La política de erradicación en el Asentamiento Rodrigo Bueno Costanera Sur. Un análisis desde la dim

María Florencia Rodríguez
Facultad de Ciencias Sociales - UBA
Instituto de Investigaciones Gino Germani
CONICET
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Resumen

El asentamiento Rodrigo Bueno se encuentra ubicado en terrenos lindantes a la Reserva Ecológica y a la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors próximo al exclusivo barrio de Puerto Madero.

A partir de la década del ’90 esta zona se caracterizó por un alto crecimiento de inversiones estatales y extranjeras orientadas a modernizar la ciudad y obtener altas tasas de ganancias. Rodrigo Bueno no fue una excepción. A mediados de 2005, el estado procedió al desalojo del asentamiento, provocando el desplazamiento voluntario de 175 familias a través de un subsidio habitacional.

El objetivo de este trabajo consiste en analizar la política de erradicación poniendo énfasis en los diversos actores que establecen relaciones de fuerza en el lugar. Para ello, nos centráremos en el rol del estado y en la influencia que ejercen los principales actores del desarrollo urbano a los fines de repensar la interacción de estos actores en el espacio urbano.

Introducción

En el presente trabajo nos centraremos a analizar la problemática del asentamiento Rodrigo Bueno Costanera Sur de la ciudad de Buenos Aires.
El asentamiento Rodrigo Bueno se encuentra ubicado en la Avenida España 1800 en la zona correspondiente a la Costanera Sur de la ciudad de Buenos Aires. El mismo se emplaza en terrenos lindantes a la Reserva Ecológica y a la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors, próximo al exclusivo barrio de Puerto Madero. Este asentamiento se consolida como tal en la década del ‘90 , pero es denominado Nuevo Asentamiento Urbano (NAU) en estos últimos años.

La población existente en Rodrigo Bueno es de aproximadamente 700 familias, -muchas de ellas provenientes de Paraguay, Perú y del interior del país-, que viven en situación de vulnerabilidad sin agua potable, ni cloacas, ni gas. 
La zona en donde se encuentra el asentamiento se ha caracterizado, a partir de la década del ‘90, por un alto crecimiento de inversiones estatales y extranjeras orientadas a modernizar y embellecer la ciudad en busca de obtener altas tasas de ganancias. La reforma del Estado, la desregulación económica y las privatizaciones sentaron las bases de una nueva transformación del espacio urbano. En consecuencia, a mediados de 2005, se dio comienzo al proceso de desocupación de los terrenos del asentamiento Rodrigo Bueno, proceso que, a través de subsidios habitacionales otorgados por el estado, provocó el desplazamiento voluntario de 175 familias. El Gobierno de la Ciudad justificó su accionar afirmando que los asentamientos son conglomerados establecidos en terrenos de imposible urbanización. Sin embargo, existen otros factores, más bien vinculados a la existencia de actores con intereses contrapuestos, que establecen relaciones de fuerza en el lugar, incidiendo en el modo de intervención estatal.

Abordando el objeto de estudio desde las escalas…

En este trabajo analizaremos la política de erradicación del asentamiento Rodrigo Bueno, centrándonos concretamente en el rol del estado y en la influencia que ejercen los principales actores del desarrollo urbano (en este caso, Constructora IRSA, inversores, empresarios) a los fines de repensar la interacción de estos actores en el espacio urbano. Para ello será necesario preguntarse cómo concebimos este espacio territorial, qué es el asentamiento Rodrigo Bueno y qué rol cumple en la dinámica de la ciudad. 
Estas preguntas nos llevan a abordar nuestro objeto de estudio desde diversos niveles o escalas de análisis. En primer lugar, desde una escala “macro”, nos centraremos en los procesos globales que impactan en nuestra ciudad, con el propósito de comprender qué tipo de ciudad tenemos en la actualidad, cómo es producido y apropiado el espacio urbano. Pero nuestro énfasis estará puesto en el segundo nivel, en la escala “mezzo”, donde examinaremos el entramado de actores e instituciones (estado, habitantes, inversores, empresarios) que inciden en la producción y apropiación de la ciudad. En tercer lugar, desde un enfoque “micro”, plantearemos algunos ejes sobre cómo abordar las experiencias micro-territoriales de los habitantes del asentamiento Rodrigo Bueno.

