Configuraciones espaciales y género. Una aproximación a los elementos urbanos desde la perspectiva de género
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- Publicado el Lunes, 20 Junio 2022 00:52
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Configuraciones espaciales y género.
Una aproximación a los elementos urbanos desde
la perspectiva de genero
Clara Mansueto
Arquitecta, Universidad de Buenos Aires,
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Centro de Hábitat Inclusivo
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Resumen:
En el presente texto, se abordará la relación entre las actividades cotidianas productivas y reproductivas que se desarrollan en el espacio de la vivienda y extramuros y las configuraciones de los elementos urbanos, desde la perspectiva de género. Se transitará por la espacialización de la desigualdad social que oprime al género femenino a través de la lectura de la distribución y organización espacial en relación con las prácticas sociales de las mujeres. Este análisis forma parte de una investigación que tiene por objetivo general, desarrollar las reglas del sistema de producción urbana formal que definen las configuraciones de la edificación autoconstruida en los barrios informales. Para abordar dicho estudio se obtuvo como fuente de información, las entrevistas, los relevamientos y los talleres colectivos registrados durante el proceso de “consultorios de atención primaria de hábitat” desarrollados durante los años 2012, 2013 y 2014 por equipos de Proyecto Habitar en el barrio autoconstruido informal “Un Techo Para Todos”, ubicado en Ciudad Evita, La Matanza. Los principales resultados que se pretenden exponer son las primeras aproximaciones a la identificación y caracterización de las problemáticas que se leen en el espacio cotidiano de la vivienda en base a la relación propuesta.
Palabras clave: Espacio, Género, Configuraciones, Informalidad, Arquitectura, Reglas, Vida cotidiana
Space configurations and gender
An approach to urban elements from a gender perspective
Clara Mansueto
Universidad de Buenos Aires
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Centro de Hábitat Inclusivo
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Summary:
In this text, the relationship between the daily productive and reproductive activities that take place in the space of housing and outside walls and the configurations of urban elements will be addressed, from the gender perspective. We will go through the spatialization of the social inequality that oppresses the female gender through the reading of the distribution and spatial organization in relation to the social practices of women. This analysis is part of an investigation whose general objective is to reveal the rules of the formal urban production system that define the configurations of self-constructed building in informal neighbourhoods. To address this study, interviews, surveys and collective workshops registered during the process of "habitat primary care clinics" developed during 2012 were used as a source of information, 2013 and 2014 by Proyecto Habitar teams in the informal self-constructed neighborhood "Un Techo Para Todos", located in Ciudad Evita, La Matanza. The main results to be presented are first approaches to the identification and characterization of the problems that are read in the daily space of the house based on the proposed relationship.
keywords: Space, gender, Configurations, Informality, Architecture, Rules, Daily life
Un día, una mujer, un barrio
Un día, una mujer, que se llama Eva, de algún barrio del AMBA se levanta sigilosamente para no despertar al menor de sus hijos que duerme a su lado en una cama simple pegada a la pared de madera que separa el interior de la vivienda del patio. Se abriga con al menos dos sacos de lana, se calza y comienza a preparar el desayuno. El frío del invierno que atraviesa las paredes de madera y chapa, y se cuela por el piso de tierra por toda la casa.Carga la pava con agua del bidón porque el agua de la cocina es del pozo y no se puede tomar, corre los elementos que se acumularon sobre la cocina, los amontona arriba del lavarropas junto con otro montón de cosas que no tiene lugar donde guardar, abre la llave de la garrafa y pone a calentar la pava en la hornalla que sigue ubicada en el pasillo porque la gotera del techo de la cocina no la puede arreglar.
Despierta a Azul, la nena mayor, le prepara la ropa para que no salga de la cama desabrigada y busca entre las bolsas colgadas con clavos sobre la pared de ladrillo sin revoque, las hebillas para peinarla. Le alcanza un vaso de agua al baño, lo apoya en el borde la bacha de plástico porque aún no tiene hecha la instalación de agua para que se lave los dientes y deja un balde cargado junto al inodoro sobre el piso de cemento junto a la esquina donde se generan hongos difíciles de quitar. Le reclama a su hija que no sabe dónde dejó el cuaderno ni su mochila. Tienen apuro porque ese día la busca su tía en la moto para ir a la escuela y no la quieren hacer esperar.
