Prácticas multiescalares de la dinámica de localización industrial postconvertibilidad en la Región Metropolitana Córdoba – Argentina

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Prácticas multiescalares de la dinámica de localización industrial postconvertibilidad en la Región Metropolitana Córdoba – Argentina

Autores:
Buffalo, Luciana; Fratini, Noemí; Ruarte, Sebastián; Seppi, Santiago; Vaudagna, Norma

Institución: Grupo de Investigación en Industria, Territorio y Trabajo (GIITT). Departamento de Geografía, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. Mail de contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Eje temático: La economía de las ciudades latinoamericanas: especificidades y políticas de desarrollo económico urbano y regional

Palabras clave: Parques Industriales – Territorio - Prácticas Multiescalares

Resumen
El territorio de la Región Metropolitana Córdoba (RMC) se presenta como un palimpsesto (RODRIGUEZ, J.; 1999) de usos e intereses en torno a la ocupación del suelo que resulta significativo a la hora de contextualizar la dinámica de la actividad industrial en la región.
Adoptar una mirada territorial de la cuestión, abre el panorama de investigación en sentido de que en torno al territorio pueden abordarse diversas dinámicas que se condensan en su interior a partir de las relaciones socio espaciales, en este caso, con énfasis en la dinámica industrial.
El presente artículo avanza en la interpretación de la dinámica locacional industrial en la región a partir del análisis de la normativa gubernamental a distintas escalas, que regula la actividad industrial. La dinámica locacional de la industria en la RMC post-convertibilidad en un contexto de reestructuración productiva se encuentra vinculada a prácticas de agentes específicos En este sentido, la política industrial es entendida, en tanto prácticas de múltiples agentes que poseen injerencia en la dinámica industrial en la RMC.
De esa manera, el desarrollo del trabajo se plantea a partir del análisis de dos agentes: gobierno y empresa. En el primer caso, en base al análisis de las normativas referentes a la creación, regulación de parques industriales, promoción industrial a escala nacional y provincial, y a escala municipal a través del accionar de los municipios en relación a la industria. En el segundo caso, se analizan las decisiones de localización de las pequeñas y medianas industrias moldeadas por las condiciones contextuales, donde sostenemos que el factor precio de la tierra tiene un peso relevante.

 