Las marcas territoriales de la globalización

Lefebvre (1972) concibe el espacio urbano “como el enclave donde se opera el contacto entre las cosas y las gentes, donde tiene lugar el intercambio” (Lefebvre, 1972:16). El espacio urbano modela y es modelado por el conjunto de relaciones sociales que existen en una sociedad. La proximidad, el intercambio, son elementos constitutivos de la ciudad. Ahora bien, la ciudad no sólo implica consumo e intercambio sino también producción. “La ciudad atrae en su seno todo lo que surge al margen de ella, de la naturaleza y del trabajo: frutas y objetos, productos y productores, (…) [la ciudad] Centraliza las creaciones” (Lefebvre, 1972:123) Es decir que, en las ciudades, la concentración de población se realiza al mismo tiempo que se concentran los medios de producción. Durante el siglo XX América Latina experimentó una mayor densidad poblacional en los centros urbanos, en un contexto de desarrollo de la economía global.
No debemos olvidar que estamos haciendo referencia a ciudades cuyo desarrollo societal está determinado por el modo de producción capitalista. De acuerdo a Harvey (2000) la globalización, entendida como un proceso que acompaña al capitalismo desde sus comienzos, tiene un rol importante en la reorganización geográfica. El capitalismo necesita para su existencia, construir un espacio -de transportes, comunicaciones, infraestructuras, tecnologías y relaciones espaciales- producido por la necesaria combinación de capital e intensidad de trabajo, que facilite la acumulación de capital.

Estos bienes inmuebles e infraestructuras que permiten la circulación de capitales influyen de manera diferenciada sobre el paisaje geográfico. Gran parte del capital está incluido en el espacio como capital inmobiliario, generándose “un proceso de producción de desarrollo temporal y geográfico desigual” (Harvey, 2000:79) Para este autor, la desigualdad geográfica está dada por la intensidad de la inversión de capital en las regiones ricas, que aumenta las riquezas de estas zonas, mientras que las regiones pobres se vuelven relativamente más pobres. En relación a esto, Soja (1989) hace mención al desenvolvimiento geográfico desigual. Considera que la supervivencia del capitalismo depende de la diferenciación del espacio ocupado en regiones superdesarrolladas y subdesarrolladas. El efecto que esto genera es la división y fragmentación del espacio que trae consigo una pérdida de socialidad y la exclusión de los sectores más vulnerados. De esta manera, Smith (2002) hace referencia a un nuevo urbanismo –el urbanismo neoliberal– en el que la gentrificación (Harvey, 2000; Smith, 2002; Herzer, 2008; Wacquant, 2008) se convierte en una estrategia urbana global. La expansión de este proceso es posible a partir de la relación entre lo global y lo local. De acuerdo a Herzer (2008) en la última década la gentrificación se ha convertido en una experiencia generalizada e integrada a procesos mayores tanto urbanos como globales. La globalización impacta en el espacio local, generando el desplazamiento de los sectores de menores recursos ante la inversión de capitales en áreas urbanas antes degradadas. Esto da lugar a un proceso de segregación residencial (Kaztman, 2001) por el cual la población de las ciudades se va localizando en espacios de composición social homogénea al interior de los mismos, pero claramente heterogénea en relación con los demás barrios. De acuerdo a Roberts (2005), la globalización ha generado un impacto indirecto en la segregación socioespacial. La desregulación de los mercados y el libre movimiento del capital trajeron consigo inversiones en América Latina, principalmente en grandes centros comerciales y viviendas de lujo, dando lugar a procesos de segregación de sectores de altos ingresos, quienes habitan en barrios cerrados alejados de la ciudad. Las disparidades entre barrios socialmente homogéneos, se van manifestando por el acceso diferencial a la calidad de los servicios (infraestructura, salud, educación, transporte, seguridad pública, espacios de esparcimiento), siendo en los barrios pobres donde las instalaciones están en peor condición. Esto genera una discriminación socioespacial, porque las personas de menores recursos no sólo no acceden, en calidad y cantidad, a ciertos servicios –situación que les dificulta el acceso a fuentes de empleo, educación, cultura, recreación–, sino que se ven impedidos de establecer vínculos y relaciones con personas de otras clases sociales, lo que los conduce a un progresivo aislamiento social. 
De acuerdo a Lefebvre (1972), la segregación destruye lo urbano porque rompe las relaciones percibidas y concebidas (Lefebvre, 1972:139), elude las contradicciones y pone fin a las confrontaciones. Para este autor, la segregación rompe la totalidad concreta, la complejidad, ocasionando una disgregación de la vida mental y social.