Corre las pinzas y las carteras de la mesa donde trabaja haciendo souvenirs, para desayunar mientras esperan la bocina. Comen galletitas con mate cocido mientras el varón más pequeño sigue durmiendo, ya que todavía no tiene edad para ir a la escuela.
es miércoles y desde el viernes Azul no va a la escuela; durante el domingo llovió mucho y como la escuela queda al otro lado del arroyo no pudo moverse hacia ese lado. Al arroyo descargan las viviendas cercanas y se acumula basura y el agua tarda un día o dos en bajar. Ellos tienen un auto que sabe manejar el padre, pero cuando no llueve se va a las 5 de la mañana hacia el trabajo, y hoy es uno de esos días.
Cuando ya es hora, despierta al pequeño y salen hacia la casa de una amiga que la espera con su hijo. Habían arreglado para ir juntas a comprar los elementos que necesitan para terminar un encargo de souvenirs. De vuelta aprovechan para pasar por la casita de la fundación donde están entregando bolsas con comida cada mes, en la cola se encuentran con varios conocidos.
Las dos mujeres y los dos pequeños pasan por la escuela, buscan a la nena y van para la casa de Eva. Prefieren trabajar ahí porque la casa cuenta con un terreno grande para que los chicos jueguen a la vista de la madre.
Esta realidad, que refleja la vida cotidiana de millones de mujeres en millas de barrios, no deja de resultar inquietante. Como arquitectxs analizamos, programamos y proyectamos transformaciones en el espacio, ya que en ese proceso de configuración lxs profesionales cargamos con reglas institucionalizadas. Nuestro trabajo profesional conlleva un saber hacer y un conocimiento que asocia al tiempo que institucionaliza determinadas condiciones espaciales a determinadas prácticas sociales. En una lectura precisa del proceso de configuración que los profesionales llevamos adelante vemos que frecuentemente se caracteriza el espacio bajo parámetros de valoración nunca expuestos.
Estandarizamos los espacios sin pensar que en ese acto también estandarizamos la vida, una vida que no es igual para todxs, menos aún cuando las desigualdades urbanas acumulan recursos urbanos en unos sectores en detrimento de otros.
Entonces, para desandar esta manera de preformatear el hacer y pensar el espacio, se propone observar y analizar el lugar que ocupa el género en el espacio. Este proceso se desarrollará a través de la lectura de las prácticas sociales del género femenino y de cómo es interpretada por lxs arquitectxs y pobladorxs. Ya que la violenta desigualdad se espacializa de manera diferente según el género.
Para ello tomaremos la experiencia de Consultorios de Atención Primaria de Hábitat desarrollados por equipos de profesionales y estudiantes de Proyecto Habitar a lo largo de tres años en el barrio Un Techo Para Todos (UTPT) ubicado en La Matanza, Área Metropolitana de Buenos Aires.
Un barrio en transformación
El barrio “Un Techo Para Todos” está ubicado en la localidad de Ciudad Evita, La Matanza, a 27 km de la Plaza de Mayo, cerca de la ruta provincial n° 21 Av. Gral. Rojo, a 2 km de la intersección con Camino de Cintura (ruta provincial 4). Forma parte de la cuenca Matanza Riachuelo, lo aleja del lecho del río Matanza unos 3 kilómetros. Actualmente se encuentra rodeado por tres asentamientos informales, el barrio 22 de Enero una urbanización informal que data de finales de los ´80, y los barrios Gauchito Gil y Tierra y Libertad, que también son urbanizaciones informales del 2008 contiguas al barrio. El límite restante se conforma por una zona de bosque que separa a la UTPT de Ciudad Evita unos 300 metros.
