Entre el cambio y la resistencia.

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El barrio de Mataderos en el contexto de las recientes transformaciones urbanas

María Luján Menazzi

(FSOC-UBA/IIGG/CONICET)

Introducción

Este trabajo pretende abordar al barrio de Mataderos a partir de las transformaciones económicas y urbanas de los últimos años. El recorte barrial permite reflexionar en un área acotada la forma en que se materializan (o no) ciertas tendencias urbanas que se le adjudican habitualmente al conjunto de la ciudad de Buenos Aires y el modo en que las características económicas y sociales de ciertos territorios implican distintos desarrollos y configuraciones urbanas. En este sentido, se sostiene, que, en el marco un proceso donde se conjugan tendencias de largo plazo de degradación generalizada de la zona sur de la ciudad de Buenos Aires (en tanto zona industrial de la ciudad) y procesos en algunos casos más recientes de renovación puntual de ciertas zonas (renovaciones urbanas vinculadas a los servicios en general y al turismo en particular), Mataderos ha resistido ambas tendencias. A continuación se arguye que una razón posible de esta resistencia radica en las características específicas de la industria propia del barrio, la de la carne, y en los fuertes recursos identitarios que sectores del barrio han construido en torno a ella(1).

Atendiendo a las cualidades específicas del barrio, este trabajo también pretende dar cuenta de las dificultades de trabajar con los enfoques más generales y rupturistas sobre la ciudad, a la hora de encarar estudios con alto grado de desagregación. Así, aquella literatura que enfatiza los cambios ligados a la globalización resulta en ocasiones inadecuada para el estudio de amplios sectores de la ciudad de Buenos Aires, que sostienen dinámicas y lógicas variadas(2).

Las nuevas miradas sobre la ciudad. Entre la continuidad y el cambio

Los estudios urbanos de los últimos años intentan dar cuenta de las enormes transformaciones que la ciudad ha sufrido a partir de la década del setenta. La proliferación de nuevas categorías y denominaciones para la ciudad resulta muy sintomática tanto de los reiterados intentos de captar los últimos procesos de transformación urbanos como de la enorme dificultad que esto conlleva. Así, las teorizaciones en torno a la ciudad global (Sassen, 1997), territorio en red (Veltz, 1996) ciudad informacional, espacio de los flujos o ciudad dual (Castells, 2006), ciudad corporativa (Ciccolella y Lucioni, 2005) hiperguetización (Wacquant, 2001) entre muchas otras, indagan las modificaciones que han experimentado las metrópolis posmodernas.

En términos muy amplios, lo que estas teorizaciones intentan captar son las transformaciones territoriales de la ciudad ligadas a las mutaciones económicas más recientes del sistema capitalista. Así, las transformaciones urbanas implicarían no sólo cambios físicos en las ciudades, sino sobre todo nuevas formas de territorialización económica (las ciudades se vuelven territorio de concentración del capital global implicando una reconfiguración del antiguo territorio estado-nación ligado estrechamente al capital industrial) y nuevas formas de territorialización política (ciudades como ámbito de mayor autonomía y relevancia en la dimensión gubernamental).

Los nuevos territorios producto de estas transformaciones son caracterizados como lábiles e inestables (Ciccolella y Lucioni, 2005) fragmentados, duales o polarizados, menos diferenciados en términos de centros y periferias, y más plagados de microdesigualdades (Veltz, 1996). No se trataría ya de ciudades homogéneas sino de grandes conglomerados urbanos que abarcan realidades enormemente disímiles y que se caracterizan por una marcada extensión y discontinuidad en su interior.

Estas teorizaciones que enfatizan los cambios urbanos, se han difundido con gran éxito para reflexionar distintas ciudades y procesos. Sin embargo, resulta sumamente riesgoso utilizar muchas de estas conceptualizaciones a la hora de pensar la Ciudad de Buenos Aires y sobre todo, ciertos fragmentos de ella. Así, al momento de realizar el análisis de ciertos sectores urbanos y los procesos que sufren, la utilización de estas herramientas conceptuales se vuelve en ocasiones inadecuada, en la medida en que nos topamos con territorios que no responden a las características antedichas. Ciertas áreas de la ciudad, como la que trabajaremos, dan cuenta de procesos de continuidad más que de procesos de cambio. Si bien, como toda la Ciudad de Buenos Aires, Mataderos sufre importantísimas transformaciones desde la década del setenta, la territorialidad, la temporalidad y las dinámicas del barrio siguen teniendo hasta el momento, como eje social, la lógica de la proximidad barrial y como eje económico, la industria de la carne.

 

