Género, pobreza y ciudad.

 

Martha Schteingart

(con la colaboración de Guadalupe Aguilar y Laura Ortiz).

 

PRESENTACIÓN

 

Este trabajo se propone conocer cómo las mujeres viven y perciben su situación de pobreza en asentamientos irregulares de la Ciudad de México, espacios donde se han ido ubicando los sectores más desfavorecidos de la ciudad desde hace varias décadas. Nos interesa sobre todo dar seguimiento a los cambios que han tenido lugar en la última década en esos espacios, poniendo énfasis en las relaciones familiares de las mujeres, en su inserción en el mercado de trabajo, en su relación con la colonia y con sus organizaciones comunitarias. Al mismo tiempo, nos ha parecido importante obtener sus testimonios acerca de cómo ven su posición en la sociedad y en el barrio, cómo consideran los cambios sociales referidos al hábitat ocurridos recientemente, tanto en lo que toca a su vida privada y colectiva como a la acción del Estado para mejorar sus condiciones de existencia. Entender cómo se desarrollan las relaciones de género y cómo las mujeres enfrentan la pobreza, la desigualdad, la discriminación y la violencia, constituye asimismo uno de los retos trascendentes del estudio que aquí presentamos.

 

 

 

 

Para llevar a cabo este trabajo, se planteó una estrategia de investigación que consistió en tomar dos asentamientos populares del Distrito Federal que habían sido estudiados dentro de un amplio proyecto de investigación desarrollado en los años 90[1] y comparar algunos de los resultados de ese estudio con los provenientes de la investigación actual. El nuevo trabajo de campo debería poner de manifiesto fenómenos recientes en los que están inmersas las mujeres de las colonias con el fin de observar los cambios ocurridos en esos asentamientos en un poco más de una década.

 

         Las dos colonias seleccionadas fueron Dos de Octubre, en la delegación Tlalpan y Xalpa, en Iztapalapa[2], pero las fuentes de información en el caso del proyecto amplio de los 90 incluyeron una encuesta a 2,000 familias, entrevistas a los líderes más importantes de esas colonias y a mujeres militantes de las organizaciones vecinales o que no participaban en las mismas, para conocer sus historias de vida. En cambio la información del trabajo que aquí presentamos es mucho mas limitada, por razones de tiempo y recursos disponibles, al provenir sólo de talleres realizados en los dos asentamientos con grupos de mujeres, en general vinculadas a las organizaciones con las que estuvimos en contacto, y de entrevistas en profundidad realizadas a personas seleccionadas a partir de los mencionados talleres. Por esta razón el perfil de las mujeres participantes fue más sesgado, tanto en lo que se refiere a las edades de las mismas como a su vinculación con la organización de vecinos y con el gobierno delegacional; sin embargo, este estudio cualitativo nos ha permitido reunir testimonios valiosos acerca de la vida de las mujeres y sus familias y poner de manifiesto fenómenos recientes en las que están involucradas. 

 

Las comparaciones llevadas a cabo dentro de un período de más de una década nos permitieron observar nuevos fenómenos sociales, o la evidente agudización de algunos que ya comenzaban a estar presentes en el primer estudio. Como lo han afirmado algunos autores, introducir el método comparativo es siempre relevante en diferentes tipos de estudios sociales ya que permite dar cuenta, entre otras cosas, de fenómenos antes nos observados.

 

Creemos importante referirnos de manera muy general al contexto socio-económico de México en los últimos 15 años, particularmente en lo que se refiere al mercado de trabajo, a la participación de las mujeres en el mismo, y a los ingresos obtenidos a partir del trabajo, ya que ellos constituyen el telón de fondo de los problemas particulares que vamos a poder observar en los espacios de la pobreza seleccionados en la Ciudad de México.

 

Desde los años 80 la población mexicana se vio afectada por sucesivas crisis económicas que han impedido una mejora de los niveles de vida de la mayoría de la población. La economía formal no ha sido capaz de generar fuentes de trabajo estables y bien remuneradas, lo cual ha producido un aumento del sector informal, que va de la mano con los bajos salarios. Más del 70% de las nuevas ocupaciones que se crearon entre 1991 y 1997 no fueron en el sector asalariado y esto muestra el carácter excluyente de las nuevas estrategias de desarrollo seguidas en el país en años recientes (Pacheco 2004). Justamente las formas no asalariadas de empleo se encuentran estrechamente vinculadas al trabajo femenino, que aumentó de manera impresionante en las últimas tres décadas (más que se duplicó la participación de las mujeres en el mercado de trabajo en los años 80, 90 y lo que va de este siglo). Una parte importante del aumento de la oferta de mano de obra femenina fue atribuido a la caída de los ingresos en los hogares y a que las mujeres debieron colaborar para resolver las necesidades básicas de las familias en situación de pobreza (Damián 2002: 201 y 202). Pero una característica importante del trabajo femenino es su inserción en empleos de tiempo parcial; de esta manera pueden compaginar el lapso que le dedican a su familia con el trabajo realizado fuera del hogar.

 

 

  1. POBREZA, GÉNERO Y HÁBITAT. ASPECTOS TEÓRICOS Y CONCEPTUALES

 

 

Presentaremos a continuación algunas discusiones referidas a conceptos básicos que estarán en el centro de nuestro estudio y que guiarán las interpretaciones de nuestros hallazgos. Las discusiones se referirán a la conceptualización de la pobreza, a la relación entre pobreza y género y al papel del hábitat y los distintos componentes económicos y sociales en la problemática en cuestión.

 

 

 

1.1.        El concepto de pobreza

 

El enfoque dominante a lo largo del siglo XX entiende a la pobreza como la carencia o escasez de bienes. Este enfoque utilitarista proviene de la teoría económica clásica y utiliza indicadores como el PIB, el de Necesidades Básicas Insatisfechos (NBI), o la Línea de Pobreza (LP). Algunos autores contemporáneos consideran insuficiente esta definición (Cagatay 1998:5, Boltvinik 2007(a):14, Sen 1981), ya que se basa exclusivamente en las condiciones materiales de vida y en las necesidades básicas, sin tomar en cuenta otros elementos que inciden en el bienestar de las personas como los aspectos culturales y territoriales. La pobreza debe ser vista como un fenómeno heterogéneo, multidimencional y multifacético y por lo tanto utilizar solo métodos cuantitativos resultaría insuficiente (Buvinic 1998:4, Cagatay 1998:13).

 

Entonces, la comprensión de la pobreza no puede agotarse con la pura medición de la misma, por lo que la mirada debe ponerse no sólo en los recursos materiales y monetarios, sino también en las relaciones del individuo con la familia, la comunidad y las instituciones (López y Salles (b) 2004:25).

 

Desde la década de los ochenta, Amartya Sen ha incorporado la cuestión de las capacidades, las realizaciones y los bienes en la definición de la pobreza. Dentro de estos elementos se encuentran las características materiales de los bienes, las personales de los miembros de la unidad económica, así como sus gustos y el entorno físico, social y político en el que viven. Para saber que los individuos tienen garantizadas sus capacidades hay que conocer los requerimientos de recursos, que están determinados por el ambiente, sus condiciones personales y las características materiales de los bienes. Una vez que se sabe que la gente tiene sus capacidades garantizadas, lo que se observa son sus realizaciones (Meghnad Desai 2003:435).

 

Para Cagatay (1998), de acuerdo con la propuesta de Sen, la pobreza representa la ausencia de algunas capacidades para poder funcionar. También trabajan con el concepto de libertad (y su ausencia) vinculada con la pobreza, indicando que ambos mantienen nexos con la perspectiva de las capacidades. Asimismo establecen relaciones con la calidad de vida que se centra en las trayectorias personales y no sólo en los recursos económicos e ingresos (López y Salles (a) 2004:17).Nussbaum además, introduce la relación violencia-capacidades y destaca que la primera limita el desarrollo de las segundas sobre todo en el caso de las mujeres porque bloquea sus libertades, disminuye su creatividad e inhibe su participación en la toma de decisiones (López y Salles (a) 2004:21).

 

 

 

1.2. Género, hogar y pobreza

 

Consideramos necesario estudiar la pobreza desde una perspectiva de género ya que “…lo que se sabe sobre la situación de las mujeres de escasos recursos no necesariamente significa que se haya estudiado la relación entre género y pobreza” (Riquer y Pantoja 1998:234). Cuando hablamos de género nos referimos a un sistema de representaciones, normas, valores y prácticas, construido a partir de las diferencias sexuales entre hombres y mujeres, que establece relaciones jerárquicas entre ellos y garantiza la reproducción biológica y social; como construcción social se presenta a los individuos como una realidad objetiva y subjetiva, recreada continuamente con base en los significados proporcionados por la historia, la cultura y el lenguaje (Oliveira, Ariza 2000:204).

 

Los estudios de género contienen dos preocupaciones centrales: una de ellas tiene que ver con la identificación de los mecanismos de acceso a y control de recursos (simbólicos y materiales) vinculados a su vez con los derechos y obligaciones de las mujeres; la segunda está relacionada con su contribución social, que muchas veces ha permanecido invisible (López y Salles (b) 2004: 23).

 

Algunos autores recuperan a Sen para definir la pobreza pensando en las mujeres; los indicadores de pobreza serían en este caso los que den cuenta de la habilidad o capacidad de las mujeres de cada sector socioeconómico para hacer uso de recursos monetarios y no monetarios. Según esta óptica, se trataría “menos de poner en evidencia en qué medida satisfacen sus necesidades y más en tomar en cuenta su capacidad o no para satisfacerlas” (Riquer y Pantoja 1998:239).

 

Aportes fundamentales a la investigación orientada hacia la cuestión de género son: 1) la propuesta de ampliación del espectro de indicadores de pobreza y 2) la idea de ruptura con la proclividad a utilizar en la investigación empírica el hogar como unidad de análisisy medida de la pobreza (basada en el ingreso que se recibe), cambiando el acento hacia el consumo personal (López y Salles (a) 2004: 25).

 

Por otra parte, las desigualdades de género tienen un impacto no despreciable en la pobreza crónica, no sólo de las mujeres sino de todos los miembros del hogar, constituyendo así un factor importante de su reproducción intergeneracional (Cagatay 1998: 11). Por ello también se asume que a pesar de que la pobreza femenina posee matices particulares (derivados de su condición de género), se inserta dentro de un fenómeno mayor que involucra a amplios sectores de la población, tanto masculina como femenina (López y Salles (b) 2004:28).

 

Prácticas culturales referidas al matrimonio en la adolescencia y la no educación de las mujeres, su limitada movilidad y la falta de control en las decisiones reproductivas, dificulta aún mas su salida del círculo vicioso de la pobreza y la inequidad de género, que se reproduce generación tras generación. Aunque el problema incluya a hombres y mujeres, las relaciones de género y las inequidades hacen que ambos experimenten de forma diferente la pobreza dentro de los hogares.

 

 

 

1.3. Hábitat, trabajo y pobreza

 

El entorno en el que habitan las personas es un elemento que influye de forma determinante en su calidad de vida. Si bien existe mucha literatura que habla sobre el hábitat, hay muy pocos estudios que han incorporado su relación con la problemática de género. Sin embargo, observamos que ella es intrínseca al análisis de la urbanización y el hábitat en los países latinoamericanos, ya que los roles y las relaciones de género influyen de manera destacada en esos fenómenos sociales (Massolo 1999:1). Además, muchas de las asimetrías que se dan entre hombres y mujeres son visibles en los espacios públicos, en las colonias y en las viviendas de las ciudades (López y Salles(c) 2004:143).

 

La geografía feminista (Little y Mackenzie) ha intentado comprender las interrelaciones que se dan entre el género y el espacio urbano socialmente construido: observan que hombres y mujeres perciben, acceden y usan la ciudad de diferentes formas. La vida y las experiencias cotidianas son cualitativamente distintas; no queremos decir con esto que las mujeres sean necesariamente ‘victimas’ en el ámbito urbano, ya que también son actoras del mismo, colaborando en la edificación y modificación del entorno en el que viven, de acuerdo con sus necesidades (Massolo 1992:14). Con el surgimiento de las llamadas colonias populares, las mujeres se fueron incorporando paulatinamente a las asociaciones de vecinos, se insertaron en la esfera laboral, al mismo tiempo que fueron transformando y mejorando los espacios de la vida social urbana (Massolo 1999:1). Por eso, es importante preguntarnos cómo viven las mujeres cotidianamente en su barrio o colonia, cuáles son los problemas a los que se enfrentan y cómo se organizan para resolverlos.

