Leticia y Tabatinga. ¿Pequeñas ciudades fronterizas amazónicas?
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- Categoría: Número 47
- Publicado el Lunes, 18 Julio 2016 19:12
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Autor: Jorge Aponte Motta
Investigador
Grupo de Estudios Transfronterizos
Universidad Nacional de Colombia Sede Amazonia
Leticia y Tabatinga. ¿Pequeñas ciudades fronterizas amazónicas?[1].
Resumen
Este artículo sugiere que las visiones que se han tenido sobre la región amazónica bloquean las dimensiones urbanas de la misma e impiden comprender su complejidad y dificultan la comprensión de las jerarquías urbanas en la región. Concentro el análisis endos pequeñas ciudades fronterizas entre Colombia (Leticia) y Brasil (Tabatinga) que conforman un continuo urbano transfronterizo sustentado en la las relaciones que enlazan a Brasil, Perú y Colombia.
Estas ciudades han crecido dramáticamente en los últimos 30 años extendiendo el espacio urbano construido hacia el límite internacional. Su unión, no sólo evidencia una expresión peculiar en el paisaje urbano del límite, sino las tensas dinámicas de construcción de dicha espacialidad urbana que cuestiona tanto la funcionalidad separadora del límite como la idea de una supuesta hermandad transfronteriza que a veces se reivindica al mirar éstos paisajes urbanos.
Presento algunos elementosde dicha transformación urbana y sugiero que estas pequeñas ciudades expresan las tensiones de una particular formación urbana fronteriza que no está desligada de la construcción de la espacialidad regional amazónica.
Palabras Clave
Amazonas, Brasil,Ciudades Pequeñas, Ciudades Trasfronterizas, Colombia, Espacialidad, Fronteras.
Leticia and Tabatinga. Small Amazonian Border Towns?
Summary
This article suggests that the visions that has been taken about the Amazon, block the urban dimensions of the region and impede understand its complexity and make difficult to understand the urban hierarchies in the region. I focus the analysis on two small border towns between Colombia (Leticia) and Brazil (Tabatinga) that form a cross-border urban continuum that is sustained in the relations that link to Brazil, Peru and Colombia.
These cities have grown dramatically in the last 30 years extending the built urban space to the international boundary. Their union not only exemplifies a peculiar expression in the urban landscape of the limit, but also the tense dynamics of the construction of the urban spatiality that question the boundary separating functionality such as the idea of an alleged transborder brotherhood sometimes claimed to see these urban landscapes .
I Present some elements of the urban transformation and suggest that these small border towns express the tensions of a particular border urban formation that is not unrelated to the construction of the spatiality of the Amazon region.
Key Words
Amazon, Brazil,Borders, Colombia, Cross-Border Towns, Landscape, Small Towns, Spatiality.
Introducción:
Este artículo parte de las reflexiones presentadas en el Seminario “Jerarquías Urbanas: Una Pirámide Trunca” que se desarrolló en Junio de 2013 en Quito sobre los resultados de investigacionesadelantadas en la Universidad Nacional de Colombia Sede Amazonia entre los años 2009 y 2010[1]y hacen parte de las reflexiones de mi tesis doctoral próxima a presentarse.
Leticia y Tabatinga son dos pequeñas ciudades fronterizas, la primera ubicada en Colombia y la segunda en Brasil. Se encuentran en ese particular lugar conocido como el Trapecio Amazónico, justo en el vértice de los límites entre Perú, Brasil y Colombia (Mapa 1). Ambas ciudades suman menos de 100.000 habitantes. Según los datos del censo colombiano de 2005, Leticia tiene un total de 32.450 habitantes[2], contabilizando áreas rurales y urbanas, mientras Tabatinga, un total de 52.272 habitantes para el censo de 2010[3]
Estos datos a primera vista no se ven sorprendentes. Inclusive habría quien se negara a llamar ciudada un conglomerado de 100.000 habitantes. Sin embargo, las funciones económicas, políticas y sociales de dicho conglomerado y su importancia a una escala regional evidencian que éstas no sólo constituyen ciudades, sino que las particularidades de sus interacciones fronterizas inciden en una parte importante de la Amazonia.
Lo anterior conduce al primer debate que se sugiero en este artículo y que enlazo aparte de las discusiones del seminario antes indicado. ¿Hay verdaderas ciudades en la Amazonia? ¿Qué es una “ciudad pequeña y cuál es su importancia”?.¿Qué tipo de jerarquías urbanas pueden existir en la región Amazónica?
Mostraré, que la visión cotidiana que se tiene sobre la Amazonia no sólo ha bloqueado la imagen urbana de la misma sino que ha puesto un velo sobre los intensivos procesos de urbanización de la región y el papel de la ciudad en la construcción regional, fuertemente vinculada a las dinámicas de reconfiguración espacial del capitalismo, lo cual ha dificultado de forma profunda la comprensión de la ciudad amazónica y sus dimensiones.
Por otra parte, aterrizando en la comprensión de las ciudades amazónicas y proponiendo un segundo debate, presento las dos poblaciones que estudio. Éstas tienen la característica de estar unidas en el límite internacional, al punto que pasar de una ciudad a otra, de un país a otro, es una actividad cotidiana y casi imperceptible para los habitantes de ambas ciudades. Gran parte de la investigación en ciudades fronterizas se ha adelantado en pares de poblaciones donde el hecho fronterizo en el límite adquiere una espacialidad altamente defensiva. Por ejemplo, las ciudades fronterizas entre México y Estados Unidos, se caracterizan por la proliferación de barreras, puestos control militar y de registro del paso fronterizo(García Canclini,N: 2000; Rodríguez,I: 2007). Entre Leticia y Tabatinga esto no sucede de forma permanente[4]. La expresión física de la frontera política en el límite, tiene dimensiones mucho más sutiles que en las zonas de frontera indicadas(Aponte Motta,J: 2011).