Transformaciones urbanas en la zona sur. Procesos de degradación y renovación

Las transformaciones urbanas iniciadas en la década del setenta afectan de manera muy aguda a la zona sur de la ciudad de Buenos Aires. Si en las zonas centrales y en el eje norte de la ciudad, vemos constituirse y afirmarse aceleradamente en la década del noventa una ciudad corporativa, la zona sur mostraría la contrapartida, la decadencia de la ciudad-industria, el alejamiento del perfil socio-productivo de la ciudad(3). Se trataría entonces, de una zona que en la dinámica de transformaciones iniciada en los setenta sale perdedora, en tanto es la zona más atada al modelo de ciudad del desarrollismo, la ciudad industrial, y la zona que sólo en puntos muy aislados puede aprovechar la reconversión urbana en términos de ciudad de negocios / servicios y turismo. Además de las políticas macroeconómicas que implicaron una fuerte desindustralización y un crecimiento del área de servicios, en lo que respecta a la Ciudad de Buenos Aires, la dictadura militar desincentivó fuertemente la presencia de industrias dentro de la ciudad, a través de “políticas ambientalistas” que incluyeron cambios en la legislación y la instauración de un polémico Código de Planeamiento (4). Este Código restringe enormemente las posibilidades de instalar o ampliar establecimientos industriales dentro de la ciudad, lo cual redunda muy negativamente en estas zonas. La década de los 90´, particularmente a través de la política de convertibilidad, no hizo más que acentuar la caída de la actividad industrial en Buenos Aires (5). En la zona sur, el resultado es un área sumamente degradada en términos relativos, donde se asienta la gran mayoría de las villas miseria de la Capital Federal(6), con tasas de desocupación, pobreza, indigencia, analfabetismo y hacinamiento mucho más altas que en el resto de la ciudad, con viviendas deficientes, privación de la cobertura en salud, niveles de instrucción más bajos que en el resto de la ciudad, etc.

La pérdida del perfil socio productivo de la ciudad se conjuga con el crecimiento del sector terciario. Esta reconversión se produce con particular intensidad en el centro de la ciudad y en el eje norte bajo la forma de infraestructura y usos destinados al servicio. En la zona sur esta reorientación adquiere un cariz particular y distintivo: la puesta en valor y patrimonialización de áreas puntuales, antes degradadas u obsoletas y la reorientación comercial de ciertos sectores con miras a desarrollar los potenciales turísticos de la ciudad. Los casos de La Boca, Barracas y San Telmo fueron estudiados por Herzer et al. (2001) y Gómez, Redondo y Zunino Singh (2006). Estos trabajos dan cuenta de cómo los procesos de revalorización del suelo a menudo conllevan una dinámica excluyente para los habitantes más vulnerables de esos sectores. Así, la “puesta en valor” de ciertas áreas puntuales implica nuevos usos, nuevos servicios, nuevos precios del suelo que conjuntamente inciden negativamente en la posibilidad de permanencia de los sectores más vulnerables. A su vez, estas “puesta en valor” se articulan con mecanismos de expulsión directa de población indeseable, bajo la forma de desplazamientos y/o desalojos.

Estas tendencias de degradación y renovación urbanas conviven y se conjugan en distintos partes del área sur, produciendo un paisaje heterogéneo.

 

Pequeña caracterización del barrio. Mataderos y su destino histórico

El barrio de Mataderos nace bajo la gravitación de los mataderos municipales que allí se instalan(7). A partir del momento en que se comienza la construcción de estos nuevos mataderos, y mucho antes de su finalización en 1900, se inician importantes loteos en la zona, convirtiéndose en un área de creciente interés para rematadores, trabajadores del interior, comerciantes, industrias vinculadas a la matanza, etc. La ubicación de los mataderos determinó que las primeras industrias vinculadas a la carne se ubicaran a su alrededor, junto con las primeras residencias. Aún hoy las industrias de la carne (frigoríficos, curtiembres, fábricas de embutidos entre otras) se ubican sobre todo en los alrededores del Mercado de Liniers.

No sólo la ubicación de la industria de la carne signó fuertemente al barrio, sino que su ubicación en la Capital Federal también tiene fuertes implicancias. Mataderos es un barrio ubicado en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, en su extremo oeste. En este sentido, carga con dos estigmas: por un lado pertenece a la tradicionalmente degradada y segregada zona sur, de acuerdo a la clásica mirada polarizada sobre la ciudad.(8). Por otra parte, Mataderos se encolumna también en la zona oeste, y en este sentido forma parte de un conflicto quizá más profundo e insalvable, pertenece a aquellos “barrios de frontera”, aquél interior que históricamente, se enfrentó a Europa y al río, a la ciudad moderna (Gorelik, 2004). Y en este caso particular, su condición de frontera, su función de límite es reivindicada con fuerza, en la Feria de Mataderos, ámbito que se autoproclama de unión entre la ciudad y el campo. Este es un rasgo importante del barrio, en tanto la identificación se busca no con la ciudad, sino con la nación, cómo ideal de unión armoniosa. La feria reivindica las tradiciones gauchas, los productos regionales, la música y bailes del interior, todo bajo la bandera argentina.

 

Mataderos hoy en el contexto de las trasformaciones urbanas de la zona sur

A continuación plantearemos que en el contexto de la zona sur, Mataderos ha sido uno de los barrios menos afectado por las últimas transformaciones socio-urbanas9. Estas transformaciones de la zona sur incluyen tendencias complejas en el sentido de degradación (en tanto zona productiva de la ciudad) y de reconversión (en tanto áreas destinadas al turismo y la recreación) entre otras. En este contexto, Mataderos sigue siendo un barrio activamente industrial debido al predominio que la industria de la carne aún tiene allí(10).

La gran cantidad de frigoríficos y otros establecimientos vinculados a la carne, son las que determinan que, de entre los barrios industriales del sur, Mataderos sea el que concentre el mayor número de grandes edificios productivos(11). A su vez, si bien existen numerosos establecimientos abandonados, estos no implican grandes rupturas en la trama urbana ni la existencia de zonas degradadas(12)y por otra parte, existe una tímida tendencia de apertura y reapertura de nuevos edificios productivos y a la construcción de nuevos edificios no residenciales, factor que también lo distingue del resto de los barrios del sur(13).