 

Indudablemente que las mujeres tienen una larga trayectoria para enfrentar y resolver sus necesidades de sobrevivencia, por medio de diversas estrategias y formas de ayuda mutua en lo que se refiere a la producción y mejoramiento del hábitat popular. Estas actividades implican una tercera jornada de trabajo, que se agrega a la doble jornada que incluye los quehaceres domésticos y la generación de ingresos fuera del hogar (Massolo 1992:16).

 

Este triple rol se da principalmente en los orígenes de las colonias populares, cuando su participación en los trabajos comunitarios no sólo es indispensable sino un requisito para el acceso a la vivienda.Asimismo, si bien el ingreso constituye un importante factor que influye en el nivel de consolidación de la colonia, la composición y cohesión de la familia y el grado de participación de la mujer en la toma de decisiones representan aspectos cruciales para  el mejoramiento del hábitat (López y Salles (c) 2004:145). Sin embargo, muchas veces sus acciones permanecen veladas y no son reconocidas por su comunidad.

 

A pesar de la importancia del hábitat en la determinación de las condiciones de vida de la familia, se ha enfatizado que los programas públicos referidos al mismo no son suficientes para mejorar esas condiciones si no van acompañados de una cierta estabilidad en el trabajo y en los ingresos de los diferentes miembros de los hogares. Esto significa que poseer una vivienda o un hábitat más o menos adecuado no asegura que las familias puedan salir del círculo vicioso de la pobreza. Aunque también es cierto que “el hábitat popular puede ser un semillero de beneficios para las mujeres, no solamente en términos de satisfacción de algunos bienes y servicios básicos para la familia y los quehaceres domésticos, sino para si mismas en cuanto reconocen y reivindican sus derechos como ciudadanas y mujeres” (Masssolo 1999:5).

 

Entonces, uno de los principales retos a los que se enfrenta la mujer latinoamericana de escasos recursos que se incorpora cada vez mas al mercado de trabajo es, por un lado, que su aportación económica producto de su trabajo se ha vuelto muy importante para el sostén del hogar mientras que, por otro lado, es ella quien se encarga en gran medida de las labores de reproducción (trabajo doméstico y comunitario) con lo cual su carga de trabajo se ha incrementado de manera a veces dramática. Ello se hace evidente cuando se analiza cómo se distribuye dentro del hogar la responsabilidad sobre los hijos, la alimentación, la limpieza de la casa y en las tareas para el mejoramiento del barrio.

 

Asimismo, los ingresos generados por la mujer no necesariamente se traducen en el mismo poder de decisión que tienen los hombres. Prácticas tales como la división de responsabilidades por género en lo que concierne a las necesidades de consumo de la familia, hace que los ingresos de la mujer sean vistos como menos importantes y por lo mismo no se comparan con los del hombre. Por ejemplo, las tradiciones culturales determinan qué aspectos del gasto debe cubrir cada uno y en los hechos frecuentemente ellas se responsabilizan más del aprovisionamiento del hogar, de la subsistencia y la nutrición diaria de la familia (Moser, 1995: 46)

 

Creemos que tanto lo presentado en lo que se refiere a la forma de conceptualizar la pobreza, como su relación con las problemáticas de género y hábitat nos aportan un marco de análisis útil para interpretar los cambios ocurridos entre dos momentos del desarrollo social de colonias populares de la Ciudad de México..

 

 

 

2.      LOS ASENTAMIENTOS ESTUDIADOS Y SU POBLACIÓN

 

 

 

Antes de presentar los resultados del trabajo de campo efectuado en las dos colonias consideramos necesario hacer referencia a sus características generales, tanto en lo que toca al hábitat como a las características socio-demográficas de su población. Para ello utilizaremos información proveniente del trabajo realizado en los años 90 así como algunos datos más recientes obtenidos a partir del Censo Población y Vivienda del año 2000, el último brinda información a nivel de colonia en la Ciudad de México (SCINCE 2000 INEGI).

 

 

 

2.1. Origen de los asentamientos

 

El surgimiento de los llamados “asentamientos irregulares” en la periferia del Distrito Federal es un fenómeno que se ha dado como respuesta a las necesidades habitacionales no satisfechas de los sectores populares. Estos sectores han podido cubrir sus necesidades a través de la ocupación de hecho (invasión) o de procedimientos de compra y venta que se encuentran fuera del marco jurídico de regulación del suelo. A esta modalidad de producción de la ciudad caracterizada por el carácter masivo y recurrente de estas formas de apropiación del suelo, se le denomina “urbanización popular” (Duhau y Schteingart 1997:30). En esta investigación las dos colonias que se estudian, Xalpa y 2 de Octubre, pertenecen a este tipo de urbanización.

 

Además del proceso de invasión, el fenómeno general de la urbanización popular se ha desarrollado fundamentalmente mediante el fraccionamiento ilegal del suelo como resultado de un procedimiento de compraventa. Los regímenes específicos de propiedad agraria que hay en México, la propiedad ejidal y la comunal, han introducido un elevado grado de especificidad en relación con este fenómeno. La conformación de mercados particulares del suelo en el que se basan los procesos de urbanización popular, responden a dos modalidades fundamentales: el fraccionamiento ilegal de tierras de propiedad privada y ejidales (Duhau y Schteingart 1997:30). En la colonia Xalpa se ha dado el fraccionamiento de tierras ejidales, mientras que en la colonia Dos de Octubre encontramos en sus orígenes una combinación de invasión y fraccionamiento de tierras privadas y ejidales.

 

Xalpa se ubica en la delegación Iztapalapa y empezó a conformarse en los años setenta en terrenos del ejido de Santa María Aztahuaca; la lotificación del suelo fue realizada por fraccionadores coludidos con el comisario ejidal, mediante contratos privados de compra venta.

 

Dos de Octubre se localiza en la delegación Tlalpan y su formación empezó a principios de los setenta en la zona conocida como Pedregal de San Nicolás, extendiéndose hacia la “zona media del Ajusco”. En la formación de la colonia se combinaron un proceso inicial de invasión del Pedregal con el fraccionamiento irregular de tierras de propiedad privada (pertenecientes en gran parte a una sola familia), por medio de una empresa inmobiliaria e incluso de la propia delegación Tlalpan; también se incluyó el fraccionamiento de tierras ejidales (Duhau y Schteingart 1997:44, 45).

 

¿Cómo y porqué llegaron los colonos a Dos de Octubre y a Xalpa? En las entrevistas en profundidad publicadas en 1997[3], las mujeres afirmaron que su llegada a las colonias se debía a un deseo por tener una casa propia y a la angustia que les ocasionaba pagar renta. Además, la casa propia se presentaba como una posibilidad de seguridad para sus hijos, así como un medio para romper la dependencia con los suegros y otros parientes. Para los pobladores que vivieron los primeros capítulos de la historia, los hechos ocurridos quedaron en la memoria colectiva y en la historia de la colonia (Mogrojevo 1997:735). El momento en que los pobladores llegaron a su colonia fue muy importante ya que marcó la relación que establecerían con su espacio y los sacrificios que experimentaron fueron parte de los costos que tuvieron que pagar por obtener una vivienda. En Dos de Octubre, la adquisición de un terreno estuvo determinada por la organización de colonos, que ponía a prueba a quienes la solicitaban, exigiéndoles la realización de faenas y guardias. Si no se cumplía con estas labores, no se les daría derecho al terreno. La participación de las mujeres fue fundamental, ya que tenían que participar en estas actividades mientras sus maridos se iban a trabajar. El costo fue alto ya que muchas veces tuvieron que dejar a sus hijos solos en las casas, lo cual les generó cierto sentimiento de culpa (Mogrojevo 1997:735).

 

Para algunas mujeres, la participación en las organizaciones fue uno de los aspectos más importantes en su vida; esos espacios de socialización reforzaron el sentido de colectividad y les permitieron formar alianzas que conformaron su identidad en la colonia. La venta de los terrenos estuvo marcada por muchas irregularidades, de las que se aprovecharon tanto los fraccionadores de los terrenos como algunos funcionarios de las instituciones reguladoras. En el caso de Dos de Octubre el FAC (Fondo de Apoyo a la Comunidad, organizado por jesuitas), dio créditos/préstamos para apoyar los pagos de los terrenos, mientras que en Xalpa, el pago se logró básicamente gracias a los excedentes del ingreso familiar y las tandas[4]. No se observó en este primer estudio ningún tipo de crédito bancario o gubernamental (Mogrojevo 1997:737,738).

 

 

 

2.2. Población, vivienda y servicios

 

Hacia comienzos de los años 90 la colonia Dos de Octubre contaba con unos 2,000 habitantes, mientras que en Xalpa vivían más de 20,000 personas (Schteingart (a) 1997:11 y 13).

 

Más recientemente, según el Censo del año 2000, por colonia (SCINCE, 2000, INEGI).el número de habitantes había aumentado considerablemente ascendiendo a 3,510 en la primera colonia y a casi 45,000 en la segunda.

 

En cuanto al tamaño de los hogares, el 63.5% de los mismos tenía en Dos de Octubre un promedio de 5.4 personas por hogar y en Xalpa fue un poco mayor (de 5.8 personas; ver cuadro 1); también vale la pena indicar que alrededor de un 20% de los hogares tenía más de 7 miembros, en las dos colonias; es decir que predominaban los hogares grandes. Respecto al tipo de familia, se pudo comprobar que en Dos de Octubre el 68.5% de las mismas eran nucleares y alrededor del 18% extendidas; en el caso de Xalpa los datos fueron similares (ver cuadro 2) (Torres 1997:285, 286).

 

 

 

Cuadro 1. Tamaño de los hogares por colonia

 

Número de miembros

Dos de Octubre

Xalpa

1 a 3

17 %

19.4 %

 4 a 6

63.5 %

58.2 %

7 y más

19.5 %

22.3 %

Total

100 %

100 %

 

Fuente. Cuadro 9.3 en: Torres 1997:286

 

 

 

Cuadro 2. Caracterización de las unidades domésticas por colonia                  

 

Grupos de unidades

Dos de Octubre

Xalpa

Nuclear sin hijos

1.5%

3 %

Nuclear completa

68.5 %

68.2 %

Nuclear incompleta

7 %

8.8 %

Extendida

18 %

16.4  %

Unipersonal

3.5 %

1.9 %

Pluripersonal

1.5 %

1.7 %

Total

100 %

100 %

 

Fuente: Cuadro 9.2 en: Torres 1997:285

 

 

 

Mientras el promedio de habitantes por hogar fue de 5.2 miembros en las dos colonias, de acuerdo con la encuesta aplicada en el primer estudio, según la información por colonia del Censo del 2000 ese promedio fue menor, de 4.3 en Dos de Octubre y de 4.7 en Xalpa.

 

Es decir que ha habido un aumento importante de la población con una disminución del tamaño de las familias, sobre todo en Dos de Octubre.

 

            En lo que se refiere a la vivienda, la adquisición de los terrenos y la construcción de la vivienda tuvieron varios costos: el costo monetario que implicó un esfuerzo para reunir el dinero necesario para pagar los diferentes elementos involucrados; el costo social, que llevó a la participación colectiva de los nuevos pobladores, tanto en las luchas sociales como en la construcción de escuelas y viviendas; y por último el costo de las carencias, es decir el esfuerzo cotidiano de vivir en la pobreza (Mogrojevo 1997:732).

 

La autoconstrucción se fue realizando por etapas; en un primer momento se hacían casitas muy pequeñas de tipo “jacal”; pero después se pasaba a una obra hecha con tabique, se iban agregando cuartos, y el “jacal” se utilizaba sólo como cocina. La construcción en la colonia Dos de Octubre fue difícil ya que el terreno tiene una topografía muy accidentada, y en Xalpa, existe una zona elevada donde los mismos vecinos tuvieron que subir ladrillos y cemento. El proceso de construcción de las viviendas llevó aproximadamente unos 10 años o más (Mogrojevo 1997:741).