Más allá de la constatación de éste paisaje urbano, interesa recalcar que ambas ciudades no surgieron juntas. En los últimos 30 años triplicaron su población y han mantenido un patrón urbano de crecimiento que las condujo a encontrarse en el límite. En este artículo argumento que fueron procesos sociales y económicos que incidieron en la transformación, los que generaron el continuo urbano que puso en cuestión la funcionalidad defensiva y fiscal de las ciudades de frontera, sin diluir los sentidos simbólicos nacionales de un espacio fronterizo internacional.
Entender la Amazonia desde las pequeñas ciudades fronterizas
Cuando pensamos en la Amazonia, normalmente asociamos imágenes preconcebidas de territorio habitado por pueblos indígenas dispersos, extensos paisajes verdes que expresan la enorme diversidad de la flora y la fauna de la región. Pensar en Amazonia, remite al río, al calor agobiante, la humedad; a laaventura, la travesía, al misterio de los “territorios por descubrir”. Pocas veces esa imagen de la Amazonia nos remite a paisajes urbanizados, como si la ciudad como fenómeno espacial y regional estuviera fuera de las realidades amazónicas.
También, nos llega la idea de un territorio en peligro, donde la amenaza de destrucción de ese paisaje, de esa biodiversidad, de esos pueblos indígenas de la selva, se ejemplifica en derrames de petróleo, actividades mineras que dragan los ríos y carcomen las entrañas de éstas selvas, degradando dramáticamente ese paisaje antes indicado. Pensamos también en las empresas madereras que avanzan incasablemente sobre la selva virgen, e inclusive en los cultivos de coca para producir cocaína que devastan las amazonias nacionales de Colombia, Perú y Bolivia principalmente.
El vínculo que muchas veces no hacemos es que el petróleo, el oro, la madera y la cocaína entre otros, son productos convertidos en mercancías por y en las ciudades. Nos olvidamos que son las dinámicas urbanas las generadoras de las demandas de productos que inducen todas las problemáticas que relacionamos a las “usurpaciones” del paisaje edénico amazónico imaginado cotidianamente y que consideramos ajeno, e inclusive contrario a la ciudad,en esta región.
Por otra parte, el paisaje amazónico, desde hace mucho también lo imaginamos peligroso. De lado del edén amazónico, el infierno siempre ha estado presente en las miradas que se han generado en la región. Este infierno también tapa la realidad urbana de la Amazonia, mostrándonos que es en aquellos parajes lejanos, sin ley, donde las grandes atrocidades pueden cometerse, aquellos lugares donde la humanidad apenas si adquiere corporeidad; por tanto, la ciudad como gran expresión de la condición de los seres humanos, como manifestación inequívoca de la civilización, apenas si ha podido darse con grandes esfuerzos y siempre de forma marginal en estas regiones periféricas del planeta.
Lejos de dichas miradas, la ciudad siempre ha estado presente en la producción del espacio regional amazónico. Nada más pensar en la fundación de fuertes militares, base de la estrategia lusitana de control del río amazonas o en los pueblos de misión fundados en la amazonia hispana en aquellos primeros tiempos coloniales(Zárate, C: 2001), reflejan que la ciudad hizo parte fundamental de las formas de apropiación territorial y del ejercicio del control geopolítico europeo en la región.
Tampoco puede olvidarse que en el marco de la segunda revolución industrial y su creciente necesidadde caucho para producir llantas y neumáticos para los automóviles, se generó en el mundo una importante explosión de las ciudades que marcó el siglo XX. Dicho caucho, salió en grandes cantidades en un primer momento de la Amazonia. Aparte del papel de ésta región en tan importante transformación de las ciudades a escala global, tal actividad extractiva no pudo desarrollarse sin ciudades que sirvieran de puntos de acopio y envío de la materia prima a los principales puntos de transformación en Estados Unidos y Europa; ni tampoco, sin el desarrollo de un particular sistema urbano funcional a dicha economía extractiva, el cual en algunas dimensiones sigue expresándose en la actual configuración regional(Godfrey,B & O´Browder,J: 2006). Es por tanto imposible pensar la Amazonia sin tomar en cuenta que en la región, directamente en relación a este momento, surgieron grandes ciudades como Manaus o Iquitos y una importante red urbana con diversas jerarquías(Corrêa, R: 1987).
Los imaginarios antes indicados no sólo ensombrecen las historias urbanas y procesos de urbanización en la región, sino que también esconden la realidad actual que un porcentaje creciente de la población regional habita entornos urbanos.
Por ejemplo, solamente para hablar con cifras de la Amazonia colombiana,se podría decir que hoy cerca del 60% de su población se concentra en no más de 6 cascos urbanos mayores a 20.000 habitantes, y el 77% se ubica en 12 ciudades mayores de 10.000 habitantes, según indicó el censo de 2005.Lo anterior resulta sumamente preocupante si se tienen en cuenta la acelerada transformación y el proceso de concentración urbana ocurrido al comparar dichos datos con el censo de 1993, en el cual sólo existía una ciudad con población superior a los 20.000 habitantes y las ciudades de 10.000 habitantes eran solamente 6.(Ver Tabla 1).
Lo anterior indica claramente que estamos viviendo un momento de intensa concentración urbana, que no resulta ajeno a las dinámicas globales de los procesos de urbanización. Que la amazonia esté implicada en fuertes procesos urbanizadores no es en sí algo grave. La amazonia siempre ha estado inmersa en ellos; lo preocupante es el crecimiento desordenado de las ciudades y la incapacidad de las mismas para sustentar los derechos a una ciudad justa e incluyente en los términos amazónicos para una sociedad en crecimiento y con diversos tipos de demandas. Grave es también, que el movimiento rural-urbano no está enmarcado en la búsqueda de “las oportunidades de la ciudad”, sino en una lógica del despojo que hace inviable en muchas ocasiones vivir en los entornos rurales. El desplazamiento forzado y la ruptura también forzada de los enlaces culturales que fortalecen la apropiación territorial local y el incuestionable deterioro ambiental, son algunas de las características situacionales que están determinando este éxodo tanto en la amazonia colombiana como en el resto de la región.
