3. Liderazgos en organizaciones tradicionales y comedores de barrio: el caso de La Boca

Por Marcela Imori y Lucas G. Martín
Area de Estudios Urbanos
Instituto de Investigaciones Gino Germani
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Buenos Aires.

Introducción

En el presente artículo se analizará el papel que desempeñan los líderes en dos tipos de organizaciones de La Boca: las asociaciones a las que denominaremos tradicionales o históricas y los comedores barriales. Todas ellas conforman una trama en un barrio cuya característica distintiva es su rica historia asociativa.

Sin embargo, el tiempo ha transcurrido y muchos cambios se han sucedido en La Boca. Una historia de auge y decadencia se transforma en la actualidad en un proceso de renovación. Y esta historia, esta decadencia y esta renovación, enmarcan la vida asociativa y el rol asumido por los líderes barriales. Por esta razón, lo que aquí proponemos responder es de qué manera el tipo de liderazgo promueve o dificulta la participación, debilita o fortalece las organizaciones y canaliza o desarticula demandas y reivindicaciones.

En este sentido, será necesario, primero, plantear el contexto del barrio (apartado I); luego, una caracterización general de los dos tipos de organizaciones (II) que dará pié para entrar de lleno a la cuestión de la percepción que de sí mismos tienen los líderes (punto III); en un cuarto (IV) momento se analizarán los intereses que parecen defender; y, por último (V), se examinarán los recursos de poder y las diferentes redes que constituyen estos tipos de liderazgos. En las conclusiones se intentará dar respuesta a lo planteado en esta introducción.


I. La Boca: historia y renovación

El barrio de La Boca desde su origen y por mucho tiempo se caracterizó por un alto porcentaje de población inmigrante y obrera. El suelo inhóspito y las recurrentes inundaciones por crecidas del Riachuelo obligaron a un tipo de construcción precaria de la vivienda: en chapa y madera. Los restos de la pintura que se usaba para los barcos que varaban en el puerto de La Boca sirvieron para dar el colorido que siempre caracterizó al barrio y que el pintor Quinquela Martín supo representar y popularizar en sus cuadros.

Sin embargo, en la década del '40 comienza un éxodo sostenido que alcanza hacia 1991 al 40% de la población del barrio. La decadencia económica y social corre paralela a la del país pero particularmente se acentúa en el barrio a partir de la década del 70 por el cierre de su puerto y, con él, de gran parte de las actividades que le eran subsidiarias. En la década del 80 se agudiza el decrecimiento de la actividad comercial y de servicios ocasionando el consecuente aumento de la desocupación. También está presente el conflicto social por la apropiación del espacio urbano entre los propietarios y los inquilinos/ocupantes de los conventillos (Herzer el al., 1999; Lacarrieu, 1992).

En este contexto, en 1996 comienza un proceso de mayor inversión pública por parte del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires (GCBA), en particular con la ejecución de las obras de contención de desbordes del Riachuelo que habían sido planificadas años atrás. De este modo, se intenta crear las condiciones para atraer la inversión privada, centrándose principalmente en la zona de Vuelta de Rocha y Caminito.

Esta renovación del paisaje de un sector de La Boca, sumado a la cercanía del centro, la accesibilidad a vías rápidas, etc., conducen a la pregunta respecto de una posible gentrification 1 y un desplazamiento de los grupos de menores ingresos. Una encuesta realizada entre los meses de octubre y noviembre de 1998 a 449 jefes de hogar de sectores populares del barrio reveló que hay un alto grado de vulnerabilidad ocupacional y de pobreza estructural (con un 74% de los encuestados que presentan algún indicador de NBI) de esos hogares (Herzer et. al., 1999 y 2000). En este contexto surge la necesidad de realizar un estudio sobre las organizaciones del barrio, más aún si se tiene en cuenta que la encuesta señala un porcentaje muy bajo de participación en organizaciones y de conocimiento de su existencia 2.


II. Liderazgos en organizaciones tradicionales y comedores.

Si bien los primeros comedores 3 datan de fines de la década del 80, la mayoría de ellos surge entre los años 93 y 97, en un contexto de recesión y crisis de empleo que motivó su creación. Otro motivo concurrente se encuentra -en algunos casos- en la transformación de la idiosincrasia del partido justicialista que lleva a muchos de sus dirigentes barriales, frente al modelo neoliberal del menemismo, a cambiar la forma de hacer política, trasladando la militancia de las unidades básicas a la acción social en los comedores 4.

Su actividad básica es la provisión de alimentos a niños en almuerzos los cinco días de la semana (algunos se extienden a los fines de semana o dan alimentos para que en esos días se consuman en las casas de familia). Suelen tener alguna otra actividad como apoyo escolar. Los recursos (viandas, ingredientes, subsidios, etc.) provienen principalmente de la Secretaría de Promoción Social del Gobierno de la Ciudad cuando dependen de instancias públicas, o, de lo contrario, de aportes de fundaciones o asociaciones civiles, cuando dependen entidades no gubernamentales. Se complementan en todos los casos con recursos propios del dirigente, con trabajo voluntario y ayuda partidaria.