INTRODUCCIÓN
El territorio de la Región Metropolitana Córdoba (RMC) se presenta como un palimpsesto de usos e intereses en torno a la ocupación del suelo que resulta significativo a la hora de contextualizar la situación de la actividad industrial en la región.
Adoptar una mirada territorial de la cuestión, abre el panorama de investigación en torno a la producción del espacio a partir de prácticas sociales que imprimen una dinámica particular al territorio. El presente artículo avanza en la interpretación de la dinámica locacional industrial en la región a partir del análisis de la normativa gubernamental a distintas escalas, que regula la actividad industrial. En este sentido, la política industrial es entendida, en tanto prácticas de múltiples agentes que poseen injerencia en la dinámica industrial en la RMC. El espacio de una región metropolitana está conformado por los nodos de un sistema urbano funcionalmente integrado, como así también por las áreas de explotación primaria y espacios sin urbanizar que existen entre aquellos. La región no es una unidad físicamente continua sino un espacio que se estructura en torno a una ciudad mayor y en el cual los flujos cotidianos de personas, materiales e información son significativos (TECCO C. y otros, 2005).
El desarrollo del trabajo se plantea a partir del análisis de las prácticas cruzadas entre gobierno y empresa, en base al análisis de las normativas referentes a la creación, regulación de parques industriales, promoción industrial a escala nacional y provincial, y a escala municipal a través del accionar de los municipios en relación a la industria. El marco regulatorio que sostiene la política de localización industrial se solapa con las decisiones de localización de las pequeñas y medianas industrias, donde el factor precio de la tierra tiene fuerte injerencia en la decisión de localización final.
CONSIDERACIONES TEÓRICAS
La dinámica locacional de la industria en la Región Metropolitana Córdoba postconvertibilidad en un contexto de reestructuración productiva se encuentra vinculada a prácticas de agentes específicos. Harvey hace referencia a que las prácticas espaciales y temporales nunca son neutrales a las cuestiones sociales, es decir que el espacio y el tiempo se definen a través de la organización de las prácticas sociales, y en este caso las socio-productivas (HARVEY, D., 1998). El vínculo entre agentes puede presentarse en la realidad como relaciones consolidadas en el espacio-tiempo o bien esporádicas en el espacio-tiempo, esto es separadas geográficamente su causa de su fin y discontinuas temporalmente (BUFFALO, L., 2010). En ese sentido, la multiescalaridad es entendida como la yuxtaposición de prácticas de agentes heterogéneos, agentes con desigual capacidad y dotación de recursos que confluyen en un concreto espacio-temporal ejerciendo dichas prácticas desde ámbitos escalares diferenciales. De esa manera, las dinámicas regionales y locales no se entienden como contenedores, autoreproductores y autoinmunes, sino como partes de redes de recursos materiales, conocimientos y acciones más amplios (FERNÁNDEZ, V., y otros, 2008). Los territorios son así la expresión geográfica de territorialidades construidas a través de múltiples prácticas de agentes. Teniendo en cuenta este marco de referencia, la RMC no puede considerarse como un conjunto de fragmentos agregados, sino como un territorio integrado donde existe un único mercado de trabajo y consumo. En la mayoría de los casos “con grandes disparidades e irregularidades en su interior que probablemente definan otras dimensiones de lo local” (Fritzche y Vio, 2000:13).
Los profundos procesos de cambio en los planos tecnológico, económico, cultural y político a escala mundial impactan inevitablemente en los territorios subnacionales, las dinámicas- globalización y localización- se convierten en dos instancias de un mismo proceso. Tanto es así que la valorización de lo local en relación dialéctica con lo global ha dado lugar a neologismos como "glocal" y "fragmegración", para tratar de expresar la pertenencia de los dos ámbitos espaciales al mismo campo relacional: la globalización de lo local y la localización de lo global (TOMADONI C., 2009; FERNÁNDEZ, V.,y otros; 2008).
En este sentido, entendemos que existe un proceso de reestructuración productiva al cual concebimos como la transformación de las relaciones sociales de producción, con la consecuente conformación de nuevos cuadros de relaciones e interacciones en todos los niveles de la reproducción social (LIMONAD, E., 2007) y el territorio no puede quedar exento de dicho proceso. Teniendo en cuenta además que la reestructuración se manifiesta de manera multiescalar, las prácticas que se configuran en torno a la misma dan lugar a respuestas territoriales específicas. En consecuencia, es necesario Introducir la “perspectiva relacional”, en la que lo regional-local deja de ser percibido como un ámbito predefinido y autosuficiente con vínculos unidireccionales con su entorno, para pasar a entenderse como el resultado o condensación de un entramado de relaciones multiescalares e interdependientes (flujos y redes). Es decir en esta visión el espacio no es stock sino un flujo (FERNÁNDEZ V., y otros, 2008).