Departamento |
Ciudad |
2005 |
1993 |
||
20.000 |
10.000 |
20.000 |
10.000 |
||
Amazonas |
Leticia |
23.194 |
|
17.758 |
|
Caquetá |
Florencia |
120.403 |
|
82.708 |
|
|
San Vicente del Caguán |
32.093 |
|
|
|
|
El Doncello |
|
13.129 |
|
10.123 |
|
Puerto Rico |
|
12.405 |
|
|
Guainía |
Inírida |
|
10.891 |
|
|
Guaviare |
San José del Guaviare |
35.095 |
|
|
13.852 |
Putumayo |
Mocoa |
26.439 |
|
|
13.117 |
|
Puerto Asís |
28.003 |
|
|
17.745 |
|
Orito |
|
17.731 |
|
|
|
Valle del Guamués |
|
12.615 |
|
|
Vaupés |
Mitú |
|
13.171 |
|
|
TOTAL |
|
265.227 |
79.942 |
100.466 |
54.837 |
% / T Amazonia Col en cabeceras |
|
59% |
18% |
38% |
21% |
Total Amazonia Col en cabeceras |
|
446.882 |
262.839 |
Tabla 1Poblaciones mayores a 20.000 y 10.00 habitantes a partir de Censos de 2.005 y 1.993
Estos imaginarios esconden también la realidad que laamazonia. Como lo recordó Bertha Becker,naceen muchas formasurbanizada (Becker, B: 1995) no sólo desde los procesos de consolidación de los territorios coloniales, sino en los esfuerzos de nacionalización del territorio adelantados por todos los Estados con pretensiones en la región, los cuales en no pocas ocasiones hicieron uso de la construcción de entornos urbanos para asegurar el dominio del territorio, tanto en los límites internacionales como en frentes de colonización.
Todo esto nos revela actualmente un paisaje urbano diverso y complejo que cambia la idea de lo que reconocemos como Amazonia.Un paisaje generado en medio de los procesos de producción del espacio regional que expresa diversas tipologías urbanas donde pueden encontrarse ciudades hechas de concreto, con grandes edificaciones, vías pavimentadas y automóviles que remiten a la idea una “ciudad moderna”, “desarrollada”, esa ciudad que “ha triunfado a las adversidades de la selva”.
Ilustración 1 Foto aérea Manaus. Fuente. www.rededigital.br. Disponible en http://redecidadedigital.com.br/admin/admin/uploads/produto_52cd99b17409c7752040452633fece61f5a4038ae6f1339d6176a4.jpg
También en la región e incluso al interior de la misma “ciudad de concreto”, puede encontrarse otra ciudad más adaptada a las dinámicas ribereñas. Ciudades “flotantes” o construidas en palafitos donde la madera en tablas y las techumbres en palma se convierten en elementos centrales del paisaje urbano. Ciudades profundamente densas, con canales que las conectan, con graves problemas de saneamiento básico y con formas diversas de habitarlas, que enlazan prácticas indígenas con actividades “urbanitas” que llegan con la ciudad implantada.
Ilustración 2Foto calle de Iquitos. Fuente Jorge Aponte
Ilustración 3 Foto barrio Belén de Iquitos. Fuente Jorge Aponte
Igualmente, esas visiones preconcebidas de la Amazonia impiden comprender las jerarquías y las redes urbanas que estructuran la región. Es pertinentepor tanto observar las particularidades de éstas ciudades y sus enlaces. Hablamos de algunas ciudades gigantes, en las escalas amazónicas, como Manaus e Iquitos, pero no hay que olvidar que estos centros están articulados a una compleja red urbana con diferentes jerarquías, con ciudades medianas y pequeñas ciudades que en muchas ocasiones también son olvidadas o eclipsadas por la dimensión de estas grandes urbes amazónicas.
Cabe preguntase, ¿cuál es la escala de la jerarquía urbana? ¿Qué es una ciudad mediana o pequeña? Tales definiciones pasan por precisar un “punto de mirada” para la jerarquía y establecer cuál es la centralidad de referencia; cuál es la gran ciudad y cuáles son los vínculos para definir qué es pequeño y qué es grande,por tanto, clarificar cuáles son las dimensiones de las relaciones que configuran las jerarquías urbanas.
Considero también importante tener en cuenta ese particular tipo de ciudades que son fronterizas, desde los planos históricos y su papel en la construcción de los cuerpos nacionales,así como también desde su papel actual en los intercambios regionales y su importancia en escenarios de integración.
Creo que comprenderlas es vital en la amazonia por ser una región que se ha estructurado “a espaldas” de los desarrollos nacionales, ha sido una región fronteriza --de los frentes de colonización--, una región vista periférica y por lo mismo sus ciudades no se han visto en muchas ocasiones como articuladoras de una región transfronteriza sino vinculadas a los circuitos,mercados y jerarquías nacionales. Sin embargo, las dinámicas de interacción han hecho de las poblaciones fronterizas puntos de articulación de los mercados que enlazan la región y la sociedad que la vive. Por tanto, es fundamental comprender las particularidades y perfilar la estructura de las jerarquías urbanas en la región y visualizar sus redes; esto implicaanalizar las ciudades fronterizas,sus historias y los procesos de configuración particulares como un paso importante para estructurar una nueva mirada de las ciudades amazónicas.
Las pequeñas ciudades fronterizas de Leticia y Tabatinga.
El hecho geopolítico de definir los bordes de los territorios estatales ha sido un importante generador de centros urbanos, no sólo ahora sino como parte de los diversos procesos asociados a esfuerzos de control territorial. Leticia y Tabatinga están asociadas a los procesos de delimitación de los territorios coloniales hispano-portugueses tanto como a la definición del límite estatal de las repúblicas suramericanas incidentes en la Amazonia, particularmente Perú, Ecuador, Colombia y Brasil.