Debe tenerse en cuenta entonces, que la segregación espacial, es una expresión de la desigualdad social, desigualdad que se fue agudizando a partir de las transformaciones en el mercado de trabajo y en el rol del estado . Como expresa Herzer (2008): “los cambios económicos fueron acompañados por cambios políticos en la medida en que las ciudades se encontraron compitiendo en el mercado global, desreguladas con servicios y viviendas privatizados, en un marco de desaparición de las políticas de bienestar” (Herzer, 2008:33) 
El aumento de la brecha entre los sectores socioeconómicos que fue impulsado por las políticas neoliberales de esos años, contribuyó a una apropiación y producción diferencial del espacio urbano. De acuerdo a Gottdiener y Feagin (1988) la lógica del capital está entrelazada no sólo con el espacio y el lugar sino también con la lógica de intervención estatal. El proceso de gentrificación no es posible sin la intervención del estado. El desplazamiento de los sectores de menores ingresos se realiza mediante acciones violentas o desalojos compulsivos, situaciones en que el estado obliga a las familias a mudarse, otorgándoles subsidios habitacionales. Asimismo, es de destacar que la revitalización de la zona donde se produce el desalojo está determinada por el accionar del poder público. En las ciudades de América Latina, el mejoramiento de los componentes físicos, comerciales y sociales del barrio, han sido manejados por el gobierno local . Según Herzer (2008) este proceso de gentrificación, de revitalización de las áreas residenciales degradadas, posibilita el desarrollo de emprendimientos públicos y privados, adquiriendo un papel decisivo los agentes del suelo, los gobiernos y las entidades financieras, siendo los ocupantes quienes padecen las consecuencias. 

El asentamiento Rodrigo Bueno como escenario de disputas entre diversos actores por la apropiación “legítima” del lugar  

A continuación veremos como los procesos mencionados anteriormente -renovación urbana, gentrificación- impactan en la política urbana de la Ciudad de Buenos Aires, haciendo hincapié en el entramado de actores que intervienen en la transformación socio-espacial del asentamiento Rodrigo Bueno, en particular, en las relaciones que los mismos establecen de acuerdo a sus intereses. 
Los asentamientos en la Ciudad de Buenos Aires existen desde la década del ‘80, sin embargo es a partir de las políticas neoliberales implementadas en los ‘90, que el crecimiento de los asentamientos toma mayor fuerza. El aumento creciente de la desocupación y precarización laboral produjo una segregación forzada de personas en situación de vulnerabilidad, que se reflejó en un crecimiento exponencial de las villas de emergencia y en la multiplicación de nuevos asentamientos . El asentamiento Rodrigo Bueno se consolida como tal en los ‘90, debido a la presencia de familias que, ante la situación de vulnerabilidad, comienzan a establecerse en el lugar. La inaccesibilidad de amplios sectores de la población a los nuevos espacios de integración social, económica y territorial (Herzer, De Virgilio, Rodríguez, Redondo, 2008) obligó a muchas personas a realizar estrategias informales de ocupación del suelo para asegurarse un lugar en la ciudad . El punto de inflexión fue la crisis de 2001 donde la cantidad de villas y asentamientos aumentó considerablemente . 
En el año 2006, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires denominó “Nuevos Asentamientos Urbanos” (NAU) a los procesos informales de ocupación de predios o inmuebles sin planificación, que surgieron en los últimos años. Una de las características que presentan los NAUs es que carecen de reconocimiento estatal, razón por la cual la Defensoría del Pueblo incorporó al asentamiento Rodrigo Bueno bajo esta denominación.
Debe tenerse en cuenta que el aumento de la población en asentamientos no sólo está determinado por las transformaciones en el mercado de trabajo, sino también por las políticas urbanas que implementa el estado. Los asentamientos son soluciones habitacionales informales que realizan las familias, dado el poco alcance que tienen las políticas públicas en la producción de viviendas y en la asignación de tierras a los sectores de menores recursos residentes en el lugar.