DINÁMICA INDUSTRIAL POST-CONVERTIBILIDAD
Luego de la crisis y posterior recesión que con altos costos económicos, sociales y políticos afectó al país entre 1998 y comienzos del 2003, los ejes de crecimiento y de la recuperación del sector industrial han sido el tipo de cambio (dólar alto) y los ingresos reales de los asalariados. Al igual que en los ’90, el salario de los trabajadores es una variable de ajuste que se vio acentuada por la devaluación, por el proceso inflacionario y por las presiones empresarias para mantener los niveles de rentabilidad que les permitió la depreciación de la moneda hasta el año 2007. Debe aclararse que los principales beneficiados por este nuevo esquema macroeconómico han sido aquellos sectores manufactureros vinculados al mercado externo, principalmente grupos oligopólicos, observándose un marcado proceso de concentración y extranjerización de las cúpulas industriales locales (AZPIAZU, D., y otro, 2010)i.
Bajo este contexto, se acentúan las asimetrías observadas entre el rendimiento y rentabilidad entre grandes empresas, por un lado, y pequeñas y medianas empresas por el otro. Los factores a partir de los cuales se explica la recuperación y (re)dinamización del sector industrial se refieren principalmente al desenvolvimiento de los grandes grupos económicos (liberalización comercial y financiera, tratados bilaterales a nivel Mercosur, estrategias de complementación productiva entre filiales, radicadas en los países miembro, regímenes especiales de promoción a la industria automotriz, etc.). Así, el marco competitivo de las Pymes está muy vinculado a los avatares de las grandes empresas; los beneficios que obtienen estas pequeñas y medianas empresas en el actual contexto están asociados a la demanda de los grandes grupos económicos que, por el lugar que ocupan en la cadena de proveedores y clientes, son clientes de las Pymes, directa o indirectamente.
La Región Metropolitana Córdoba se presenta como un ámbito periférico de expresión de la reestructuración productiva. Al interior de estos espacios se observan procesos de especialización territorial, donde a la separación funcional y espacial de la producción y consumo se suma un proceso de auto-segregación de la industria con respecto al uso residencial del suelo, ya que la convivencia entre ambos usos resulta cada vez más conflictiva (BORELLO, J., 1998). Como resultado, surgen cambios en la dinámica locacional de las actividades productivas en el ámbito metropolitano que se manifiestan en una progresiva tendencia al desplazamiento de actividades industriales hacia espacios periféricos dentro del ámbito metropolitano. Este proceso se ve motivado por la re valorización de la tierra en el ámbito urbano, la oferta de suelo económico en las áreas alejadas del centro urbano, por los menores controles urbanísticos en materia de regulación de uso de suelo y las ventajas de accesibilidad de dichas áreas. En este contexto, al revisar las políticas industriales aplicadas en los últimos años, aparece con fuerza la figura de los parques industriales como una modalidad por parte de los gobiernos de generar dinamismo en la industria, de promover nuevas formas para su implantación. Según se constata en otros estudios,”los gobiernos locales pretenden para su territorio la inclusión de parques industriales bajo la premisa de que estos reflejan cierta imagen de competitividad de los municipios” (Fritzche y Vio, 2000:16). Las áreas y parques industriales en el área metropolitana se ven (re)significados como espacios aptos para la (re) localización de las actividades desplazadas (BRIANO, L., y otros, 2003).
Según la Organización de las Naciones Unidas para el desarrollo industrial (ONUDI), un parque industrial se define como “un terreno urbanizado y subdividido en parcelas, conforme a un plan general, dotado de carreteras, medios de transporte y servicios públicos, que cuenta o no con fabricas construidas (por adelantado) que a veces tiene servicios e instalaciones comunes y a veces no, y que está destinado al uso de una comunidad de industriales”. Esta concepción está asociada al proceso de reestructuración productiva a escala global, en donde la segmentación productiva y espacial se conforma como los ejes ordenadores del territorio, ya que no considera a la actividad industrial como proceso relacional integrado a la dinámica socio- productiva metropolitana.

Los parques industriales en Argentina
Las primeras iniciativas de parques industriales surgen durante la década del ‘60, pero su expansión se vio postergada hasta la década del ’80, momento a partir del cual se ponen en funcionamiento algunos nuevos parques, a la vez que toman impulso otros que habían permanecido inactivos. El mayor crecimiento de los parques industriales se dio en aquellas provincias con escasa tradición manufacturera que resultaron beneficiarias de regímenes de promoción industrial (San Juan, Catamarca, La Rioja, San Luis, Tierra del Fuego, etc.). Según Borello, el rápido crecimiento de los parques en estas provincias se debió a la escasa oferta de suelo industrial que presentaban, por lo que los mismos surgieron para atender las demandas de las nuevas industrias (BORELLO, J., 1998).
Sin embargo, como señala Briano, a nivel nacional la oferta de de parques y áreas industriales supera ampliamente a la demanda de éste tipo de emprendimientos (BRIANO, L., y otros, 2003). Para el año 1995, la mayoría de ellos eran de propiedad estatal y presentaban un considerable grado de subutilización de la tierra. Más del 80% de los parques industriales cuentan con menos de 17 fábricas (BORELLO, J., 1998), lo cual debe explicarse fundamentalmente por la tendencia regresiva de la actividad industrial en las últimas dos décadas.
El desarrollo de los parques industriales en las regiones con mayor tradición manufacturera fue más tardío, observándose una consolidación de los mismos hacia la década de los ’90, cuando comenzaron los beneficios de los regímenes de promoción industrial regional.
Actualmente, el crecimiento de los parques industriales viene de la mano de una mayor utilización de las plazas ya existentes. En su mayoría, desde la normativa, responden a dos objetivos principales: apoyar la situación de las empresas industriales dado el elevado precio del suelo apto para uso industrial en las ciudades; y mediar en el conflicto entre usos residenciales e industriales.