Tabatinga fue fundada como un fuerte en 1776 por la corona lusitana como marca más occidental de su dominio sobre la cuenca del río Amazonas. Cien años después, surgiría Leticia, como un puesto de aduana fundada por Perú en el marco de los acuerdos de navegación de dicho país con Brasil. Posteriormente, Leticia sería un lugar neurálgico de las disputas que llevaron a la definición de los límites entre Colombia y Perú a mediados de la década de 1930, quedando esta población bajo soberanía colombiana(Zárate, C: 2008).
La narración militar y fiscal de la génesis de estas ciudades evidencia su funcionalidad en términos de la defensa de la soberanía. Por lo tanto, se pensaron para marcar la separación, para decir hasta dónde llega uno u otro Estado, para cuidar y regular la entrada a los países, en definitiva para hacer efectivo el dominio del territorio. Por lo tanto, no estaba en la cabeza de ningún militar o estadista que dichas poblaciones se juntaran, querían de hecho que se mantuvieran separadas para poder ejercer funciones de defensa.
Sin embargo, al contrario de lo planeado lo que terminó sucediendo fue que Leticia y Tabatinga se unieron en un continuo urbano transfronterizo. ¿Cómo sucedió esto?, ¿cómo llego a darse?, ¿cómo se “encontraron” estas dos ciudades para generar la dinámica interacción transfronteriza que hoy se percibe?
Los itinerarios cotidianos de estas ciudades cruzan con frecuencia el límite. Hacer compras, trabajar, pasear, visitar familiares, son actividades en las que puede “cruzarse la frontera” de forma frecuente y en términos generales, de forma irrestricta. En el punto de cruce, en el encuentro de las dos principales avenidas de las ciudades, Amizade en Tabatinga e Internacional en Leticia, no hay importantes destacamentos militares y el control del paso es sumamente laxo en comparación a lo que puede observarse al pasar de México a Estados Unidos, de Marruecos a España e inclusive de Colombia a Venezuela.
Sin embargo, esto no siempre fue así y aunque nunca ha existido muro, valla,o destacamento militar de importancia colocado en el paso de un país a otro, si ha habido pequeños puestos o garitas militares próximos al límite y entre las antiguas bases militares existía una distancia considerable y “potreros” que en la mirada militar servían para mantener un aislamiento defensivo entre un país y otro, para lo cual debían permanecer “vacíos”. (Ver en la Ilustración 3 los potreros referidos en la parte inferior de la imagen) Sin embargo, las actividades de los habitantes de las ciudades se encargaron de darle otros usos y significados a ese “terreno de defensa nacional”.
Ilustración 4 Vista aérea de Leticia 1950. .Fuente. Banco de Imágenes Biblioteca del Banco de la República de Colombia Seccional Leticia.
En estos potreros, los militares colombianos desarrollaban una incipiente actividad ganadera y los habitantes no militares de uno y otro lado, cruzaban dichos potreros para realizar actividades cotidianas. En ese ir y venir, fueron tejiéndose senderos e historias diversas del encuentro de los habitantes de las poblaciones fronterizas y con el paso de los años, estos potreros del límite cambiarían para consolidar el encuentro urbano.
Ilustración 5 Foto aérea Leticia y Tabatinga 1977. Fuente IGAC
La urbanización, la construcción del viario y el parcelamiento urbano sedio desde finales de los años 70 y se consolidó en los años 80, como puede evidenciarse al comparar la transformación de los potreros resaltados en la ilustración 4 y el mapa 2, en estos potreros se construyeron calles y varios barrios.
Mapa 2Plano Leticia 1988 Fuente DANE.
Es interesante recalcar que este encuentro urbano no fue planeado, sin embargo se dio. Para que pudiera ocurrir una transformación de tal envergadura del sentido político del espacio urbano debieron existir poderosas fuerzas económicas y sociales que las sustentaran que tomaron especial relevancia justo en el momento cuando ocurre el encuentro urbano y se edifican los potreros del límite. ¿Cuáles fueron esas fuerzas y cómo se articularon para cambiar de una forma tan dramática el espacio defensivo de estas ciudades fronterizas entre las décadas de 1970 y 1980?
Reflexiones sobre la ciudad fronteriza. Dos elementos de la transformación del espacio urbano fronterizo en Leticia y Tabatinga[5].
Hay algunos aspectos teóricos que considero importantes esbozar para perfilar esta reflexión: Las fronteras políticas, el espacio como un elemento importante para el análisis de las fronteras y muy ligado a los dos elementos anteriores, las ciudades fronterizas.
Las fronteras políticasno las podemos reducir solamente al límite. Éstosdefinen de forma abstracta los bordes de un área geométrica, determinadapara este caso,por la construcción política y simbólica del Estado Nación y la sacralización de su espacio como territorio soberano, que adquiere corporeidad al ser demarcado o relacionado con el espacio físico.
Las fronteras políticas, incluyendo los límites internacionales,no son ajenas a las constantes tensiones y desacuerdos asociados a procesos de construcción de los territorios nacionales, así como de los sentidos simbólicos y políticos de sus sociedades. Construir fronteras políticas implica definir qué está dentro o fuera del espacio nacionalizado y delimitado, crear las formas de pertenecer a un territorio “nuestro” que lo diferencie frente al territorio “de ellos”.Implicala idea de identificación entre iguales y formas de diferenciarse con los otros.La frontera política tambiénpretende establecer regímenes de paso, formas de ingreso y salida del espacio apropiado por el Estado Nación. Formas de control y de organización del territorio que están inmersos en la construcción de los sentidos y prácticas del espacio, las cuales a su vez no son predefinidas sino que se van configurando en los ires y venires de la sociedad mientras construye sus historias y geografías.