Según Lekerman (2005) a partir de la década del ‘90 las políticas de planificación de la Ciudad comenzaron a tener un sesgo empresarial con procesos de renovación urbana. Siguiendo a esta autora, el estado incorpora políticas de revitalización y embellecimiento urbano en determinadas zonas de la ciudad, al mismo tiempo que omite políticas de vivienda para los sectores más vulnerados, generando procesos de segregación socio-espacial y residencial. Hidalgo Dattwyler (2007), denomina precariopolis estatal al proceso de segregación impulsado por el estado, en el cual, a través de las políticas urbanas, la población más pobre es distribuida en áreas específicas (periféricas) bajo condiciones de precariedad.
El proceso de renovación urbana que comenzó a desarrollarse en la ciudad de Buenos Aires en la década del ‘90, se inicia con la privatización, urbanización y puesta en valor de las tierras portuarias de propiedad nacional de Puerto Madero (Rodríguez, Bañuelos, Mera, 2008:63) 
Este proyecto se implementó a través de la creación de la Corporación Puerto Madero S.A -empresa de carácter estatal pero regida por el derecho privado comercial- cuyos accionistas son el gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires. El objetivo de esta sociedad es vender, conceder o permutar estas tierras portuarias a privados para incorporarlas al área central de la ciudad como parte de un plan más amplio que consiste en la urbanización de la franja costera. El desarrollo de este proyecto implicaba la participación del estado, actor con capacidad única para transferir tierras públicas a la corporación (170 hectáreas) y crear normativas para su desarrollo urbano. Bajo estos mecanismos se procedió al reciclado de la zona, convirtiéndola en un barrio residencial, comercial y de entretenimientos orientado a los sectores de altos ingresos. Como expresa Herzer (2008): “Las obras de renovación son un disparador que posibilita la instalación de nuevos usos y actores en el barrio” (Herzer et al, 2008:14) De acuerdo a Lefebvre (1968) el núcleo urbano pasa a ser producto de consumo de alta calidad, para los turistas, extranjeros y sectores de altos recursos, adquiriendo una doble función: lugar de consumo y consumo de lugar (Lefebvre, 1968:27) La transformación de esta zona posibilitó el despliegue de nuevos usos comerciales, habitacionales y recreativos para un determinado sector de la sociedad.
Asimismo la Corporación Puerto Madero habría tenido un rol activo en la valorización de la zona portuaria, puesto que convirtió a este lugar en un polo de inversiones y emprendimientos privados vinculados al capital trasnacional. Según Lefebvre (1968) el valor de cambio (los espacios comprados y vendidos, consumición de mercancía, bienes, lugares y signos) se impone de manera notable sobre el valor de uso de la ciudad (la ciudad, la vida urbana, el tiempo urbano).
Puede decirse que este tipo de emprendimientos inmobiliarios expresan una política urbana de neto sesgo económico (Rodríguez, Bolaños y Mera, 2008:68) ya que la urbanización de estas tierras permite la obtención de rentas extraordinarias, de “plusvalía”, mediante las operatorias de compra-venta de terrenos públicos cuyo valor inicial del suelo es muy bajo pero su valor final es muy alto. Esto se debe al proceso de valorización del suelo y de inmuebles impulsado por el estado, a través de la normativa urbanística (Cuenya, 2004, Szajnberg et al, 2005), inversiones públicas (servicios, espacios públicos, infraestructura) y transferencia de los predios públicos al mercado inmobiliario para el desarrollo de emprendimientos privados. Esta dinámica de renovación urbana que se desarrolló en Puerto Madero, se extiende también al sur del puerto, en la zona donde se encuentra el asentamiento Rodrigo Bueno.
Rodrigo Bueno constituye un caso paradigmático ya que por su ubicación muy particular frente al río y por la posibilidad de desarrollar inmuebles con vista excepcional, intervienen diversos actores: agentes inmobiliarios, inversores, “vecinos por la reserva” y los mismos pobladores, que de acuerdo a sus intereses establecen relaciones de fuerza en el lugar. En este marco el asentamiento queda fuera del modelo de ciudad que se espera construir, convirtiéndose en un espacio de polémica y tensión dentro del cual, algunos de los actores intervinientes, justifican el retiro de la población en cuestión.

Los actores entran en escena

Representantes Reserva Ecológica

La Asociación Civil por la Reserva “Vecinos autoconvocados” ha establecido reclamos acusando a los habitantes del asentamiento de usurpar predios correspondientes a la reserva ecológica . El Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, declaró Parque Natural y Zona de Reserva Ecológica a estas tierras, a través de la ordenanza N° 41.247 de 1986.
Sin embargo, ese mismo año comenzaron a asentarse alrededor de 30 familias en la zona (Szajnberg et al, 2005) situación que trajo consigo tensiones y conflictos en el lugar. Los representantes de la Reserva se han manifestado a favor de la expulsión del asentamiento, no solo por la condición de “ilegalidad” de los habitantes al ocupar esos terrenos, sino por la contaminación que implica desde el aspecto ambiental. Tomando este último punto, los “vecinos autoconvocados” también se oponen a la construcción del megaproyecto inmobiliario a cargo de IRSA, dado el fuerte impacto ambiental que este emprendimiento puede generar. 

Constructora IRSA

En el año 1997 la constructora IRSA compró los predios correspondientes a la Ex Ciudad Deportiva Boca Juniors por una suma de 50 millones de dólares con el objetivo de construir un complejo de viviendas que incluye hoteles, comercios, espacios verdes y recreación náutica para sectores de poder adquisitivo alto. Este proyecto de urbanización denominado “Santa María del Plata” fue autorizado por la Resolución 1004 en el 2003, tendiendo a agravar conjuntamente con el desarrollo urbanístico del barrio de Puerto Madero, la situación de ilegitimidad de los habitantes del asentamiento.
De esta manera, la presencia del asentamiento “amenaza” la rentabilidad de la constructora, razón por la cual, sacar a esos habitantes del lugar les permitiría efectivizar el proyecto y mostrar a los posibles clientes un entorno acorde con el barrio de Puerto Madero. 
Puede decirse que la Corporación Puerto Madero es un actor extraterritorial que tiene incidencia notable en el asentamiento Rodrigo Bueno. El avance de los agentes inmobiliarios y de los desarrolladores urbanos en esta zona, dieron lugar a una configuración urbana que combina modernización con exclusión, afectando de manera particular a los habitantes del asentamiento, quienes son desplazados del lugar.