Con respecto a la actividad comercial, el barrio de Mataderos se caracteriza por tener importantes ejes comerciales a escala barrial (…) se percibe que se destacan rubros destinados principalmente a comercios de proximidad: venta de productos alimenticios (20,4%), almacenes (10,8%), prendas de vestir (9,1%), materiales de construcción y ferretería (9,3%) (CEDEM 2003ª, p.157). El eje más importante es la Av. Alberdi, que funciona como centro barrial, con gran cantidad de comercios muy diversificados y poco especializados, para atender al consumo barrial inmediato.

Mataderos se posiciona con algunos de los índices económicos y sociales más favorables de la zona sur. Así, si bien comparte algunas de las particularidades que caracterizan a esta zona, muchos de sus índices son privilegiados, tanto en nivel de NBI como en número de casas precarias y nivel de desocupación. En cuanto a otros índices de calidad de vida, Mataderos tiene un nivel un poco más alto de analfabetismo en relación al resto de la capital, pero un bajo nivel de analfabetismo si se lo compara con el resto de los barrios de la zona sur. El mismo patrón de relaciones se repite con respecto a la cobertura de salud(14).

En lo que refiere a la trama urbana, Mataderos se distingue de los barrios del sur por ser un barrio muy continuo y homogéneo. A pesar de tener grandes e importantes rupturas de la trama urbana como ser el enorme Mercado de Hacienda de Liniers (con una extensión de 31 hectáreas), el Barrio Manuel Dorrego (ex-barrio Los Perales(15)), el Barrio Naón(16), el Parque Alberdi, la cancha de Nueva Chicago, grandes predios industriales (algunos de ellos abandonados) y la propia General Paz, el barrio no presenta cortes marcados ni grandes espacios vacíos o segregados, como es el caso de la mayoría de los barrios del sur de la ciudad. Al contrario, la trama del barrio se presenta homogénea a pesar de las fracturas físicas que puedan llegar a existir. Esto es así en parte porque la localización de los establecimientos industriales es bastante pareja en todo el barrio, si bien existe mayor concentración en torno al mercado de Liniers, particularmente de frigoríficos. También la distribución de establecimientos cerrados es bastante homogénea, lo que evita la concentración de grandes espacios vacíos. Los locales comerciales y de servicio, por su parte tienen una distribución bastante democrática, en tanto cubren muy equilibrada y homogéneamente el barrio.

En síntesis, Mataderos cuenta con índices económicos y de calidad de vida muy positivos en relación a los barrios más degradados del sur (La Boca, Villa Lugano, Villa Riachuelo, Villa Soldati, Pompeya, Constitución) e índices similares a los barrios más favorecidos del sur (Barracas, Parque Patricios, San Telmo). Sin embargo, en el caso de los dos primeros, se trata de barrios que históricamente vivieron una importante bonanza y que han sido enormemente golpeados por las transformaciones urbanas iniciadas en los 70´. Hoy son barrios muy heterogéneos en su interior, a nivel físico y social, con grandes fracturas y diferencias internas(17). Cuentan con zonas degradadas y fragmentos muy diferentes, con villas de emergencias y zonas contaminadas. El Riachuelo, que fue en algún momento un importante eje estructurador de estos barrios, con su zona portuaria y sus industrias, está hoy y hace tiempo desactivado y contaminado, con gran cantidad de establecimientos abandonados.

Por su parte, San Telmo, funciona como ejemplo paradigmático de área revalorizada(18). Se trata de un barrio que se ha reconvertido, explotando su potencialidad turística en los 90´ (si bien ciertos procesos como la ampliación del Área de Protección Histórica y la instalación de los anticuarios comienzan mucho antes) y con mayor profundidad a partir del 2000. La reconversión de San Telmo implica el surgimiento de nuevos usos patrimoniales y comerciales con miras a la configuración de un espacio atractivo para el turismo. Como mencionamos anteriormente, esta clase de procesos conlleva habitualmente el desplazamiento de la población más vulnerable y la instalación de nuevos pobladores, de niveles socio económicos más altos. Muchos de los números del barrio reflejan esta “recuperación” sin ocultar, por otra parte, la presencia de fuertes inequidades dentro del barrio(19).

En base a estas características de Mataderos, llama la atención el grado de resistencia que presenta el barrio frente a las últimas transformaciones urbanas. En efecto, no se trata de un barrio ganador, pero tampoco se cuenta dentro de los perdedores. Si bien las tasas de desocupación son altas y hubo cierres de establecimientos industriales, Mataderos es hoy el barrio que más establecimientos industriales tiene, y el segundo en número de personal industrial ocupado. Por otra parte, tiene baja tasa pobreza estructural debido sobre todo, a la inexistencia de zonas segregadas y precarias dentro del barrio. La fuerte integración entre industria, residencia y comercios generan un barrio homogéneo e integrado, sin grandes fracturas urbanas, con una intensa vida barrial, que reivindica tanto su perfil socio-productivo como su ubicación límite en la ciudad. La identidad barrial se liga a una apelación a lo nacional como instancia superadora de la dicotomía ciudad-campo. En este sentido pretende funcionar como puente y no como frontera entre ciudad y provincia.

Esta lectura del barrio que refuerza la continuidad, no pretende borrar la existencia de importantísimas transformaciones en Mataderos que analizaremos más adelante, como trazas del direccionamiento que tomará y está tomando esta zona.

 

Posibles razones de la resistencia. Industria y recursos identitarios

¿Qué características del barrio pudieron hacerlo resistir mejor los embates de las últimas transformaciones económicas y urbanas? Un factor de central importancia para esbozar una explicación radica en las características diferenciales de la industria de la carne, eje económico del barrio.