 

En los inicios de las colonias, no se contaba con servicios y equipamientos básicos como el abastecimiento de agua, drenaje, gas, tortillerías y tiendas expendedoras de alimentos (estas últimas se localizaban a mas de 25 minutos de distancia); además existían muchos problemas de transporte, lo cual dificultaba el acceso a los lugares donde se encontraban los comercios. Durante muchos años, las mujeres se enfrentaron cotidianamente a la carencia de los servicios, aunque estos tienen gran relevancia por su fuerte vínculo con la realización de las labores domésticas (Mogrojevo 1997:748).

 

En la primera investigación se utilizó un indicador tridimensional para calificar la situación del agua: su forma de abasto, la frecuencia con la que llegaba el líquido y su calidad. Respecto a las cuatro colonias, en orden de peor a mejor, Xalpa quedó en segundo lugar y Dos de Octubre en el primero. En esta última colonia todos los hogares recibían el agua por pipas y todavía no tenían tuberías para su conducción; en Xalpa, a pesar de contar con una cobertura amplia de redes, la frecuencia y calidad del agua eran deficientes. El problema, además de la carencia del líquido, es que las tuberías vacías favorecían la incorporación de basura y tierra, así como malos olores (Schteingart y Torres 1997: 166-169).

 

De acuerdo con los datos del mencionado Censo del 2000 el  81.5% de las viviendas contaban en Dos de Octubre con drenaje conectado a red pública y agua entubada, mientras en Xalpa esa proporción subió hasta casi 90%. En cambio sólo el 32%  de los hogares poseía agua entubada en la vivienda en el primer caso y 40% en el segundo ya que resulta oneroso a las familias pobres continuar la tubería de la calle al interior de la casa.

 

En lo que toca a la posesión de aparatos y artefactos necesarios para mejorar la comunicación y el funcionamiento del hogar, aunque no podemos hacer comparaciones con momentos anteriores, vale la pena comentar que en el 2000, en las dos colonias,  el 90 % de los hogares tenía televisión y un 40% teléfono. En Dos de Octubre el 60% tenía refrigerador y el 48% lavarropa, mientras que en Xalpa esas cifras ascendían al 70% y 56% respectivamente. Por último un 16% de las familias poseía automóvil o camioneta en Dos de Octubre y el 20% en la otra colonia. Otros estudios que hemos realizado, referidos en particular al transporte, nos han mostrado que en este tipo de colonias una parte no despreciable de los automóviles estaban vinculados con el empleo, ya que eran utilizados como taxis.

 

El proceso de autoconstrucción y saneamiento urbano tuvo repercusiones también sobre la salud de la familia, el cuidado de los niños, el cansancio físico de las mujeres, las relaciones sociales; pero, por otro lado, sirvió para reforzar redes de solidaridad y organización comunitaria.. La lucha por los servicios se convirtió así en uno de los puntos más fuertes de contacto e identidad entre los pobladores y su espacio.

 

 

 

2.3. Empleo, salud y familia

 

Podemos observar que en las últimas tres décadas el trabajo femenino en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México ha aumentado considerablemente. La tasa de participación femenina en 1970 era de 27%, en 1979 había aumentado a 32.5% y en 2006 ya era de un 44.7%(Pacheco 2004:107 y Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2006).La participación aumentó especialmente en ocupaciones relacionadas con el comercio y los servicios, y el incremento en los empleos femeninos, sobre todo por cuenta propia, surgió como estrategia para aumentar el ingreso familiar ante las recurrentes crisis.En las colonias estudiadas en los años noventa, la participación laboral de las mujeres fue en aumento pero del total de personas ocupadas en las cuatro colonias el 11.3% correspondía a las esposas/mujeres (Ortega 1997:324), lo que indicaba que la participación de la mujer casada en actividades extradomésticas era entonces bastante baja. Sin embargo, las historias de vida indicaron que algunas mujeres casadas trabajaban porque los ingresos del esposo eran mínimos; porque él era alcohólico, tenía incapacidad permanente, llegaba eventualmente al hogar o tenía una relación extramarital; esto disminuía sus posibilidades de aportar dinero para el mantenimiento familiar.

 

En cuanto a las mujeres jefas de familia, trabajaban principalmente en servicio doméstico, comercio ambulante y comercio en pequeña escala y representaban sólo el 8.2% de la población (Ortega 1997:317); uno de los factores que determinaba su participación en actividades extradomésticas era su estado civil, ya que se trataba de jefas de hogar predominantemente solteras, separadas de su pareja, divorciadas o viudas (Ortega 1997:313).

 

Sin embargo más allá de lo económico, es innegable la existencia de aspectos culturales y de situaciones de poder dentro de la familia que dificultaban la inserción de la mujer en el mercado de trabajo. Los estudios mostraban que el ingreso de las mujeres a las actividades económicas no se daba en un espacio de armonía, sino que por el contrario se vivía una situación de conflicto y discordia al interior de la familia. Este fenómeno se explicaba porque el varón, quien se percibía a si mismo como el único miembro de la familia que tenía que trabajar, creía que la mujer debía realizar sólo las actividades domésticas (Ortega 1997: 308, 312).

 

Además se observaba que algunas mujeres tenían que realizar una serie de peripecias para poder desempeñar una actividad fuera del hogar, como es encerrar a los niños dentro de casa, o bien dejarlos en libertad en la calle mientras ellas salían. A veces los niños acompañaban a las mujeres a sus actividades laborales o ellas conseguían algún tipo de actividad que desarrollaban en su misma vivienda (Ortega 1997:313).  Estas situaciones tienen evidentemente una repercusión importante en los ingresos percibidos por las mujeres los cuales son claramente inferiores a los de los hombres. Por ejemplo, según el Censo por colonia del año 2000, la población ocupada femenina que recibía menos de un salario mínimo era de alrededor de 23% en ambas colonias mientras que sólo el 10% de la población masculina recibía ese ingreso. En cambio mientras alrededor del 20% de las mujeres recibían entre 2 y 5 salarios mínimos, los datos reportaban que esos ingresos eran recibidos por alrededor del 35% de los hombres.

 

El análisis de las cuatro colonias mostró, por otra parte, que su situación sanitaria era alarmante ya que comparando los datos obtenidos a partir de nuestra encuesta con aquellos de la Encuesta Nacional de Salud, se veía que las tasas de morbilidad transmisible y no transmisible en los 4 asentamientos, sobre todo en Dos de Octubre, superaban por tres y más veces las cifras nacionales y regionales (Rivera Márquez 1997:622).

 

Las mujeres han jugado un papel importante no sólo en la reproducción biológica sino también en la realización de actividades necesarias para el cuidado de la salud del núcleo familiar al que pertenece. En las entrevistas en profundidad, se observó que el embarazo se dio mayoritariamente en la etapa de la adolescencia, con una gran desinformación sobre la sexualidad y los anticonceptivos. Los embarazos que se dieron en la soltería conllevaron al matrimonio como única alternativa. La mayor parte de las mujeres entrevistadas no tuvieron una planificación familiar en el primer embarazo, y esto se puede explicar por la falta de conocimiento sobre la sexualidad y de los métodos anticonceptivos predominantes. Además de este desconocimiento, se evidenciaba una falta de control sobre el propio cuerpo (Mogrojevo 1997:760-762, 764). En esta investigación se observó que las mujeres jóvenes tendían a aceptar más el uso de métodos anticonceptivos que la generación que la precedía;  también se observaba que en algunos casos, ellas usaban anticonceptivos a escondidas de los esposos, ya que ellos no lo permitían (Mogrojevo 1997:767). Según le encuesta aplicada las mujeres usaban  más el DIU y la esterilización femenina que los métodos hormonales u otros. Sobre todo las más jóvenes y con menos hijos usaban más el DIU mientras que las  menos jóvenes y con más hijos tendían a usar métodos definitivos (González Cervera, 1997:704).

 

Una preocupación de las mujeres madres era la drogadicción y el alcoholismo en los adolescentes, que ya estaba presente, de alguna manera, en las colonias, y a partir de esa preocupación manifestaron la necesidad y la falta de centros recreativos o culturales donde los jóvenes pudieran pasar el tiempo libre. Otra de las inquietudes de las mujeres era el alcoholismo en los hombres adultos, que conducía a problemas como la violencia intrafamiliar (Mogrojevo 1997:767).

 

 

 

2.4. La pobreza en las colonias

 

          Es importante comentar que en la investigación de los años 90 se utilizaron dos métodos para medir la pobreza: el que toma en cuenta los ingresos de la población y su capacidad para adquirir los bienes de una canasta de necesidades esenciales (línea de pobreza: LP), y el que considera el acceso a los bienes y servicios básicos obtenidos principalmente a través de la participación del Estado (necesidades básicas insatisfechas: NBI). El NBI incluye las características de la vivienda y sus servicios, así como la educación y la salud., y se pudo observar que este índice fue más alto que el de LP, ya que un poco menos del 10% de la población resultó no pobre por el indicador de NBI, mientras que el de LP subió a un 20%. Esto es así porque justamente en las colonias populares la vivienda y los servicios son muy precarios y esos aspectos tienen un peso importante en el índice de NBI. Asimismo se observó, al relacionar los datos demográficos con la pobreza de las colonias estudiadas, que las condiciones más extremas de pobreza aumentaban en la etapa reproductiva del hogar, en la que los hijos son menores, y también en el caso de las familias más grandes. En cambio, mientras mayor era la edad del jefe, menor era el nivel de pobreza. 

 

También se comprobó que la proporción de hogares pobres entre los encabezados por mujeres era menor que entre los jefaturados por hombres. Mientras el 83.1% de los hogares con jefe masculino eran pobres, el 75% lo era cuando los hogares eran encabezados por mujeres. Respecto a los hogares no pobres encontramos que el 25% lo constituían los dirigidos por mujeres, mientras queel 17% estaba formado por hogares con jefatura masculina (Boltvinik(1) 1997:486). Es posible explicar estas cifras por el hecho que los hombres muchas veces no utilizan sus ingresos para mejorar las condiciones sociales de la familia mientras las mujeres que manejan el presupuesto familiar si priorizan las necesidades del hogar. Ya vimos en el acápite anterior dedicado a las discusiones teóricas y conceptuales, que  las divisiones por género en la asignación de ingresos varían mucho como consecuencia de tradiciones y aspectos culturales (Moser, 1995).

 

Después de haber realizado este primer estudio comprobamos que la pobreza no sólo se define a partir de condiciones individuales y familiares (como los ingresos, el tamaño y edad de los miembros de la familia), sino también de las condiciones colectivas vinculadas a las políticas del Estado y a la organización de los pobladores. Respecto a este último punto se observaba que, en ambas colonias, el mejoramiento de las mismas se logró gracias a las movilizaciones de los vecinos, los cuales además realizaron faenas para mejorar sus calles, construir escuelas, centros comunitarios e incluso introducir servicios como la luz o el drenaje.

 

Podemos observar entonces que la urbanización popular, concebida fundamentalmente como una forma de acceso a la tierra, la vivienda y los servicios, juega un papel importante en la definición de la pobreza; sin embargo, como ya  los señalamos anteriormente, no necesariamente mejorar el hábitat significa sacar a la gente de la pobreza, aunque en algunos casos la consolidación y mejoramiento de las colonias puede colaborar en su superación.

 

 

 

3. LA INVESTIGACIÓN EN LA COLONIA DOS DE OCTUBRE (TLALPAN)

 

 

 

3.1. Aspectos metodológicos

 

Para realizar la investigación en esta colonia se trabajó con la Asociación de Colonos Independientes; el liderazgo de la organización no se había modificado por lo que pudimos contactar sin problemas a su líder y esto nos facilitó llevar a cabo, sin mayores dificultades y en forma rápida y expedita, cinco talleres, lo cual nos permitió entrar en contacto directo con un grupo interesante de mujeres. Partimos de la premisa que a través de esos talleres se podría recoger una información importante referida a aspectos como la vivienda y los servicios, el empleo, la educación, los problemas de la familia y la participación social.

 

Para poder ofrecer a las participantes algo que pudiera resultarles de utilidad a cambio de su colaboración, efectuamos un primer taller de reconocimiento en el que ellas fijaron sus intereses y prioridades, por lo que los siguientes tres talleres fueron programados tomando en cuenta sus necesidades. De esta manera pudimos desarrollar una estrategia adecuada para brindarles una información útil en relación con sus problemas más importantes y urgentes. El último taller fue de recapitulación y conclusiones y en él, realizado después de haber llevado a cabo un balance de toda la información obtenida, existió una mayor apertura y confianza por parte de las mujeres para expresar sus puntos de vista y completar con mayor claridad y profundidad el desarrollo de los temas que habían sido abordados en los talleres previos (sobre todo cuestiones referidas a la desintegración familiar, drogadicción, alcoholismo y violencia intrafamiliar, que a veces resultan de difícil abordaje).

