Globalización y actores locales en el desarrollo del espacio urbano

Ignacio Bruera

Introducción:

la globalización en el debate entre la estructura y la agencia. El presente trabajo parte desde lo epistemológico de una breve reflexión en torno al debate de la preeminencia en los resultados sobre el espacio urbano del peso de la estructura, influida por las profundas transformaciones económicas, políticas y sociales ocurridas a nivel mundial en los últimos tiempos, o la capacidad de elección de los actores en dicho context. 
En primer lugar, entre los enfoques más destacados sobre la problemática destacan los prolíficos autores estructuralistas o neoestructuralistas de origen marxista como Lipietz, Harvey, Castells, Sassen y Santos quienes basan sus estudios en la teoría de la urbanización dependiente y las escuelas de pensamiento urbano latinoamericano con el modelo centro-periferia como uno de sus más importantes puntos de partida.


Otros enfoques encaran la problemática desde la perspectiva de que la estructura puede ser reemplazada por el potencial de la acción humana para crear y reproducir su propio ambiente. Entre estos últimos autores destaca el aporte de Giddens quien, desde su cuestionamiento a las metodologías de análisis de las ciencias sociales adquiridas de las ciencias naturales, afirma que existe un proceso dinámico que involucra a los agentes y a la estructura social en una relación de interdependencia en términos de espacio-tiempo. De esta manera, la estructura social se reproduce a partir de las acciones de los individuos de la misma manera que estas últimas son condicionadas por la estructura(1). Los agentes son capaces de actuar y producir cambios, son autónomos pues realizan acciones de acuerdo a sus propias ideas, y poseen la capacidad de adquirir y producir conocimiento.

Desde la perspectiva de Giddens los agentes cuentan con diferentes niveles de conocimiento para comprender su entorno y la naturaleza de su participación en la sociedad. A partir de ello, los individuos tienen algún grado de elección sobre su situación en el contexto global y, como consecuencia, las acciones no pueden ser exclusivamente atribuidas a imposiciones estructurales.

Por otro lado, las prácticas de gestión urbano ligadas al managerialismo de los años 60’s parten de no aceptar una relación sistémica entre las tendencias globales y las condiciones locales ya que esto representa, desde su perspectiva, una imagen incompleta y simplificada de la realidad. Cada espacio urbano se diferencia a partir de sus recursos particulares, de la estrategia seguida por sus elites y de su historia que sirve para forjar una identidad. De esta manera, el rol de la gestión urbana se centra en su función redistributiva dada, por ejemplo, por la provisión local de servicios a poblaciones urbanas.

Según ciertas corrientes, las elites cumplen un rol fundamental en la conformación de las condiciones locales diferenciadas frente a la estructura. Siguiendo a Molotch: “la investigación sociológica basada en las definiciones tradicionales sobre el espacio urbano ha otorgado poca relevancia a las actividades cotidianas de aquellos ubicados en la cúpula de la estructura de poder local cuyas prioridades establecen los límites sobre las decisiones que afectan el uso del suelo, el presupuesto público y la vida social urbana”(2) .

Sin embargo, según sus críticos, tanto la teoría de la estructuración de Giddens como el managerialismo y la ciudad como una “growth machine” resultan incompletos al afirmar que los agentes sirven sólo a sus intereses sin ubicarlos en un contexto general. Al mismo tiempo, un enfoque basado en las acciones de las elites sólo arroja resultados sobre procesos locales que significan un análisis limitado de las relaciones sistémicas que existen en un campo más amplio. Desde los años 70’s dichas relaciones se han vuelto más estrechas con lo cual se han requerido nuevas explicaciones para la interrelación entre lo local y lo global.

En la actualidad la sociología urbana ha llegado a una síntesis que acepta elementos de diferentes corrientes para comprender qué hace a una ciudad única en su respuesta a las fuerzas globales. Desde entonces el debate no gira alrededor de cuál de los enfoques es el correcto sino de cuál es el alcance de la estructura y la agencia para explicar una realidad urbana determinada. En el presente trabajo se procura identificar algunas de las diferentes posiciones en relación a los efectos de la globalización sobre el territorio mediante una revisión de la bibliografía referida a la interacción del fenómeno con los actores locales y su capacidad (o falta de) para transformar el espacio urbano.