(Re) activación de los parques industriales postconvertibilidad en la RMC
A lo largo de la historia del desarrollo de la ciudad de Córdoba y la Región Metropolitana, pueden observarse procesos de revalorización y resignificación de determinados espacios en función de distintos intereses, públicos y/o privados, originados en los efectos sinérgicos entre el poder y el espacio. Así por ejemplo, hacia fines del siglo XIX una élite relacionada al poder político dirigió sus inversiones en bienes raíces, construyendo la ciudad (BOIXADÓS, 2000), y desde la década del 50’, la industrialización a gran escala generó un proceso especulativo inmobiliario vinculado a la suburbanización. En la actualidad se observa en la ciudad una lógica de urbanización dominada por los (auto) denominados desarrollistas urbanos ii que orientan la inversión hacia un sector residencial de alta rentabilidad. Esto acentúa la conflictividad con el sector industrial por el uso de suelo, lo que muchas veces se ven facilitada por el accionar del estado en materia de legislación (BUFFALO, L y otros, 2009). En el caso de espacios de uso exclusivamente industrial también se observa el juego de intereses mencionado, del que se da cuenta en la legislación y en las prácticas de los agentes industriales en la RMC.
En este contexto se produce el surgimiento de una multiplicidad de situaciones novedosas y contradictorias. Por una parte aparecen organizaciones arquitectónicas de gran complejidad, asociadas a procesos de cambio de escala e hibridación, donde la movilidad, la adaptabilidad y la capacidad de reconversión juegan un papel transformador. Por otro, se intensifican fenómenos de segregación y marginalidad que se infiltran en vacíos e intersticios de la ciudad, o promueven el vaciamiento y abandono de ámbitos de la mas diversa naturaleza, consecuencia de prácticas de supervivencia extremas y novedosas. (SPRECHMANN, 2003 en GRIFONE S., 2010)
Esta condición del crecimiento urbano, que suele describirse como de “concentración expandida” no puede considerarse un fenómeno enteramente nuevo sino que constituye la acentuación —y hasta cierto punto, la lógica y previsible culminación— de un rasgo inherente a la urbanización capitalista que ya había comenzado a perfilarse en el período desarrollista (DE MATTOS C., 1997).

PRÁCTICAS DE AGENTES Y SU RELACIÓN CON LA LOCALIZACIÓN INDUSTRIAL
Las prácticas vistas a través de los marcos regulatorios nacionales y provinciales.
A nivel nacional el principal cuerpo regulatorio es el “Programa Nacional para el desarrollo de parques industriales públicos” reglamentado a través de Decreto Nacional 915 del año 2010. El objetivo del mismo es fomentar el Desarrollo de los Parques Industriales Públicos a través del financiamiento de obras de infraestructura en dichos parques, y fomentar la radicación en ellos de Pequeñas y Medianas Empresas, mediante la bonificación parcial de la tasa nominal anual que establezcan las entidades financieras por préstamos a otorgarse en el marco del presente Programa. Sus principales destinatarios son gobiernos provinciales y municipales que incentiven la actividad industrial y localización de las empresas. La normativa concibe al “Parque Industrial Público” como aquella porción delimitada de la zona Industrial diseñada y subdividida para la radicación de establecimientos manufactureros y de servicios, dotada de la infraestructura, equipamiento y servicios apropiados para el desarrollo de tales actividades, que sean promovidos y gestionados por el Gobierno Nacional, Provincial o Municipal.
A nivel provincial la normativa existente se puede dividir en aquellas que promueven la creación de parques industriales, ley 7255 del año 1985, y aquellas que tienen objetivos más generales sobre el sector productivo, ley 9727 y ley 9121 que forman parte del “Programa de Promoción y Desarrollo Industrial de Córdoba”.
La ley 7255 tiene como objetivo la creación de parques industriales y, a diferencia de la legislación nacional, sus destinatarios son entes promotores, que podrán adoptar la forma jurídica de asociación civil con personería aprobada por el Poder Ejecutivo Provincial, de sociedades comerciales regulares, o cooperativas autorizadas. En la RMC el único parque industrial de éste carácter es el Parque Industrial Ferreyra, localizado en la periferia sudeste de la Ciudad de Córdoba creado en 1997. Cabe destacar que este Parque surgió en un contexto histórico distinto al del período en estudio, y en función de las necesidades de grandes capitales industriales transnacionales, en un área que contaba con una base industrial metalmecánica existente de gran envergadura.
Asimismo existen en proceso de reconocimiento provincial en la RMC dos parques industriales, uno localizado en el municipio de Malvinas Argentinas y otro en el municipio de Malagueño. (Ver mapa Nº1 )