Los comedores, no han llegado a conformar una red organizacional, a pesar de que algunos de sus responsables se conocen entre sí y a pesar de la experiencia fomentada desde el Servicio Social Zonal 3, en el año 1999, en la que se reunían unos pocos (6 o 7) comedores para intercambiar información y conseguir soluciones.

El criterio para definir una asociación histórica o tradicional 5 se relaciona con su antigüedad y no con la forma jurídica que asumen. Estas asociaciones tienen entre 60 y 125 años desde su fundación (aunque no todas han tenido una actividad continuada). Dentro de este conjunto heterogéneo hay mutuales, ateneos culturales, asociaciones vecinales y de otro tipo, clubes, bomberos, entre otros. Esta diversidad, mayor que la que existe entre los comedores, remite a una variedad de fines: preservación del patrimonio, actividades culturales y deportivas, representación de intereses vecinales o corporativos, servicios (salud), etc. Sin embargo, todas reivindican una tradición histórico-cultural típica de La Boca. La mayoría de ellas conforman una organización de segundo grado fundada hace casi cuatro años y llamada Coordinadora de Entidades Intermedias de La Boca.

En el contexto social descripto (de crisis y recesión socioeconómica), los comedores comunitarios cumplen una función esencial en la complementación de la reproducción social de las familias (Roberts, 1996). Por esta razón la/el encargada/o, responsable o "dueña/o" 6, de un comedor, adquiere una visibilidad mayor entre la población. Los beneficiarios de sus servicios los consideran "referentes". Lo mismo puede decirse de quienes presiden o dirigen las organizaciones tradicionales, dado que ellos cobran visibilidad en virtud de haber tenido una larga militancia en las organizaciones de La Boca. En un barrio con una fuerte historia organizativa, mutualista y de lucha colectiva, esa larga militancia como dirigentes les concede mayor legitimidad.

Ser referente, visible, es condición necesaria de todo liderazgo. Para el presente análisis diremos que, mientras que alguien puede ser referente sin quererlo, lo mismo no puede decirse del líder. En el caso extremo, el referente puede no saber que lo es; las referencias hechas respecto de Juan ("Juan, el que hace mucho por el barrio"), del Obelisco ("Vivo a tres cuadras del Obelisco"), de "aquella" plaza o "tal" fecha ("Vamos después del 25 de mayo"), están todas en un mismo nivel, es decir, la relación es lineal y unidireccional. El liderazgo, en cambio, requiere una relación recíproca; el líder sabe qué y quién es él y así lo quiere, es -digamos- un "referente voluntario". Es por esto que la perspectiva del líder cobra relevancia en la configuración del perfil de toda la organización y de sus redes.

Ahora bien, ¿qué significa para una organización tradicional y/o un comedor tener un referente voluntario o líder? y ¿qué implicancias puede tener el tipo de liderazgo para la participación de los vecinos, para la articulación de demandas y para el fortalecimiento institucional de la organización?


III. Autoimagen

Tanto en las asociaciones tradicionales como en los comedores podemos observar que existe por parte de sus dirigentes una apropiación de las organizaciones que presiden. Ellos se perciben como los "propietarios" de las mismas, no sólo debido al rol de liderazgo o dirección que ejercen sino también al hecho de haber participado en la fundación, como en el caso de los comedores, o en la refundación, como en el caso de las organizaciones con más de medio siglo de existencia institucional.

Algunos de los comedores barriales han nacido como proyectos personales o familiares de asistencia a los más necesitados. Los dirigentes no sólo (y no siempre) cocinan, limpian y sirven sino, además, buscan información, tramitan subsidios y deciden sobre el curso que tomará la institución.

"...yo [fui la promotora del comedor] E. P.. Yo soy quien más trabaja, querido, soy la dueña del comedor" (C)

"... Yo soy el que empuja y lleva esto adelante (...) Porque somos la máquina de hacer el bien o de ayudar a la gente" (Ñ)

Respecto de las organizaciones tradicionales, frente a la decadencia en que se encontraban hasta los años 80, los líderes actuales perciben su rol refundacional como trascendente en virtud de haber logrado mejoras edilicias en las sedes y de haber impulsado el funcionamiento de la organización. Este "derecho de apropiación" se legitima, además, por el carácter de poseedores de la historia barrial, por sentirse los herederos de los verdaderos boquenses, lo que los habilita para continuar con la historia asociacionista.