Por lo anterior, en esta mirada de la frontera política, el espacio no puede verse como un “teatro de operaciones”, “campo de juego” o el “escenario” donde se desarrolla el Estado. El Territorio ha de entenderse como un componente activo de la construcción estado-nacional. Deben comprenderse lasdinámicas del espacio tanto en sus expresiones físicas, la representación de éste y las maneras como es practicado, apropiado, significado y transformado por la sociedad que lo vive. Por tanto, para pensar de otra forma las fronteras políticas, deben tomarse en cuenta estas tres dimensiones del espacio y al mismo tiempo comprender que éste no se puede desvincular del tiempo y la sociedad. En esa relación trialéctica como la ha llamado Edward Soja (Soja, E: 1996) puede entenderse no sólo la característica plástica del Estado, sino también las ciudades fronterizas como lugares relacionados con su construcción.
La ciudad fronteriza por tanto, es fundamental para entender la construcción de las fronteras políticas en clave espacial. Su ubicación nunca es casual, procede de la valoración de elementos estratégico-militares y comerciales que determinan un particular emplazamiento para “colocar las ciudades como fichas” en el “tablero de juego” para dominar el espacio y en ese camino construir el territorio del Estado, siendo funcionales para regular los flujos de personas, mercancías, e ideas que entran y salen del territorio nacional.
Además, apretando un poco la concepción del espacio y trascendiendo la fijación moderna de éste en la génesis de la ciudad fronteriza, en éstas ciudades se vislumbran concepciones diversas e incluso divergentes de la ciudad misma que inciden en su espacialidad, las cuales no son reflejo siempre fiel de la idea de su función desde el diseño estatal.Lo anterior se vincula con la inevitable realidad que las ciudades –todas ellas incluyendo a las fronterizas-- no son de ladrillos y cemento, son de gente que se relaciona: los ladrillos los pone la gente, la gente que vive en las ciudades es también la que las construye y las habita. Por tanto, no se puede decir que una ciudad es el resultado del plan de la ciudad, una cosa es lo que se piensa y otra lo que sucede. La ciudad la hace la gente que la vive, pero en relación a las múltiples capas que le dan sentido y forma a la misma ciudad.
Por todo ello, las ciudades fronterizas son altamente contradictorias, reproductoras hasta el hastío de los discursos nacionalistas más recalcitrantes, pero al mismo tiempo lugares donde se incuban los gérmenes de posibles transformaciones. En estos espacios liminales, del borde, del estar adentro y afuera, se reproducen las formas más oscuras de ser del Estado, al mismo tiempo se le cuestiona de forma cotidiana.
En el marco de esos aportes teóricos que guían mi propuesta quiero mostrar dos elementos relacionados con la producción de ese espacio fronterizo.Primero la población del Marco, pequeño asentamiento ubicado en el lado brasileño contra el límite como un antecedente fundamental para entender por quéy cómo se unieron las ciudades, no solamente para ver la representación del espacio construido sino entender los procesossocio-espaciales vinculados a esa construcción.Segundo, la coyuntura de finales de los años 70 y la década de 1980 que transformó de forma radical las ciudades fronterizas, en su expresión física, y fundamentalmente en su espacialidad social a través de nuevas prácticas y lugares que cambiaron las formas en que se vivían este par de ciudades fronterizas.
El Marco, antecedente de la articulación fronteriza.
A mediados de los años 60 existían tres poblaciones que anteceden a la formación del continuo urbano actual: Leticia en Colombia, El Marco y Tabatinga en Brasil. Estas poblaciones estaban separadas pero conectadas por caminos. La población de El Marco tenía un elemento fundamental que subvertía la funcionalidad geopolítica del espacio fronterizo, lo cual era su ubicación sobre el límite.
Mapa 3Leticia El Marco y Tabatinga década de 1960
Ya indiqué que las ciudades como proyecto de la construcción del Estado fueron pensadas para separar, nadie quería que existiera este lugar justo contra el límite que pusiera en peligro dicha función. Los militaresbrasileños fueron muy insistentes en tratar que la gente no se ubicara en el límite, el pequeño asentamiento que surgió contra éste era considerado ilegal y en no pocas ocasiones se produjeron altercados entre las directivas militares y los habitantes del pequeño asentamiento.
Sin embargo el emplazamiento de El Marco, llamado así por estar “en el marco del límite”tenía algunas características muy deseables para aprovechar “las condiciones de la frontera”. Quedaba equidistante de la base militar colombiana y brasileña. Además estabamuy próximo al río Amazonas, en la desembocadura de la quebrada San Antonio límite pactado entre los dos países, donde se había desarrollado un pequeño mercado conocido como el mercado de Brilhante vinculado con las redes de comercio del río Amazonas.
Los habitantes de El Marco prestaban serviciostanto a los militares brasileños en Tabatinga como a las autoridades civiles y militares colombianas en Leticia. En buena parte eran quienes llevaban la leña para las estufas, lavaban la ropa, llevaban las verduras, la cacería,gran parte de lo que necesitaban las ciudades para alimentarse y edificarse; porque las ciudades no existen sin quien las surta de alimentos, construya casas y calles,o realice “las simples labores cotidianas” que funcionarios y militares no podían cumplir dado que su razón de ser y estar en estas ciudades era otra.
Fueron en buena parte, las personas que trabajaban, que vivían en El Marco quienes ofrecían sus servicios, llevaban materiales y le daban forma física a las ciudadesy proporcionaban las condiciones materiales para que los habitantes de entonces pudieran vivir. Los caminitos que desde allí dirigían hacia los dos establecimientos militares, movían a todas estaspersonasque vendían mercancías y servicios a los habitantes de sendas poblaciones fronterizas implantadas por los Estados. Hay entonces una primera función indispensable de El Marco como fuente de mano de obra para la construcción, los servicios domésticos y demás trabajos de “baja cualificación” en las dos poblaciones. Todo lo anterior hizo que esta “indeseable población” subsistiera y se convirtiera en un elemento central de la articulación transfronteriza.