 

La globalización y sus efectos sobre el espacio urbano. De lo global a lo local.

A la hora de plantear definiciones sobre un fenómeno tan complejo como la globalización una práctica común consiste en descomponer sus dimensiones. En general, los efectos tecnológicos sobre las comunicaciones y la producción, los cambios en las relaciones económicas y los impactos de la creciente interdependencia global sobre las políticas públicas nacionales constituyen los aspectos más destacados por parte de los investigadores. Siguiendo a Bouzas y Ffrench-Davies: “El tema de la globalización se puso de moda nuevamente hace ya más de una década, como resultado de dos factores. El primero es su evidente impacto sobre el funcionamiento de los mercados y la eficacia de las políticas públicas. El segundo es su utilidad para formular diagnósticos sobre el cambiante equilibrio de la relación entre Estado y mercado y para hacer recomendaciones sobre la orientación deseable de las políticas públicas”.(3)

En términos históricos, la globalización suele asociarse con la reestructuración neoliberal tras la crisis del Estado de bienestar keynesiano. En este sentido, en su estudio sobre la dinámica del modelo económico-territorial de Francia de posguerra, Veltz destaca la organización espacial propiamente taylorista –descentralizadora y generadora de empleo- en contraposición con las lógicas dominantes de centralización creciente hacia la metrópoli y revitalización de las desigualdades durante las décadas de los 80’s y 90’s(4) . Asimismo, entrando en el análisis de la formación de la ciudad global y el rol de los Estados en la Europa Occidental post-fordista, Brenner postula que “como nodos de acumulación de capital, las ciudades globales son sitios claves de formas post-fordistas de desarrollo industrial. Como coordenadas del poder territorial estatal, las ciudades globales son niveles locales y/o regionales dentro de matrices glocalizadas y re-territorializadas de organización espacial del Estado”.(5)

Por otro lado, en su revisión de la literatura latinoamericana referida a los efectos de la globalización sobre el espacio urbano, Cuervo González identifica un grupo importante de autores que mantienen una visión determinística de la globalización según la cual “la totalidad domina y condiciona el movimiento y cambio de las partes, aunque no se conocen las reglas ni los modos de cambio del conjunto, de esta totalidad”(6). De esta manera, retomando el debate sobre el rol de la estructura y los agentes en la determinación de los fenómenos sociales urbanos, según el enfoque determinístico la globalización se presenta como una variable exógena y difícil de definir que los Estados nacionales y los actores locales adoptan con distinto grado de resistencia. Asimismo, Cuervo González identifica a los investigadores que suelen estudiar a la globalización en un sentido normativo, es decir, en el sentido de punto de referencia tanto cuantitativo como cualitativo. En este sentido, la aproximación normativa de la globalización de tipo teleológico de De Mattos que entiende a las ciudades de los países desarrollados como “tendencia y dirección del cambio a ser experimentado por parte de las ciudades de los países en desarrollo”(7), constituye un ejemplo de esta línea de investigación.

En cambio, la capacidad de elección de los grupos sociales vuelve a tener relevancia en la visión opuesta dada por la interactiva en la cual las características del sistema son explicadas por la relación entre los agentes.

 

Partiendo del interrogante de cómo la globalización económica y las nuevas tecnologías han alterado el papel de las ciudades como entidades socioeconómicas, Sassen destaca el rol de la emergencia de mercados globales para servicios financieros especializados y el incremento de la inversión como forma principal de transacción internacional(8). A partir de ello, ciertas ciudades globales se han convertido en lugares estratégicos en términos de producción de capacidades de control global y a los productores de servicios en un insumo estratégico para dicho control.