Esta industria sorteó mejor la desindustrialización de los últimos treinta años debido a que se trata de una industria central en la Argentina. Desde principios del siglo pasado, la economía argentina se ligó fundamentalmente a la exportación de productos agrícolas y ganaderos. Si bien hoy en día su importancia relativa es un poco menor, sigue siendo una industria con fuerte asidero en el país y con gran capacidad de resistencia a los cambios en el mercado. Por un lado, provee mayoritariamente al mercado interno de un producto que, por sus características, posee una elasticidad limitada. La alta calidad del producto (en relación a la carne producida en otros países), y los precios accesibles implican que en el mercado interno no tiene competencia de productos importados, lo cual sería clave para explicar su resistencia en épocas de convertibilidad, a diferencia de lo que le sucedió a otras industrias. Por otra parte, tiene acceso al mercado externo por sus cualidades distintivas. Si bien este mercado sí le resulta mucho más fluctuante, en ocasiones puede sacar beneficios extraordinarios, contando siempre con el respaldo del mercado interno. También las características del producto implican una gran capacidad de diversificación, para atender a diferentes demandas (desde el mercado masivo, con cortes baratos hasta la venta de productos con énfasis en lo regional, o de extraordinaria calidad), de acuerdo a las circunstancias económicas con las que se enfrenta.

Mataderos está atravesado por la industria de la carne, por el momento es inescindible de ella. En el barrio se agrupan de manera muy ventajosa varias empresas dedicadas a esta industria. Esta es una ubicación privilegiada, cerca del abastecedor de materia prima barata (el Mercado evitaría concentraciones de la oferta o inequidades de esta) y dentro de la capital, es decir cerca de gran parte de su mercado interno y de la posibilidad de acceder al mercado externo. Si bien la industria, en la parte de la cadena ligada a los frigoríficos, sufrió fuertes transformaciones (procesos de fuerte intervención estatal, a partir del 20´ y el 30´, procesos de nacionalización, desconcentración y privatización en los 70´, procesos de nueva extranjerización a partir del 2005) en tanto cada conflicto al interior era llevado a las más altas arenas políticas por parte de los grupos interesados, sigue teniendo una vitalidad y una capacidad física de resistencia al cambio extraordinaria. Así, Buxedas afirma acerca de ciertas transformaciones en los 70´: La inercia de la vieja estructura fabril es impresionante. Sólo después de notables cambios en el marco político es posible para el estado cerrar una planta, mientras otras siguen pasando de manos. (Buxedas, 1983, p. 53).

Otro factor de vital importancia, ligado al anterior, se relaciona con las construcciones identitarias en torno al barrio y su densa trama social. Existen numerosísimas instituciones barriales de todo tipo: centros y clubes sociales, bibliotecas, sociedades de fomento, etc. con fuerte y antiquísimo arraigo en el barrio (el Club Social y Deportivo Nueva Chicago funciona como destacado ejemplo) (20). En cuanto a la identidad del barrio, instituciones como la Junta de Estudios Históricos de Mataderos, la República de Mataderos y la Feria de Mataderos entre otras, se encargan de apuntalar y reafirmar la historia del barrio, sus características particulares y sus tradiciones. Éstas se ligan a la industria de la carne, a las tradiciones gauchescas y a la idea de nación. Esta identificación del barrio con cierta industria funcionó a lo largo de la historia como una importante amalgama, como un recurso estabilizador en momentos de crisis. Como ejemplo de la identificación con esta industria, durante la histórica huelga de los obreros de frigoríficos en 1959, el barrio entero se paralizó, se levantaron barricadas y se boicotearon los transportes, marcando un hito en la resistencia peronista. Esta identificación con la industria de la carne y sus tradiciones se tradujo también en la Feria de Artesanías de Mataderos, un espacio con importante articulación en el barrio, oportunidad laboral para muchos y ámbito de recreación y encuentro para muchos otros. La Feria funciona por el momento, según la mirada de los vecinos, como un espacio ganado para el barrio, no como un espacio ajeno, orientado al turista (21).

Así, tanto las características productivas de Mataderos como los recursos identitarios que se tejieron en torno a la industria de la carne y al barrio contribuyen a asentar un territorio considerablemente homogéneo y productivo. En este sentido valdría más hablar de continuidad que de cambio.

 

Trazas de los destinos posibles de Mataderos. Símbolos, ideas y proyectos.

Retomando lo dicho con anterioridad, este énfasis en la continuidad no implica subestimar la existencia de importantes y significativos cambios en el barrio. Así, en consonancia con la reconversión de la industria de la carne, podemos nombrar algunas transformaciones de enorme simbolismo. En primer lugar, la desaparición del mítico Frigorífico Lisandro de la Torre, alguna vez bastión de la resistencia peronista y luego perteneciente a la C.A.P (Corporación Argentina de Productores de Carne) que es desarmado y vendido durante la dictadura militar(22). Una parte del lote es destinado al actual Parque Alberdi, parque de grandes dimensiones que cuenta en su interior con un jardín de infantes y un polideportivo (el parque fue inaugurado en 1981). Otra parte del lote se remata. Hoy en su lugar existe la empresa de medicamentos Roemmers, rodeada por un amplio parque cercado. La imagen del Frigorífico Modelo reemplazado por la empresa Roemmers y el Parque Alberdi posee un enorme simbolismo identitario en lo que respecta a las transformaciones urbanas iniciadas en la década del setenta, particularmente respecto al destino productivo del barrio, el tipo de industria que se favorece en la Ciudad de Buenos Aires y la clase de equipamientos urbanos que se priorizan.