Otra importante funcionalidad de El Marco se relacionó con la construcción de una sociedad urbana local de características fronterizas. Siendo Leticia y Tabatinga establecimientos militares ubicados en las periferias de ambos Estados, los enviados allí eran principalmente hombres que hacían parte de las fuerzas militares como del exiguo servicio civil. En medio de las dos ciudades, nuevamente el pequeño poblado que surgió con habitantes ribereños, hombres y mujeres en buena parte indígenas o mestizos que ya vivían en la región, fueron el centro de la actividad social y los esfuerzos de cortejo de los funcionarios y militares de las dos poblaciones fronterizas. Todos ellos, iban frecuentemente a El Marco en busca de fiestas y mujeres, constituyendo a éste poblado en un elemento central de las relaciones que articularían los lazos de parentesco en estructuras transfronterizas.
Esta es una función central en la construcción de las ciudades, dado que las ciudades, no son tales sin quien viva en ellas, las ciudades sin relaciones no son más que edificaciones. Por tanto, la gente que las habita, vive y se relaciona en ellas construye esos vínculos que hacen de esos entornos edificados verdaderos centros culturales.
Por ello, no es extraño que los militares y funcionarios, quienes son también personas, buscaran mecanismos para hacer en su cotidiano vivir una sociedad, así ésta por momentos, cuestionara las funciones militares y fiscales con que fueron creados estos asentamientos.
Así, el camino que conectaba estas poblaciones, era recorrido por habitantes de las ciudades para acudir a fiestas en El Marco, historia que fue repetida por varios habitantes de Leticia que en muchas ocasiones fueron hasta allí. Una historia similar es contada por habitantes de Tabatinga, quienes indican que el camino que unió el fuerte con El Marco, fue construido por un militar quien también buscaba un camino fácil para ir a las fiestas en El Marco.
Los encuentros festivos en El Marco, base de la construcción de vínculos parentales, no dejaron de visibilizar las tensiones propias la construcción de dos identidades nacionales divergentes que se expresaban a través del cortejo y las disputas entre hombres por las escasas mujeres. Así, se agrega una nueva capa a la construcción de una sociedad fronteriza y sus sentidos nacionales tanto en los sujetos que allí se encuentran como en el mismo espacio fronterizo.
Un ejemplo que expresa claramente esta tensión y articulación en la construcción de una sociedad fronteriza en El Marco, lo constituye nuevamente el sentido militar de la construcción del espacio. Un habitante de Tabatinga, quien en su momento fue militar, indicó en una entrevista que había patrullajes constantes para controlar las actividades que se desarrollaban en El Marco, e incluso manifestó que la construcción de la carretera, en contravía del relato festivo antes sugerido, fue precisamente un esfuerzo militar por controlar las actividades que se desarrollaban en la frontera y a la población que allí se encontraba.Así, se evidencia que en la articulación transfronteriza y la diferenciación nacional del espacio y los sujetos que en él habitan, conviven y se yuxtaponen en las dinámicas de construcción de la frontera.
Además de la centralidad en la prestación de servicios a las dos ciudades implantadas y la funcionalidad de El Marco en la construcción de la sociedad de frontera, hay un tercer elemento fundamental en su papel de articulación de las ciudades. El mercado de Brilhante ubicado en El Marco, justo en la desembocadura de la quebrada San Antonio en el río Amazonas, por mucho tiempo fue un importante centro de comercio ribereño. Sin embargo, en Leticia se ubicaban la mayoría de graneros, y mercados minoristas. Por lo tanto, algunos pequeños comerciantes ubicados en Leticia, aprovechaban dicho mercado para suplir sus tiendas. Un viejo comerciante de origen peruano comentaba que él llevaba mercancías que compraba en el mercado de Brilhante para venderlas en su tienda en Leticia. De este modo, éste mercado se configuró como otro elemento de la articulación transfronteriza. Los pequeños comerciantes también, igual que los trabajadores que iban a las ciudades, o quienes iban a las fiestas, recorrían el camino para buscar mercancías y venderlas en sus tiendas de Leticia.
Estos tres elementos, serían el germen de los vínculos que transformarían las ciudades fronterizas a finales de la década de 1970 y durante la década de 1980. Los vínculos tejidos por las actividades laborales, comerciales y de ocio, marcarían los enlaces de articulación de las ciudades.
Coyuntura transformadora de las ciudades fronterizas.
A finales de la década de los 70 y durante toda la década de los 80 hubo una devaluación importante de las monedas de Brasil y Perú, mientras la moneda colombiana se mantuvo estable.Lo anterior, en la cotidianidad del mercado de las ciudades hizo que fuera mucho más barato comprar artículos en Tabatinga que en Leticia, esto cambió ciertas actividades comerciales y afectó los graneros y mercados minoristas en Leticia, debido aque la baja en los precios hizo que cada vez fuera más frecuente que los habitantes de Leticia “cruzaran la frontera” para realizar sus compras.
A la diferencia en el valor monetario, hay que agregarle que el salario colombiano fue mucho más alto que el de los otros dos países, y siendo gran parte de los habitantes de Leticia funcionarios estatales, la relación entre un salario proporcionalmente más alto y una moneda con la cual se podían adquirir más bienes y servicios en el país vecino, el resultado fue una mayor capacidad de los habitantes de Leticia para gastar su dinero en Tabatinga.
Sumado al precio de la moneda y los salarios, en dicho periodo una naciente actividad económica vinculada con el comercio ilegal de cocaína, impactó las dinámicas de la frontera, ya que Leticia se convirtió en un importante centro de intermediación de esta actividad comercial, la cual inyectó fuertes capitales a la economía y tuvo una incuestionable injerencia en transformaciones sociales y espaciales[6].
Estos tres elementos, junto a cambios político-administrativos en los dos países que permitieron aumentar la inversión pública local, generaron transformaciones en las ciudades. El auge económico cambió la forma de las ciudades, insertó nuevos patrones arquitectónicos, salpicando el paisaje urbano tradicional de casas hechas de tablas con nuevas edificaciones de concreto y algunas viviendas lujosas con piscinas y pórticos con grandes columnas grecolatinas. Las motocicletas que comenzaron a llegar en grandes cantidades, marcaron el fin del cotidiano trasegar de el caminito de El Marco.