Según el registro municipal, el sector que comprende la localización del barrio UTPT, Gauchito Gil, Tierra y Libertad y una parte del 22 de Enero, es una reserva ecológica y está declarada como Zona a Preservar según la ordenanza n°9430 2. Mientras que en el Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios se manifiesta que existen allí cuatro barrios, y que, para el año 2015 vivían en el barrio Un Techo Para Todos alrededor de 500 familias (Figura 1).
Figura 1: Transformación Barrio Un Techo para Todos, La Matanza 2001-2017
Fuente: Imágenes satelitales de Google Earth.
Entre el año 2002 y la actualidad, el sector de pastizales detrás del bosque, oculto para los habitantes de Ciudad Evita y cotidiano en el juego y el paso para los y las habitantes del barrio 22 de enero, se fue transformado en un nuevo barrio. Dicha transformación se manifiesta en la configuración de los elementos urbanos construidos durante los últimos años.
Según el relato aportado por protagonistas de la toma de tierras, el barrio se originó con un primer asentamiento por parte de 600 familias que fueron desalojadas con participación de la Policía Federal en el año 2001.
Durante dos años se reiteraron y transitaron sucesivos desalojos, hasta el año 2004, cuando un grupo de 300 personas mejoraron, asentaron y comenzaron a construir las viviendas. Parte del mismo proceso fueron los trabajos de medición y demarcación de parcelas, manzanas y calles que imprimieron en el terreno la estructura general de la traza que fuente de guía para la ocupación del 2004. La configuración de los elementos urbanos construidos no fue aprobada por ningún ente de control estatal y sus habitantes no cuentan con el registro de tenencia necesario para iniciar dicho trámite.
Entre el año 2005 y el 2017 se edificaron en los Barrios UTPT, Gauchito Gil y Tierra y Libertad al menos 45.000 metros cuadrados que en su mayoría se utilizan como vivienda, y en algunos casos para pequeños locales (Figura 2).
Figura 2: Zonificación por Barrios del sector de Ciudad Evita, La Matanza.
Fuente: Elaboración propia. Redibujo sobre imágenes satelitales de Google Earth.
Esta información a la luz del dibujo –sobre las imágenes satelitales– de las transformaciones del espacio urbano, permitió dimensionar, tanto la organización del espacio como el esfuerzo humano que hay detrás.
Los límites de los barrios son diversos, mediante una lectura rápida podemos diferenciarlos en dos tipos: uno correspondiente a los que son producto del gran contraste ente entre zonas edificadas y zonas sin edificación alguna, y el otro en los que guardan bajo contraste entre sí, y que corresponden al encuentro de dos barrios contiguos. En cualquier caso, sean barreras tangibles o intangibles, esto lleva a las familias del barrio a resolver la vida cotidiana aisladamente o realizar grandes esfuerzos para movilizarse (Figura 3).
Figura 3: Redibujo de los límites del barrio a partir de trazados, vialidades, llenos y vacíos.
Fuente: Elaboración propia. Redibujo sobre imágenes satelitales de Google Earth.
Según el relato de las mujeres entrevistadas, la mayoría de los niños menores de 5 años no asisten a la escuela infantil, las más cercanas están en Ciudad Evita y son pagas. Quienes asisten a la escuela primaria cuentan con escuelas públicas en el 22 de enero, en Ciudad Evita y en el BID. La mayoría se traslada caminando, ello les toma entre 30 y 45 minutos. Los días de lluvia el tiempo de viaje se duplica, aunque en la mayoría de los casos los niños no asisten a la escuela.
Para ir a la escuela secundaria cuando no consiguen vacante en Ciudad Evita viajando a San Justo o La Tablada. Lo hacen en colectivo y la parada más cercana se encuentra a 20 o 30 minutos caminando, hacia el 22 de enero o hacia Ciudad Evita.
Para realizar actividades culturales viajando a San Justo oa CABA. En el barrio cuentan con algunas actividades vinculadas a fiestas populares organizadas por la Iglesia o la Fundación.