"... esta organización estaba muerta, estaba fusilada (...) tuvimos que reordenar todo (...) esto estaba muerto y a raíz de ese esfuerzo, La Boca recuperó un teatro " (Q)

"... tengo una historia en la comunidad y con las entidades de casi cuatro décadas, comencé hace muchos años en diversas entidades, algunas que he fundado, otras que he presidido..." (R)

En los casos estudiados, los dirigentes trabajan mucho y perciben que hay un reconocimiento por parte de los vecinos. En este sentido, hay una tendencia a registrar ese reconocimiento respecto de sí mismo antes que de la organización.

"... a mi (los padres) me aman. Aparte que yo soy demasiado buena, viste (...) si necesita una garrafa yo se la compro, si necesita un remedio se lo compro... " (C)

".... a nosotros (la gente del barrio) nos valora mucho... " (R)


En resumen, tanto en los comedores como en las organizaciones tradicionales los dirigentes dedican mucho tiempo y esfuerzo a su actividad comunitaria. Esto, sumado a la valoración (percibida) de los vecinos, legitima un "derecho de apropiación" de la organización, una personalización de la institución.


IV. Intereses en juego: "El progreso no se puede detener"

Toda asociación representa intereses de los residentes de un barrio ante el estado municipal u otras instancias más amplias o, viceversa, puede ser canal de transmisión hacia los vecinos de determinaciones que vienen de afuera. Lo interesante es saber a qué vecinos representan (Grillo, 1988).

En virtud de sus actividades, objetivos y reivindicaciones, comedores e instituciones tradicionales representan distintos sectores de vecinos de La Boca. Mientras entre los comedores encontramos los hogares más vulnerables (ocupantes, inquilinos, desocupados, subocupados, etc.); entre las organizaciones históricas encontramos a los sectores medios del barrio, representados por los comerciantes, profesionales, empresarios, entre otros. ¿Cuáles son los intereses que persiguen o representan en un caso y otro en el contexto de la renovación?

Las obras de inundabilidad son el estandarte levantado por las asociaciones "progresistas" 8 englobadas en la Coordinadora de Entidades Intermedias de La Boca; son la bisagra entre el pasado del "barrio más pobre de la ciudad" y dejado en el olvido y el futuro del "barrio continuación de Puerto Madero".

"... Las inundaciones eran desde el punto de vista moral, desastrosas; desde el punto de vista financiero y económico, ni hablemos (...) La obra esta es fundamental..." (Ee)

En este sentido, apoyan las obras de la renovación no sólo porque implican una mejora en la calidad de vida del barrio, sino también en virtud de dos tipos de interés: ideológico, por un lado, y material, por otro. Según el primero, el objetivo es recuperar la identidad boquense. En los discursos de estos "notables" (Lacarrieu, 1994 y 1995), de estos viejos vecinalistas poseedores de la historia barrial, de los símbolos y del patrimonio de La Boca, hay una constante referencia a un pasado cultural y solidario, específicamente, a la época de la inmigración europea, contraponiéndolo a un presente de delincuencia y pobreza que coincide con la inmigración limítrofe de las últimas décadas. Como se puede observar, se trata de un discurso nostálgico respecto de lo que el barrio habría sido en otro tiempo. Son vecinos que no asumen su convivencia con los "otros" -básicamente nuevos inmigrantes-, aquellos de quienes un "nosotros" debe diferenciarse para poder reconstruir una identidad propia. Y esta diferenciación pasa por recuperar una cultura que ellos ven que ya no existe, la cultura del barrio humilde, solidario, de gente de trabajo.

"Dadas las colectividades que han venido a vivir, lamentablemente no las buenas, son mala gente, es imposible vivir ya en este barrio, está desprotegido. No me refiero a las colectividades sino a la mala gente ¿no?, o sea, han venido paraguayos... de todo tipo, pero no los buenos paraguayos ni los buenos peruanos. Entonces es imposible vivir ya acá..." (Z)

"...el progreso no se puede detener, esa gente [los inmigrantes limítrofes] se va a ir sola. Los marginales no pueden seguir, donde están ellos hay droga, hay delincuencia. Ahora hay más control, más policía (...) Por eso hay más presión de la gente de las instituciones intermedias..." (P)

Según el interés material, se apoyan las obras de renovación que se dan en el barrio buscando recuperar un rol productivo y el desarrollo comercial, turístico, financiero e inmobiliario. Las obras de renovación permitirían con su posible atracción de inversión pública y privada, la instalación de nuevos usos y actores, creando un escenario barrial al cual la población de menores ingresos no tendría acceso.

No obstante, hay que destacar también las voces de aquellos líderes que si bien apoyan la renovación cuestionan que este progreso sea privilegio sólo de unos pocos y sólo para un sector del barrio.