Las vías se comenzaron a ampliar y a pavimentar, se reacondicionaron los aeropuertos de ambas ciudades y se construyeron grandes hoteles en Leticia junto a otras obras públicas en ambas ciudades. En medio de todo este desenfreno económico y urbanístico, surgieron algunos barrios de promoción pública que ocuparon los lotes militares que alejaban una ciudad de la otra. Allí surgieron los barrios El Porvenir, Castañal, Punta Brava, Gaitán y Colombia, estos últimos con una importante toponimia nacionalista colombiana. Dichos barrios sellaron el encuentro urbano en el límite (Ver Mapa 2).
La antigua carretera al Brasil que en Colombia se había construido a mediados de los años 50, pasó a llamarse Autopista Internacional en el año 1976 cuando la carretera fue reformada, se construyó una amplia vía de doble calzada, con un separador arbolado y andenes. Es interesante resaltar que el nombre de esta vía, permite entrever un particular discurso nacional de integración o articulación hacia la frontera. La Autopista intentaba cambiar la cara de la ciudad y ofrecer una “moderna puerta de entrada” al país.
Por otra parte, la carretera que del fuerte de Tabatinga conducía a El Marco, aquella que no se sabe muy bien si fue construida para controlar la frontera o para ir a las fiestas que se desarrollaban allí, se pavimentó y organizó también a doble calzada y con separador central hacia el año 1988 y pasó a llamarse Avenida Amizade. La construcción y pavimentación de esta avenida cambió la fisionomía del asentamiento de origen militar, articulándolo con una nueva ciudad que empezó a reestructurarse desde este eje vial. Tabatinga, pasó de darle la espalda a la frontera a moverse en torno de ella. Tabatinga se movió hacia El Marco, y desde El Marco hacia Leticia, ya que la Avenida Amizade se conectó con la Autopista Internacional e inclusive dicho encuentro fue monumentalizado por un pequeño parque, construido alrededor en un gran hito instalado en años anteriores justo sobre el límite, conocido como “parque de la amistad”, el cual según las placas que hasta hace poco se preservaban, se creó en 1982.
Todo esto cambió las ciudades y las prácticas de una sociedad fronteriza. El auge económico diferenciado entre los países y el encuentro urbanocambiaron la dinámica de las ciudades, las actividades e inclusive los lugares donde éstas se desarrollaban. En este momento se fraguó un cambio profundo no sólo en la forma sino en las maneras de vivir las ciudades fronterizas, lo cual se hizo fuertemente evidente en los lugares de ocio y comercio.
La devaluación en Brasil y el auge económico en Leticia hicieron que la gente dejara de comprar en los mercados de Leticia y se fueran a Tabatinga a hacer sus compras. Esto hizo que los comerciantes que estaban en el puerto de El Marco se fueran a la Avenida Amizade o la Avenida Marechal Mallet que salía desde el puerto y terminaba en la Avenida Amizade.
Esta Avenida, como se ha indicado, conecta con Colombia. Por ello, dicha ubicación resultó más ventajosa para los comerciantes, ya que tenían mayor flujo de compradores desde Leticia que desde las otras poblaciones ribereñas del Río Amazonas. De esta forma, surgieron en la Avenida Amizade y Marechal Mallet, tiendas de calzado, algunas pequeñas casas de cambio y especialmente supermercados (verMapa 4).
Esto cambió radicalmente la lógica comercial y fue un gran elemento de integración de las dos ciudades, pese a que los comerciantes de abarrotes y pequeños mayoristas de Leticia no lo vieron inicialmente con buenos ojos, supieron adaptarse a las nuevas condiciones del mercado y empezaron a aprovechar la diferencia cambiaria para comprar mercancías a bajos precios, o lograron cierto grado de especialización en los productos comercializados, permitiéndoles generar diferenciales de mercado independientes de la competencia por el precio.
A parte de la explosión de nuevos supermercados en Tabatinga, la proliferación de nuevos lugares de ocio fue fundamental en la transformación de la espacialidad social de las ciudades. La tradición de ir a fiestas en las casas del poblado de El Marco cambió radicalmente. Surgieron nuevas actividades y se cambiaron los lugares del ocio. Las fiestas en las casas del Marco terminaron desapareciendo frente a la proliferación de lugares privados de fiesta en bares, restaurantes, discotecas y los prostíbulos que empezaron a multiplicarse en Tabatinga. En Leticia también surgieron diversos establecimientos de ocio en toda la ciudad, pero adquirieron especial importancia los prostíbulos sobre la Autopista Internacional (Ver Mapa 4).
Los prostíbulos fueron supremamente importantes en el contexto de la economía de auge, e hicieron que las ciudades se vivieran de forma diferente. Los espacios de unas ciudades planteadas militarmente y que reforzaban los discursos nacionales en el espacio construido a través de la plaza pública, la iglesia central, el fuerte militar y donde la frontera como lugar, se pretendía políticamente como un espacio que debía estar separado, aislado de la ciudad, se vieron trastocados por el gran impacto social de estos nuevos lugares de ocio ubicados cerca de “la frontera”. Podría decirse que empezó a tejerse un nuevo tipo de ciudad a través de los prostíbulos de la Autopista Internacional y hacerse más visible.
Mapa 4 Establecimientos relacionados con el comercio y Ocio finales década de 1970
La ubicación de los prostíbulos en la periferia urbana cercana al límite internacional no fue gratuita. La condición moral desde la cual son vistos estos establecimientos implica que estén escondidos de la ciudad formal, lo cual se ve reforzado al percibir la cercanía del país vecino como una posibilidad de escape de la moralidad de la ciudad. Eso le dio una condición especial a los prostíbulos, llevándolos a generar un nuevo eje de articulación trasfronteriza basado en un particular tipo de ocio.
Muchos años después estos establecimientosdesaparecieron, pero el eje de la Avenida Internacional y la Avenida Amizade se mantuvo como escenario de los principales centros de ocio de la ciudad, ya no con prostíbulos, sino con discotecas y bares que animan la cotidiana interacción de las dos ciudades; lo cual pienso, ha sido un elemento que transformó plenamente la dinámica de las ciudades permitiendo una articulación transfronteriza.