 

El otro método aplicado incluyó entrevistas en profundidad a un pequeño grupo de mujeres para obtener información más detallada acerca de los temas a investigar.

 

 

 

3.2. Resultados de los talleres

 

El primer taller de reconocimiento se denominó “problemas actuales y posibilidades futuras de las mujeres de la comunidad”, y los tres siguientes, programados a partir de los intereses de las asistentes, se orientaron hacia “la participación comunitaria y cómo combatir la apatía de los vecinos”, “las enfermedades comunes en las mujeres” y “estrategias alternativas del uso del agua”. El de conclusiones versó sobre “el trabajo de la mujer y los problemas de los jóvenes: posibles apoyos a la comunidad”.En estos talleres hubo una asistencia constante de alrededor de 20 mujeres, con una participación activa de las mismas para aclarar sus problemas y necesidades así como para reclamar la falta de apoyo gubernamental y comunitario. 

 

 

 

Problemas de la colonia

 

El tema más recurrente fue el del agua ya que, como vimos al describir las características de las colonias, a pesar de que Dos de Octubre cuenta con infraestructura para su provisión desde hace bastantes años, el líquido no fluye en las épocas de seca sino muy esporádicamente. Existen los “tandeos” a partir de los cuales el gobierno de la ciudad distribuye el escaso líquido entre los distintos sectores de la población y así las familias durante varios meses al año sólo reciben agua pocas veces por semana y escasas horas al día. En ocasiones, la delegación les abastece agua de pipas gratuitamente, pero tienen que tener una cisterna registrada y no todos los vecinos cuentan con esta debido a su alto costo de construcción (entre $15,000 y $20,000). Sólo el 39% de las asistentes a los talleres contaban con cisternas.

 

 

 

Trabajo de las mujeres y composición familiar

 

Mientras alrededor del 40% de las asistentes a los talleres no trabaja, dentro de las trabajadoras más del 70% son domésticas o laboran en tareas de cocina y aseo fuera del hogar, y sólo alrededor del 20% son vendedoras. Por otra parte un poco más de la mitad de las mujeres dijeron que su trabajo constituye más que un apoyo a su pareja; a veces ellas sostienen el hogar ante el desempleo de los hombres. Otro aspecto que nos parece importante destacar, porque incide en otros problemas observados en la colonia, es que cerca de la mitad de las mujeres que participaron trabaja a grandes distancias de la colonia, lo que implica entre 1 y 3 horas de viaje diarios.

 

En cuanto a la composición familiar nos llamó la atención que cerca de un 50% de las asistentes a los talleres tenían cinco y más hijos y un 35% entre dos y cuatro, es decir que en estas colonias populares siguen existiendo las familias numerosas, aunque estas son más comunes en etapas más avanzadas del ciclo familiar. Ya vimos en el acápite referido a las características de las colonias que en ellas predominaban las familias grandes[5].

 

Estas cifras parecen mostrar un aumento de la participación femenina en el mercado laboral ya que en el estudio anterior pocas salían a trabajar fuera de la casa. El trabajo desempeñado está relacionado con el bajo nivel educativo de las mujeres; así empleo, educación y composición de los hogares se convierten en elementos vinculados directamente a las relaciones familiares que se generan y a la situación de la mujer dentro de la familia. La inestabilidad laboral de los hombres y los bajos salarios que perciben han orillado a las mujeres a trabajar con mayor frecuencia, siendo sus ingresos más que un apoyo al hogar.

 

Al tener que realizar largos trayectos para llegar a sus lugares de trabajo, debido a la localización periférica de la colonia y a las dificultades que existen para trasladarse en la Ciudad de México, por las limitaciones del transporte público y las vialidades existentes, se da un enorme aumento de su jornada de trabajo, lo que complica la atención a los hijos, que frecuentemente quedan solos o al cuidado de algún familiar.

 

 

 

Participación social de las mujeres

 

En cuanto a la participación de las mujeres en tareas comunitarias, a través del segundo taller las asistentes expresaron que muchas veces no lo hacen debido fundamentalmente a tres razones: la delincuencia, el trabajo femenino y el desinterés. Algunas cuentan con el apoyo de su pareja para asistir a reuniones vecinales, porque así la familia puede obtener un beneficio, en cambio a otras no las dejan participar porque los hombres quieren que los atiendan. Claramente, después del problema del agua el de la delincuencia parece ser el más importante para la comunidad, por lo cual se está presentando cada vez mas como un obstáculo para la participación, que implica realizar una serie de tareas fuera de la casa, recorriendo parte de la colonia.

 

Sin embargo, las mujeres que sí participan (entre ellas muchas de las que asistieron a los talleres) lo hacen porque “la unión hace la fuerza”, porque así se puede combatir mejor la delincuencia en la colonia, porque se obtienen beneficios para todos, porque sirve para conocer y convivir mejor con los vecinos y porque por medio de la participación se obtiene un apoyo de los vecinos ante los problemas familiares. Es importante comentar que se observa un aumento de la participación cuando se tiene algún problema específico, que en este asentamiento se vincula sobre todo con la escasez del agua.

 

         En cuanto al problema de la delincuencia, las asistentes señalaron como causas más importantes la mala iluminación de la colonia, la formación de bandas (armadas con cuchillos, picahielos, machetes y pistolas) y las peleas entre ellas, la falta de seguridad policíaca, y el temor a las represalias si denuncian a los delincuentes. También la delincuencia creciente va de la mano con el uso de las drogas, en especial la marihuana, y con el incremento de la desintegración familiar, en la que ha incidido también el aumento del número de hombres que migran a EEUU, la falta de atención de las madres que tienen que desplazarse lejos por razones de trabajo, y las malas compañías.

 

          

 

Salud sexual y estrategias alternativas del uso del agua

 

         El tercer y cuarto talleres fueron impartidos por dos especialistas solicitados por las mujeres, las que abordaron temas de salud sexual y estrategias alternativas del uso del agua.  

 

         En el taller de salud sexual una maestra en filosofía de la ciencia abordó la cuestión del síndrome del papiloma humano y cáncer cérvico-uterino. Después de hacer un reconocimiento del aparato reproductor femenino y sus enfermedades frecuentes se presentaron recomendaciones para el cuidado de la salud sexual, la prevención de esos padecimientos y de hospitales o centros de salud más aconsejables. Se pudo apreciar en este taller un alto grado de desinformación sobre la salud sexual; las mujeres comentaron que en general sus madres nunca les hablaron del tema y mostraron una falta de conocimiento acerca de la menopausia, sus síntomas y sus derechos sexuales. Respecto al cuidado de su salud, pocas mujeres acuden al médico o a una clínica debido al miedo a que se les diga que padecen alguna enfermedad y a que sienten vergüenza de que los médicos las examinen. En este sentido, no se han dado cambios importantes con relación a lo observado en la primera investigación.

 

         El taller de estrategias alternativas del uso del agua fue impartido por una especialista de la Coordinación de Tratamiento y Calidad del Agua del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), quien ante los problemas de provisión de ese líquido, explicó los métodos desarrollados por el Instituto para abastecer a las comunidades a partir del agua de lluvia. En este taller los asistentes (también participaron hombres debido a que es un tema de vital importancia para toda la población) explicaron sus estrategias de reciclaje del agua: usan el agua de la lluvia para regar plantas, para el excusado y para trapear los pisos; quienes tienen lavadora usan varias veces el agua y algunos más reciclan el agua de la regadera. De este taller surgió la posibilidad de plantear un proyecto entre el IMTA, la Delegación Tlalpan y la organización de vecinos para poder utilizar el agua de lluvia, que se recogería en una primera etapa de los techos del centro comunitario y luego se haría en las viviendas, con el fin de que los vecinos puedan tener acceso a una mayor cantidad de líquido, sobre todo durante los meses en que no llueve.

 

 

 

 

 

 

 

Propuestas para hacer frente a  los problemas prioritarios de las mujeres y la comunidad

 

En el último taller, de síntesis y profundización, se habló primordialmente de los problemas recientes más graves en la colonia y de los apoyos indispensables a la comunidad que deberían recibirse.

 

a) Insuficiencia de escuelas y educación de adultos

 

Existe en la colonia sólo un kinder y una primaria, lo que implica que para los niveles más avanzados se tenga que depender del apoyo familiar para desplazarse a colonias vecinas. Esta lejanía de las secundarias y preparatorias incrementa la tendencia de los jóvenes a abandonar los estudios y sumarse a las bandas, ya que los padres no están en general en condiciones de acompañarlos. Mujeres adultas mayores destacaron que ellas no pueden cuidar a sus nietos porque aún tienen necesidad de trabajar. Frente a esta problemática se solicitó la intervención del gobierno local para rever la situación escolar en la zona.

 

Todas reconocieron que los estudios son básicos para mejorar el nivel de vida, pero cuando se les preguntó si asisten a los cursos para adultos del INEA (Instituto Nacional para la Educación de los Adultos) u otros que se imparten en el centro comunitario de la colonia (cursos de cultura de belleza, panadería o costura) la respuesta fue negativa. Sobre quiénes estudiaban más, si los hijos varones o las mujeres, en general estuvieron de acuerdo que las mujeres que lograron estudiar avanzaron más que sus hermanos y tienen mayor estabilidad laboral. Este avance se ve mermado, no obstante, por la violencia intrafamiliar existente, y por la culpabilidad que las mujeres sienten al ponerle límites a sus parejas, o al dejar a los hijos para ir a trabajar.

 

b) La seguridad en la colonia. Alcoholismo,  drogadicción  y migración a EE.UU.

 

Sobre la seguridad en la colonia se quejaron de la falta de vigilancia, el miedo y la corrupción de la policía ante las bandas Las señoras estuvieron de acuerdo en la importancia de abrir espacios para que los jóvenes ocupen su tiempo libre y no están de acuerdo con la represión como método de prevención. Destacaron que cuentan con un espacio en el centro social para talleres, y que en las escuelas públicas de nivel medio superior debería haber más lugares para recibir a los jóvenes. Se señaló asimismo la importancia de organizar talleres para los padres, porque estos en lugar de pasar tiempo con la familia se dedican a beber con los amigos. Sin embargo, reconocieron que ellas reproducen los esquemas de consentir a los varones en la familia, y que las hijas mujeres se encarguen de atenderlos. Aunque también destacaron algunas que sus hijas casadas comparten mayores responsabilidades con sus compañeros, porque ahora ambos se han incorporado al mercado laboral.

 

En cuanto al alcoholismo y la drogadicción, admitieron que afectan a toda la familia pero, en particular, cuando el problema lo tiene el esposo este incentiva a que los hijos beban. Las drogas más recurrentes son la marihuana y el PVC.

 

Respecto a la migración a EE.UU., algunas mujeres contaron que varios de sus familiares habían migrado; consideran que menos de la mitad de los que se van mandan dinero y que el retorno es difícil para ellos porque se acostumbran a un mejor salario y la vida en México es cara, destacando el precio excesivo de alimentos de primera necesidad como el pan y el pollo.

 

Las adicciones y la migración son elementos que en el primer estudio casi no estaban presentes. En particular la migración a EE. UU. fue vista de manera poco positiva porque en lugar de mejorar las condiciones de la familia las empeora, ante el escaso o nulo envío de remesas, la frustración de la pareja al retorno o el abandono de la familia, ya que los hombres suelen entablar nuevas relaciones en Estados Unidos sea por soledad o por acceder a la ciudadanía.

 

El empleo del tiempo libre es casi inexistente y cuando tienen lo destinan a actividades que no implique gastar mucho dinero, como ver las telenovelas o visitar a sus parientes en otras colonias. Sólo aquellas mujeres que cuentan con el apoyo económico de sus hijos adultos salen de viaje a otras entidades federativas, o practican algún deporte.