Otro hito de gran importancia es la creación, en 1986 de la antes mencionada Feria de Mataderos. Esta feria es creada por la iniciativa de una vecina del barrio y si bien da cuenta del reforzamiento de la histórica identidad barrial, como lo mencionamos anteriormente, también habla de una reconversión en los usos de esta identidad barrial y de los espacios urbanos. El éxito de la feria, que convoca a vecinos de otros barrios, de provincia y a turistas, parece marcar una incipiente orientación hacia los servicios y hacia el turismo que podría eventualmente desarrollarse en el mismo sentido en que se desarrolló en otros barrios de la zona sur que mencionamos con anterioridad.

En cuanto al horizonte de posibilidad, resulta sumamente interesante analizar algunos de las proyecciones que penden sobre el barrio, ideas más o menos recientes que dan cuenta de cómo el barrio es pensado y proyectado desde la administración pública.

El hilo conductor de estas ideas, es generalmente el traslado del Mercado de Hacienda, que se viene proponiendo desde fines de la década del setenta, a la provincia de Buenos Aires. Siguiendo lo dicho hasta aquí, este traslado implicaría un cambio productivo, social y morfológico del barrio. El (siempre inminente) traslado del Mercado ha dado lugar a numerosas proyecciones para cuando ese enorme espacio urbano quede vacante.

Así, en el concurso “20 ideas para Buenos Aires” convocado en 1986 por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en el Programa de Cooperación con la Comuna de Madrid, uno de los ámbitos de intervención propuestos es el barrio de Mataderos, más específicamente el espacio vacío que quedaría tras el próximo e inexorable levantamiento de dicho mercado (Convocatoria “20 ideas para Buenos Aires”, 1986). Una de las propuesta ganadoras (Cátedra arq. Jorge J. Goldemberg) proponía la instalación de un centro cultural y de actividades en el centro del predio, con cines, museos, comercios y un hipermercado. El viejo edificio del Mercado sería reciclado con comercios, restaurantes y entretenimiento. Otro sector sería destinado a un vasto centro deportivo y cultural. Otra propuesta premiada (Cajide, Farji, Gombinsky y Nasif) proponía la construcción de un parque a escala metropolitana o un predio ferial ganadero. Una tercera propuesta seleccionada (Blazica, Fernandez Macho, Spinadel, con Leston arqs.) impulsa un parque urbano activo y una comunidad científico experimental.

El Plan Urbano Ambiental, cuyo Documento Final fue publicado en el 2001, también propone lineamientos para el destino del Mercado Nacional de Hacienda. Se propone que el predio vacante del Mercado se destine a un espacio para educación, colectividades, servicios, instituciones, plaza pública, sector histórico y parque pampero (donde se amplíe la Feria). La intención es realizar una intervención que proteja y realce la integridad de las estructuras patrimoniales y refuerce la identidad barrial al tiempo que active el mercado inmobiliario barrial y active las inversiones privadas.

Por último, la Corporación Sur (23) realizó en el 2001 un concurso de Ideas Urbanísticas para el área Mataderos – Villa Lugano. Se propuso para el predio del Mercado la realización de una Plaza de Artesanos, un Parque de las Provincias, un Parque Ferial del MERCOSUR y emprendimientos inmobiliarios a desarrollar con inversión privada: hoteles, oficinas y comercios. El financiamiento surgiría parcialmente de la venta de terrenos públicos.

En las tres propuestas se da por sentado el inminente traslado del Mercado y se proyecta para esos espacios diversos equipamientos de usos públicos, particularmente parques y plazas. Todas las propuestas también, buscan enfatizar los símbolos de la identidad tradicional del barrio ligados a la industria de la carne. Símbolos ya separados de su referente original, ya que suponen necesariamente el alejamiento del perfil socio productivo del barrio. Así, las distintas propuestas incluyen la conservación patrimonial del edificio del Mercado, la creación de un “Parque Pampero”, un “Parque de las Provincias” o un “Parque ferial del MERCOSUR”, la conformación de un predio ferial ganadero, etc. Todos estos elementos se vinculan simbólicamente con la industria y comercio de la carne, al tiempo que excluyen definitivamente a esta industria del territorio barrial.

En efecto, sorprende mucho, en los diagnósticos de estos proyectos, el certificado de defunción que se le otorga a la industria de la carne en el barrio. Esta se asume como inexistente o recesiva. A su vez, se ignora la enorme estructura de predios conexos a la carne y se los piensa como abandonados. Sin embargo, hace más de treinta años que el traslado ha sido planteado desde la administración pública y aún no hay avances en esa dirección. Esto da cuenta de los tiempos lentos de la ciudad; nos permite pensar la inercia y la resistencia de ciertas estructuras y dinámicas urbanas territorializadas que plantean la problemática de la continuidad más que la del cambio. La inercia de la estructura fabril y de la dinámica de la industria de la carne se convierte en resistencia explícita a la hora de materializar el traslado del Mercado, tanto en la complejidad de la estructura física y social que supone la industria de la carne arraigada en el barrio, como en la emergencia de resistencias manifiestas por parte de ciertos actores centrales vinculados al Mercado de Hacienda(24) .

 

Algunas reflexiones finales

A partir de las características actuales de Mataderos podríamos pensar que este barrio se puede encuadrar mejor enfocándolo desde la continuidad más que desde el cambio, en la medida en que tanto su economía como su dinámica social barrial responden más a aquellas miradas sobre la ciudad ligadas al discurso desarrollista.