Su desaparición de este lugar está muy vinculada con las fuertes tensiones generadas entre la ciudad fronteriza proyectada y deseada por las autoridades civiles militares y religiosas, frente a la ciudad que se tejió por la dinámica social y económica en la que vivían sus habitantes, lo cual se hizo fuertemente evidente en torno de la transformación urbanística que implicó la construcción la Autopista internacional y el proyecto urbano que la sustentaba frente a la ciudad que se vivía en los prostíbulos. Así lo muestran algunas notas de prensa del momento:
(…) si la autopista Internacional es ahoranuestra vía más flamante y obliga a una auténtica imagen urbana y hasta nacional, se requiere que las autoridades logren un cambio radical en la fisionomía social, habitacional y hasta moral de la misma. Por norma elemental, y hasta por disposiciones de código, las zonas y casas de lenocinio no pueden ni deben estar en sectores como éstos...[7].
Efectivamente una ciudad planteada moralmente con una fuerte presencia religiosa, como ejemplo nacional de Colombia en la amazonia, no podía permitirse que su imagen hacia el exterior fueran los prostíbulos, ya que éstos representaban la inmoralidad que reñíacon el proyectode la ciudad. Por lo tanto, “sanear” los alrededores de la autopista se conviertió en una meta política de la ciudad fronteriza.
(…) esa obra, de evidente avance estético (la Autopista Internacional), debe estar bordeada por un sistema urbano acorde con el mismo. Después de todo, también es lo primero que se contempla de una ciudad llamada Leticia y de un país llamado Colombia. Por ahora, el visitante se le ofrece, como impacto inicial, una zona de prostitución y, luego, otra de cuasi tugurios[8].
Leticia y Tabatinga son un par de ciudades que se han articulado partir de intensas relaciones transfronterizas que tuvieron como primer epicentro el poblado de El Marco, se trasformaron en un momento coyuntural. Dicha transformación no estuvo expresada solamente en el cambio físico que llevó a un conjunto urbano transfronterizo, sino en la espacialidad social que vivió cambios significativos en aspectos como el comercio y el ocio, siendo algunos de dichos aspectos contrarios a la proyección política y la función proyectada de la construcción de la ciudad fronteriza en clave nacional.
Lo anterior no sólo permite esbozar la particularidad de una historia urbana, sino visibilizar queestá atada profundamente a las maneras como fue construida la ciudad fronteriza, no sólo en términos del espacio como el resultado de un proceso histórico legible en el paisaje urbano, sino desde la comprensión de la construcción de unos espacios sociales particulares fuertemente vinculados a la formación de las ciudades y que las pusieron en tensión como proyecto político nacional frente a la ciudad como espacio practicado.
Conclusiones. Mirar la jerarquía urbana desde la frontera.
Actualmente, Leticia y Tabatinga son importantes centralidades regionales, tanto por su importancia simbólica, de mercado, así como en la oferta de servicios públicos siempre incipiente para las demandas de la creciente población que en ellas vive. La mirada nacional para entender las ciudades ha impedido vislumbrar sus vínculos, así como comprender las jerarquías y redes que las sustentan.Por tanto, es necesario comprender las ciudades fronterizas mirando “a través” de la frontera, para comprender desde los vínculos, tensiones y procesos asociados a la relación fronteriza la particularidad de estas ciudades.
Enfocarse en comprender estas ciudades, considero es un paso vital para vislumbrar las jerarquías urbanas de la región amazónica, sus vínculos y asimetrías, a partir de sus funcionalidades locales, necesariamente transfronterizas en esta región.
Por otra parte, la ciudad debe entenderse trascendiendo los datos demográficos o las impresiones morfológicas. Esto es muy importante, pero también lo es considerar que las ciudades son espacios construidos por relaciones trialécticas entre espacio, tiempo y sociedad, es decir que son construidas por la gente con sus historias y geografías entrelazadas. Considero que entender la particularidad de estas relaciones en la amazonia es un paso fundamental para comprender sus características urbanas y en este camino, trascender las imágenes preconcebidas de la amazonia prístina o salvaje que han velado la complejidad de sus ciudades.
Por otra parte, las ciudades fronterizas, son un interesante laboratorio no sólo para entender las ciudades sino las formas como la construcción del Estado y su territorialidad entra en tensión con las formas de practicar y habitar el espacio. Leticia y Tabatinga proporcionan un buen ejemplo de estas relaciones.
Bibliografía
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[1] Particularmente hago referencia al proyecto: “Transformaciones del espacio fronterizo en la Amazonia: Poblaciones urbano-ribereñas sobre la línea Apaporis-Tabatinga entre Colombia y Brasil.1980-2008”. Financiado por Colciencias y la Universidad Nacional de Colombia Sede Amazonia
[2](Departamento Nacional de Estadistica, 2005)
[3](Instituto Brasileiro de Geografia e Estadistica, 2010)
[4] Aunque es importante indicar, como lo he hecho en (Aponte Motta,J:2011) que las dinámicas de control sobre el límite varían en función de diversas coyunturas.
[5] Algunos elementos de las reflexiones acá indicadas referidas a Leticia y Tabatinga, fueron sugeridas en (Aponte Motta, J: 2012)
[6] Considero muy importante observar las actividades vinculadas con el comercio de cocaína desde sus implicaciones económicas, sociales y espaciales, distanciándome de los análisis que privilegian su organización delictiva.
[7]El Leticiano, No 37, 1976. P 8
[8] El Leticiano, No 43. 1976. P7
[1] JORGE APONTE MOTTA. M.Sc. Candidato a Doctor en Geografía. Investigador Grupo de Estudios Transfronterizos Universidad Nacional de Colombia. Se encuentra preparando presentación de su tesis doctoral(Aponte Motta, 2015). Últimas publicaciones (Aponte Motta, 2012, 2013a, 2013b).