 

 

 

3.3 Resultado de las entrevistas en profundidad

 

         Se entrevistaron nueve mujeres en total: seis de ellas pertenecientes a la Asociación de Colonos y tres vecinas no vinculadas a la organización. Ellas fueron seleccionadas a partir de los talleres tomando en cuenta sus edades, condiciones familiares y laborales así como su relación con la colonia. Las edades de las entrevistadas oscilaron entre 27 y 76 años, pero más de la mitad tenía mas de 60 años ya que, como lo hicimos notar anteriormente,  las adultas mayores son las que más han participado en la comunidad desde su fundación.

 

Cuadro resumen de las mujeres entrevistadas

 

Clave

Edad

Lugar de nac.

Estado civil

No de hijos

Nivel educativo

Trabajo

Papel de su ingreso en el hogar

Vivienda

SA

40 años

Chiapas

casada

2 

primaria

Trabajadora doméstica

es el sostén

de familiares

SC

40 años

Puebla

2ª unión

4

1º de primaria

Trabajadora doméstica

es un complemento

propia

SF

45 años

Guerrero

3ª unión

5

primaria

Pensionada por discapacidad

es indispensable

propia

SG 

67 años

Oaxaca

madre soltera

1

tercero de secundaria

Trabajadora doméstica

es indispensable

propia

SG1

27 años

DF

casada

1

profesionista

administradora

es indispensable

de familiares

SI

65 años

Guerrero

casada

3

4º de primaria

no trabaja

---------

propia

SJ

60 años

Querétaro

casada

3 

primaria

Trabajadora doméstica y comercio

es el sostén

propia

SJ1

76 años

Oaxaca

viuda

6

no estudió

Cocinera

es indispensable

propia

SP

70 años

Querétaro

casada

4

primaria

no trabaja

---------

propia

 

 

 

         El cuestionario aplicado en estas entrevistas incluyó preguntas sobre temas más personales referidos a las relaciones intrafamiliares, sobre todo con respecto a la pareja, así como aspectos vinculados a la educación, a las expectativas de las mujeres para ellas y su familia, temas que no se pudieron profundizar en los talleres. De manera que la información de la entrevista complementa la obtenida en lo talleres.

 

 

 

Percepción del matrimonio

 

Es más bien negativa, aunque las mujeres separadas o viudas tienen una peor imagen del mismo:

 

Sí me desespera; de repente le digo ¿cómo me fui a casar contigo? Pues no sé, porque de repente uno se aburre del hombre, bueno yo sí, no sé las demás... siempre están molestando, que a dónde fuiste, que por qué te tardaste tanto y que por qué esto. (40 años, 2 hijos de 12 y 14 años, familia nuclear)

 

 

 

Con mi ex esposo siempre fui yo la que tenía que sacar los gastos, porque él decía ‘esto es lo que se te va a dar y arréglatelas’ (...) Y él quería que yo solventara muchos gastos, que fuéramos por partes iguales, pero pues es que tampoco podía. En ese caso me quedo yo con todo, con mis gastos y mejor vete. Y sí tuve muchos problemas… hace dos años que me separé de él. (45 años, 5 hijos, 3ª. unión)

 

 

 

Fue un calvario mi matrimonio… sufrí mucho… decía mi suegra que este niño no era hijo de mi marido (hace referencia al hijo que vive con ella). Entonces tuvimos muchos problemas, me pegaba mucho… muchos pleitos Por su familia, por su mamá… (76 años, 6 hijos, viuda)

 

 

 

         Con respecto al motivo para unirse hubo algunas mujeres que lo hicieron para salir de su casa, otras porque se embarazaron, algunas porque llevaban varios años de noviazgo o para no estar solas. Casi no apareció el tema del amor como explicación para formar una pareja.

 

        

 

Métodos anticonceptivos y mercado laboral

 

         En lo que concierne a su incorporación al mercado laboral, la mayoría de las mujeres respondieron que comenzaron a trabajar porque se necesitaban sus ingresos para sostener a la familia; otras porque no contaban con el apoyo de sus parejas por problemas de alcoholismo o porque su esposo mantenía dos hogares.

 

Él no tiene trabajo fijo, se dedica a arreglar lavadoras, microondas; hay días que le sale algo, y otros que no le sale ninguna, por eso yo ahorita trabajo porque necesito el dinero; no tiene mucho que empecé a trabajar casi toda la semana… Ahorita que yo estoy trabajando le dije ‘lo que yo gane va a ser para la comida y lo que tu trabajes para los niños, lo que necesiten en la escuela y para otras cosas’ (40 años, 2 hijos de 12 y 14 años, familia nuclear)

 

 

 

         En cuanto a las mujeres mayores de 60 años una está retirada, cuida de su nieta, hace la comida y el trabajo doméstico; otras dos siguen trabajando como empleadas domesticas. Los tiempos de trabajo en promedio son de ocho horas, sin tomar en cuenta la trayectoria casa-trabajo que como ya señalamos son de más de 1 hora. Por ejemplo una de las entrevistadas realiza labores domésticas en 5 casas diferentes y viaja hasta tres horas para llegar al trabajo

 

         Sólo una mujer que se queda en casa nunca ha trabajado, porque su marido y ahora también sus hijos sostienen el hogar. Sin embargo, algunas entrevistadas empezaron a trabajar muy jóvenes, incluso antes de casarse.

 

        

 

El trabajo doméstico

 

         En este tipo de trabajo las señoras de mayor edad reciben ayuda de sus esposos e hijos, pero cuando eran jóvenes hacían la mayoría del trabajo; las mujeres de mediana edad luchan con sus hijos para que les ayuden con las tareas del hogar y tienen una vida muy complicada combinando el trabajo en su hogar y fuera del mismo. Tenemos los testimonios de dos mujeres de mediana edad que reflejan esas situaciones:

 

   …a veces por no estar peleando, hago yo todo Incluso la hija mayor es la que menos apoya. Y pues nosotros llegamos a una conclusión de que con tal de no estar peleando vamos a hacerlo nosotros; ya les caerá el veinte algún día. (45 años, 5 hijos, 3ª. unión)

 

 

 

Cuando voy a la colonia Hidalgo regreso temprano; me voy a las 8:30 y regreso a las 4 y estoy un rato con mis hijos en la tarde; preparo la comida para el siguiente día, y ya nada más les digo que pongan las tortillas y se calienten la comida.  Cuando me voy a Vallejo, de allá si llego más tarde, como a las 8 ó 9 de la noche, entonces también dejo comida hecha.” (40 años, 2 hijos de 12 y 14 años, familia nuclear)

 

 

 

Tenencia, ocupación y mejoramiento de la vivienda

 

         La mayoría de las mujeres entrevistadas son propietarias de sus casas y algunas comparten el hogar con otros parientes (suegra y prima), como estrategia para ahorrar en el alquiler. Casi la mitad de ellas ampliaron y mejoraron su hogar con préstamos del Instituto de Vivienda del DF (INVI), otra con el trabajo de ella y su hija, y otra más recibió apoyo de la Delegación para construir su cisterna. Ciertas mujeres contaron con el apoyo ya citado del Fondo de Ayuda a la Comunidad quienes ofrecieron un préstamo sin intereses para que algunos pobladores pudieran tener acceso al suelo donde construir su vivienda.

 

Cuando yo llegué tenía una casita chiquita, un cuartito de lámina, haz de cuenta que aquí mi estufa de petróleo, mis trastecitos, mi caja de ropa, es lo único. Empecé a ampliarla hace como 3 o casi 4.años... Nos apoyaron con dinero para ampliar la casa... (del Programa de mejoramiento, ampliación y construcción de vivienda del INVI). Mis hijas quieren estar solitas, así cada quien va a tener su cuarto. (40 años, 4 hijos: 20, 15 y 13, uno falleció, 2ª unión)

 

 

 

            En general las familias han mejorado las viviendas, agregando cuartos y cambiando los materiales precarios como cartón y madera, por otros más sólidos. Hay familias extendidas que comparten el mismo lote; cada hijo casado por ejemplo, tiene su vivienda. Algunos comparten baño y cocina y otros no. Con respecto a los gastos, todos aportan al pago de los servicios y la comida también se organiza en común. Con los ingresos percibidos apenas les alcanza para cubrir las necesidades inmediatas, por lo cual no les queda nada para ahorrar.

 

 

 

Algunas conclusiones                                           

 

         Siete de las nueve mujeres entrevistadas son migrantes de otros estados (Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Puebla) pero no manifestaron deseos de radicar en otra ciudad, porque dentro de lo que cabe aquí han encontrado una oportunidad que no tuvieron en sus lugares de origen, en particular lo vinculado al trabajo y vivienda propia.

 

         En cuanto a los problemas actuales de la colonia, las entrevistas en profundidad confirmaron lo ya observado a través de los talleres, es decir que existe una gran inquietud entre los habitantes de la colonia por la falta del agua, la inseguridad, la delincuencia y la drogadicción. Como ya vimos, la colonia cuenta con tubería para la distribución del agua, pero constantemente los vecinos se ven afectados por su escasez ya que el sistema de tandeo y las pipas no alcanzan a cubrir sus necesidades. La organización de vecinos según algunas entrevistadas las ha ayudado con este problema. En lo que respecta a la seguridad, la delegación ha comprado patrullas, pero esto no resuelve el problema ya que estas pasan sólo por las calles principales.

 

 

 

4.- LA INVESTIGACIÓN EN LA COLONIA XALPA (IZTAPALAPA)

 

 

 

4.1 Aspectos metodológicos

 

En la Colonia Xalpa se contactó a la Unión de Colonos, el mismo grupo con el que se había trabajado en la anterior investigación, aunque la líder actual ya no es la misma de hace diez años porque había dejado su puesto para incorporarse al trabajo en la delegación Iztapalapa. Sin embargo las nuevas personas con las que tomamos contacto recordaban perfectamente las actividades que habíamos realizado en esa colonia en los años 90. 

 

El trabajo fue más lento en esta colonia por dos motivos: la dificultad para visitar la colonia, ya que está ubicada en una zona de más difícil acceso para el equipo de trabajo, y la falta de disponibilidad de las líderes para recibirnos y poder organizar los talleres y entrevistas debido, como veremos más adelante, a su compromiso con la delegación. También hay que aclarar que las construcciones e instalaciones que habíamos llevado a cabo en los años 90, dentro del Centro Comunitario, (una guardería infantil, un consultorio médico y un local para desarrollo de herbolaria)[6] estaban abandonadas, hecho que provocó ciertas disculpas por parte de las responsables de la organización.

 

 

 

4.2. Los talleres y sus resultados

 

Aquí también se efectuaron talleres para entrar en contacto con las mujeres de la comunidad. Dada la vinculación de la líder principal y de su grupo con la delegación Iztapalapa, la mayoría de las mujeres que participaron (en promedio quince) fungían como gestoras políticas del gobierno del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en esa delegación.

 

Las gestoras políticas tienen labores que incluyen dos aspectos: la actividad política para apoyar al partido que está a cargo de la delegación y los trabajos relacionados con el bienestar de la comunidad, como el arreglo de las luces y calles y la distribución de pipas de agua. Ellas no tienen un horario fijo porque sus labores dependen de lo que se acuerde sobre la marcha, dependiendo de las solicitudes de las autoridades locales. Tampoco tienen un punto fijo de trabajo pues cubren su sección electoral y algunas otras aledañas. El lugar de encuentro es el centro comunitario de la colonia y en total son 16 mujeres operadoras, que reciben un apoyo de $1,000 a la quincena.

 

A partir de los talleres recopilamos, como en Dos de Octubre, información referida al empleo, educación, organización familiar, vivienda, servicios y participación social de las mujeres. Asimismo, de la misma manera que en el primer caso,  después del primer acercamiento con las líderes y un taller de reconocimiento los temas de los otros talleres fueron propuestos por las participantes. Como consecuencia de las mayores dificultades arriba apuntadas sólo se llevaron a cabo tres talleres, además de las entrevistas en profundidad a seis mujeres seleccionadas a partir de los mismos. Los temas centrales de los talleres fueron similares a las planteadas en Dos de Octubre y encontramos asimismo aspectos comunes en las dos colonias en cuanto a las prioridades presentadas por las asistentes.