 



Fuente: elaboración propia



La normativa concibe al Parque Industrial como toda extensión de terreno urbanizado, dotado de infraestructura y servicios comunes necesarios para el establecimiento y evolución de las industrias que en él se instalen. Los requisitos que debe cumplimentar el ente promotor son numerosos y diversos entre los que se encuentran características físicas (superficie, localización, proximidad urbana, rutas, ferrocarriles, planos), zonificación según las actividades industriales a instalarse, convenios con empresas a radicarse, infraestructura, proyección y financiamiento de las inversiones, reglamentación de la co - propiedad y administración, entre otros. Los requisitos mencionados dan cuenta de la complejidad del proceso por el que debe transitar el ente promotor para lograr ser reconocido como parque.
En cuanto a la promoción industrial la ley provincial 9727 del año 2009 busca promover el desarrollo, la competitividad y la innovación de las empresas dedicadas a la actividad industrial o actividades conexas que se encuentren radicadas o se radiquen en la Provincia de Córdoba. Está destinado a micro, pequeñas y medianas empresas. La ley beneficia a aquellos postulantes que presenten proyectos industriales que persigan alguna de las siguientes modalidades:
a) Modernización o innovación en productos y/o procesos;
b) Protección del medio ambiente;
c) Implementación de sistemas de gestión de calidad;
d) Inversión en activos fijos;
e) Conformación de grupos asociativos, y
f) Creación de empresas industriales innovadoras.
Los beneficios otorgados a los proyectos consisten fundamentalmente en exenciones impositivas (Ingresos Brutos, Impuesto Inmobiliario, Impuesto d Sellos, etc.) y subsidios (al consumo de servicios y subsidios por cada trabajador contratado).
Dentro de los proyectos de Inversión en Activos Fijos se enmarcan aquellas empresas que operen o tengan proyectado operar dentro de un Parque o Área Industrial. La definición de Parque Industrial presente en esta ley corresponde a la establecida en la mencionada ley 7255, mientras que el Área Industrial es concebida como “toda extensión de terreno urbanizado, dotado de la infraestructura y servicios mínimos necesarios para el establecimiento y evolución de las industrias que en ellas se instalen”. La principal diferencia entre parques y áreas industriales radica, entonces, en que los primeros cuentan con el reconocimiento del Poder Ejecutivo Provincial conforme lo prevé la Ley 7255.
La Ley Provincial 9121 surge originalmente con el objetivo de promover el desarrollo de industrias en los departamentos del Norte y Oeste Cordobés y de las economías Regionales del resto de la provincia, teniendo como destinatarias a empresas industriales localizadas en dichas regiones. Los beneficios son similares a los instrumentados por la ley 9727, a los que se agregan créditos a tasas subsidiadas. Para los departamentos que comprenden la RMC, los sectores promovidos son: la agroindustria, la industria metalmecánica, informática, cuero, autopartista, calzado, madera y otrosiii.

Las prácticas vistas desde el accionar explícito e implícito de los gobiernos locales/municipios.