Si analizamos los límites de los barrios entre sí, podemos ver que entre el 22 de enero y UTPT se identifica un cambio de lógica en el agrupamiento, así como en la densidad de edificaciones por grupo. Reconocemos una fuerte continuidad cuando vemos la línea proyectada en UTPT del límite sur este del 22 de enero.
En el barrio 22 de enero hay una sala de salud en la que atienden primeros auxilios y cuentan con servicios de pediatría y ginecología algunos días a la semana, esto facilita las actividades cotidianas de las mujeres y fortalece vínculos de colaboración que acercan la posibilidad de atenderse en los centros de salud más alejados. El hospital más cercano se encuentra a 2,3 km y no hay transporte público que vaya desde el barrio. Según google maps una persona entre 15 y 40 años en buenas condiciones físicas y ligera, tarda 35 minutos caminando.
El límite entre UTPT y El Gauchito no se reconoce por un cambio en el patrón de agrupamientos, sino que es a partir de una lectura de la aparición de las edificaciones a lo largo del tiempo. En El Gauchito la edificación no fue acompañada en un proceso de construcción de acuerdos por los pobladores, su densificación está asociada al proceso de compra venta de subdivisiones de lotes.
Entre UTPT y Tierra y Libertad el límite tampoco es tan perceptible desde la geometría resultante, se evidencia sin embargo un giro en el sentido de los agrupamientos y en la textura resultante. El barrio Tierra y Libertad es el más cercano a la ruta provincial 21, las edificaciones aquí son de proporciones mayores y alcanzan hasta 3 pisos, muchas de ellas están asociadas al uso comercial como corralones de materiales, supermercados o locales mecánicos para autos y motos. Esto lleva a mayores grados de vulnerabilidad de las mujeres que viven en estos barrios. Como vemos en la representación, el proceso de materialización de las vialidades acompaña el proceso de edificación en los tres barrios guardando la relación con Ciudad Evita y el barrio 22 de enero. (Figura 4)
Figura 4: Redibujo de las transformaciones en las circulaciones y senderos.
Fuente: Elaboración propia. Redibujo sobre imágenes satelitales de Google Earth
La vía principal es la que conecta el barrio 22 de enero y Ciudad Evita, históricamente es la más transitada porque siempre fue un camino de paso entre los dos barrios y es la más transitable porque en ella se disponen la mayor cantidad de recursos destinados al mejoramiento . Al costado de esta calle, sobre un descampado, unos 50 metros antes de que comiencen las primeras viviendas de Ciudad Evita, se encuentra un basural clandestino. Es un punto donde con cierta frecuencia la municipalidad se lleva la basura y limpia. Algunos pobladores lo aprovechan para alimentar a sus chanchos o caballos.
Existen varios puntos de arrojo sobre el descampado que se modifican en el tiempo ya sea porque se limpia y se acuerda dejar de tirar allí, o porque el sector deja de ser utilizado en los trayectos cotidianos. Este camino es el que con mayor frecuencia utiliza cualquier poblador del barrio para tomarse un colectivo o tren o para acceder a Ciudad Evita. El camion de basura municipal no entra al barrio UTPT, algunos pobladores se llevan la basura y la tiran cuando pasan por algun punto de arrojo antes de tomarse el transporte, otros arreglan con algun chatarrero que por un dinero pasa con el carro y se la lleva .
En el tejido que conforman los tres sectores podemos identificar algunos vacíos que contrastan con los agrupamientos de edificaciones. Los tres sectores han sido destinados por los pobladores y pobladores al uso colectivo previendo tres plazas: una vinculada a una salita de salud, otra a una escuela y la tercera para el uso deportivo. Esta decisión fue tomada en las asambleas previas a la toma de tierra y forma parte de las configurantes de los elementos del barrio. La acción de no ocupación de esos predios se sostiene, aunque hasta el momento el barrio no cuenta con una salita de salud, ni una escuela, ni espacios recreativos en buenas condiciones (Figura 5).