El rol del estado 

En la década del ‘90 el Gobierno de la Ciudad proveyó materiales y colaboró en la construcción de las casillas. Con el paso de los años y dado el crecimiento poblacional en el asentamiento, el estado comenzó a intervenir brindando servicios de infraestructura. Se colocaron cañerías de agua potable y pluvial, se instaló una bomba de agua y se mejoró la red eléctrica. Asimismo se brindó un servicio de camiones atmosféricos para vaciar los pozos negros.
Sin embargo, los procesos de renovación urbana en la zona, convirtieron al asentamiento en un problema a resolver por parte del Gobierno de la Ciudad, debido al desarrollo del barrio Puerto Madero y a la autorización del emprendimiento “Santa María del Plata”. 
Estamos en presencia de una zona donde operan “rentas del suelo urbano” (Szjanberg, et al, 2005:11) por su localización en la vera del río y su cercanía al área central de la ciudad, generando una mayor presión inmobiliaria por parte del sector privado y una mayor receptividad a estos intereses por parte del estado. 
De esta manera, el poder público necesitó legitimar ciertos discursos para justificar las estrategias de expulsión de los habitantes del asentamiento Rodrigo Bueno. Las justificaciones que el estado ha planteado para proceder al desalojo han sido diversas. Entre ellas, considerar a los habitantes del asentamiento como responsables de contaminar a las especies de la Reserva Ecológica, encontrarse en condiciones de vida infrahumanas, usurpar predios que han sido declarados espacio público, o estar en tierras ganadas al río, motivo que hace imposible su urbanización.
Bajo estos argumentos, en el año 2005 el Gobierno de la Ciudad procedió al desalojo en el asentamiento. En ese mismo año entró en vigencia el decreto de 1247/05 por el cual se creó el “Programa de recuperación de terrenos de la Reserva Ecológica Costanera Sur” iniciándose las negociaciones entre los habitantes y la oficina de Desarrollo Social. El objetivo del estado era lograr la desocupación de los terrenos del asentamiento Rodrigo Bueno de manera pacífica, estableciendo “acuerdos” entre las partes, donde las personas dejaban esas tierras a cambio de un subsidio de $15.000 o crédito con garantía hipotecaria dentro del marco de la ley 341 . Mediante este mecanismo se produjo un desplazamiento voluntario de 175 familias y el desmantelamiento de 100 casillas. Sin embargo muchos habitantes del asentamiento denunciaron recibir amenazas por parte de los funcionarios para abandonar el lugar. Según la Defensoría del Pueblo (2005) se suspendió la limpieza de los pozos ciegos y el servicio de recolección de residuos y se realizaron sorpresivos cortes de agua y electricidad. Asimismo se estableció una guardia policial en la entrada del asentamiento, en donde los agentes impidieron el ingreso de materiales y de alimentos por parte de sus habitantes. 
Ante tales procedimientos la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (A.P.D.H.) presentó una medida cautelar que ordenó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires garantizar a los habitantes mejores condiciones de habitabilidad . 
Lo que ha podido verse a lo largo de este apartado son las tensiones que existen entre los actores intervinientes. De acuerdo a Lefebvre (1968) la producción y apropiación social del espacio trae consigo luchas y confrontaciones entre diversos sectores. Los procesos de renovación y gentrificación que se desarrollan en el marco de la globalización, plantean una oposición entre el valor de uso y el valor de cambio; al hacerlo fragmentan el territorio urbano dejando fuera a los sectores más empobrecidos que no pueden usar la ciudad como lugar de vida y de trabajo. Se manifiesta así una primacía del valor de cambio que no es posible sin la intervención del estado. 
El poder público no ha dudado en otorgar tierras a las empresas para la realización de grandes emprendimientos, sin embargo no ha brindado tierras a los sectores de menores ingresos para garantizarles el acceso a la ciudad. Aquí se han podido observar las acciones contradictorias del poder local: por un lado asignó servicios de infraestructura y materiales para la población y por el otro, se procedió a desalojarla de terrenos que pueden obtener plusvalor. La ciudad es concebida como una mercancía orientada a los intereses de las empresas globalizadas (Velásquez, 2007), por tanto el desalojo en el asentamiento Rodrigo Bueno no es más que un mecanismo de segregación socio-espacial que devela quiénes tienen derecho a habitar en la ciudad (Piñon de Oliveira, 2008) y en qué zonas de la ciudad; en otras palabras quienes “merecen la ciudad” (Oszlak, 1991) Garantizar el derecho a la ciudad implica que las personas puedan acceder a ella y otorgarle sentido como valor de uso, es decir, como lugar para el disfrute, el encuentro y la reproducción de la vida cotidiana.  