De esta manera, las ciudades globales presentan las siguientes características:

• concentran funciones de comando,

• son sitios de producción post-industrial para las industrias líderes -asociadas principalmente al conocimiento-, financieras y de servicios especializados,

• y son mercados transnacionales donde las empresas y los gobiernos pueden comprar instrumentos financieros y servicios especializados.

 

Desde la perspectiva de Sassen, la apertura de los mercados de valores a inversionistas extranjeros y la privatización de empresas del sector público, han sido “arenas institucionales cruciales” (9)para este devenir.

En línea con estos argumentos, se suma la proposición de Castells(10) de que la globalización ha dado origen a un espacio de corrientes que reconfiguran el poder económico y político, así como los enfoques de Harvey(11) sobre los efectos de la globalización en el espacio urbano a través de la reestructuración post-fordista del capitalismo, la acumulación flexible, el surgimiento del capitalismo financiero internacional y la volatilidad del dinero.

Asimismo, autores como Castells en La ciudad informacional y Sassen en La ciudad global (12)han desarrollado respectivamente un conjunto de análisis que van desde métodos para comprender el lugar que corresponde a las ciudades en los mercados globales, hasta ampliar la representación de lo global.

En otros trabajos, Saseen plantea que un resultado claro de la globalización es la “desnacionalización incipiente, parcial y sumamente especializada de determinados componentes del Estado-nación”(13). Un ejemplo de dicho planteo está dado por el siguiente caso. En su Conferencia pronunciada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires a finales de 2006, Harvey destacó el caso de la inversión inmobiliaria que Goldman Sachs está realizando en un slum de Bombay con la idea de que esta ciudad pueda empezar a competir con otras del sudeste asiático como centro financiero y comercial. Los intereses de este actor global de llevar adelante un slum clearance derivaron en un dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la India afirmando que no existían bases legales para compensar a las personas evacuadas de las valiosas tierras(14).

El espacio urbano pasa a expresarse en términos de los circuitos descriptos para un grupo de fenómenos derivados del mercado y de actores globales que operan en función de intereses no necesariamente en sintonía con aquellos de las sociedades locales. De esta manera, según Sassen, “algunas estructuras específicas de lo global habitan lo que históricamente se concibe e institucionaliza como nacional, y contribuyen en parte a constituirlo”(15).

Sin embargo, en general ha resultado difícil identificar de manera rigurosa y precisa los canales de transmisión de la globalización sobre el espacio urbano debido principalmente a la gran diversidad de trayectorias que atentan contra la formulación de modelos teóricos. No obstante ello, Borja y Castells(16) proponen que la globalización tiene efectos desestructurantes y dualizadores sobre el territorio y las sociedades locales que se pueden dar concretamente de la siguiente manera:

• Territorios urbanos enteros quedan fuera de las actuaciones referidas a infraestructura de comunicación y promoción económica debido a que se plantean en el sentido de la competitividad internacional.

• Las poblaciones de estos territorios quedan fuera de los circuitos globales de comunicación y actividades competitivas dándose concentraciones en guetos de marginalidad.

• Las bases económicas tradicionales que sustentaron a los territorios entran en crisis de manera aleatoria e inmersas en una incertidumbre que no permite la cohesión de los tejidos sociales.

• El urbanismo abandona su función integradora debido a que los espacios de flujos sustituyen a los territorios visibles dándose una ausencia de continuidad, una especialización creciente en determinadas zonas y un retroceso de los centros urbanos como centros cívicos.

• La marcada presencia de grupos económicos internacionales en las nuevas interrelaciones que actúan en lo local se institucionaliza a través de arreglos público – privados que no actúan en función de las sociedades locales.

• Las estrategias de marketing urbano se ocupan de esconder los espacios urbanística y socialmente degradados sin actuar en su integración y quedando en el olvido incluso de los políticos promotores en busca de inversores externos.

 

A partir de estos puntos se observa que las demandas locales orientadas a la competitividad, la calidad de vida y la gobernabilidad de las ciudades se entremezclan en una confusión teórica y práctica que impide el establecimiento claro de prioridades tanto para los actores públicos como privados. En este sentido, siguiendo a Ciccolella, las transformaciones de la globalización generaron una falta de correspondencia entre la sociedad y su espacio a través de “tendencias homogeneizantes respecto de otros modelos más cercanos a los patrones norteamericanos de metropolización”(17).