Figura 5: Espacio destinado a Plazas UTPT.
Fuente: Elaboración propia. Redibujo sobre imágenes satelitales de Google Earth
Estos vacíos son considerados como inseguros, lo desconocido e intransitado aumenta la sensación de inseguridad que se materializa en una iluminación escasa, lugares de tierra con pisos provisorios, autos estacionados y sectores con basura.
Actualmente la plaza destinada al deporte “Plaza del Ombú” cuenta con diversos árboles de gran tamaño, una soga elevada que oficia de red de vóley y un playón de cemento donde juegan mayormente los jóvenes y adultos. Es la única que tiene juegos de plaza, frecuentemente en mal estado. Ello depende de las acciones que realicen los vecinos quienes, por momentos, se organizan y hacen arreglos o reemplazos aprovechando los materiales que alguno reemplazará. La segunda plaza se utiliza mayormente los fines de semana cuando se organiza la feria y el trueque y la tercera, cuenta con unos pocos bancos y frecuentemente se utiliza para jugar al fútbol. Ninguna de ellas tiene árboles o vegetación que brinde sombra, frecuentemente se ven caballos pastoreando y grupos de personas que se reúnen por la noche.
Organización y distribución espacial
Para avanzar en la comprensión de la organización de las edificaciones en el espacio abordaremos el estudio de los agrupamientos de edificaciones identificados: las manzanas. En un dibujo hemos diferenciado las transformaciones en tres momentos propuestos. El primer momento va del 2000 al 2005 porque es aquel donde se observan las primeras materializaciones, el segundo momento, va del 2005 al 2008, porque coincide con la toma de tierras de los dos barrios colindantes (Gauchito Gil y Tierra y Libertad) por último , el tercer momento registra las transformaciones hasta la actualidad.
En la representación podemos ver que la lógica de las disposiciones varía según el momento registrado. En el primero observamos que las edificaciones se concentran en el centro de la manzana, se distribuyen de manera homogénea y que suelen ser de pequeñas dimensiones. En el segundo momento la distribución varía dentro de la manzana y entre ellas verá una densificación dispar, mientras que en el último momento la distribución de las edificaciones vuelve a ser homogénea, las dimensiones de las edificaciones y la ubicación de cada una respecto de las parcelas son variadas. Sin embargo, entre ellas guardan una lógica de ocupación del suelo.
Podemos identificar que existe una regularidad entre la geometría de las edificaciones, aunque cambiantes en las proporciones y en las distancias que se fundamentan entre ellas generando una densidad variable. Las edificaciones se disponen con relación a los cuatros lados de la manzana, es decir que cada edificación aporta su “frente” a cada uno de los lados (Figura 6).
Figura 6: Edificación en dos manzanas UTPT.
Fuente: Elaboración propia. Redibujo sobre imágenes satelitales de Google Earth
De esta lectura es posible restituir el parcelario de las manzanas conformado por una estructura regular de parcelas con 300 m2 de superficie conformada por un rectángulo de 10 m de ancho hacia el frente por 30 m de largo. El agrupamiento de 36 parcelas conforma una manzana de 180 m por 60 m con lotes frentistas hacia las cuatro calles. Esta disposición de las parcelas para el armado de la manzana tiene como base, la relación de equivalencia de 1 a 3 entre la sumatoria de tres parcelas paralelas (10m x 3 lotes), y su largo (30m) (Figura 7).
Figura 7: Edificación en dos manzanas UTPT.
Fuente: Elaboración propia. Redibujo sobre imágenes satelitales de Google Earth
Esta relación de 1 a 3, coincide con una de las condiciones establecidas para la subdivisión de parcelas según el Decreto Ley 8912/77 en el artículo 52 para la subdivisión de suelo. Las otras dos condiciones respecto de las dimensiones y proporciones que establece el código para “áreas urbanas en general” de menor densidad, es que el ancho mínimo debe ser de 12 mi la superficie de 300 m2.