"... creo que todo aquello que sirva para el barrio, que tenga que ver con la captación de inversiones, así sea de servicios, como puede ser el turismo, a nosotros nos sirve. Pero no hay que olvidarse que existe un barrio de La Boca, digamos, que no es turístico, que está sufriendo situaciones densas, pesadas..." (Tt)

Finalmente, en este juego de intereses dentro del conjunto de organizaciones tradicionales resalta la postura de una minoría, los "preservacionistas", que se opone a las transformaciones barriales, y cuyos partícipes son vistos por los miembros de la Coordinadora como "los enemigos del progreso". La base de esta oposición radica en que las obras de renovación no respetan el patrimonio cultural de La Boca, afectando en consecuencia la identidad del barrio. En esta mirada crítica también se encuentra presente "la grave situación social de La Boca" frente a la cual la renovación parece no brindar ninguna respuesta.

"...[las obras] son proyectos puramente escenográficos (...) se destruye el paisaje, se destruye su esencia" (R)

Sin embargo, esta oposición no se refiere únicamente a los aspectos patrimonial-estético y social sino también a las obras en sí, en tanto paliativo contra las inundaciones:

"Las obras eran innecesarias, con un costo millonario En cambio, La Boca tenía un proyecto que era superior en cuanto a que era infinitamente más barato y seguro. Era la sobreelevación, terminar la parte de La Boca que queda por sobreelevar. La parte sobreelevada de La Boca que se hizo en el año `48 jamás se inunda, se inunda la parte baja, entonces había que continuar con esa sobreelevación hasta Barracas. Salía cuatro millones de dólares y esta ya ha superado los cien millones y sigue, no tiene fin. Y el costo de mantenimiento diario es millonario. Entonces nosotros nos preguntamos: 'qué va a pasar cuando aparezca una catástrofe y haya que poner las máquinas en funcionamiento, estarán mantenidas como corresponde?'.(...) Y eso es lo que nosotros combatimos, además de combatir de que eso iba a destruir el paisaje de La Boca" (R).

Este juego de oposiciones cobra la forma de un antagonismo de personalidades. Bajo el conflicto "progresismo vs. preservacionismo" hay una disputa entre los líderes de los dos polos en que se reparten las organizaciones tradicionales. La primera posición, está a favor de la renovación del barrio tal como ha sido planteada; la segunda, subordina la renovación al criterio de conservación del patrimonio histórico-cultural. Ambas se legitiman en términos de identidad, de biografía personal (nacieron en conventillos y vivieron toda su vida en el barrio), de representación vecinal y de documentación histórica (por ejemplo, para certificar si Quinquela Martín llamó "Museo" o simplemente "calle" al famoso Caminito).

"Todos los boquenses debemos conocer este proyecto [de mejora de La Boca], apoyar a las autoridades que llevan a cabo y denuncian públicamente a quienes -como siempre- cegados por la soberbia, los intereses personales (...) ponen 'palos en la rueda' a toda acción positiva que tienda al progreso". (SC., en Revista La Boca hacia el siglo XXI, mayo de 1999, p. 5).

"la mayoría, que no son muchos, de los que aplauden estas obras son adláteres pagos de las gestiones de turno; todos reciben una medallita, les dan un premio, ñoquis, acá, allá, se conforman, los convocan y ellos aplauden cualquier cosa" (R).

En el discurso de los dirigentes de los comedores -quizás debido a la función social que cumplen- no aparece como cuestión central, en la que ellos sean sujetos activos, las consecuencias sociales del proceso de renovación. La mirada de estos actores se focaliza en tópicos más urgentes: el desempleo, los problemas de alimentación, la falta de ingresos. A pesar de la ausencia señalada, podemos observar que la renovación es percibida por ellos como una obra puesta en escena para ser disfrutada (consumida) por los turistas; ante este panorama algunas voces reclaman: "poner hincapié [también] en la parte donde vive la gente".

Al hecho de que estos dirigentes trabajen con las urgencias de la población beneficiaria, habría que sumarle la relación existente entre algunos líderes de los comedores y los partidos políticos, que en su mayoría no incluyen el tema de la renovación en su agenda de discusión sobre la ciudad. Esta ausencia en la agenda parece limitar, entre los dirigentes, la elaboración de una postura crítica con respecto a ese proceso y también la posibilidad de percibir el riesgo de desalojo, que podrían sufrir los beneficiarios de sus comedores. Según la voz de un dirigente relacionado con un partido político,

"..esta es una gran obra [de inundabilidad]... es una de las obras más esperadas que tenía el sur (...) se está haciendo una obra para el turismo y para algunos habitantes del barrio de La Boca (...) se quiere volver al miniturismo de antaño. Hay grandes empresas que están en eso.." (H)


En síntesis, podemos decir que hay tres posturas frente a las obras de la Ribera. En primer lugar, la "progresista", una visión positiva respecto a todas sus dimensiones; en segundo lugar, la "preservacionista", una oposición igualmente abarcadora. Finalmente, los dirigentes de los comedores tienen una doble postura: favorable respecto de la contención de las inundaciones y crítica respecto de su orientación predominantemente turística. En todo caso, la personalización de las organizaciones y las disputas entre los líderes limita la pluralidad de percepciones y posiciones dentro de cada organización.