El asentamiento como “espacio vivido” 

Hemos planteado la influencia que los agentes del suelo ejercen en la política urbana del asentamiento Rodrigo Bueno y las relaciones de fuerza que surgen en torno a la producción y apropiación del territorio urbano. Sin embargo, para comprender la problemática socio-espacial del asentamiento en su conjunto es necesario abordar una escala más, la escala micro, teniendo en cuenta cómo estas medidas impactan las experiencias micro-territoriales de sus habitantes. 
Es necesario tomar en cuenta las estrategias a través de las cuales las familias de escasos recursos desarrollan procesos informales de ocupación de esos predios, y las representaciones que los habitantes construyen con respecto al asentamiento.
Como ya hemos expresado, en el contexto de aplicación de las políticas neoliberales la política habitacional como producción de viviendas se ha reducido notablemente, situación que contribuyó a que muchas familias establecieran, mediante redes y organizaciones sociales, estrategias alternativas de acceso y de producción del hábitat. De acuerdo a Rodríguez et al. (2007) estos mecanismos de autoproducción priorizan el valor de uso de la vivienda, en tanto permiten el desarrollo de una serie de actividades familiares, individuales y sociales: alimentación, reposo, ocio, relaciones interpersonales. Como expresa Winograd (1988) “La vida cotidiana del individuo es lo que define la utilización de sus espacios más inmediatos” (Winograd, 1998: 107). 
A través de la autoproducción del hábitat los sujetos elaboran trayectorias residenciales y habitacionales que les permiten construir representaciones en torno al espacio y a sí mismos. Teniendo en cuenta a Bericat Alastuey (1994) “el hombre se constituye en cuanto tal por la íntima interrelación que se mantiene con el entorno” (Bericat Alastuey, 1994:17) La ciudad se constituye en la acción social. De acuerdo a Santos Milton (2000), la proximidad física con otras personas en una misma extensión, puede crear solidaridad, lazos culturales y de ese modo identidad. 
Siguiendo a Harvey (2000), la producción de espacio-tiempo está intrínsecamente conectada con la producción del cuerpo. Este último interioriza los efectos de los procesos que lo crean, lo sostienen y lo disuelven. Esto nos lleva a pensar como impactó el desalojo impulsado por el propio estado, en un contexto global sesgado por la globalización, sobre las representaciones, la socialidad y la vida cotidiana de los habitantes del asentamiento. 
El desalojo en el asentamiento provocó en las familias traumas físicos y emocionales ya que no sólo implicó la expulsión del lugar, sino también la ruptura de lazos sociales y de vínculos construidos entre los vecinos así como la pérdida del empleo y la fuente de ingresos. El miedo y la sensación de vulnerabilidad se acrecentaron enormemente en toda la población a partir de este modo de intervención.
El caso del asentamiento Rodrigo Bueno manifiesta notablemente la capacidad diferencial de apropiación del espacio, cuyo uso tiende a ser disputado. La capacidad de cada actor no es homogénea ni es independiente del contexto sociopolítico en el que se desenvuelve su acción. Analizar las modalidades de relación entre los habitantes del asentamiento y el estado permitirá comprender el carácter relacional del espacio urbano y la capacidad de accionar de los habitantes del lugar. 

Conclusiones

La problemática del asentamiento Rodrigo Bueno ha sido abordada desde las diferentes escalas a los fines de comprender el fenómeno desde una mirada más amplia y relacional, puesto que la política de erradicación implementada se enmarca en un contexto global -regido por la lógica de capital y por procesos de renovación urbana- e incide en un nivel micro, impactando en la vida cotidiana de los habitantes. 

Desde el nivel “macro”, hemos podido ver que el espacio urbano modela y es modelado por el conjunto de las relaciones sociales, dando lugar a la producción y al intercambio. El sistema capitalista, necesita para su propia existencia, construir un espacio - de tecnologías, infraestructuras y mano de obra- que facilite la acumulación de capital, al mismo tiempo que requiere necesariamente de la intervención estatal. El poder público constituye un papel central en la producción y apropiación social del espacio a los fines de impulsar procesos de revitalización urbana y facilitar la obtención de plusvalía en determinadas áreas de la ciudad. El estado no sólo contribuye, a través de normativas e infraestructuras, a renovar áreas degradas sino que al mismo tiempo, genera procesos de segregación socio-espacial y residencial, también denominado Gentrificación, en el cual los sectores empobrecidos son desplazados de las áreas revitalizadas.

Desde la escala “mezzo”, hemos podido ver como esos procesos de renovación urbana y gentrificación impactan en las políticas urbanas de la ciudad de Buenos Aires dando lugar a un entramado de actores e instituciones que inciden en la apropiación y producción de la ciudad. 
Un caso paradigmático es el asentamiento Rodrigo Bueno. Al estar ubicado en una zona de alto valor inmobiliario, éste se ha convertido en un espacio “territorializado” de luchas y confrontaciones entre diversos actores (agentes inmobiliarios, empresarios, representantes de la reserva, así como el estado) que justifican el desplazamiento de las familias sobre esos predios. 