El parcelario del barrio Un Techo para Todos, acordado por los pobladores y las pobladoras, contiene por lo tanto dos de las características que son condiciones mínimas establecidas por la normativa urbana para la subdivisión de suelo que rige desde antes de la ocupación y hasta la actualidad , aunque con importantes modificaciones, además por la ley de acceso justo al hábitat n° 14449 aprobada en el año 2012.
Los bordes entre las parcelas se han materializado con el tiempo en función de los acuerdos de comunicación y límites establecidos entre vecinos. Según el relato recogido en los talleres, los pobladores frecuentemente recurren a la colaboración entre vecinos. A través de los lotes se cruzan mangueras para el abastecimiento de agua entre quien tiene bomba y quien no tiene presión o cables de electricidad para suplantar la falta de servicio. Estos acuerdos se sostienen hasta que los límites no son necesarios para el desarrollo de las tareas reproductivas de manera segura. En los lotes donde viven niños pequeños los bordes se refuerzan con maderas, ladrillos o tejidos de alambre para evitar el paso de los animales y de los propios niños a los lotes donde se está trabajando en la obra o en la separación de residuos y hay máquinas , herramientas,
Si nos concentramos en las características constructivas de la edificación observables en la selección de imágenes propuesta, encontramos el sistema tradicional de construcción in situ (del uso del hormigón elaborado para la estructura portante y la losa del techo o entrepiso, y cerramientos laterales de ladrillos cerámicos ) junto con casillas prefabricadas de madera o de materiales reutilizados. La volumetría de las edificaciones muestra módulos recurrentes entre 2,5 y 3 m en la disposición horizontal y medidas similares en altura.
Los materiales que aún no están preparados en la construcción también son indicadores del proceso de transformación barrial que estamos observando. Las losas al pronto descubierto formarán parte del suelo del nivel superior utilizando la piedra partida y la arena que se ve en las veredas o dentro de las parcelas.
En este desglose de la imagen en transformaciones que suceden parcela a parcela, podemos ver que la disposición de las edificaciones sobre el terreno indica la continuidad de una línea divisoria entre el interior de las parcelas y la vereda, en algunos casos físicamente materializada con enrejados, alambres, cerramientos de chapa, etc. En la selección de imágenes de los perímetros proponemos observar la materialización de los elementos de la infraestructura eléctrica, pluviales y circulaciones (Figura 8).
Figura 8: Fotografías peatonales del barrio Un Techo Para Todos, La Matanza, año 2015
Fuente: Elaboración propia.
Esta calle al igual que el resto de las calles están conformadas por una parte de tierra o barro al centro, una zanja a cada lado que recibe los desechos de las viviendas, un sector de pasto donde crecen algunos árboles plantados por quienes viven en el lote contiguo y un camino de 1 metro que actualmente está materializado con cemento y los postes del tendido eléctrico.
El sistema de evacuación de las aguas de lluvia y las aguas grises provenientes del interior de las edificaciones también conforma una línea contenida en el espacio de calle, separando el sector de circulación de los vehículos y la vereda.
Esta zanja es poco profunda, se suele tapar y escurre poco, quedan allí los jabones y grasas mezcladas con agua hasta que la naturaleza hace el proceso de debilitamiento. En algunos casos habitan animales: sapos, ratas, entre otros. Bajo el sol del verano el olor es más fuerte y en épocas de lluvia las aguas rebalsan y se desparraman. Las veredas se utilizan poco por las mujeres que van con niños, debido al riesgo de caer en la zanja.
Desigualdades en la vida cotidiana
Los resultados del proceso de transformación del barrio que se evidencian dentro de las edificaciones es variado si tenemos en cuenta que cada grupo de pobladores fue agregando edificaciones y realizando mejoras según la capacidad económica y la necesidad particular. Sin embargo, podemos reconocer lógicas generales en el estudio realizado hasta aquí. Como hemos visto en el registro de una manzana durante los primeros años, la mayoría de las familias ocuparon el lote con una casilla de madera u otros elementos de descarte en el fondo del lote.