V. Redes de organizaciones y de personas y recursos de poder.

Para poder ejercer el poder es necesario que los líderes tengan a su disposición distintos recursos: riqueza, prestigio, legitimidad, amistad, conocimiento, información, contactos, entre otros (Stoppino, 1982). Estos pueden ser clasificados en recursos de asignación (básicamente, de información, materiales y económicos) y recursos de autoridad (políticos, saber-técnico) (Giddens, 1998: 68-69).

El papel de mediadores de la comida (recurso de asignación) es el que define la relación de poder entre los dirigentes de los comedores y los padres de los niños que concurren cotidianamente a alimentarse. Al ser la posición del líder una posición central de poder (Petracca, 1982), los vecinos que integran el entorno barrial de los comedores reconocen también a los dirigentes por su capacidad de gestión. En efecto, la vinculación con los dirigentes partidarios de diversos pesos políticos (recurso de autoridad) y la relación clientelar establecida, sitúan al dirigente como "mediador" o broker que puede ya sea facilitar la resolución de ciertas cuestiones burocráticas o también brindar información útil (Herzer et. al., 2000b).

"... acá hay chicos nada más. Es decir, si alguna persona realmente no tiene, come, se sienta y come. Porque igual es mi plata la que pongo así que nadie me puede decir que no..." (C)

"... porque esa fundación es de un político, y bueno (...) empezó pagándome este local para que yo me maneje con los chicos..." (I)

En el caso de los "notables", el rasgo personalista se combina con la articulación organizacional. Un ejemplo importante es el del estilo de funcionamiento interno de la Coordinadora la cual, a pesar de estar conformada por casi una treintena de entidades, sólo cuenta, a la hora de tomar las decisiones, con las mismas 6 o 7 entidades-personas. Esto ocurre porque son siempre los mismos dirigentes los que ocupan diversos cargos en distintas organizaciones. Una consecuencia lógica de este tipo de funcionamiento interno es el discurso homogéneo que los caracteriza ("siempre pensamos lo mismo, no hay distorsiones").

"La vinculación que tenemos es porque hay directivos de otras instituciones que también forman parte de mi comisión. Porque somos muchos pero somos pocos, porque tenemos que estar en tantos lados" (Ee).

Uno de los recursos principales es la posesión de información: "yo tengo información de que algo va a pasar, pero no te lo puedo contar"; poseen el manejo de una información "clasificada" , información "de primera mano", a la que los vecinos no tienen acceso.

Otro recurso de poder que manejan los líderes de las asociaciones tradicionales es la conexión con las personas que tienen una posición alta de poder; un ministro, un delegado comunal, un político reconocido, los comisarios, o los empresarios. Ya sea por una infancia compartida en el barrio o por las amistades surgidas a través de los contactos (en reuniones sociales, proyectos en común).

De hecho, ser dirigente de una organización en cualquier barrio implica tener información sobre otras organizaciones y dirigentes. Sin embargo, esto no asegura el trabajo conjunto ni la articulación para generar acciones colectivas. En este sentido, es menester distinguir tres niveles de vinculación: el mero conocimiento de la existencia de otras organizaciones, el contacto esporádico o frecuente que se tuviere y la participación efectiva en las mismas. Lo primero que puede decirse de la observación de los cuadros I y II (ver ANEXO) es que en los dos casos aquí estudiados encontramos líderes con múltiples pertenencias o membresías organizacionales.

En los comedores hay un mero conocimiento de muchas organizaciones tradicionales, gremiales o de otro tipo y, en algunos casos, contactos esporádicos y efímeros con otros comedores y/o con instituciones que colaboran con los mismos (fundaciones, clubes, Cáritas, etc.). El rasgo particular se da al observar la múltiple actividad de los dirigentes de muchos de los comedores: militan en partidos políticos, dirigen un centro de jubilados o pensionados o una escuela de oficios, pueden tener una guardería o jardín. En algunos casos esta diversidad se da en el ámbito de una gran organización que la engloba y/o dentro de un mismo edificio, salvo la militancia partidaria, que estatutariamente no está permitida en los tipos de asociaciones aquí estudiados, aunque en la práctica hay una articulación cierta. Los líderes que dirigen varios tipos de organizaciones en todos los casos militan en partidos políticos. El suyo es -puede decirse- un "liderazgo diversificado".

En el caso de las organizaciones tradicionales también hay una multiplicidad de membresías pero en general en organizaciones de un mismo tipo (tradicionales). El Rotary Club, el Hogar de la Infancia, la Asociación de Fomento y Cultura de La Boca, la Unión de Comerciantes, Industriales, Profesionales y Turismo de La Boca, el Ateneo Popular, etc., junto con algunas organizaciones más nuevas como la Asociación Amigos de la Comisaría 24º, Asociación Catalinas Sur y la Coordinadora de Entidades Intermedias (que es de segundo grado), comparten la cúpula o élite.