Esto no implica que el barrio esté exento de sufrir las tendencias urbanas más recientes, vinculadas a procesos de degradación de áreas antes industriales y procesos de reconversión y revalorización. Ambas tendencias conviven en el barrio. La primera se observa bajo la forma de edificios productivos abandonados. La segunda se ve con claridad en algunas transformaciones urbanas paradigmáticas antes mencionadas y en las proyecciones que penden sobre el barrio.

El recorte barrial, al desagregar el análisis, permite observar las dinámicas urbanas como movimientos discontinuos, con aceleraciones y desaceleraciones, que se plasman en formas y tiempos desiguales conformando una ciudad compleja y heterogénea. Muchos territorios logran mantenerse estables a pesar de las tendencias más globales que eventualmente afecten a la ciudad. Esto da cuenta tanto de los tiempos lentos de la ciudad como de su composición heterogénea y sus tendencias inerciales. A su vez, esto también nos obliga a darle importancia a los recursos y características específicas que distinguen a los diversos territorios urbanos, prestando especial atención a las características económico – territoriales que los configuran.

Si bien, cada fase de modernización del capitalismo lleva, de modo implícito, un modelo de desenvolvimiento económico – territorial (Ciccolella y Mignaqui, 2006, p. 510), las diversas fases del capitalismo y los diversos modelos territoriales que estas implican no se reemplazan limpiamente unas a otras, sino que más bien coexisten en forma compleja en una misma ciudad y en un mismo tiempo.

Poner el énfasis en la continuidad no implicaría entonces ignorar la existencia de cambios o la preeminencia de la lógica económica en las transformaciones urbanas, sino más bien al contrario, entender estas transformaciones en el marco de una antigua dinámica en la que se conjugan en forma compleja transformaciones en el sistema económico, político y urbano. Sin embargo, a diferencia de Veltz quien considera que actualmente la principal propiedad del espacio- la resistencia física al cambio y el alto precio desde hace bastante tiempo para reducir esa resistencia – desaparece (Veltz, 1996, p. 54), resulta importante destacar que aún existen importantes rigideces del espacio, ciertas resistencias, en tanto el capital se fija también en grandes inversiones inmobiliarias y estas no son fáciles de desmontar. En efecto, en términos de Harvey, el paisaje geográfico del capitalismo se esclerotiza cada vez más con el tiempo, creando así una grave contradicción con la creciente libertad de movimientos (Harvey 2000, p. 78).

Mataderos no responde a las características de los territorios transformados por el capital global, plagados de nuevos objetos urbanos y marcados por las dinámicas de los flujos, o revalorizados y reacondicionados con miras al turismo. Tampoco responde a las características de los territorios segregados y olvidados. En este sentido podríamos afirmar que Mataderos tiene una dinámica propia que lo exime momentáneamente de caer en cualquiera de los extremos esquematizados por las miradas polarizadas sobre la ciudad. Esto sin embargo, no es tan excepcional, y quizá refleje la situación de muchos otros territorios. Esto implicaría pensar a Mataderos y a aquellos muchos territorios que reflejen la continuidad más que el cambio, no como una excepción, sino como parte integrante de la dinámica de las transformaciones urbanas. Incorporarlos como parte central del análisis permite complejizar y enriquecer las miradas sobre la ciudad.

Contemplar la existencia de estas heterogeneidades sociales, morfológicas y económicas dentro de la ciudad nos permite también pensar críticamente los diagnósticos y proyecciones que se realizan sobre ella.

 

Citas

1 La noción de resistencia utilizada en este texto no alude ni a los sentidos políticos ni a las connotaciones positivas que en ocasiones adquiere este término. El sentido se vincularía más bien a la resistencia física de ciertos materiales o a la continuidad inercial de ciertas dinámicas. 

2 En este sentido, resulta interesante retomar trabajos que matizan y complejizan supuestas tendencias globales (como los procesos de dualización) en determinadas ciudades. Así, Preteceille y Queiroz Ribeiro. (1999) utilizan, para sus análisis comparativos de París y Río de Janeiro un sentido distinto de la categoría de globalización, entendida como um processo inacabado e contraditório, comandado não apenas pelo mercado, mas também por forças políticas, e que não anula a importância das dinâmicas locais. (p. 80). 

3 Así, si se comparan los números del Censo Nacional Económico de 1974 y el mismo Censo de 1994, veremos que disminuyen tanto la cantidad de establecimientos industriales (descienden un 31,8%) como comerciales (caen un 4%) en toda la ciudad, mientras que los establecimientos de servicios aumentan rápidamente (181%). En el caso de la zona sur, por ser el área industrial, estas transformaciones tendrían consecuencias más pronunciadas, las caídas de los establecimientos industriales y comerciales son más marcadas aún (33,3% y 9,9% respectivamente) y el crecimiento de los establecimientos de servicios es mucho más moderado (86,8%) (Información proveniente del Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Metropolitano. “Cuadernos del CEDEM N° 6” 2003)

4 En términos de Clichevsky, es el régimen político de 1976-1983 el que ha llevado adelante las políticas más elitistas sobre la producción y uso del espacio urbano (Clichevsky, 1987, p.86)

5 En efecto, la producción manufacturera local disminuyó un 17,6% entre 1993 y 2001 (CEDEM, 2003b, p. 11)

6 El 88% de la población residente en villas de la Capital habita en la zona sur, la gran excepción es la villa 31.

7 Los anteriores mataderos, los llamados mataderos del sur, se situaban en el actual barrio de Parque Patricios. En la década del ochenta, con la modernización de la Ciudad de Buenos Aires de la mano de Alvear, se decide el traslado de los mataderos municipales. Esto se hace en base a razones de higiene urbana, centrales en las preocupaciones de la época (los mataderos debían estar alejados del centro de ciudad) y teniendo como disparador la gran inundación de 1884. 