En este marco, fueron numerosos los argumentos que permitieron justificar y legitimar el desalojo. Entre ellos; considerar a los habitantes del asentamiento responsables de contaminar la Reserva Ecológica, estar en condiciones infrahumanas, usurpar predios que han sido declarados espacio público. Sin embargo en todos estos discursos no se ha hecho referencia al emprendimiento privado que la constructora IRSA pretende realizar en la parte lindera al asentamiento. En este contexto el Gobierno de la Ciudad procedió al desalojo del asentamiento otorgando a las familias un subsidio habitacional de 15.000 pesos.

El proceso de desocupación de esas tierras no ha sido más que un intento por extender un proyecto previo que comenzó en Puerto Madero con el objetivo de impulsar grandes emprendimientos privados tendientes a priorizar el “valor de cambio” de la ciudad. La medida que implementó el estado fue un mecanismo de segregación socio-espacial que como tal, impactó considerablemente en la vida cotidiana de quienes residen en el lugar.

Teniendo en cuenta la escala “micro” este modo de intervención tuvo efectos notables en los habitantes, impactando claramente en sus perspectivas, representaciones y subjetividades. Cómo se ha expresado en el trabajo, el desalojo no sólo implica la expulsión de un lugar sino la pérdida de pertenencia a un lugar, a un grupo, dado que se rompen las redes sociales y los vínculos de solidaridad. No debemos olvidar que la identidad de las personas se construye en relación a sí mismos pero también en relación a su entorno. En este caso, la primacía del valor de cambio atentó contra el valor de uso de estas personas sobre sus espacios más inmediatos.