Por otro lado, según De Mattos, los efectos de la globalización sobre el espacio urbano se pueden encontrar en al menos cinco áreas(18):

1) Cambios en la organización y el funcionamiento de la ciudad como consecuencia de la reestructuración de la arquitectura productiva: de la ciudad fordista -o ciudad industrial/desarrollista en el caso latinoamericano- a la ciudad modulada por el entrecruzamiento de redes múltiples.

2) Efectos de la reestructuración económica sobre los mercados metropolitanos de trabajo: de la ciudad dual a la ciudad fractal con mercados de trabajo aún más segmentados como consecuencia de la expansión de nuevas actividades líderes, en coexistencia con un conjunto de servicios de bajas remuneraciones y empleo precario.

3) La creciente movilidad internacional y autonomización de capitales altamente especulativos y oligopolizados sobre los valores inmobiliarios de la tierra metropolitana. Según este argumento, el ejemplo de Harvey citado anteriormente puede ser tratado como tendencia general.

4) Cambios en la morfología urbana como producto de la transición hacia la nueva organización reticular metropolitana. El incremento de la utilización del transporte automotor privado y la difusión de nuevas TIC’s ha derivado en una marcada caída del peso de la distancia en la movilidad de las personas, lo cual ha estimulado su localización más alejada de los centros tradicionales.

5) Cambios en la imagen y el paisaje urbanos como producto de la sumatoria de cambios referidos. Las ciudades se preparan para recibir un conjunto de elementos arquitectónicos que sirven de soporte a actividades y a empresas globales.

 

Los actores locales como agentes de cambio. De lo local a lo global.

Al tiempo que se buscaba establecer una relación causal entre las transformaciones asociadas a la globalización y sus efectos sobre el espacio urbano, algunos investigadores comenzaron a poner en duda dicha relación a través de tres tipos de argumentos(19):

a) los cambios se deben a factores endógenos, específicos a las metrópolis que cuentan con más fuerza transformadora que la globalización;

b) gran parte de los cambios atribuidos a la globalización ya habían aparecido en pleno período fordista, mucho antes de que se hablase de globalización, de modo que lo que se está observando ahora es simplemente la culminación de antiguas tendencias;

c) las grandes ciudades continúan manteniendo su identidad esencial, afectada sólo de manera marginal por la globalización.

 

Entre estos autores se encuentra el examen crítico de Logan y Swanstrom(20) acerca del peso excesivo otorgado a los procesos estructurales globales, al comparar los factores internos y externos que dan forma al desarrollo socioeconómico de la ciudad. Los autores cuestionan la noción de que hay un proceso único global de reestructuración económica a la cual las ciudades deben someterse. En sus estudios los investigadores comparan el desarrollo urbano post-industrial en los Estados Unidos, Europa Occidental, y Japón en procura de demostrar que, junto a las fuerzas económicas globales, cada Estado ha tenido un rol fundamental en las diversas formas de reestructuración urbana resultantes.

Por otro lado, destaca la crítica de Hamnett a la proposición de Sassen de que la globalización ha contribuido a la polarización socioeconómica en las ciudades globales. Analizando la experiencia londinense en materia de distribución del ingreso en los años 80’s, Hamnett llega a la conclusión de que el incremento de las desigualdades que se da en Londres no supone una polarización social debido a que el incremento de las rentas más elevadas no viene acompañado de un descenso de las rentas más bajas. En otros términos, lo que se da es un aumento de las desigualdades provocado sobre todo por el crecimiento de las categorías sociales elevadas y por el aumento de los ingresos en los hogares con mayor renta sobre el incremento medio de los ingresos por hogar(21).

Más allá de estas interesantes críticas a las explicaciones de los efectos de la globalización en la organización territorial, es innegable que la crisis de la producción fordista representó al mismo tiempo la caída de la globalidad nacional por sobre la especificidad local.