En ambos tipos de organizaciones, como se observa, se establecen alianzas y conexiones (recurso de autoridad) con los políticos; aunque sus líderes sostengan que si bien hacen política no hacen partidismo y critiquen a los políticos por actuar sólo en función de sus intereses sectoriales.

Las instituciones tradicionales que conforman una red de entidades, como la Coordinadora de Entidades Intermedias, poseen un poder mayor, un manejo más eficaz de estos contactos y relaciones, constituyéndose en el "interlocutor válido" para el gobierno local. Al constituirse como red disponen de mayor fortaleza para enfrentar los obstáculos; si uno de sus "nudos" se desteje la red no desaparece (Rodríguez, 1997). Esta contención en la red sería una de las causas de la perdurabilidad en el barrio de algunos dirigentes e instituciones tradicionales, de aquellos "sellos de goma" 9 reconocidos por todos 10.

Esta red es el principal interlocutor del GCBA y sus diferentes agencias y, además, sus líderes son los principales integrantes de cada convocatoria de participación que se hace desde el mismo gobierno o desde el Centro de Gestión y Participación Nº 3 (CGP Nº 3), por ejemplo, en el Consejo de Prevención del Delito y la Violencia y el Consejo Consultivo del CGP Nº 3.

"... El Consejo del Delito y la Violencia fue armado prácticamente con los integrantes de las mismas instituciones [tradicionales]..." (P)

Contrariamente, los comedores no constituyen una red comunitaria entre ellos, pues no se ha desarrollado una instancia unificadora que les permita afrontar los problemas del barrio colectivamente.

Los líderes de las asociaciones tradicionales saben qué puerta del Gobierno de la Ciudad tocar cuando necesitan cosas y conocen a los funcionarios y la lógica de la burocracia local, un saber de la gestión producto de la experiencia acumulada (Herzer, 2000b). Los dirigentes de algunos de los comedores, en cambio, son menos dúctiles en esos ámbitos, a diferencia de aquellos que tienen contacto con los partidos políticos.

En síntesis, las organizaciones tradicionales disponen tanto de recursos de asignación como de autoridad, predominando una articulación con el GCBA en el caso de la Coordinadora. En los comedores, por el contrario, los recursos son más escasos y según se tenga o no vínculo con los partidos políticos, predominarán los recursos de autoridad (que sirven para mediar la consecución de los materiales y de información) o los de asignación.


VI. Conclusiones: personalización del liderazgo en organizaciones y en redes.


Una perplejidad que surge de los datos obtenidos es la contradicción existente entre la historia tradicional asociativa de "un barrio rico en instituciones intermedias" y la limitada participación de los vecinos. Tres factores parecen explicarla.

En primer lugar, el contexto, la situación económica crítica de la mayoría de los habitantes del barrio: al estar inmersos en la urgencia de la búsqueda de satisfactores de sus necesidades cotidianas, los vecinos del barrio no disponen ni del tiempo ni de los recursos para una participación más activa. "Hay mucha gente que ya no trabaja ocho horas, trabaja como mínimo doce, a qué hora va a venir acá, se le complica". Sin embargo, esto mismo podría generar algún tipo de reivindicación por derechos (como se da en las organizaciones por la vivienda) o de protesta social.

En segundo término, un planteo de carácter étnico frente a un "otro" por parte de algunos actores "notables" indica un factor ideológico; con la llegada de la nueva inmigración (la de los países limítrofes) cambiaron las costumbres, por lo cual continuar con la tradición familiar del trabajo comunitario no encontraría eco. Pero si esto explica que no haya captación de vecinos de otras nacionalidades o de menor poder adquisitivo, no lo hace respecto de aquellos de la misma condición, que tampoco tienen participación organizacional.

Por último, la variable principal estaría compuesta por los rasgos personalistas característicos de los dirigentes, los cuales desalentarían las posibles ansias de participación de los vecinos. La autopercepción de los líderes conlleva una significativa personalización de la institución a tal punto que las causas reivindicadas se encarnan en intereses y antagonismos personales y responden a biografías. La distinción entre los dos tipos de organizaciones tratados parece estar, en todo caso, en la fuente de legitimación. Podríamos llamar personalismo de base vertical a aquellos liderazgos en los cuales los dirigentes representan al sector del vecindario escaso en recursos y carente de participación relevante, debiendo concentrarse el líder en la provisión de recursos de asignación. Por el contrario, en el personalismo de base horizontal, la base se encuentra conformada por "pares" o iguales que tienen ya cierta actividad asociativa, lo que para el líder implica más bien nutrirse de recursos de autoridad.

Paralelamente, del análisis realizado se destaca la multiplicidad de participaciones tanto en el caso de los dirigentes de los comedores como en los de las organizaciones tradicionales. Esto agrega, a los demás factores, no ya sólo una personalización de las respectivas organizaciones sino además una personalización de las redes, la cual se da, a su vez, de dos maneras: homogénea, si se pertenece a varias organizaciones de una misma clase, y heterogénea, si se participa en instituciones barriales de diferente tipo.