Las primeras ampliaciones se construyeron en planta baja, asociadas a la casilla o edificadas aparte. Frecuentemente nos encontramos con viviendas materializadas con más de un sistema constructivo o con resoluciones de calidad variada. Esta característica está asociada al mismo proceso, en general las mejoras en los techos (cambio de estructura, de chapas e incorporación de aislamientos térmicos) se construyen en relación con los refuerzos de las paredes, reemplazando los cerramientos con muros de ladrillo o reforzando con estructura de hormigón armado.
La reutilización de materiales es una estrategia económica utilizada frecuentemente en los barrios autoconstruidos, aquellos elementos que han sido descartados de alguna obra, son en estos barrios recursos valorados para continuar con la edificación. Es común, el acopio de arena y piedra partida, ladrillos, restos de estructuras, hierros, etc. en el lote. Este proceso de agregados y arreglos, así como la utilización de materiales de segunda, repercute en la calidad de los encuentros. Es frecuente observar que las ventanas no abren y la humedad permanece en el ambiente, goteras, humedad de cimientos, etc.
Sin embargo, la vivienda es la edificación más segura para el resguardo del clima que se puede encontrar en el lote. Es allí donde se ubica el lugar para descansar y realizar las actividades de higiene, comida, etc. así como el lugar donde se guardan los elementos de valor que por sus características no pueden quedar a la intemperie. Frecuentemente nos encontramos dormitorios en los que junto a la cama se disponen elementos en desuso que mientras tanto se utilizan como espacio de apoyo. Vemos recurrentemente que se acumulan cajas y bolsas con ropa, juguetes, materiales de obra, máquinas y herramientas sobre un freezer averiado, una cocina que consiguieron, un horno pizzero que quedó de un emprendimiento que no prosperó, etc. (Figura 9).
Figura 9: Dibujo de relevancia Un Techo Para Todos, La Matanza.
Fuente: Elaboración propia.
Si bien, los pobladores de UTPT actualmente cuentan con red de agua, siguen comprando bidones para tomar mientras las condiciones económicas se los permiten, ya que el agua de la red tiene sabor salado y notan que los enfermos. Frecuentemente encontramos botellas y bidones vacíos acopiados en algún lugar de la casa o del lote, así como baldes y tachos.
Como en muchos casos el baño se encuentra en proceso de construcción y no cuenta con la instalación de desagües ni de red de agua, es frecuente reconocer en ellos la presencia de baldes y palanganas para el acarreo de agua para la descarga del inodoro, y la higienización, así como para sacar el agua sucia hacia la calle.
Reflexiones
Del repaso realizado por las características físicas de los elementos urbanos construidos en el proceso de transformación barrial, podemos ver que tanto dentro de la vivienda como fuera de ella, el espacio construido condiciona las prácticas cotidianas de los pobladores y las pobladoras. En sí mismas, las características son formas de resolver problemas. Para conocer qué hay detrás de las formas físicas proponemos volver a mirar las características descritas anteriormente.
Estas condiciones recaen con fuerza en quienes transitan la mayor cantidad de tiempo haciendo uso de las viviendas y del espacio barrial: el género femenino. Según el mandato social, en las mujeres recae las tareas de cuidado del hogar. Esta responsabilidad implica el mantenimiento de la vivienda, el cuidado de los elementos que se encuentran dentro de ella, y de sus habitantes, niños o adultos. ¿Cómo es entonces el espacio para la mujer en estas condiciones espaciales?
Las características de las vialidades reconocidas en el trazado y algunos datos construidos en el estudio del tejido nos permiten problematizar esta relación opresiva sobre el género femenino y el espacio para construir algunos conflictos.
La movilidad de lxs niñxs y de la persona adulta responsable hacia la escuela implica la disposición de recursos y tiempo en cantidad variable. En estos barrios, donde las calles son de tierra y los desagües se tiran a la zanja, las condiciones climáticas inciden con dificultad: las calles se vuelven intransitables peatonalmente, aumentando la cantidad de recursos necesarios para moverse.