Hasta las crisis petroleras de los años 70’s las sociedades occidentales atravesaron un período de crecimiento caracterizado por la modernización de las estructuras sociales y por la implantación del Estado de Bienestar, pero principalmente por los intentos, con distinto grado de éxito, de homogeneización socioeconómica a escala nacional.

Con la crisis del esquema de Bretton Woods, el territorio nacional deja de ser la única dimensión de regulación del Estado(22). Paralelamente, la aparición en las ciencias sociales de nuevas categorías de análisis como los ‘actores’ y la importancia creciente de la localidad y el territorio como una función esencial de lo extraeconómico y lo relacional plantean, al igual que el estudio de los efectos de la globalización sobre el espacio, nuevos desafíos para comprender una realidad cada vez más compleja.

De esta manera, según la síntesis alcanzada, nada impide que una ciudad, entendida como un conjunto de relaciones sociales, pueda prosperar en medio de una región que declina, en tanto sea capaz de inscribirse en una red de nexos funcionales, organizacionales e informacionales multiescalares, como resultado del pasaje de un territorio de zonas a un territorio de redes o flujos. En palabras de Veltz: “el mundo no es una “red de distritos”, que constituyen de alguna manera las células básicas de la economía global. Esta visión no otorga ningún lugar real al importante fenómeno de la metrópoli … El verdadero problema consiste en aprender a pensar el mundo de otra manera que no sea como un mosaico de zonas, cualquiera que sea su aparente coherencia”(23) .

De la interacción de los conceptos de actor y localidad surge la definición de los actores locales entendidos como “sujetos (individuales o colectivos) cuyo comportamiento se determina en función de una lógica local y/o su comportamiento determina los procesos locales”(24). Los actores locales son aquellos agentes que conforman la sociedad -con una historia y su sistema de normas y valores compartidos- y que en el campo político, económico, social y cultural son portadores y fomentadores de las potencialidades locales. Los actores locales pasan entonces a tener principal gravitancia en el desarrollo urbano, tanto en sus roles particulares, como también en sus acciones de coordinación entre ellos(25).

A partir de la crisis de 1973 que trajo consigo desindustrialización, desempleo masivo y austeridad fiscal a nivel nacional, la gestión urbana se ha preocupado cada vez más por la exploración de nuevos caminos para promover el desarrollo local y el crecimiento de empleo en un contexto global caracterizado por la ‘acumulación flexible’ y el retroceso del poder de los Estados nacionales para controlar los flujos de capital internacionales. La emprenditorialidad urbana así presentada consiste entonces en la capacidad de organizar el espacio a través de un conjunto de fuerzas movilizadas por agentes diversos cuya base está dado por la formación de coaliciones(26).

De esta manera, se crean instancias intermedias de concertación, cuya función está dada por la armonización de los intereses de los actores sociales en un nivel local y regional en un proceso complejo que implica esfuerzos articulados de actores estatales y de la sociedad civil. La gestión centralizada del desarrollo urbano es remplazada por una gestión mixta en la cual convergen el Estado y los actores locales. El rol del Estado en las acciones de desarrollo es la de un socio (partner).

Es importante destacar que el enfoque local del post-fordismo se estructura en tanto que respuesta socio-territorial a la globalización económica y no como la supervivencia de sistemas sociales tradicionales de origen previo al fordismo y que emergerían tras su retiro(27). Cada territorio cuenta con elementos propios en cuanto a estructura productiva, mercado de trabajo y capacidad empresarial, dotación de recursos naturales e infraestructura, sistema social y político, tradición y cultura que jugarán de manera más o menos pasiva como respuesta a la globalización. De esta manera, el enfoque localista entra en contraposición con la globalización desde el momento en que las iniciativas de los actores locales en la ordenación socioeconómica del espacio urbano traen consigo efectos estructurantes tanto en los procesos de desarrollo como en los sistemas de actores que toman parte en dichos procesos.