En el contexto de una renovación que revierte una historia de degradación en un barrio central como La Boca, los liderazgos oscilan entre personalismos horizontales homogéneos, básicamente el caso de los "notables" de las asociaciones más tradicionales, y personalismos verticales heterogéneos, que es el caso de los "dueños" de los comedores. En el primer tipo, la representación de los propios intereses (corporativos) excluye la pluralidad (de opiniones, de intereses, etc.); en los comedores, la articulación de diferentes tipos de organización, el "transversalismo" del broker (mediador), impide toda representación y agregación colectiva (más aún si se tiene en cuenta que la relación es con niños) y toda formación de redes organizacionales.

Proponemos, entonces, la siguiente tipología de liderazgos para las organizaciones estudiadas:

 

Multiplicidad homogénea

Multiplicidad heterogénea

Personalismo de base vertical

-

comedores

Personalismo de base horizontal

Organizaciones tradicionales

-

 


El liderazgo en La Boca tiene un perfil que tiende a la atomización de organizaciones e individuos. La persona del líder encarna una organización siempre singular, nunca plural. Esto explica la contradicción entre la historia asociativa y un presente con líderes vecinales sin vecinos que los sigan o que participen. Quizás no deba provocar perplejidad el hecho de que haya muchas organizaciones y poca participación. Quizás sea la única forma de construir recursos de poder, la manera efectiva de fomentar cierta participación, canalizar ciertas demandas y fortalecer cierta organización. Pero la renovación tiene consecuencias sobre toda La Boca. Hay cierta pluralidad ausente en la mayoría de las organizaciones y los comedores aquí estudiados en virtud de sus liderazgos.

 

ANEXO

Cuadro Nº 1: Liderazgos y diversificación en comedores

 

 

comedor1 (propio)

comedor 2

Mutual

organización de vivienda

centro de jubilados y pensionados

escuela de oficios / bolsa de trabajo

centro cultural

jardín o guardería

fundación

parroquia/
Cáritas

club

organización tradicional

organización de segundo grado

PJ

UCR

Nueva Dirigencia

FrePaSo

Otro

E.P.

5

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3

2

 

4

 

H

5

2

5

 

5

 

5

 

2

1

 

1

 

5

2

 

 

1

Ñ

5

 

 

 

 

5

 

 

 

 

-1

 

 

5

 

 

2

 

Ca

5

2

 

 

5

5

 

4

 

 

 

-1

 

 

 

5

 

4

Ce

5

 

 

 

 

 

 

 

2

2

 

1

3

 

 

 

 

 

Ñ2

5

1

 

 

 

 

 

 

 

1

 

 

 

5

 

 

 

 

i

5

-1

 

1

4

 

 

 

4

1

 

 

 

 

 

 

 

1

Re

5

-1

 

 

 

 

 

 

2

 

2

 

 

 

 

 

 

3

TSI

5

 

 

5

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2

 

 

 

 

Pi

5

 

 

5

 

 

 

 

 

 

 

 

3

 

 

 

 

3

 


Referencias 11
5=participación/liderazgo principal
4= participación/liderazgo secundario
3= participación/liderazgo en el pasado
2=vínculo, conexión, contacto
1=mera mención, mero conocimiento
-1=mención crítica

 

 


Cuadro Nº 2:
Liderazgo y diversificación en organizaciones tradicionales

 
SC
MM
MOC
R
Q
Tt
Pe
Bi
Ee
P

 

Asociación de Fomento y cultura de La Boca

5
 
5
           
5
La Hora de La Boca
                   
Hogar de la Infancia
 
5
               
Revista La Boca hacia el siglo XXI
4
 
5
             
República de La Boca
     
5
 
4
 
2
   
Fundación Diego Sebastián
                   
Asociación Verdi
       
5
         
Universidad Popular de La Boca
       
5
         
Bomberos de Vuelta de Rocha
         
5
       
Bomberos de La Boca
           
2
     
Fundación para el Bienestar Social de la Gente
             
4
   
Unión de La Boca
       
3
 
5
     
CABJ
             
5
 
2
Mutual de Desalojados
                   
Ateneo Popular
               
5
 
Iglesia San Juan Evangelista
                   
Iglesia Metodista
                   
Iglesia San Pedro
                   
Cáritas
                   
Asociación Catalinas Sur
               
5
 
Rotary Club
3
3
     
2
       
Hospital Argerich
                   
Unión de Comerciantes de La Boca
3
               
5
Coordinadora de Entidades Intermedias de La Boca
5
4
4
   
4
4
4
4
5
Comedor Irma
 
2
               
Fundación Museo Histórico de La Boca
     
5
 
4
       
Partido Justicialista
                   
Unión Cívica Radical
       
5
         
Cooperadora/Museo Quinquela Martín
       
3
   
2
   
Asociación Amigos de la Comisaría 24º
             
3
3
5
Club Bohemios
             
2
   

 