 

Sin embargo, el perfil de las participantes fue distinto,  de mujeres más jóvenes (de entre 21 y 45 años) con un promedio de hijos también mucho menor, pertenecientes a la segunda y tercera generación de residentes. Aplicamos en términos generales la misma guía de entrevista en profundidad que en la colonia Dos de Octubre pero, dado el tipo de participación femenina en la comunidad, se les preguntó sobre sus labores como gestoras políticas y cómo vinculan su trabajo con la economía familiar, la maternidad y el mejoramiento de la colonia. Esto nos permitió ampliar el espectro de las mujeres entrevistadas en esta etapa de la investigación en las colonias, así como conocer qué ocurre cuando existe una vinculación bastante estrecha entre las mujeres y el gobierno loca., como en el caso de las que trabajan como gestoras políticas.

 

Veremos a continuación los resultados de los talleres a partir de los temas centrales planteados.

 

Problemas presentes de la colonia. Servicios y equipamientos

 

Uno de los principales problemas es, como en el primer caso, la falta de agua y cuando llega su color es turbio, por lo cual la población se ve obligada a comprar agua embotellada para cocinar y beber. Cuentan con el sistema de tandeo y la entrega de pipas para abastecerse del líquido en tiempos de escasez. Las casas que se ubican en la parte alta de Xalpa, tienen más dificultad para abastecerse de agua ya que no se pueden construir cisternas por la irregularidad del terreno y, por otro lado, las pipas que manda la delegación no pueden subir ya que no hay calles. Hay que tener en cuenta que en general el acceso al agua es más problemático en la delegación Iztapalapa que en Tlalpan. Por otro lado, el pago de la electricidad representa un problema para los habitantes de la colonia, ya que su costo es muy alto y esto hace que “colgarse de la luz” sea una práctica frecuente, a pesar de tener medidores.

 

Las mujeres se quejaron, asimismo, de que hay pocas escuelas y que para el nivel medio-superior no existen ni en Xalpa ni en las colonias cercanas, lo que implica una mayor inversión en tiempo y dinero para la familia. Consideran que hacen falta espacios recreativos para que los niños, los jóvenes, y las familias puedan compartir sus momentos de esparcimiento, porque la escasez de estos genera que los niños y jóvenes “estén de vagos en las calles o juntándose con malas compañías que los inducen a la formación de pandillas, el alcoholismo, la venta y consumo de drogas”.

 

 

 

El trabajo de las mujeres y su relación con el cuidado de los hijos

 

Una minoría de las asistentes no trabaja, pero dentro de las trabajadoras más de la mitad eran operadoras políticas y el resto empleadas, vendedoras informales y en menor número empleadas domésticas. En general, las participantes de Xalpa cuentan con un poco más de estudios (primaria completa y secundaria) que en la colonia Dos de Octubre y esto está relacionado con la menor edad de las mismas[7].  En este caso también se afirmó que el trabajo de las mujeres resulta cada vez más necesario debido a los bajos salarios, a la inestabilidad en el trabajo de los hombres (muchos de ellos mecánicos, ayudantes de albañiles o albañiles), o a la falta de empleo. El alcoholismo de algunos jefes de familia también apareció como un factor.

 

El trabajo como gestoras políticas no implica, para las mujeres de la Unión de Colonos de Xalpa, que ellas y su comunidad cuenten con un mayor apoyo de las autoridades para el cuidado de sus hijos. Por ejemplo, manifestaron que en la colonia no existen suficientes guarderías o “kinders” y sus horarios son limitados, lo que las obliga a dejarlos al cuidado de los abuelos u otros familiares cercanos y también solos, en el peor de los escenarios. Algunas manifestaron un interés por aprender un oficio que pudieran ejercer quedándose en casa o en el mismo lugar donde están sus hijos.

 

Asimismo, las gestoras políticas, tienen un doble sentimiento respecto del trabajo comunitario desempeñado. La parte negativa se refiere al bajo salario que reciben (66 pesos por día), a que existe un cierto nepotismo ya que las autoridades locales tratan de colocar a sus familiares en los puestos mejores, y a la manera como las manipulan aprovechándose de su trabajo y su capacidad de convocatoria. En cambio, como elementos positivos de su labor señalaron la confianza que han ganado en si mismas, así como el incremento de su capacidad para relacionarse con los vecinos y para negociar con las autoridades, además del reconocimiento que reciben por parte de la comunidad y las mejoras que logran para la colonia.

 

Cabe destacar que, a diferencia de la Asociación de Colonos Independientes de la Colonia Dos de Octubre, la Unión de Colonos de Xalpa está dirigida e integrada solamente por mujeres, hecho que las enorgullece, al romper con el liderazgo masculino. Nos obstante, esta situación no ha mejorado sustancialmente sus condiciones de vida, al tener una carga excesiva de trabajo doméstico, al continuar siendo víctimas de la violencia intrafamiliar y al no gozan de un derecho pleno a la salud reproductiva y sexual.

 

 

 

Salud sexual y relaciones intrafamiliares

 

Ya notamos que en esta colonia las mujeres participantes tienen un mayor nivel educativo, lo que se vio reflejado durante el segundo taller (organizado por la misma persona que desarrolló ese tema en la Colonia Dos de Octubre), en el que mostraron un mayor conocimiento de su cuerpo y de las enfermedades que las pueden afectar. Sin embargo, tampoco se pudo observar que las mujeres de esta colonia acudieran al médico, ya sea por desidia o por falta de tiempo debido al trabajo y las labores en el hogar: priorizan otros aspectos y dejan de lado su salud. Se quejaron que los servicios de salud operen en un horario restringido o que no existan servicios los fines de semana, cuando tienen más tiempo libre.

 

Pese a que varias manifestaron que fueron víctimas de violencia intrafamiliar, se pudo notar un número mayor de uniones después de una separación, divorcio o abandono de la pareja. El alcoholismo, el consumo de drogas y el escaso aporte de sus parejas al hogar, se vieron como aspectos vinculados a la violencia intrafamiliar. Se puede decir que se da un círculo de la violencia ya que los esposos golpean o agraden verbalmente a sus mujeres, estas a su vez se desquitan con los hijos, no les dan de comer, los bañan con agua fría o les pegan. Pero por otra parte, hubo algunos comentarios en el sentido de que cuando los maridos son violentos y aportan poco al hogar, las mujeres desarrollan ciertas estrategias punitivas como alimentar a sus hijos antes de que aquellos lleguen a la casa, para darles una ración mayor y de mejor calidad.

 

 

 

Programas sociales

 

La delegación entrega despensas, pero estas han ido disminuyendo, y también existen becas para niños de primaria con alto rendimiento escolar. El gobierno del DF (GDF) por su parte favorece a las familias a través de los siguientes programas:

 

Ø      Programa de hoja de gratuidad: estrategia instrumentada por la Secretaría de Salud del DF para proveer de servicios médicos y medicamentos gratuitos a todas las familias no-aseguradas residentes en el DF.

 

Ø      Apoyo económico a madres solteras que tengan hijos entre 6 y 15 años en la escuela; es una beca escolar, por un monto mensual de 636 pesos.

 

Ø      Apoyo económico a adultos mayores: para personas de 70 años en adelante y consiste en una ayuda mensual a través de una despensa que incluye arroz, fríjol, leche, azúcar, café y aceite.

 

Ø      Discapacitados: programa global que abarca a niños desde recién nacidos, a jóvenes y adultos (hasta los 69 años), residentes en el Distrito Federal en zonas de mediana, alta y muy alta marginalidad.

 

Pudimos comprobar que las personas adultas mayores si reciben el programa de apoyo a las mismas, pero si bien las mujeres con las que estuvimos en contacto conocen los demás programas, no los han recibido por no haberlos solicitado.

 

 

 

Familias extendidas y vivienda

 

En la investigación efectuada en esta colonia, a diferencia de Dos de Octubre, las mujeres  comentaron que forman parte de familias extendidas (de unos 10 a 20 miembros), como estrategia para no pagar renta o para poder tener un apoyo en el cuidado de sus hijos. Por ejemplo, en esos casos se asignan las labores domésticas para que no recaigan en una sola persona y los miembros que trabajan contribuyen en el pago de la comida y los servicios..  Aunque estos casos no son mayoritarios están mostrando la existencia de una estrategia de vida dentro de las familias pobres que resulta interesante conocer. Esta información ha aparecido en el estudio de Xalpa y no en Dos de Octubre, a pesar de que, como hemos observados en el Cuadro 2, la proporción de familias extendidas es un poco mayor en esta última que en Xalpa. (de 18% y 16% del total, respectivamente).  

 

 

 

Seguridad, alcoholismo y drogadicción. Migración a EE.UU.

 

La delincuencia y la inseguridad  son  los mayores problemas de la colonia: en una escala del uno al nueve, lo colocaron en el nivel más alto de la misma. Consideran que los policías no tienen la capacidad para controlar las bandas existentes en la colonia ni la temprana edad en que los niños se vinculan a ellas, existiendo a veces una cierta complicidad entre bandas y policía. La reunión de bandas en las calles, es muy común sobre todo en las tardes y en las noches y las mujeres piensan que muchos niños y adolescentes se unen a ellas ante la falta de atención de los padres ya que actualmente ambos salen a trabajar, o la familia se encuentra desintegrada. La delincuencia va de la mano del alcoholismo y sobre todo la drogadicción ya que existe un alto consumo de diversas drogas, como la marihuana, la cocaína y el PVC.

 

Pudimos observar que en Xalpa existe un mayor reconocimiento de los problemas de alcoholismo y drogadicción que en Dos de Octubre. Señalaron que por cada familia existe al menos un miembro o conocido cercano que enfrenta alguno de estos problemas y también el aumento del narco-menudeo. Un problema que les inquieta por el riesgo para sus hijos es no sólo el consumo sino también que los detengan por asociación con algún vecino ya que frecuentemente, por temor a represalia, no denuncian a los delincuentes. Señalaron, en general que la seguridad pública es inexistente en la zona, aunque se llame a la policía.

 

El tema de la migración a EEUU también parece tener más peso en esta colonia: muchas mujeres expresaron que tienen parientes o vecinos que se han ido a ese país en busca de un mejor trabajo y que a veces se da un proceso de reagrupamiento de las familias del otro lado de la frontera, pero en otros casos los hombres regresan sin dinero y sin trabajo. Entre los factores negativos de la migración se mencionaron: la desintegración familiar, el racismo común del otro lado de la frontera y el temor latente de que la “migra” los atrape. Quienes han dejado que sus novios o esposos se vayan, expresaron una profunda tristeza, y un desacuerdo de que sólo allá haya oportunidades laborales.

 

 

 

4.3 Resultado de las entrevistas

 

            Se entrevistaron seis mujeres, menos que en la otra colonia, porque tuvimos dificultades para tomar contacto con aquellas que no estaban vinculadas con la organización. En varios casos ellas no quisieron prestarse a una entrevista en profundidad sin dar explicaciones que nos permitieran saber porque se negaban. En el cuadro siguiente podemos identificar el perfil de las personas entrevistadas, el cual nos muestra que casi todas las que aceptaron platicar con nuestro equipo eran gestoras políticas.

 

 

 

 

 

Cuadro resumen de las mujeres entrevistadas.       

 

Nombre

Edad

Lugar de nacimiento

Estado civil

No. de hijos

Nivel educativo

Trabajo

Papel de su ingreso en el hogar

Vivienda

SC1

29 años

DF

unión libre

2

3º secundaria

gestora política

es un complemento

de   familiares

SC

41 años

DF

casada

5

1º de secundaria

gestora política

es indispensable

propia

SD

40 años

DF

separada

1

profesionista

gestora política

es indispensable

de   familiares

SI

32 años

DF

casada

2

1º de secundaria

ama de casa

--------------

de   familiares

SJP

21 años

DF

soltera

-------

estudia en la universidad

gestora política

es un complemento

casa materna

ST

43 años

DF

casada

6

1º de secundaria

gestora política

es indispensable

propia

 

 

 

         Como en 2 de Octubre las entrevistas en profundidad nos permitieron acercarnos mas a los problemas intrafamiliares y sobre todo a lo que tiene que ver con la relación de pareja. Las observaciones que podemos presentar son bastante similares a las del otro caso analizado y aquí sólo destacaremos aquellas que aportan algo nuevo o que sirven para desarrollar más algunas cuestiones ya comentadas anteriormente.

 

          

 

Percepción del matrimonio

 

         En general, las mujeres no se mostraron entusiastas con respecto a sus experiencias familiares, y varias dijeron haber sufrido violencia intrafamiliar. Algunas estaban separadas pero la mayoría seguía casada aunque tuviera una situación difícil con su marido. También en esta colonia las entrevistadas manifestaron haberse casado por estar embarazadas, por salirse de su casa por malos tratos, y sólo una mencionó que su matrimonio fue por amor.