En relación a los patrones de localización industrial observados en la RMC, encontramos prácticas y posicionamientos diferenciales entre los distintos municipios, pero con una lógica subyacente común: las prácticas moldeadas por el precio de la tierra y la concepción del territorio como un contenedor de objetos. Dentro de lo observado para este trabajo, hemos podido distinguir dos lineamientos generales bien diferenciados entre sí.
Por un lado hay municipios de la RMC que promueven la radicación de industrias de manera activa y explícita a través de prácticas formales como las exenciones impositivas, gestiones con instituciones gubernamentales a escalas mayores y prestación de servicios básicos. Al mismo tiempo ejercen una serie de prácticas informales que comprenden la intermediación en gestiones de compra y venta de predios, ofrecimiento directo a las cámaras industriales, facilitación de medios para la radicación de las empresas en el contexto de una política de atracción a los potenciales inversores. Al respecto, y para traer un ejemplo, el intendente de uno de esos municipiosiv nos afirmó que:

“Desde el municipio hacemos de puente entre los dueños de los lotes y los posibles compradores…digamos que hacemos una suerte de sana presión para que se queden...hacemos todo lo posible para seducirlos fuertemente”.

Estas palabras deben enmarcarse en un discurso implícito que considera que la industria dinamiza la localidad y que posee un valor simbólico dado que mejora su imagen pública, al tiempo que genera empleo para la población local. Sin embargo, en el caso referido, la generación de empleo no ha sido significativa si bien en los últimos tres años se han radicado ocho empresas, apenas han generado el 1% de ocupación de la población económicamente activa de la localidad.
Distinta es la situación en otras localidades, donde la disposición a atraer actividades secundarias es menor, sea porque ya se cuenta con una base industrial pre-existente y se prefiera dar prioridad a otras/nuevas actividades, o porque desde los municipios se pretenda dar un perfil urbanístico y productivo distinto o alejado del industrial. Esto se ve reflejado tanto en las entrevistas realizadas en los municipios como en el relevamiento realizado por el Instituto de Panificación del Área Metropolitanav (IPLAM) en donde algunos municipios orientan su perfil productivo hacia actividades residenciales, comerciales y/o turísticas tales como los comprendidos en el corredor noroeste de la RMC (Villa Allende, Mendiolaza, Unquillo, Saldán, Río Ceballos), mientras otros priorizan los usos residenciales por sobre la localización de actividades industriales previas o porque, como mencionamos anteriormente, las condiciones del mercado de la tierra favorecen ese uso. (Ver mapa N° 2).
Mapa N° 2 : Area Metropolitana Còrdoba


Fuente: IPLAM (2008)

Numerosas investigaciones y trabajos previos nos indican que la RMC, en concordancia con las implicancias teóricas de considerarla como un territorio, concentra a su interior fuertes disparidades en los perfiles socio-económicos y productivos de los distintos municipios que la conforman. Claramente, es posible diferenciar a las distintas localidades o sub-cordones de la RMC en términos de su segregación socio territorial, donde tendremos algunos municipios muy segregados y otros que se encuentran en una situación de marginación menos aguda (TECCO, C. y Otros; 2005 ). Ahora bien, si cruzamos este análisis con el realizado respecto a las diferentes prácticas de los municipios, probablemente encontremos correspondencias que no deben pasar desapercibidas: en general, aquellos municipios con (o con intenciones de tener) un perfil industrial resultan ser los que presentan la peor situación de segregación socio económica y territorial; mientras que aquellos municipios con un perfil más bien residencial, comercial y turístico coinciden con los corredores con menores niveles se segregación. El mismo IPLAM refleja eso al definir distintos usos del suelo dentro de sus recomendaciones (ver mapa IPLAM). En definitiva, la perspectiva que asumen estos municipios para la localización industrial remite a la posición cada localidad en un contexto metropolitano donde históricamente se han insertado como espacios con disímiles situaciones de segregación socio territorial.
En un contexto marcado por la desconcentración de funciones, heredada de la década de los ’90, los gobiernos locales asumen nuevas atribuciones que antes eran propias de otras escalas estatales. Para un municipio de escasos recursos que no presenta posibilidades de atraer otro tipo de actividades, el costo de oportunidad de la radicación de industrias es bajo, sumado a que la conflictividad de las mismas con usos residenciales de sectores de escasos recursos es mucho más reducida. En cambio, en lugares donde histórica y espacialmente se han construido condiciones que dan lugar a una mayor presencia de actividades terciarias y sectores residenciales pertenecientes a un segmento socio económico medio-alto, es de esperar que la industria no encuentre las condiciones propicias para su desarrollo. Lo mismo puede decirse para el caso de áreas con un rico potencial agrícola, donde se advierte una marcada preferencia por el crecimiento de esta actividad por sobre el sector manufacturero. Para todos estos casos, un indicador y a la vez fuerte condicionante de estas tensiones viene dado por el precio de la tierra.
Algunas primeras aproximaciones a esta realidad, abordadas por el grupo de investigación en trabajos previos, permiten explicar esto en primera instancia por la impronta industrial de otras épocas en estos territorios, pero un análisis más pormenorizado implica no desconocer que se trata de regiones del Gran Córdoba con una gran explosión demográfica en los últimos años, mayormente de población de bajos recursos atraídos por el menor costo de la tierra. Cabe entonces preguntarse si las motivaciones de los municipios están dadas por esta ¨ vocación industrial ¨ o si también influye la necesidad de generar empleos para su población e ingresos a sus arcas a fin de mejorar la prestación de los servicios básicos” (BUFFALO, L., y otros; 2009).