 


Referencias
5=participación/liderazgo principal
4= participación/liderazgo secundario
3= participación/liderazgo en el pasado
2=vínculo, conexión, contacto
1=mera mención, mero conocimiento
-1=mención crítica

 

Bibliografía


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Notas

* Una versión anterior de este artículo fue presentada en las jornadas "Lo urbano en el pensamiento social", organizadas por el grupo Urbanósfera y el Area de Estudios Urbanos del Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG), en septiembre de 2000. El trabajo se inscribe en el marco del proyecto de investigación TS49 "Procesos de renovación urbana: el caso de La Boca" (Programa UBACyT 1998-2000) y de una beca UBACyT categoría Estímulo 1999 otorgada a Lucas G. Martín cuyo proyecto se titula "Organizaciones sociales y sus redes: el rol en el proceso de renovación urbana de La Boca". Ambos son dirigidos por Hilda Herzer y se desarrollan en el Area de Estudios Urbanos, IIGG, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
1 El concepto de 'gentrification', usado por primera vez por Ruth Glass (1964), se refiere a los procesos de renovación urbana, que se caracterizan por una triple transformación del espacio urbano: la modificación de las áreas centrales de la ciudad (a partir del crecimiento de las actividades terciarias), la rehabilitación de áreas degradadas y el desplazamiento de sectores de menores ingresos que las habitan (como consecuencia de procesos de valorización del suelo a partir de un nuevo uso territorial).
2
Sobre las instituciones (asociaciones, iglesias, partidos políticos, grupos de autoayuda, etc.) que los encuestados perciben que tratan de resolver los problemas del barrio, el dato principal es que el 44,1% dice que ninguna institución se encarga o que nadie hace nada. Si a esto se le suma el porcentaje de los que no saben (11,3%), la cifra supera la mitad: 55,4%. Esto ya indica una percepción negativa sobre las instituciones en la escena barrial. Del 44,6% restante, el 33,7% nombra y conoce alguna institución, pero muchos lo hacen críticamente (mención "negativa"). Más de dos tercios de la muestra tiene una percepción negativa sobre las instituciones del barrio. Esta cifra aumenta a un 76 % si sólo se cuentan las respuestas "adecuadas" del encuestado. El restante 24% reconoce como instituciones a la policía, la iglesia católica y el GCBA, en ese orden de importancia. En síntesis, al poco reconocimiento de las instituciones se suma el desconocimiento de las asociaciones de vecinos.
3 Durante los meses de octubre y noviembre de 1999 fueron entrevistados los responsables de doce comedores del barrio.
4 Esto no niega que los demás partidos también promuevan este tipo de actividad. De hecho se han registrado comedores vinculados con la UCR y con Nueva Dirigencia, sólo que, en estos casos, no se debe a un cambio idiosincrático.
5 Son, básicamente, aquellas asociaciones de "notables" de las que habla Lacarrieu (1994 y 1995). La fuente principal está compuesta por 15 entrevistas a los dirigentes de esas organizaciones. También se utilizaron revistas barriales, pasquines y observación.
6 Como veremos en la tercera sección, "dueño" o "dueña" es una de las denominaciones que utilizan los entrevistados para definir su rol dentro de los comedores.
7 Se refiere al Teatro Verdi.
8 Mónica Lacarrieu (1994: 61) señala el progreso como discurso del "viejo vecinalismo" y describe su contenido: erradicación de conventillos, recambio de cierta población, inversión, etc., que se articula con el pasado y la solidaridad.
9 Mediante esta denominación los dirigentes señalan a aquellas asociaciones "fantasma", sin actividad ni miembros, a las cuales sólo les queda el nombre.
10 Si bien el estudio de Carla Rodríguez hace referencia a las organizaciones y no tanto "sellos de goma", la analogía es aplicable. Los líderes en este caso utilizarían la red en términos instrumentales para suplir la carencia de socios y miembros.|
11 Con el término "participación/liderazgo principal" incluímos a los casos de presidencias de asociaciones o comedores o aquellos otros casos en que los entrevistados tienen el cargo de mayor rango comparado con otros cargos suyos en otras organizaciones; "participación/liderazgo secundario" indica la participación en otra organización diferente de aquella en la cual el entrevistado es presidente o dirigente de primera línea; "participación/liderazgo en el pasado" describe a participaciones pretéritas que no se mantienen en el presente; "vínculo, conexión, contacto" señala referencias de amistades, colaboraciones y actividades conjuntas, con otras organizaciones diferentes de aquellas en las que participa el entrevistado; en la categoría "mera mención, mero conocimiento" se incluyen las menciones que por diversos motivos surgen de parte del entrevistado; "mención crítica" señala las referencias negativas hacia otras organizaciones.

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