 

Reflexiones finales

A lo largo del trabajo se han destacado las dificultades para plantear modelos generales que expliquen los caminos de lo global a lo local, y de lo local a lo global. No obstante, a pesar de que el segundo conjunto de explicaciones aporten evidencias válidas a la interacción, usualmente se percibe que es más lo que se puede decir en términos generales de los efectos de la globalización sobre el espacio urbano.

En cierto sentido, uno de los principales problemas reside en que las visiones del desarrollo local no se apoyan en modelos claros sino más bien en casos de inserción exitosa en el nuevo contexto global de regiones y ciudades “ganadoras” que variarán de acuerdo a las características propias de cada una de ellas.

A pesar de ello, las iniciativas locales como respuesta a los efectos desestructurantes de la globalización sobre el espacio urbano pueden constituir una alternativa para su integración cuyo éxito dependerá del tipo y alcance de acciones llevadas adelante, y su relación con las fuerzas globales.

Si bien a nivel macro ciertos autores como Bouzas y Ffrench – Davies argumentan que a pesar de la globalización las políticas públicas se siguen definiendo a escala nacional(28), es destacable la explicación de Harvey sobre el surgimiento de la emprenditorialidad urbana precisamente como respuesta a los cambios en la macroeconomía.

Según Harvey, la competencia interurbana resultante de la emprenditorialidad ejerce un poder externo coactivo sobre las ciudades individuales que buscan enmarcarse en la lógica de la acumulación capitalista. Una consecuencia está dada por la búsqueda de ciertos estándares, tales como la provisión de un buen clima de negocios, que otorgan un grado importante de uniformidad a todas las ciudades. En palabras de Harvey: “Las coaliciones locales no tienen ninguna opción … excepto estar por delante del juego generando así marcadas innovaciones en estilos de vida, formas culturales, productos y mezclas de servicio”(29).

Los procesos de descentralización no constituyen en sí mismos la solución a los desafíos planteados por la globalización. A pesar de las mejores voluntades, no existen garantías de que las acciones de los agentes locales en pos del desarrollo urbano lleguen a buen puerto. Aquí es donde se plantea el peso de la estructura de la globalización sobre el territorio a través de grandes actores globales que limitan la elección de los actores locales para determinar su trayectoria de desarrollo y gobernabilidad urbana. La endogeneización de lo global en lo local, la articulación de lo global con diferentes culturas, junto con la desnacionalización de instrumentos al servicio de actores económicos globales han llevado a la reducción y, en muchas ocasiones, a la ausencia de opciones para los actores locales.