Las condiciones físicas y económicas que imposibilitan la asistencia a la escuela de lxs niñxs un día de lluvia implican su permanencia en otro espacio ya carga de alguien. Es en la vivienda ya cargo de las mujeres que los ninos permanecieron esos dias. Esta situación conlleva una tarea que se incorpora al resto de las tareas que la mujer tiene previstas, condicionando de manera particular de la vida cotidiana de aquella mujer “Eva”, que tendrá que trabajar en la producción de carteras que tienen que entregar al otro día prestando atención al juego del niño, o le pedirá a su hermana que lo cuide un rato mientras va a buscar el bolsón que ese día están entregando en el comedor.
Las características físicas del tejido y de los interiores de las viviendas también aportan singularidades en las que nos podemos apoyar para problematizar el espacio. El aseo y la alimentación son actividades que forman parte de nuestra vida cotidiana. Para llevarlas adelante saludablemente como sociedad hemos desarrollado características espaciales que condicionan dichas prácticas (en intimidad, confortables, higiénicas, etc.).
Durante el proceso de edificación de los barrios autoconstruidos, los pobladores tolerarán condiciones provisorias que recurrentemente recaen en la precariedad de las instalaciones sanitarias de los baños y cocinas. Es común encontrar viviendas en las que aún no se han materializado las cañerías que trasladan agua limpia al baño ya la cocina, así como las cañerías que se llevan el agua usadas afuera. Este traslado se suplanta cargando el agua en recipientes de un punto a otro varias veces al día frecuentemente por las mujeres que están a cargo de las tareas de limpieza, de la cocina, del lavado, del cuidado de los niños y niñas cada vez que requiere ser aseado. Aquí podemos ver que no solo las características edilicias condicionan estas prácticas, a estas se suman las del servicio tales como la presión y la calidad del agua.
Estos problemas frecuentes requieren de la disposición de recursos y tiempo de los pobladores para suplantar el servicio durante: comprar o traer de otro lado agua potable, dejar acumulando agua la noche, colocar bombas. La responsabilidad en el adulto sobre estas tareas no es menor, cualquier diarrea requiere un tratamiento y recordemos lo que implica en tiempos y recursos viajar al hospital para quien no puede resolverlo de otra manera.
Un balde cargado con agua por la mitad pesa 5 kg aproximadamente, una garrafa de 10 kg de gas envasado pesa 22 kilos llena y 12 vacía (que no se puede llevar rodando). Para aminorar el riesgo de explosión de gas se requiere ventilación continua del espacio donde se lo utilice. Estos datos asociados a las características físicas antes mencionadas nos permiten poner en acto estas responsabilidades socialmente indicadas al género femenino. Asociado a estas condiciones las mujeres desarrollamos estrategias para resolver los problemas que nuestras prácticas cotidianas y las condiciones del espacio nos presentan. Estrategias mediante las cuales los problemas se colectivizan. Pensamos en los acuerdos entre mujeres para cuidar a los niños, los encuentros en la plaza para cuidar mientras conversan, para compartir el remis de vuelta del mercado,
En el estudio de estas prácticas espaciales podemos descubrir soluciones creativas, aprender lo que sucede, la pista de lo posible y la particularidad que irrumpe con lo dado. Se trata de revelar una relación de opresión oculta en la desigualdad urbana, visible cuando juntamos la desigualdad espacial y la división sexual del trabajo. En esta relación descubrimos otra manifestación de la desigualdad urbana sostenida por reglas en las formas de trato social y en las formas físicas del espacio cotidiano.
Lxs arquitectxs tenemos la oportunidad de involucrarnos con el problema, y asumir el desafío de desnaturalizar aquellas relaciones regladas que sostenemos como protagonistas de los procesos de producción de proyectos de transformación de espacio. Volver a mirar, analizar, y re interpretar la desigualdad para construir problemas arquitectónicos que acompañen nuevas relaciones socialmente justas.
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