 

 

 

Lo conocí en un baile, en una boda… mi papá nos maltrataba desde chicos… y cuando lo conocí sentí que yéndome con él ya no me iba a fregar mi papá. Me iba a llevar quién sabe a donde, me hice muchas ilusiones, entonces me fui con él pero no acabaron los maltratos… (43 años, 6 hijos entre 13 y 26 años, casada)

 

 

 

Quiero a mi esposo, era mucho el amor que le tenía y entonces me dio por juntarme con él porque nada más estoy viviendo en unión libre. (29 años, 2 hijos de 5 y 3 años, unión libre)

 

 

 

A comparación de las (mujeres) que viven en mi calle, las de mi casa son muy independientes o sea no están atenidas a un hombre; ya sea con un hombre o sin él salen adelante. En cambio las mujeres de mi cuadra que aunque las estén matando siguen con ellos. Yo lo denunciaría, pero ellas muchas veces dicen ‘lo amo, no puedo estar sin él’. (21 años, soltera, estudiante de licenciatura)

 

 

 

            Nos llamó la atención la opinión de esta entrevistada, joven y estudiante, que además pertenece a una familia en la que las mujeres parecen tener una actitud diferente frente al hombre, a la familia y a su vida en general, poniendo énfasis en su realización personal como seres autónomos, principalmente por medio del estudio y el acceso a un trabajo mas calificado.

 

         Con respecto a la maternidad esta joven no manifestó interés por casarse, pero si por tener un hijo.

 

Un hijo sí, pero cuando termine mi carrera, cuando tenga una solvencia económica estable, de aquí a unos 5 años ó 6 años… Sí, entonces ya voy a ser muy grande, porque en mi comunidad cuando tienen 14 o 15 años ya están embarazadas y cuando ya tienen 21 suelen tener tres niños. (21 años, soltera, estudiante de licenciatura)       

 

 

 

         Sin embargo, en general las mujeres dijeron que usaban métodos conceptivos como DIU, condón, inyecciones, pastillas antico1nceptivas y ritmo. Una de ellas se hizo la salpingo, acción que su esposo reprobaba, por lo cual la golpeó.

 

 

 

Incorporación al mercado laboral y uso del tiempo libre

 

Algunas mujeres sostienen a la familia porque una, por ejemplo, es jefa de hogar y la otra está casada pero su esposo tiene problemas de alcoholismo; otras dos trabajan para complementar los ingresos del marido y por último una entrevistada dijo estar divorciada y que recibe una pequeña pensión de su esposo.

 

Trabajo mas que nada por falta de dinero; soy de las personas que quiero salir adelante, que no porque seamos pobres no vamos a echarle ganas; hasta ahorita me siento orgullosa porque he trabajado para lo poquito que he invertido… (41 años, 5 hijos entre 13 y 25 años, casada)

 

 

 

La mayor parte de las mujeres entrevistadas trabajan como gestoras políticas y   ganan unos dos mil pesos al mes; no tienen un horario fijo ni días de descanso o alguna otra prestación, pero prefieren tener este trabajo ya que se encuentra cerca de sus casas, lo que implica no gastar mucho en pasajes y  poder atender a sus hijos. Se sienten motivadas en este trabajo porque a través de él pueden mejorar la colonia, ya que se ocupan del abastecimiento de agua y del arreglo de calles y banquetas; a partir de esas actividades obtienen el reconocimiento de la comunidad.

 

Me siento a gusto y útil a mi comunidad, porque es donde vivo yo, va a vivir mi hijo y quiero que esto progrese, para que esto esté bien cuando sea más grande... La mayoría de las personas que estamos participando con este partido político somos mujeres y lo chistoso es que antes eran los señores los que mandaban y los que eran reconocidos en la comunidad. Ahora no, somos nosotras las que estamos tomando las riendas de toda la comunidad de Xalpa... (35 años, 1 hijo de 12 años, separada)

 

 

 

También encontramos como forma de hacerse de un ingreso adicional, la venta por catálogo, lo cual implica que no se tengan que desplazar largas distancias y que tienen un contacto directo con la comunidad, lo que les permite realizar este tipo de ventas. Todas manifestaron un sentimiento de culpa por haber dejado a sus hijos solos al tener que marcharse a trabajar.

 

Por ejemplo ahorita estoy con ustedes; cuando acabe esto voy por mi niña a la escuela, regreso, les doy de comer a todos y me bajo otro ratito a trabajar; los estoy viendo continuamente. Y antes cuando trabajaba aquí, que lavaba y planchaba, también me los llevaba a la escuela a todos y corriendo a donde tenía que trabajar y ya a las 12:00, 12:30 corría por ellos y a la casa. (41 años, 5 hijos entre 13 y 25 años, casada)

 

 

 

Una de mis hermanas vende cosméticos, no de marca, sino que compra a granel o sea barnices, pinturas y todas esas cositas y las vende. Yo hago arreglos florales para bodas, 15 años, y decoración de globos. (35 años, 1 hijo de 12 años, separada)

 

 

 

En cuanto al tiempo libre la mayoría no sale a pasear por falta de recursos económicos; sólo una de ellas sí sale para ir a visitar a sus familiares en Ciudad Nezahualcóyotl  y otra manifestó llevar a sus hijos a que jueguen con sus vecinos, pero esta actividad ha disminuido frente a la violencia que hay en las calles.

 

Yo vivo en una cerrada; los sábados y domingos nos llegamos a juntar los vecinos que más o menos andamos en la edad... hacemos retas de fútbol en la cerrada. Pero igual tengo un vecinito que vende droga y sus hijos salen a jugar con nosotros... no podemos denunciarlos porque somos contados los que nos hemos dado cuenta de esa venta... entonces si los denunciamos por lógica van a deducir que fuimos nosotros... ha bajado mucho nuestra convivencia. Ya es un círculo muy pequeño que decimos que nos unimos para una fiesta, para una botanita, para una plática ¿por qué? Porque en el momento que llegan a denunciar y si los niños y nosotros estamos fuera, no nos van a preguntar si estás o no estás; tu vendes, y nos van a agarrar a todos. (35 años, 1 hijo de 12 años, separada)

 

 

 

La declaración de esta señora nos parece muy elocuente al  mostrar cómo el tráfico de droga está impidiendo la convivencia en la colonia y cómo mina la vida de niños y adultos.

 

 

 

Acceso a la vivienda y migraciones

 

Para la construcción de la vivienda, en el caso de Xalpa encontramos un vínculo más fuerte con los padres que en Dos de Octubre. En algunos casos fue el padre o el suegro los que se encargaron de la construcción de la vivienda, que posteriormente será heredada a los hijos o nietos. En otros casos las mujeres y sus esposos fueron poco a poco construyendo las viviendas, muchas veces con el apoyo de las tandas.  Este sistema está constituido por un ahorro de un grupo de personas; a cada una se le da un número y cada determinado tiempo (semana, quincena o mes) van recibiendo una cantidad global. En el caso de los primeros números, estos continúan pagando hasta que la tanda termine

 

En esta colonia  parece existir un menor acceso a los créditos del INVI que en Dos de Octubre, ya que sólo una de las mujeres entrevistadas manifestó haber tenido acceso al programa.

 

Con respecto al origen de la población,la mayoría de las mujeres son del DF; observamos que la generación anterior venía de otras entidades, pero los hijos ya se quedaron a residir en el DF y específicamente en la misma colonia. En lo que toca a la migración a EEUU, una de las entrevistadas se fue para allá pero se regresó porque su relación de pareja no funcionó y para cuidar a su hija que se quedó en México; en un futuro tiene planeado regresar, cuando haya ahorrado suficiente dinero.

 

Yo me pienso ir terminando lo de las clases... y pienso estar allá el tiempo que sea necesario. Voy a inscribir a los niños a la escuela y pienso que me voy a aventar unos ocho años allá porque no creo que en tres años logre mi objetivo... comprar un terreno, construir una casa, amueblarla, ponerla bonita. Mi tirada es abrir una cuenta (quizás en Banco Azteca)…y mandar mis giros directos. No quiero dejar a una persona encargada porque ya lo hice una vez y las cuentas salieron mal. (32 años, 2 hijos de 10 y 6 años, casada)

 

 

 

5. CONCLUSIONES FINALES

 

Presentaremos a continuación las conclusiones que incluyen a las dos colonias analizadas, siguiendo los temas centrales considerados a lo largo de la investigación y comparándolas al mismo tiempo con las que han surgido del trabajo realizado en los años 90; estas conclusiones y comparaciones serán interpretadas a la luz de las discusiones conceptuales presentadas en el primer capítulo de este trabajo. 

 

5.1. Con relación a la vivienda, los servicios y la colonia en general, las mujeres entrevistadas lucharon por consolidar el asentamiento, su legalización y con ello la introducción de los servicios, aunque esto se manifestó de manera más clara en Dos de Octubre donde el grupo con el que se trabajó estuvo formado por mujeres de mayor edad y residencia en la zona; sin embargo en Xalpa las mujeres más jóvenes siguen colaborando en el mejoramiento de su entorno principalmente a través de las tareas realizadas como gestoras políticas de la delegación.

 

En muchos casos los pobladores obtuvieron sus viviendas a través de su propio trabajo o el sistema de “tandas” y al principio las casas fueron de cartón y de lámina, pero poco a poco las fueron mejorando, sobre todo después de la regularización de la colonia;  ella fue mucho más tardía en el caso de Dos de Octubre por lo que sus habitantes permanecieron más tiempo sin mejorar la vivienda. Su ampliación y mejoramiento se ha dado en parte, en los últimos años, a través de los apoyos del Instituto de la Vivienda del Distrito Federal, pero ellos fueron menos frecuentes en Xalpa. Es interesante señalar que en el primer estudio en los años 90 los créditos gubernamentales para el mejoramiento de la vivienda estuvieron casi ausentes.

 

El problema constante en las dos colonias ha sido el acceso al agua; cuentan con las redes de distribución pero el líquido llega poco, en menor medida en la época de seca; en Dos de Octubre debido a su accidentada topografía y, en Xalpa, por estar ubicada en la delegación Iztapalapa. En general han tenido que recurrir a estrategias de distribución, de ahorro y de reciclaje diversas.

 

Aunque la delincuencia, la formación de bandas, el alcoholismo, la drogadicción y la falta de vigilancia en la colonia ya habían sido mencionados en la primera investigación, actualmente parecen haber crecido de manera dramática porque constituyen las inquietudes principales de las mujeres en las dos colonias incluidas en este estudio. Estas conclusiones se vinculan con la manera particular en que ellas viven y experimentan su entorno, que como vimos en el acápite referido a las discusiones teóricas y conceptuales, difiere de la forma como los hombres viven estos problemas en sus colonias. Asimismo pudimos comprobar, como ya se había señalado (Nussbaum, 2000 ), que la violencia limita el desarrollo de las mujeres y bloquea sus libertades.

 

Aunque aún son muchos los problemas de las colonias señalados por las entrevistadas, existe particularmente entre las mujeres adultas mayores que tuvieron una mayor presencia en Dos de Octubre, el sentimiento de que los sacrificios realizados a lo largo de varias décadas habían dado sus frutos, ya que en este momento podían habitar una colonia con pavimento, varios servicios y una vivienda que se había ido ampliando y mejorando con los años. Esta intensa  participación en el proceso de construcción de su hábitat, que confirma lo enunciado por algunos autores citados en el mencionado acápite teórico, implica una tercera jornada de trabajo, así como el logro de capacidades para hacer uso de diversos recursos por parte de las mujeres en situación de pobreza ( Riquer y Pantoja, 1998). 

 

5.2. En cuanto a las relaciones familiares,  la percepción de la vida en pareja varió según el estado civil de las mujeres: las separadas o divorciadas tuvieron peores  recuerdos de sus esposos o compañeros.  Asimismo, los motivos para haberse casado o formar una pareja son diversos, y se señalaron principalmente: el deseo de salir de la casa de sus padres por malos tratos, el temor a la soledad o el embarazo no planeado. Se reconoció un mayor acceso a los métodos de prevención a través del uso del condón, las pastillas anticonceptivas el DIU o la salpingo, sobre todo entre las mujeres en el rango de los 30’s y 40’s, lo cual se vio reflejado en el número de hijos y el espaciamiento de los embarazos. Sin embargo, en general coincidieron que esto no ha impedido que las adolescentes se sigan embarazando Los aspectos que vinculan la pobreza con prácticas que subsisten frente a la formación de parejas y la maternidad, forman parte del círculo vicioso de la pobreza, del cual la mujer no ha podido liberarse.