Citas

1-Teniendo en cuenta los aportes de Carman y Yacovino (2008) este asentamiento se conformó a partir de dos poblaciones surgidas a principios de la década del ‘80 que se encontraban territorialmente cercanas entre sí. Una de ellas estaba asentada en tierras de la actual Reserva Ecológica y la otra en la cercanía del galpón que la Prefectura posee sobre la Avenida España. De acuerdo a estas autoras, si bien ambos asentamientos coexistían, comenzaron las polémicas en torno a las casillas ubicadas en los predios de la Reserva Ecológica porque se visibilizaba que ofrecían servicios sexuales en el lugar. En respuesta a los conflictos, en la década del ‘90 el estado traslada al primer grupo junto a los que se encontraban sobre Av. España. Para ello el gobierno colaboró en las construcción de las casas, a través de materiales (chapas, maderas) y mano de obra. Es a través de la intervención del estado que queda definida su ubicación actual. (Carman y Yacovino, 2008)
2- El término “Nuevos Asentamientos Urbanos” (NAU) ha sido desarrollado a partir del año 2006 por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires para referirse a aquellos procesos informales de “ocupación” de predios o inmuebles-privados o públicos- por familias de escasos recursos sin organización y planificación previa a la ocupación (ver Informe Defensoría del Pueblo, 2006)
3-De acuerdo a Herzer (2008) “Gentrificación es el proceso resultante de la conversión de zonas socialmente marginales de la ciudad central, en áreas de uso residencial para la clase media” (Herzer, 2008:20). Para esta autora la gentrificación tiene que concretar algunas condiciones específicas: el desplazamiento de al menos una parte de los residentes de bajos ingresos, el mejoramiento físico del barrio y en parte, el cambio del carácter social del barrio. (Ver Herzer, 2008)
4- De acuerdo a Lefebvre (1972) “lo urbano” implicaría la libertad de reunir y producir “diferencias”, entendiendo por diferencias a las relaciones, al vínculo social diverso. Como expresa Lefebvre “…la sola noción de lo urbano prohíbe prescribir lo que reduce, lo que suprime las diferencias. (…) Lo urbano reúne. Lo urbano, como forma, trans-forma lo que agrupa (concentra) (…) También reúne los conflictos y las comunicaciones y formas de comunicaciones pre-existentes. En tanto que forma que trans-forma, lo urbano desestructura y re-estructura sus elementos…” (Lefebvre, 1972:179) Para este autor, lo urbano es el lugar de expresión de los conflictos, por tanto no existe armonía alguna. Lo urbano es concebido como un lugar de enfrentamientos, confrontaciones y contradicciones. (ver Lefebvre, 1972)
5-A partir de la década del ‘80 y ‘90, los países latinoamericanos comienzan a incorporarse a la economía global generando grandes cambios. Uno de los cambios consistió en las privatizaciones de las empresas públicas y en la reducción del papel activo del estado, a los fines de que el mercado pueda funcionar libremente sin ningún tipo de obstáculos. Asimismo, en muchos países, se produjo un retroceso del desarrollo manufacturero y un amplio desarrollo en el sector servicios, sumado a cambios en el mercado de trabajo: crecimiento del empleo informal, reducción de salarios y crecimiento de los niveles del desempleo, dando lugar a una estructura social más desigual, que fue visualizada notablemente en el espacio urbano.
6- De acuerdo a Herzer (2008) los mecanismos de intervención estatal son diversos: promoción de barrios o zonas susceptibles de experimentar gentrificación, oferta de beneficios fiscales para la rehabilitación, inversión de fondos públicos en la mejora de los servicios públicos en las áreas seleccionadas, intervenciones dirigidas a los propietarios para rehabilitar o vender su propiedad, recalificación del suelo, etc. 
7- Según la Dirección General de Estadísticas y Censos (2001) la población en villas y asentamientos en 1980 era de 37.010 habitantes, ascendiendo a 52.608 habitantes en 1991.
8-De acuerdo al informe de la Defensoría del Pueblo (2006), quienes no acceden formalmente a la vivienda y residen en la Ciudad de Buenos Aires se han apropiado de pequeños espacios vacantes en las zonas centrales de la ciudad: propiedades fiscales, edificios abandonados por sus propietarios, fábricas, galpones que, a menudo, carecen de los servicios básicos (agua, electricidad) (Defensoría del Pueblo, 2006)
9-Con la crisis de 2001 la población en villas y asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires aumentó a 107.805 habitantes (Dirección General de Estadísticas y Censos, 2001)
10-La Corporación Antiguo Puerto Madero se creó en Noviembre de 1989, mediante el Decreto 1279 (firmado por Carlos Menem y Carlos Grosso) que faculta al ejecutivo la creación de nuevas sociedades (Rodríguez, Bañuelos y Mera, 2008)
11-Estas tierras están ubicadas entre Av. Córdoba y la calle Brasil, limitadas por Av. Madero e Ing. Huergo. En el 2002 por medio del Decreto 2384/ 02, en un convenio firmado por E. Duhalde y Aníbal Ibarra (Ex Jefe de Gobierno), se le transfirieron a la Corporación 150 hectáreas más, correspondientes al antiguo Proyecto Retiro y lo que se conoce como Isla Demarchi, con lo cual el territorio de Puerto Madero llegaría hasta la Costanera Norte y se conectaría con el Riachuelo (Ver Rodríguez, Bañuelos, Mera, 2008)
12-La Asociación Civil por la Reserva es una ONG de Buenos Aires, conformada por un grupo de vecinos de la Ciudad de Buenos Aires, concurrentes a Costanera Sur que trabajan en defensa de los espacios públicos.
13-De acuerdo a Szajnberg et. al (2005) los predios lindantes a la ex-ciudad deportiva Boca Juniors comenzaron a formarse en 1972 con el propósito de ganar tierras al río. Este proyecto incluyó la creación de áreas verdes y la construcción de un “Centro Administrativo de la Ciudad” que si bien no alcanzó a concretarse, el trabajo de relleno continuó hasta 1985. A partir de ese momento comienzan a desarrollarse de manera espontánea comunidades de vegetales (árboles, hierbas, arbustos) y animales (aves, peces, anfibios y reptiles, insectos, entre otros) que permitieron el desarrollo de una variada flora y fauna.
14-Los predios pertenecientes a la ex-ciudad deportiva Boca Juniors eran tierras que originariamente pertenecían al Puerto de la Ciudad de Buenos Aires. En 1965 se asignaron estas tierras públicas al Club Boca Juniors, siendo un antecedente de estos mecanismos por los cuales el estado asigna tierras públicas al mercado.
15- Estos montos corresponden al año 2005
16-La Ley 341 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue sancionada por la legislatura porteña en diciembre de 2000 y tiene como propósito instrumentar políticas de acceso a vivienda para hogares de escasos recursos en situación habitacional crítica. Contempla tanto a destinatarios individuales como a personas incorporadas en procesos de organización colectiva, a través de cooperativas, mutuales o asociaciones civiles sin fines de lucro. Participaron fundamentalmente tres actores: organizaciones de base que desarrollan trabajos vinculados al hábitat en la ciudad de Buenos Aires, legisladores con experiencia en temas de vivienda y la Comisión Municipal de la Vivienda (hoy IVC), brazo ejecutor de la política habitacional del GCBA. (Ver Rodríguez, Carla et. al, 2007)
17-Este recurso de amparo avalado por la justicia frenó el avance del desalojo. En la actualidad viven 700 familias en el asentamiento, muchas de ellas habían abandonado el lugar y regresaron –puesto que con el subsidio habitacional no pudieron hacer frente a los mecanismos formales de mercado– instalándose también nuevas familias en el lugar. 


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Fuentes
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