Citas

1 Flanagan, William, G.; 1993, Cap. 5 “Agency, structure, and urban sociology” en Contemporary Urban Sociology, Cambridge University, Cambridge University Press, New York.
2 Molotch, H. L.; “The City as a Growth Machine. Toward a Political Economy of Place”, American Journal of Sociology, 82: 309-332, 1976.
3 Bouzas, Roberto y Ffrench-Davis, Ricardo; “La globalización y la gobernabilidad de los países en desarrollo”, Trabajo preparado para su presentación en el Seminario “Gobernabilidad democrática y participación”, Comisión Sudamericana de Paz, Cochabamba, junio de 1998.
4 Veltz, Pierre (1996); Mundialización, ciudades y territorios, Ed. Ariel, Barcelona, 1999.
5 Brenner, Neil; “La formación de la ciudad global y el re-escalamiento del espacio del Estado en la Europa occidental post – fordista” en Revista EURE, Vol. XXIX, N° 86, mayo de 2003.
6 Cuervo González, Luis; “Ciudad y globalización en América Latina. El punto de vista de los investigadores”, en VIII Seminario de la Red Iberoamericana de Investigadores sobre Globalización y Territorio, Río de Janeiro, Mayo 2004.
7 Cuervo González, Luis; Ob. Citada.
8 Sassen, Saskia; “Localizando ciudades en circuitos globales”, Revista EURE Vol. XXIX, Nº 88, Santiago de Chile, diciembre de 2003.
9 Sassen, Saskia; “El reposicionamiento de las ciudades y regiones urbanas en una economía global: ampliando las opciones de políticas y gobernanza”, en Revista EURE Vol. XXXIII, N° 100, diciembre de 2007.
10 Castells, Manuel; La ciudad informacional. Tecnologías de la información, reestructuración económica y el proceso urbano-regional, Alianza Editorial, Madrid, 1995.
11 Harvey, D.; The new imperialism, Oxford, Oxford University Press, 2003.
12 Sassen, Saskia (1991); La Ciudad Global. New York, Londres, Tokio, EUDEBA, Buenos Aires, 1999.
13 Sassen, Saskia; Una sociología de la globalización, Editorial Katz, Buenos Aires, 2007.
14 Harvey, David; “Los espacios del capitalismo global” en Espacios de Crítica y Producción, N 35, Facultad de Filosofía y Letras UBA, Buenos Aires, 2007.
15 Sassen, Saskia; Una sociología de la globalización, Editorial Katz, Buenos Aires, 2007.
16 Borja, Jordi y Castells, Manuel; Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la información, Taurus, Madrid, 1997
17 Ciccolella, Pablo; “La metrópolis postsocial: Buenos Aires, ciudad – rehén de la economía global” en Actas del Seminario Internacional “El desafío de las áreas metropolitanas en un mundo globalizado. Una mirada a Europa y América Latina”, Barcelona, 4, 5, y 6 de junio de 2002, organizado por Institut Catala de Cooperació Iberoamericana – Institut d’Estudis Territorials – Pontificia Universidad Católica de Chile.
18 De Mattos, Carlos; “Transformación de las ciudades latinoamericanas: ¿Impactos de la globalización?” Revista EURE, Vol. XXVIII, Nº 85, Santiago de Chile, diciembre de 2002.
19 Sassen, Saskia; “Localizando ciudades en circuitos globales”, Revista EURE Vol. XXIX, Nº 88, Santiago de Chile, diciembre de 2003.
20 Logan, John, y Swanstrom, Todd; Beyond the City Limits. Urban Policy and Economics Restructuring in Comparative Perspective, Temple University Press, 1990.
21 Hamnett, C., Social polarisation in global cities. Theory and evidence. Urban Studies, 31, 401-424, 1994.
22 Klein, Juan; “Iniciativa local y desarrollo: respuesta social a la globalización neoliberal”, Revista EURE Vol. XXXI, N° 94; pp. 25-39, Santiago de Chile, diciembre de 2005.
23 Veltz, Pierre (1996); Mundialización, ciudades y territorios, Ed. Ariel, Barcelona, 1999.
24 Pírez, Pedro; “Actores sociales y gestión de la ciudad” en Ciudades, Red Nacional de Investigación Urbana, Año 7, No. 28, octubre-diciembre 1995, México.
25 Arocena, José; “El desarrollo local, un desafío contemporáneo”, Caracas, Nueva Saciedad, 1995.
26 Harvey, David; “From Managerialism to Entrepreneurialism: The Transformation in Urban Governance in Late Capitalism”, Geografiska Annaler. Series B, Human Geography, Vol. 71, No. 1, The Roots of Geographical Change: 1973 to the Present. (1989), pp. 3-17.
27 Klein, Juan; “Iniciativa local y desarrollo: respuesta social a la globalización neoliberal”, Revista EURE Vol. XXXI, N° 94; pp. 25-39, Santiago de Chile, diciembre de 2005.
28 Bouzas, Roberto y Ffrench-Davis, Ricardo; “La globalización y la gobernabilidad de los países en desarrollo”, Trabajo preparado para su presentación en el Seminario “Gobernabilidad democrática y participación”, Comisión Sudamericana de Paz, Cochabamba, junio de 1998.
29 Harvey, David; “From Managerialism to Entrepreneurialism: The Transformation in Urban Governance in Late Capitalism”, Geografiska Annaler. Series B, Human Geography, Vol. 71, No. 1, The Roots of Geographical Change: 1973 to the Present. (1989), pp. 3-17.


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