El entusiasmo por la formación y los desafíos
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- Categoría: Número 46
- Publicado el Miércoles, 16 Diciembre 2015 17:11
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"A diez años de su muerte" (Revista Noticias UNGS nº 71)
Gustavo A. Kohan
Director del Instituto del Conurbano
Nuestra Universidad tiene ya 22 años. En sus orígenes y por casi una década, el profesor Alberto Federico formó parte de la construcción y consolidación de este proyecto institucional. Estas palabras van para quienes no lo conocieron personalmente, con la idea de compartir también el recuerdo y el cariño de quienes trabajamos con él. Conocí a Alberto como profesor de Sociología Urbana en la UBA a mediados de los 80. El entusiasmo y la rigurosidad que le imponía a sus clases, junto a los autores y temáticas novedosas abordadas en ese momento, me convencieron de solicitarle la posibilidad de incorporarme como asistente ad honorem, junto a dos amigos estudiantes de sociología (Denis Merklen y Esteban Castro), a su cátedra. Aceptó, y esa incorporación fue el comienzo de una etapa extraordinaria en nuestras vidas de formación teórica, profesional y humana.
Con una enorme generosidad, Alberto nos involucró en cuanto proyecto y actividad profesional pudo; nos llevó con él y nos acompañó en muchos trabajos, seminarios, encuentros, viajes. Estoy en la UNGS porque llegué acompañando a Alberto, y la parte más importante de mi vida profesional está directamente vinculada a estos orígenes. Alberto estuvo siempre en búsqueda de nuevos desafíos, liderando constantemente iniciativas, siempre con máximo rigor intelectual, muy exigente con él mismo y sus equipos. Cuando su amigo José Luis Coraggio lo convocó a integrar este nuevo proyecto de universidad en el conurbano, Alberto era ya hace mucho tiempo un profesional, docente e intelectual muy destacado. Podría haberse quedado tranquilo en su casa trabajando de docente y consultor de organismos internacionales. Sin embargo, se entusiasmó muchísimo con esta Universidad, lo tomó como un nuevo desafío de esos que lo apasionaban, y aquí vino a pensar la economía social, la formación de nuestros estudiantes, la relación con el territorio, con el cual buscó siempre el diálogo y la comprensión de los fenómenos que aquí ocurrían, desde las perspectivas de investigación más rigurosas. La interacción con las organizaciones sociales, meterse, conocer profundamente la realidad de la región para poner a la Universidad en línea con las necesidades de desarrollo que detectaba, lo movilizaban cotidianamente, y generaba una gran cantidad de iniciativas y proyectos.
Junto a su rigor intelectual y alta exigencia, tenía también un sentido del humor particular, era un gran conversador, muy culto y entretenido. Era un entusiasta contador de sus experiencias en Bolivia, Venezuela, México, Nicaragua y Cuba, y de sus recorridos en Torino por la Patagonia. También de su encuentro en Guatemala con el Che Guevara, con quien compartió un largo almuerzo. Una parte importante de lo que hoy investigamos y desarrollamos en el Instituto del Conurbano surgió de su capacidad para acordar y trabajar con el resto de los profesores en el diseño de líneas y campos de conocimiento vinculados a la agenda pública, durante su gestión como coordinador de investigación. Entonces, para este Instituto, cuando hablamos de territorio, economía, desarrollo, geografía, ambiente, política pública, seguimos hablando de Alberto Federico Sabaté.