 

5.3. En lo que se refiere al empleo fuera del hogar, en su gran mayoría las mujeres trabajan, situación que modificó lo observado en el  primer estudio, y esto se debe a la inestabilidad del trabajo de sus esposos y a la precariedad de sus salarios, vistos en el contexto de la problemática evolución económica del país, que ya señalamos en la presentación de este artículo. El trabajo más frecuente es el empleo doméstico de entrada por salida, sobre todo en Dos de Octubre, ya que en el caso de Xalpa, por la forma como se organizó el trabajo de campo a través de talleres, y los sesgos involucrados, la mayoría de las mujeres fueron gestoras políticas. Aunque las más jóvenes mostraron un mayor nivel educativo, podemos afirmar que el tipo de trabajos realizados está vinculado tanto al bajo nivel de estudios de las mujeres pobres como a la necesidad de tener una mayor flexibilidad en los horarios y  cercanía a sus hogares, para poder cumplir al mismo tiempo con su actividad fuera del hogar y con la atención  a  su familia.  Habría que agregar a estos factores, el hecho que el trabajo remunerado se vuelve muchas veces una extensión del trabajo doméstico, tal como lo han anotado estudios sobre este tema (Tepichin, 2008). En consecuencia,  como mostramos en el acápite 2, las mujeres de las dos colonias tienen ingresos bastante menores que los hombres.

 

El trabajo de la mujer ha aumentado el riesgo de la desintegración de la familia y el incremento de problemas sociales tales como la delincuencia y la drogadicción, sobre todo de los jóvenes, ya que tanto el gobierno local como las organizaciones vecinales no han logrado establecer apoyos que puedan compensar la ausencia de las madres en la colonia durante muchas horas del día. Esta situación está también influenciada por la falta de colaboración de los hombres que parecen conservar, en la mayoría de los casos, una posición tradicional machista en cuanto al cuidado de los hijos y del hogar en general. Las quejas con respecto a esa actitud de los hombres estuvieron siempre presentes en los talleres y entrevistas realizadas en ambas colonias y confirman las conclusiones de  trabajos ya realizados acerca de esta temática (Massolo, 1992 y Tepichin, 2008).   

 

De esta manera, el trabajo remunerado no les ha asegurado a las mujeres la mejora de sus condiciones de vida o un mayor empoderamiento; más bien ha aumentado su carga de trabajo doméstico y alimentado un sentimiento de culpabilidad al tener que dejar a los hijos solos y en ocasiones enfrentar el reproche de sus parejas si los hijos se comportan de manera inadecuada.  En muchos casos trabajan tanto las mujeres adultas mayores como las  de mediana edad y las jóvenes, lo cual no permite que las  mayores apoyen a las demás en el cuidado de sus hijos,

 

A través de sus empleos, en general las mujeres no tienen acceso a la seguridad social e incluso las que trabajan para la delegación en la colonia Xalpa no gozan de servicios médicos o guarderías para el cuidado de sus hijos. Si bien existen algunos programas del gobierno del DF para los adultos mayores, canasta básica o becas, ellos no son suficientes para mejorar sustancialmente las condiciones de vida de la familia.

 

Sin embargo, si tuvieran la posibilidad de dejar de trabajar, la mayoría se mostró renuente a hacerlo, porque considera que su trabajo les da un cierto mejoramiento económico, la posibilidad de salir de la colonia y conocer otras cosas y, en el caso de las gestoras políticas, el reconocimiento de la comunidad; aunque se sienten presionadas por no tener donde dejar a sus hijos, o que estos se ocupen en actividades adecuadas. Lo anterior refleja que tanto el gobierno como los hombres no han asumido sus responsabilidades de apoyo familiar y comunitario.

 

5.4. El tema de la migración a EE UU  apareció como una nueva problemática de las colonias populares del Distrito Federal. En los años 90 ella no se mencionó para nada, evidentemente porque en esa época las migraciones hacia el país del Norte eran muy poco frecuentes entre los habitantes pobres de la Ciudad de México. Tanto en Dos de Octubre como en Xalpa algunas mujeres que participaron en nuestro trabajo de campo manifestaron tener hijos o maridos que habían migrado, pero que además conocían a muchos otros dentro de su colonia que habían probado suerte en EE UU. En términos generales los comentarios fueron poco positivos con relación a las consecuencias de esas migraciones, ya que señalaron que algunos regresan porque no tuvieron éxito del otro lado de la frontera, otros se quedan allí y olvidan a su familia mexicana, con el consiguiente impacto sobre la integración familiar;  no pudimos conocer casos en los que el envío de remesas haya permitido por ejemplo el mejoramiento de sus viviendas. No obstante, algunas mujeres (más jóvenes y educadas) manifestaron que tenían planes para cruzar la frontera y quedarse allí unos años para juntar dinero con el que mejorar sus condiciones de vida, frente a las pobres expectativas para el futuro que ven en este país. 

 

 

 

5.5 Algunos cambios observados en la última década

 

Si comparamos ahora algunas conclusiones de la primera investigación con las que surgen del actual trabajo en las colonias, sobre todo en lo que se refiere a la participación de las mujeres en el espacio público y en las organizaciones vecinales podemos afirmar lo siguiente:  

 

·        Las mujeres han seguido ampliando sus espacios de acción, lo cual significa un cambio en la percepción de su propia imagen.

 

·        A pesar de los avances en la participación de las mujeres, que ha continuado en la última década, ella no ha significado la superación de la pobreza, ya que el contexto socio-económico del país ha influido en el deterioro de los salarios y la precarización del empleo. Entonces, la mejora del hábitat resulta una condición necesaria pero no suficiente para sacar a la población de su situación de pobreza, tal como se argumentó a partir de las discusiones teóricas presentadas.    

 

·        El gobierno local ha tomado en cuenta la participación de las mujeres y ha dirigido hacia ellas parte de sus políticas sociales, reconociéndolas como gestoras de las mismas (como se ha comprobado en la colonia Xalpa), sin embargo al ampliar sus actividades hacia el espacio público, tanto el gobierno como los hombres no han asumido sus responsabilidades sociales, aumentando así la carga de las mujeres a través de su doble o triple jornada de trabajo.

 

·        Hemos observado un avance en las estructuras de poder de las organizaciones sociales en las que participan las mujeres;  y en ese sentido hemos notado un cambio con respecto al primer estudio que llevamos a cabo. Los hombres han aceptado que la participación y liderazgo de las mujeres son útiles para el mejoramiento de las colonias y, a pesar de su renuencia a superar el machismo en las  relaciones familiares, ven con buenos ojos su participación activa en el espacio público. En este sentido la participación comunitaria de las mujeres representa una posibilidad de socialización que le permite fortalecer su papel en la sociedad, dentro de su hogar, frente a los hombres, y como ciudadanas. (Massolo, 1999).

 

 

 

Este trabajo ha puesto en evidencia la importancia de utilizar definiciones más amplias de la pobreza que incorporen no sólo las condiciones materiales de vida sino también aspectos  culturales y territoriales, como la cuestión del género, el hábitat, las relaciones familiares y laborales, aspectos que fueron enunciados y discutidos en el acápite  teórico  de este trabajo. Asimismo, varias de las conclusiones del análisis efectuado en las dos colonias confirman algunas que han surgido de otros trabajos, sobre todo en cuanto a la participación de la mujer en el mercado de trabajo, a sus relaciones dentro de la familia (en especial con su pareja) y en cuanto al mejoramiento de su hábitat. Sin embargo, consideramos necesario que se sigan efectuando trabajos que den seguimiento a los cambios que se han estado dando en espacios de la pobreza urbana, ya que están ocurriendo transformaciones, no siempre positivas, que hay que conocer, como base para la implementación de políticas adecuadas para hacer frente a esta problemática.

 

 

 

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RIQUER Fernández, Florinda y Josefina Pantoja. “Mujer, género y pobreza: estado de la discusión en los noventa” en Rigoberto Gallardo y Joaquín Osorio (coords.). Los rostros de la pobreza: el debate. T2, 1998, México, UIA/ITESO, pp.201-248.

 

 

 

RIVERA Márquez, José Alberto. “Condiciones de salud-enfermedad en las colonias populares” en Schteingart, Martha (coord.) Pobreza, condiciones de vida y salud en la Ciudad de México. 1997, México, Colmex, pp. 539-627.

 

 

 

SCINCE 2000 Sistema para la consulta de información censal por colonias. INEGI 

 

 

 

SCHTEINGART, Martha (a). Presentación del libro Pobreza, condiciones de vida y salud en la Ciudad de México. 1997, México, Colmex, pp. 9-17.

 

 

 

SCHTEINGART, Martha (b). “La urbanización popular. Interpretaciones retóricas y orientación de los estudios” en: Schteingart, Martha (coord.). Pobreza, condiciones de vida y salud en la ciudad de México, 1997, México, Colmex, pp.21-42.

 

 

 

SCHTEINGART, Martha. (c). “Pobreza y segregación en las ciudades” en: Varios autores. Pobreza urbana: perspectivas globales, nacionales y locales. Memorias del Foro Internacional sobre la pobreza urbana. 2003, México, Gobierno del Estado d1997, México, Colmex México-Porrúa-Centro de Estudios sobre Marginación y Pobreza. México. pp. 259-266.

 

 

 

SCHTEINGART, Martha y María Teresa Torres. “Políticas de agua y drenaje en la ciudad de México y su aplicación en las colonias” en: Schteingart, Martha (coord.). Pobreza, condiciones de vida y salud en la ciudad de México, 1997, México, Colmex, 129-188.

 

 

 

SEN, Amartya. Poverty and camines. An essay on entitlement and deprivation. Oxford: Clarendon Press 1981 citado en Lopez y Salles (b) 2004.

 

 

 

TORRES, María Teresa. “Características sociodemográficas de las unidades domésticas en las unidades estudiadas” Schteingart, Martha (coord.) Pobreza, condiciones de vida y salud en la Ciudad de México. 1997, México, Colmex. pp. 277-301.

 
 

 

[1] Este proyecto incluyó dos colonias más ubicadas en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y en municipios conurbados del Estado de México, los resultados del estudio se publicaron en el libro: Pobreza, condiciones de vida y salud en la Ciudad de México, El Colegio de México, 1997.

 

[2] Las otras dos colonias estudiadas en la investigación anterior fueron María Isabel, en Chalco Solidaridad y Miguel Hidalgo en Ecatepec.

 

[3] El primer estudio incluyó un análisis cualitativo a través del cual se recuperó la historia oral de mujeres de las cuatro colonias populares incluidas en la investigación (Mogrojevo 1997:717-780).

 

[4] Las tandas consisten en la aportación de una cantidad de dinero por parte de cada miembro del grupo, de la que se benefician todos rotativamente. Cada cierto tiempo se puede contar con una suma que les permite realizar una inversión (Mogrojevo 1997:738).

 

[5] Sin embargo, debido a la manera como se llevaron a cabo los talleres, en los que predominaron mujeres de más de 40 años (ya que  son las que más participan en la organización de vecinos por su experiencia desde el comienzo del asentamiento, cuando más se necesitaba su colaboración) existe un sesgo en cuanto a la representatividad general de las familias y su número de hijos. Evidentemente, como ya señalamos, en las familias más jóvenes el número de hijos ha disminuido.

 

[6]  Estas construcciones e instalaciones fueron realizadas con el financiamiento de la Fundación  Mac Arthur (EE.UU.), que  por esos años apoyaba preferentemente acciones  para el mejoramiento de comunidades pobres.

 
 

[7].Ha existido una notable mejora en el nivel educativo de las mujeres en los últimos años, lo cual se hace evidente en  el Censo del 2000, que ya hemos mencionado. Las cifras muestran que en las dos colonias alrededor del 25% de las mujeres mayores de 15 años tienen educación media-superior o superior,  porcentaje un poco mayor que el de los hombres. 

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