal estructura, en tanto y en cuanto la expansión del sector industrial de norte y el nuevo eje de expansión de grupos aventajados hacia el oeste, en una primera instancia parecen modificar la estructura sectorial. Por otra parte, en el caso de las urbanizaciones del este, sudoeste y sudeste es necesario pensar si no significan una regresión, puesto que no hacen otra cosa que agregar un anillo a la estructura radial típica de la ciudad pequeña latinoamericana y no de la metrópolis.

En cuanto a nuestras hipótesis y, a pesar de que no hemos analizado profundamente el período anterior a 1990, podemos afirmar que el desarrollo urbano del Gran San Miguel de Tucumán en el período 1970-90 ha estado signado por una recesión económica, cuya consecuencia espacial fue el estancamiento de la construcción y la disminución del valor de la tierra en la periferia, por lo cual los sectores Norte y Oeste se reservaron por especualción inmoobiliaria, mientras que los del Sur y Este, naturalmente menos apropiados para la urbanización, fueron ocupados para uso residencial no intensivo de grupos sociales de bajos recursos, con escasa inversión en infraestructura. En el período de nuestro análisis en cambio, el desarrollo económico generó una notoria expansión de la construcción, por lo cual el valor de los terrenos en la periferia aumentó significativamente, de modo que se liberaron terrenos antes no urbanizados, que están recibiendo grandes inversiones en infraestructura y, consecuentemente se destinan a uso residencial intensivo de las clases altas. Es el caso del sector Noroeste (Yerba Buena), mientras que en el extremo norte (Las Talitas) la inversión en infraestructura no es aún importante. Asimismo, la reciente expansión en el sur de la ciudad, como consecuencia del proceso anterior, está destinada a satisfacer las necesidades habitacionales de los grandes grupos sociales de menores recursos.

Esto nos lleva directamente al problema de la segregación social residencial, que hasta esta década no era muy marcado en nuestra ciudad. En el proceso que estamos describiendo la segregación social aparece claramente definida: las clases bajas ocupan grandes extensiones en el sur y este del aglomerado urbano, mientras que las clases altas se localizan en el oeste, el norte, mientras tanto, está reservado a clases medias y medias bajas. Asimismo, la antigua área mixta (de status ambiguo) se retrae en proporción al tamaño actual de la ciudad.

Finalmente, en cuanto al crecimiento de las ciudades del conurbano que debían haber "incrementado dramáticamente en población, función y poder político" dentro del Area Metropolitana, se observa que, excepto en el caso de Yerba Buena, cuyo poder político es significativo actualmente, el único incremento que se pudo verificar en Las Talitas, Alderetes y Banda del Río Salí es el de los problemas ambientales causado por el crecimiento descontrolado de las respectiva plantas urbanas.

Conclusiones

Este trabajo nos ha permitido inferir que:

      • Aumentó la importancia del sector privado en la gestión urbana, por lo que el proceso de urbanización del Gran San Miguel de Tucumán está en manos de empresas constructoras y no es el fruto de una adecuada planificación, sino el resultado de algunas negociaciones particulares.

 

      • El Estado desempeña el rol de facilitador de acceso a la ampliación de las redes de servicios básicos, pero no es el responsable ante la comunidad sino ante las empresas.

 

      • Las ONGs no participan en proyectos relacionados con la urbanización, excepto el caso de los gremios y sindicatos que aprovecharon las operatorias del IPV.

 

      • El mercado habitacional en el GSMT aún no permite a los habitantes optar entre distintos productos a la hora de elegir la vivienda propia. Tan sólo aqullos que pueden desplegar los mayores recursos económicos son capaces de elegir libremente.

 

      • En el Gran San Miguel de Tucumán, las clases medias son excluidas (o degradantemente incluidas) en las políticas habitacionales, tanto públicas como privadas. Debido a los altos costos están imposibilitadas de acceder a viviendas en el área de urbanización más antigua y también en la de expansión reciente, pero la urgencia del problema las lleva a habitar las viviendas construidas originalmente para clases pobres. En este sentido, hay que mencionar que ni el alquiler ni los créditos hipotecarios solucionan el problema habitacional de estos grupos, a pesar de estar "destinados" a ellos.

 

      • Con respecto a los asentamientos de las clases más pobres, el Estado actuó con el más clásico de los paternalismos (casas por votos), pero sin responsabilizarse por el riesgo que implican los asentamientos promovidos:

 

      • peligro de inundaciones en las orillas del río Salí,

 

      • contaminación del mismo río y en el caso de los basurales de Los Vázquez y en las orillas del canal Sur.

 

    • infraestructura deficiente (falta de agua potable y electricidad en la mayoría de loas casos).

Sin embargo, tal paternalismo puede tener su efecto positivo a la luz de las estadísticas. Seguramente, en el próximo censo habrá disminuido el porcentaje de población en viviendas deficientes, aunque no ocurrirá lo mismo con los indicadores de promiscuidad o existencia de agua potable o letrinas dentro de las viviendas.

 

  • Si bien en el largo plazo los barrios FONAVI cumplen el rol de generar la expansión de las redes de servicios básicos, el crecimiento de la planta urbana en la periferia presenta como inconvenientes fundamentales para los habitantes:
  • la inaccesibilidad
  • la infraestructura deficiente y, en muchos casos inexistente (los servicios recientemente privatizados: teléfonos, electricidad, agua potable, se proveen más rápidamente que los de calles, cordón cuneta, pavimento, transporte público de pasajeros, recolección domiciliaria de residuos, estos últimos por las irregularidades de los contratos de concesión).
  • crecimiento desordenado
  • aumenta la segregación social
  • disminución de la calidad de vida de las clases medias
  • Finalmente, debe señalarse la importancia de las causas políticas, ya que la carencia de un organismo metropolitano que regule el crecimiento y el funcionamiento del Gran San Miguel de Tucumán, así como la existencia de políticas municipales inconexas entre sí, en muchos casos causadas por rivalidades partidarias, afectan el regular funcionamiento y el crecimiento ordenado tanto como la calidad de vida de los habitantes.

 

Bibliografía:

Guido, Angel (1941); Plan regulador de Tucumán. Rosario. Univ. Nac. del Litoral.

Harris, Chauncy (1992); "Areal patterns of cities through time and space...". Colloquim Geographicum 22. Alemania

Mertins, Günter (1996); "La diferenciación socio espacial y funcional de ciudades intermedias latinoamericanas: ejemplos del noroeste argentino". Congreso de Investigación Social Tucumán. UNT.

Pelli, V.S. (1996); "El sector popular en la construcción democrática del hábitat". En Iberoamérica ante Hábitat II. Madrid. Ministerio de Fomento.

Whitwhand (1977); "The basis for an historicogeographical theory of urban form". Inst. British Geographers New Serie 2 Londres.

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