8 Gorelik describe como, desde el siglo XIX, el estado va a intervenir de modo activo en el sur, buscando compensar el desarrollo desigual hacia el norte, con el ideal, siempre en fuga, de una ciudad equilibrada. (Gorelik, 2004, p. 99)

9 Es importante destacar muy particularmente el carácter transitorio y circunstancial de estas afirmaciones acerca de las características del barrio. En efecto, además de la velocidad propia de las últimas transformaciones urbanas en la ciudad en general, Mataderos cuenta con la persistente amenaza del traslado del Mercado de Hacienda, traslado que probablemente implicaría una transformación absoluta del barrio. 
10 Si bien, según la normativa del Código de Planeamiento Urbano, sólo un 4,7% del territorio del barrio es considerado Distrito Industrial (I1) , Mataderos cuenta con más de 700 establecimientos industriales, muchos de ellos PyMEs que proveerían aproximadamente más de 10.000 puestos de trabajo . Por su parte, el Mercado de Liniers tiene alrededor de 4.000 empleados.

11 En efecto, más del 27,3% de los edificios productivos de más de 500 m² se sitúan en Mataderos, dejando en segundo lugar a Barracas (24,6%), el barrio que siempre más se asoció con una tradición fabril. Si bien el porcentaje de edificios productivos de 500 m² cerrados en Mataderos es muy alto (20,4%), y esto es una clara marca de los procesos de transformación urbana iniciados en la década del 70´ (muchos establecimientos instalados antes del Código de Planeamiento se ven impedidos de realizar reformas, mejoras y ampliaciones, por lo cual algunos de ellos son abandonados), el porcentaje no es distinto al resto de los barrios del sur (Barracas, Nueva Pompeya, La Boca, Villa Soldati, Villa Lugano, Villa Riachuelo). Fuente: Dirección General de Sistemas de Información Geográfica del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires “Usos del suelo de la ciudad de Buenos Aires. Zona Sur” Agosto 2005.

12 Existen dos puntos donde sí hay varios establecimientos productivos abandonados juntos, uno es la intersección de Basualdo y Garzón, que anteriormente era zona industrial y hoy es una zona de equipamiento comercial, lo cual impide reformas ampliaciones o reconversiones de esos edificios en industrias. Otra es una zona cercana al Mercado de Hacienda. (“Usos del suelo de la ciudad de Buenos Aires. Zona Sur” Agosto 2005). 

13 “Usos del suelo de la ciudad de Buenos Aires. Zona Sur 2004 y 2005” Julio 2006. En cuanto al mercado inmobiliario, en consonancia con los barrios del sur, es un mercado mucho más estático que el del resto de la ciudad, con grandes dificultades para acompañar la recuperación de los valores post 2002, tanto en superficie permisada para construcción de usos residenciales como en el valor del suelo, muchísimo más bajo que el del resto de la ciudad (en Julio de 2006, el precio promedio en capital del m² de un dos ambientes usado, era de U$S 1.149, mientras que el de Mataderos era de U$S 802). Sin embargo, en cuanto a superficie permisada para construcciones no residenciales, Mataderos se encuentra entre los primeros de la lista (Fuente: Cedem “Coyuntura económica de la ciudad de Buenos Aires n°19. Enero de 2007).

14 Siguiendo con las particularidades de la zona sur, Mataderos se caracteriza por ser un barrio muy extenso (es el sexto barrio en términos de superficie, junto con Belgrano) con una baja densidad de población (el promedio de la capital es de 13.682 por km², el de Mataderos es de 8.521 por km²) (Fuente: Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2001). Otra característica que comparte con el sur es un número alto de habitantes por hogar en relación al resto de la Capital Federal, si el promedio de la ciudad es de 2,66, en el caso de Mataderos el número asciende a 3. Morfológicamente, Mataderos es uno de los barrios realmente más bajos de la Capital Federal, en tanto tiene de los más altos porcentajes de población viviendo en casa (60,19%), superado únicamente por otros cuatro barrios. Esta característica del barrio (tener mayoría de población habitando en casa) lo afianza aún más en su ubicación sur-oeste, en tanto la comparte únicamente con los barrios del sur linderos al Riachuelo y los barrios del Oeste que lindan con la General Paz (Tanto los porcentajes de habitantes por casa como las personas por hogar son elaboraciones propias basadas en el Censo de Población 2001). Sin embargo, no comparte con sus vecinos del sur, la alta proporción de viviendas precarias o deficientes que caracteriza a esta zona de la ciudad Me refiero a casillas, ranchos y casas con piso de tierra o ladrillo suelto, que no tienen provisión de agua por cañería o no tienen inodoro con descarga de agua., sobre todo por no contar con ninguna villa en su territorio.
También se distingue de los barrios del sur y de toda la ciudad, por su bajo nivel de población en hogares con necesidades básicas insatisfechas (N.B.I.). Así, si el promedio de la capital es de 7,8%, el porcentaje en Mataderos baja a casi la mitad, al 4,1%, lo que da cuenta de una bajísima tasa de pobreza estructural. 
En cuanto al nivel de desocupación, si bien Mataderos tenía en el 2001 un porcentaje mucho más alto que el del promedio de la ciudad (en Mataderos era de 25,4% mientras que el promedio de la capital era de 18,9%), en el contexto de la zona sur este porcentaje es muy menor o similar al de otros barrios (Nueva Pompeya 28%, Parque Avellaneda 26%, Villa Lugano 30%, Villa Riachuelo 27%, Villa Soldati 35%, Barracas 23%, La Boca 24%) Es importante aclarar que los números del censo que se relacionan con el desempleo son mucho más altos que los números de otras mediciones (la E.P.H.). Si según el censo, la desocupación en la capital era del 18,9%, según la E.P.H de octubre del 2001 era de 14,3%. La explicación se relaciona con la forma de medición (el censo, a diferencia de la E.P.H. habría registrado como desocupados a aquellos inactivos que deseaban trabajar pero no buscaban activamente trabajo y a cierta franja de subocupados). El uso de los datos en este trabajo es a fines comparativos, de manera que no resulta relevante la conflictividad de los datos mismos, en tanto suponemos que las diferencias relativas se mantendrán más allá de los diferentes criterios para realizar mediciones. Algunos de los datos que aquí se utilizan provienen del censo 2001. La elección de los datos, y la no incorporación de otros, tiene que ver con el tipo de desagregación, ya que muy pocos datos están desagregados por barrio.

