2. DESPEDIDA A ALBERTO
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- Categoría: Número 27
- Publicado el Lunes, 05 Septiembre 2005 21:00
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Por José Luis Coraggio (4.8.2005)
He estado pensando mucho a Alberto estos meses, porque anticipaba que iba a ser quien lo presentara ante nuestra UNGS para que fuera nombrado Profesor Emérito una vez terminado el período de su concurso. Esa misma UNGS a la que dedicó una década de su vida, por la que trabajó institucionalmente, porque siempre nos recordaba que todo lo que hacíamos había que pensarlo para fortalecer la Universidad. No me imaginaba que iba a tener que hablar sobre mi querido amigo en esta situación.
Compañero entrañable, de búsquedas que le dieran sentido a nuestras vidas como profesionales: en la Universidad de Buenos Aires, estudiando economía, en el Consejo Federal de Inversiones y el Consejo Nacional de Desarrollo, estudiando epistemología con el Maestro Raúl Sciarreta, en el Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur, en Venezuela y México, en Nicaragua, en la naciente Universidad Nacional de General Sarmiento y su Instituto del Conurbano donde, en la última década, compartimos la búsqueda de Otra Economía.
Hombre íntegro, querible y respetado. Firme en sus propósitos. Exigente con los demás pero mucho más exigente consigo mismo. Fuerte en sus convicciones, hablaba como en estallidos de pasión. Dialéctico, sentía la necesidad de completar sus ideas. Cuando parecía que había parado era apenas un descanso para seguir elaborando.
Vehemente, a veces podía parecer que no escuchaba; pero oía, registraba y acumulaba. Apreciaba la teoría y la investigación serias, las buenas ideas y las iniciativas con sentido, y sobre todo la pasión y el compromiso con la transformación social.
Crítico impaciente, se aburría ante la mediocridad y no la justificaba. Leía incansablemente, absorbía y reprocesaba ideas dándoles su propia impronta creativa. Maestro de la ironía, reía y jugaba con las palabras.
Un ser Político con mayúscula, un intelectual como hay pocos. Siempre le molestó la pequeñez del que lucha por un cachito de poder vacío de otro significado que el poder mismo. Puteaba por la burocracia pero se la bancaba para lograr los objetivos trascendentes.
Un hijo y un padre ejemplar, enamorado y admirador orgulloso de su compañera. Comprensible de los errores de sus amigos, solidario y responsable en todo lo que hacía con otros.
Había encontrado un rumbo firme. Estaba alegre, feliz, lleno de energía y proyectos ambiciosos. Su último gran entusiasmo estuvo puesto en el proceso de formación para la Economía Social, en particular el Curso de Economía Social y Desarrollo Local y la Formación de Promotores. Le emocionaba que la gente se viniera del interior del país para participar del curso. Preveía completar un ciclo de formación de promotores y sistematizar esa experiencia con los compañeros de Luján. Todos los días le agregaba un nuevo elemento, un nuevo entusiasmo realimentado por la respuesta cálida de las organizaciones, de la gente que hizo suya esa iniciativa. Haremos que esos proyectos se completen y perduren.
Alberto no nos deja como estábamos ayer, cuando lo veíamos moverse en los pasillos del Centro Cultural San Martín, donde participaba del Foro Federal de Investigadores de Economía Social. Nos energiza, impulsa, nos desafía, nos acompaña y vamos a hacer que nos acompañe activamente, siguiendo la lucha por esa otra economía, productora de otra sociedad, esa lucha que lo apasionaba. En nuestros grupos de trabajo se va a oír muchas veces: “como diría Alberto”.
Hasta ahora y siempre, querido Alberto, vamos Alberto!