CONCLUSIONES
La cosificación de los parques industriales
En un contexto de reestructuración productiva en el marco de la globalización observamos en algunos municipios de la RMC una concepción del territorio como escenario, y el parque industrial, como simple contenedor de empresas. Esta situación deriva de la idea de que la industria tiene la capacidad por si sola de revitalizar/dinamizar los territorios a partir de la provisión desde los gobiernos locales de infraestructuras, exenciones impositivas, servicios, etc. Esta noción que subyace detrás de las prácticas, sumado a las condiciones socio-económicas de los municipios en cuestión, la segregación territorial mencionada y las imposiciones del mercado de la tierra, nos indican que la creación y/o promoción de áreas industriales responde a una estrategia que tiene su base en una concepción estática del parque industrial. Es decir, que no se está teniendo en cuenta al territorio como una instancia dinámica, condensadora de relaciones multiescalares entre múltiples agentes, donde los recursos que pueda movilizar la radicación de un área o parque industrial deben observarse bajo una perspectiva relacional. “El parque debe generar relaciones entre las firmas que lo integran, ya sea de manera espontánea o planificada” (BRIANO, L., et al, 2003). En sintonía con este planteo va la concepción de la RMC como un todo, para evitar seguir llevando adelante políticas que promuevan la formación de islotes de competitividad y para poder identificar vínculos entre actividades productivas y/o agentes “que nonecesariamente deberán coincidir con los límites políticos de los municipios” (Fritzche y Vio, 2000:14).
No se trata necesariamente de relaciones comerciales y de cooperación, pero al menos una coparticipación en los gastos que demanda la infraestructura y los servicios (…) el eslabonamiento y la integración productiva, la radicación de empresas de servicios a esas industrias (…) la producción conjunta de conocimientos (…) asociación para el intercambio y las exportaciones (…)” (BRIANO, L., et al, 2003:115). Inclusive, si tomamos en cuenta solamente el espectro de los recursos materiales presentes en un territorio, sin tener en cuenta otros intangibles como el conocimiento, el poder y el capital social, debemos considerarlos como fuentes cuyo rendimiento está sujeto a la contingencia y la estructura de las relaciones localizadas espacial y temporalmente, en este caso entre empresas y otros agentes, y no simplemente como factores productivos con relaciones de entrada-salida (Input-output relations) prefijadas (BATHELT, H., y otro, 2003).
De esa manera, y en correspondencia con una perspectiva (des)cosificadora del territorio, nos inclinamos a plantear el concepto de “área o parque productivo” en lugar de parque o área industrial, para reflejar de manera más adecuada la articulación con las relaciones presentes en el territorio y las condiciones que impone en tanto instancia social y dinámica. Es decir que el territorio, en este caso un parque industrial, se ve transversalizado por prácticas multiescalares de distintos agentes; a nivel global por la lógicas que imponen la dinámica del capital a nivel trasnacional; a nivel regional, nacional y provincial por la normativa de promoción y localización industrial y a nivel local por las prácticas de gobiernos locales que buscan posicionarse en un contexto en el que se han debilitado como agentes decisores y ordenadores de sus territorios.

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