15 Se trata de un barrio construido por el peronismo. El barrio consta de un total de 45 pabellones (39 de ellos construidos durante el peronismo y seis bloque agregados por Frondizi). Se trata de pabellones bajos (de dos plantas) y alargados con amplios espacios verdes entre pabellón y pabellón. La superficie del terreno es de 200.000 m² e incluye un centro cívico con escuela, biblioteca y piscina entre otras cosas. Debido a las características físicas y sociales del barrio, este implicó un fuerte corte en sus inicios con el barrio de Mataderos: La disrupción que en la grilla amanzanada de la ciudad supuso la construcción de Los Perales, fue acompañada, en el plano social por un claro recorte de sus vecinos como obreros o descamisados. En el plano de las formas espaciales y en el plano social, la alta visibilidad de este barrio puede considerarse como el extremo más avanzado de tensión con la significación simbólica de la ciudad tradicional. Los Perales produjo una cesura respecto del damero hispánico, por medio de una intervención urbana que incorporó una amplia dotación de espacios públicos. (Aboy, 2005 p. 171). Hoy la ruptura física sigue siendo la misma, pero el barrio se mantiene bien integrado a Mataderos, no se degradó ni segregó a pesar de lindar con Ciudad Oculta, en Villa Lugano.

16 Parte norte de Mataderos de urbanización mucho más tardía, que se caracteriza por una cuadrícula especial: manzanas de 140 metros de largo y sólo 40 metros de ancho, constituido por casas de excelente calidad. Parte del barrio Naón se caracteriza por “las casitas del Padre Copello” primeras casa que se construyen en esa zona, durante la década de 40´. Son challets construidos por la Congregación Vicentina y la Federación de Círculos Católicos Obreros gracias a una importante donación de una de las propietarias originales. Hoy se caracteriza por ser una zona exclusivamente residencial, que concentra la población con mayores recursos de Mataderos.

17 En el caso de Barracas, los habitantes dividen al barrio en zonas muy diferenciadas, con grandes fracturas urbanas como las autopistas, la zona de los hospitales, la villa, etc.

18 También fragmentos de Barracas y de La Boca han sufrido procesos de reconversión similares, pero en ninguno de estos casos la “puesta en valor” se extendió tanto como en San Telmo.

19 Para analizar los procesos de reconversión urbanos en la zona sur y sus efectos ver Herzer et al. (2001), Rodríguez y Devalle (2001) y Gomez, Redondo y Zunino Singh (2006).

20 La densa trama barrial se puede observar en el tipo de interacciones barriales que se observan en Mataderos. En efecto, los vínculos barriales son muy fuertes y las relaciones de proximidad muy habituales. Hay un uso intenso de la calle, ámbito abierto al intercambio y al encuentro con los otros. 

21 Esta afirmación se basa en entrevistas realizadas a los vecinos de Mataderos. La Feria de Mataderos es sentida como propia, y un lugar de paseo para los vecinos. A su vez, el público es mayoritariamente del barrio, barrios vecinos y provincia de Buenos Aires aunque también (y cada vez más) es transitada por turistas.

22 El Frigorífico Lisandro de la Torre fue, en el año 1959, escenario de una recordada huelga. Los obreros, oponiéndose a su privatización paralizaron el barrio y mantuvieron en vilo la ciudad por unos cuantos días debilitando al gobierno de Frondizi. El hecho es recordado como un símbolo central de la resistencia peronista (James, 1999). El frigorífico pasó luego a la C.A.P., Corporación encargada de defender los intereses de los productores de carne, a través de subsidios y una política de precios altos, en un mercado frecuentemente dominado por grandes capitales extranjeros. Si bien su objetivo fue variando de acuerdo a los gobiernos de turno y las circunstancias políticas, su presencia daba cuenta de la injerencia estatal en el mercado de la carne. Esta voluntad interventora finalizó durante la dictadura, aún cuando los beneficiarios de esta intervención fueran los productores ganaderos.

23 Entidad de conformación público – privada encargada de promover el desarrollo de la zona sur.

24 Entre quienes se oponen al traslado del Mercado encontramos tanto a los trabajadores del Mercado como a los consignatarios que integran la Sociedad Anónima que en este momento domina la concesión del Mercado: Mercado de Hacienda S.A.



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